sábado, 31 de marzo de 2012

capitulo 53


By (tu nombre)

Todo ha estado en silencio desde que Bill se ha ido; he pensado que tal vez Tom también se fue. Para asegurarme de ello, decidí ir hacia su recamara, toqué un par de veces. Hubiera tocado una tercera, pero esta vez, la puerta se abrió de par en par, dejándome ver a ese hombre que ahora se miraba un poco adormilado.

- hola.- dijo tallando sus ojos.

- hola.- respondí. Permanecía serio, mirándome a los ojos, quizá esperando una respuesta más concreta o quizá, buscando que diera una razón del porque venía a su recamara. –Creí que te habías ido.- confesé.

- aun estoy aquí.- de pronto me miro con un poco de confusión. -¿no ibas a trabajar?

- me sentía enferma y ya sabes cómo es tu hermano.- pareció ser que iba a sacar una sonrisa, pero la contuvo y solo dejo que un suspiro con tono agraciado saliera de sus labios.

- iría a una clínica psicológica, él está mal.- camino hacia si cama aun deshecha y me miro. –Entra.- camine dentro de su recamara, manteniéndome de pie frente a Tom.- puff- dejó salir un suspiro de sus labios, mientras recargaba sus codos en sus muslos.

- estaba asustado, no quería ir a uno ¿verdad?- asintió sin responderme.

- creo que se está volviendo loco.- me  miró mordiendo sus uñas. –Tal vez se vuelva un tipo de masoquista…- dijo esta vez recostándose en la cama con los pies tendidos aun en el suelo. –…un loco masoquista…- no sabía si reír o coincidir con él. Tom lo decía serio, como si Bill de verdad fuera algún tipo de persona con problemas mentales.

- bueno, tal vez solo está confundido.- el me miro nuevamente. –tu papá nunca le prestó atención. Yo pienso que está buscando tenerla.

- ¿puedo preguntar algo?- se sentó y dio pequeños golpecitos a su lado. –Siéntate.- me senté a su lado.

- sí, pregunta lo que quieras.

- bueno, ¿Quién es ese tal “Andy”?

- su mejor amigo.- Andy siempre me había parecido una muy buena persona, pero ahora había cambiado demasiado.

- su amigo, eh.- dijo en un tono extraño, como si llegara a dudar que así fuera. –Bill me habló una vez de él. Me dijo que se mudaría.- comenzó a aclarar su voz y después tragó pesado. –dijo que papá decía que eran novios.

- Bill lo quería mucho y al parecer Andy también lo quería a él.

- ¿pero?

- pero siento que a veces había un poco de rivalidad entre ellos.

- mamá pensaba que Bill era homosexual.

- ¿por qué?...solo no me digas que era porque se maquillaba.- dije un poco estresada por ese tema. Sabía que Bill odiaba que le juzgaran tan solo por maquillarse.

- no, no es por eso. Decía que mostraba actitudes diferentes hacia los hombres que hacia las mujeres.- jugueteó con un par de sