- Tom, necesito que vengas conmigo.- tomó mi brazo con delicadeza.
- ¿pasa algo, Boris?- asintió, pero no dijo nada más, tan solo me guío
hacia el baño en un acto rápido.
Estaba tirado en el suelo, sus piernas estaban abiertas, mientras él se
recargaba en la pared, bebiendo alcohol –quizá era como el décimo vaso-. Estaba
completamente ebrio, el maquillaje le corría por las mejillas y sus ojos se
veían hinchados. Boris me echó una mirada preocupante, pero mi preocupación se
desvanecía convirtiéndose en enfado, porque sabía que esto no lo había
ocasionado nadie más que ese imbécil de Adam.
- por favor, Boris, ¿puedes ayudarme a llevarlo al auto?
- está bien.- nos acercamos a él, quien no se esforzó ni en mirarnos.
- vamos, Bill.- lo tomé de las axilas, pero él se tensaba, haciéndome
imposible levantarlo. - ¡Bill, que nos vamos a casa!- negó, bebiendo aun más.
Miré a Boris en busca de ayuda; él asintió e intentamos levantarlo ambos. Y
resultó. Le ayudamos a caminar, porque se ponía tenso, no quería hacerlo, solo
quería detenerse a tomar más. Adam se cruzó por el camino y se detuvo frente a
nosotros.
- vaya, ya estás muy ebrio, ¿no crees, Billa?- Boris quitó el brazo de
Bill de sus hombros y se acercó a Adam.
- Adam, ¿no crees que ya te has excedido?
- ¿excederme con qué?- preguntó serio.
- Bill no se ha muerto porque se fue de la escuela antes del plan que
tenías con Agatha, ¡deja de joderle más!
- que mal agradecido, Boris, ¡yo estaba defendiéndote!
- y te lo agradezco, pero no quiero que me defiendas si esto es a costa
de volver a lastimarlo. ¡Yo ya no quiero hacerlo!
- ¿qué me dices de tu papá entonces?
- Por más que me duela, mi papá fue quien abuso de Bill, ¡dos veces!
- tu papá lo dijo, ¡dijo que Billa se lo pidió!
- oh, por favor, ¡eso lo hizo para excusarse!
- ¡bien, entonces no volveré a defenderte!
- no me importa, solo te pido que dejes
a Bill en paz.
- no, yo no lo dejaré en paz, se donde vive y con o sin tu ayuda ¡podré
hacer lo que me plazca!
- ¡quiero ver que te acerques a mi hermano!- grité, abrazando a Bill con
mis dos brazos para que no cayera. -¡SOLO ACERCATE PARA QUE TE ROMPA LA CARA!
- ¡no puedes amenazarme, yo no te tengo miedo, maricón de mierda!
- ¡yo tampoco te lo tengo a ti!
- Tom… ¿me…hip…me acompañas por…hip…hip…otro vaso…?- me miró sonriendo,
pero yo negué, finalmente tampoco estaba satisfecho con su comportamiento.
- ¡no, Bill!- lo ayude a salir de esa casa, Bill no hablaba, solo hipaba
y sacaba pequeños eructos con un muy desagradable olor. Y no era que a mí no me
gustara el alcohol, sabía controlarme, pero quizá para Bill la palabra
“autocontrol” no era más que una mierda.
- vamos, Billy, ya casi llegamos.- dijo (tu nombre), abriendo una puerta
trasera del auto, Bill se metió, como si supiera lo que tenía que hacer. Le di
un empujoncito e hice que se acostara.
- intenta dormir en lo que llegamos a casa, ¿sí?- él solo asintió. (Tu
nombre) y yo nos metimos al auto, lo encendí con impaciencia y arranqué.
- hip…hip…humm…- (tu nombre) se viró al asiento trasero, un poco
preocupada. Lamió sus labios y unos segundos después los abrió para emitir una
palabra, pero Bill lo hizo antes que ella. –necesito…hip…potar…tengo que
potar….hip…
- oh, mierda, Bill.- detuve el auto después de dos luces rojas; no podía
dejar que Bill potara en la calle, era algo un poco repugnante. -¿no puedes
esperar hasta llegar a casa?- negó, cubriendo sus labios con ambas manos. Salí
del auto y abrí la puerta trasera. –Ven conmigo.- salió del auto, tambaleándose
un poco, lo detuve de su cadera e hice que caminara a algún lugar donde nadie
pudiera verle.
- Tooomm…- produjo un par de arcadas, me contagió un poco las ganas de
potar al mirarlo de esa forma. Tomé su cabello para que no fuera a mancharlo y
él dejó que todo el alcohol saliera por sus labios. –Cof…cof…- tosía después de
cada arcada. Nunca lo había visto tan mal.
Se irguió y limpió sus labios con su antebrazo, mirándome con saña. Lo
tome de nuevo y regresamos al auto, en donde mi pequeño hermano se recostó sin
ser invitado a ello; era tan propenso a caer en extrañas depresiones, pero algo
me decía que esta depresión no había sido del todo por ese hijo de puta de
Adam; había algo más, y me constaba, porque había estado extraño desde que
llegó a casa por la mañana.
[…]
- oh, mi cabeza me está matando…- lo miré con indiferencia.
- ¿cómo no iba a dolerte, Bill?, bebiste como papá lo hacía en la fiesta
de Boris.
- no bebí tanto, Tom…- tome sus manos y lo obligué a sentarse en el
sofá; me hinque frente a él y lo mire a los ojos. A juzgar por su mirada tenía
miedo o empezaba a ponerse nervioso, tanto que sus manos comenzaron a
temblequear un poco.
- quiero que seas sincero conmigo, por favor.
- sincero… ¿sincero con qué?
- ¿por qué dejas que ese Adam te torture de esa forma?
- yo…yo no dejo que me torture, Tom…
- vamos, Adam hizo que lloraras; solo mira tus ojos, están hinchados
aun.
- me dijo cosas, Tom. Ya no quiero hablar de eso, por favor.
- (tu nombre) se preocupó mucho por ti, tú sabes que a ella no le gusta
verte así.
- ya lo sé, pero Adam sabe cómo hacerlo, él ya sabe como golpearme solo
con sus palabras.
- él no merece verte llorar, tus lágrimas son demasiado para él.- sus
labios se encorvaron con lentitud. -¿lo ves? Así es como yo quiero ver a mi
hermanito, ¡con una sonrisa en sus labios!- bajó la mirada, apenado. –Hey- guié
mis dedos hasta su quijada, levantándola para que volviera a mirarme. –no seas
tan tímido.
- Tom… tengo que hablarles… a (tu nombre) y a ti.- está vez fui yo quien
se puso un poco nervioso, pero no quería mostrarlo, siempre creí que debía ser
la imagen fuerte a la que Bill seguiría por protección.
- bien, ¿por qué no subimos a tu recamara?- asintió y se levantó como
por acto de magia, caminando lentamente hacia las escaleras, subiéndolas con
tanta paciencia, como si realmente no quisiera subir y fuera arrastrado por la
fuerza. Abrió la puerta, y (tu nombre) miro de golpe, sonrió ampliamente, pero
al ver la mirada de Bill, su sonrisa se esfumó.
- ¿les pasa algo?- preguntó, apagando el televisor sin mirarlo. Me senté
junto a (tu nombre) y Bill se mantuvo de pie frente a nosotros.
- quiero…quiero confesarles algo.- bajó la mirada, jugueteó con sus
dedos y en ningún momento, ni siquiera escaso, puso la mirada sobre la nuestra.
–yo les mentí… la realidad es que… fui a recoger mis resultados… y pasa que
tengo algo…
Mi corazón latió con fuerza, era hasta gracioso que todo lo malo le
tuviera que haber pasado a Bill, todo lo doloroso se lo tenía que llevar él de
alguna forma, esto parecía ser el destino de mi hermano; vivir con dolor y
enfermedades siempre.
- ¿qué tienes, Billy?- preguntó con un hilo de voz casi inaudible.
- el papá de Boris me golpeo tan fuerte…
- ¿el papá de Boris?- pregunté con algo de angustia. -¿cuándo te golpeo
ese imbécil?- me enfadé demasiado.
- Tom… él… fue quien me violó…- abrí mis ojos con sorpresa. – la
infección en mi orto fue agrandándose un poco más.
- pero eso se te curará, Bill, no te pongas así.- dijo (tu nombre), pero
la mirada de Bill cayó hasta el suelo junto con algunas lágrimas.
- no…
- ¿qué te hizo ese imbécil, Bill?- dije en un alto tono de voz.
- el doctor me dijo que…los golpes habían sido muy fuertes… me
perforaron algunos tejidos en mis genitales…- miró a (tu nombre), con
decepción, sus ojos estaban llenos de pequeñas lágrimas. Mordía sus labios con
nervios y dolor, con miedo quizá. – Linda…Tom…- limpió sus lágrimas. – dejé que
las heridas sanaran solas…pero el doctor dice que fue malo, porque solo sanaron
por fuera, y no por dentro… mis testículos están infectados…yo… soy estéril…-sus
lágrimas cayeron con fuerza, rápidamente, volviendo a manchar sus mejillas con
maquillaje.
Corrió hacia la cama, abrazando a ese mono azul, cubriendo su cara con
él. Miré a (tu nombre), parecía estar en un choque emocional, pero no la
culpaba, si yo mismo me sentía tan devastado por la noticia. Seguro el ser
estéril podría significar poco para una mujer, pero la realidad era que
nosotros nos sentiríamos menos que un hombre si supiéramos que somos estériles,
que no podríamos darle un hijo a la mujer que queremos. Ella me miro, y solo
leyendo sus ojos supe que deseaba hablar con mi hermanito solos; asentí y antes
de levantarme le di un abrazo para reconfortarla.
By (tu nombre)
- Billy…- caminé a la cama, sentándome a su lado, acariciando su
cabello. –no llores, por favor.- apegó más a su pecho a ese mono de peluche,
abrazándolo con fuerza.
- ya…ya no quiero que estemos más juntos…- sufrí un mini-infarto al
escucharle decir esas palabras, no iba a perderlo, simplemente era estúpido
pensar que lo dejaría ahora.
- vamos, Bill…
- al menos…quiero que nos demos un tiempo…
- pero si somos esposos, no novios.
- no quiero que te sientas mal por mi culpa… yo no soy un verdadero
hombre…
- ¿pero qué dices? Claro que si lo eres, Bill.
- ¡(tu nombre)! ¡¿Es que acaso no me escuchaste?! ¡No podemos tener
hijos por mi culpa!
- ¡no, Bill, no es por tu culpa, fue por la culpa de ese hombre!
- yo dejé que las heridas cerraran por si solas…
- él fue quien te apaleo, Billy, ¿Por qué quieres echarte la culpa a ti
mismo?
- quiero estar solo…
- no, no vas a estar solo, yo voy a estar contigo.
- ¡NO QUIERO ESTAR CONTIGO, (TU NOMBRE)! ¡VETE DE AQUÍ!
- ya te dije que no. vamos, Billy, es que no te pongas así.
- ¡¿Cómo mierda quieres que me ponga entonces?! ¡Vete de aquí!
- no voy a irme.- se levantó de la cama, tomando la pata del mono azul y
salió de la recamara. – Bill…Billy, por favor…mierda…- ¿cómo podía guardarse
todo el dolor dentro? No comprendía cómo podía ser tan masoquista, como le
gustaba el dolor y la soledad. Era simplemente ilógico, porque si, Bill había
pasado por una infancia difícil, solitario, pero eso lo tuvo que haber dejado
con falta de compañía, pero aun así, el le daba la espalda.
[…]
- ¿Bill Kaulitz?- asentí.
- así es.
- ¿y cuál es tu nombre?
- (tu nombre completo)- ella sonrió mientras apuntaba.
- ¿cuál es el problema?
- él es estéril.
- ¿está entrando en depresión?
- sí, cree que es menos hombre por ello.
- eso es muy común en los hombres que sufren este problema. Pero no te
preocupes más por él; su cita es mañana a las 9:00 AM.
- muchas gracias.- sonreí.
Al salir de ahí me sentí mucho mejor. Pero por un momento no pensé en la
persona que hablábamos, y era Bill… la persona más rebelde que nunca conocí, la
persona que oculta sus sentimientos tras todo ese maquillaje. Tenía que haber
una forma por la cual él quisiera venir conmigo.
- Bill.
- …vete…
- por favor, Bill, tengo que hablar contigo.
- no quiero.
- vamos, déjame hablarte.
- ¡que no, (tu nombre)! ¡NO QUIERO HABLAR!
- solo quiero ayudarte.
- ¡tu menos que nadie puede ayudarme, NO QUIERO HABLAR, Y MENOS CONTIGO,
VETE DE AQUÍ!
- ¿por qué me tratas así, Bill? he querido ayudarte, pero no me haces
caso.
- porque no quiero hablar, ¡lárgate de aquí!- negué un par de veces y
salí de la habitación, cerrando con delicadeza.
By Bill
Yo ya no creía en el amor, ni en la belleza de la vida, ni en la
felicidad. Las ventanas se habían cerrado para el cachorro que nunca supo
convertirse en lobo, me quede en una madriguera, esperando ser rescatado por
alguien, pero ese alguien solo me había apaleado por la espalda, fingiendo ser
alguien que no era.
Odiaba que yo era algo en la vida, pero a ese “algo” le faltaba siempre
la mitad: un ave sin alas, un pez sin aletas, un lobo sin garras, una persona
sin felicidad. Ningún ángel estaba ahí
para guiarme hacia el camino correcto, de aquí en adelante era yo, y solamente
yo quien elegía ese camino, y siempre elegía el erróneo, el lado que se
confiaba de las personas, creyendo que eran buenas, pero al final todas las
personas eran una mierda. No podía confiar en ninguna de ellas, ni siquiera en
mi hermano.
El tren había frenado, en la parada de la soledad; y desafortunadamente
yo no tenía ningún pase para poder subir nuevamente y ser guiado al lugar al
que realmente pertenecía. Tuve que bajar de ahí y estar cara a cara con el
miedo más sensible dentro de mí… y bajé las escaleras, esperanzado por
encontrar la luz del sol, pero ahí solo estaba la opaca luz que me apuntaba y
se acercaba a mí, pare después ser apresado con cadenas de pena en mis manos y
otras de miedo en mis pies.
Obligado a caminar sobre sueños rotos que perforaban mis pies, siendo
golpeado a látigos con mis esperanzas en la espalda, haciendo que mis rodillas
sufrieran la pesadez de los problemas que llevaba. Era despojado de toda la
felicidad que cubría mi cuerpo desnudo y lo único que veía en el, eran las
manchas rojas de los engaños que había sufrido. Pisotearon cada gota de sudor,
el que había creado para sanar todas las mentiras, tratando de ser honesto
conmigo mismo, pero lo único que conseguía era alejarme más del tren, el que me
llevaría hacia la felicidad, el tren al que yo quería subir… el tren en el que
viajaba mi familia.
Aullaba a la luna, a mi única compañera; le pedía a chillidos que me
diera una señal, que me ayudara a llegar a algún lugar lleno de luz, pero el
dolor me cubrió los ojos, tapo mis oídos y vendó mis labios. Entonces me sentí
en mi lugar de luz, en mi hermosa realidad, pero esa venda solo me hacía
alucinar que estaba ahí, y me ocultaba de la realidad…vivía en un falso lugar,
mientras caminaba por el autentico… el infierno… sentí las manos de un ángel
acariciar mis mejillas y decirme al oído que todo estaría bien, que no debía
preocuparme, porque sería él quien me ayudaría a pasar por este horrible lugar;
estaría acompañado de alguien. Pero su voz como su contacto físico desapareció
a los pocos segundos, y esta vez sentí una gran roca caer sobre mi espalda,
pero volví a sentir sus manos, y me propuse que el dolor que pasaría se
compensaría con la luz del camino. Una vez más confié en él, pero su risa
macabra perforó mi frente, y con esas manos arrancó mis alas ya lastimadas.
Una vez más, confié en un desconocido, confié en su tierna voz, sin
darme cuenta de que él no era un ángel, sino más bien un demonio.
- ¡te odio, te odio!- golpee el espejo, maldiciendo mi reflejo,
maldiciendo mi vida y mis sentimientos. - ¿por qué tienes que ser tan impulsivo,
tan marica e imbécil?... ¿Por qué no pudiste nacer en otro lugar, en un mundo
de verdad?
Lloré con fuerza. Había llegado hasta un punto donde ver mi imagen me
hacía tener arcadas, rencor, odio, indiferencia y repugnancia. No podía ver mi
reflejo sin desear haber muerto al nacer, haber muerto sin un corazón, haber
muerto cuando ese idiota me violó.
- no mereces vivir más… eres un marica, Bill… ¡no tienes los huevos para
vivir aquí! ¡No perteneces a este lugar! ¡Eres un cobarde! ¡Quiero que te mueras!
Las manos de ese ángel apresaron mi cuerpo, haciendo que soltara a ese
peluche; atrajo mi espalda a su pecho, y me abrazó con fuerza. Y en mis oídos escuché sus sollozos y su
mejilla friccionar con la mía. Su olor lleno mis fosas nasales, pero yo ya no
creía en esas manos, sabía que fingía.
- no digas esas cosas, hermano…
- ¡suéltame!
- nada, ni siquiera una violación te hace menos de lo que eres… por ser
estéril no eres alguien menor, Bill…
- ¡si soy, Tom, si soy!
- no lo eres, hermanito… (Tu nombre) te quiere a pesar de eso, no te
gigas todas esas cosas…
- Tom…
Tal vez volví a caer en las manos del ángel, pero lo necesitaba,
necesitaba sentir sus cálidos abrazos. No quería morir, no quería que mi vida
se fuera a la mierda, yo quería ser alguien feliz de verdad. Lo abracé con
fuerza, escuchando nuestros sollozos. Podía no ser el ángel más maravilloso,
pero era uno de los dos ángeles más hermosos de todos…
TTTTTTTTTT_____TTTTTTTTTTT NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO porQUE BILL SE TRATA ASI CONSIGO MISMOOOO NOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! TTTTTTOTTTTTTT VOLVI A LLORAR TE LO JURO QUE LLORE NUEVAMENTE TT..TT SIGUELA PRONTO ENVERDAD AMOOOOOO TU FIC SIGUELA SIPPP
ResponderEliminarhay xD que lindo el cap esta :3 hermoso me fascina como escribes... sube cap pronto saludos cuídate ^^
ResponderEliminarAwnnn..!! ESTERIL!!!! Noooooooooo...!!! LLORE, LLORE, LLORE COMO NUNCA..!! Mi Bill tranquilo bb.... SIGUELA AMO DE VERDAD TU FIC ES LA MEJOR Y TAN SENTIMENTAL...!! TE ADOROOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!! =) =') siguelaa siguelaaa Prontoo!!!! =DDD
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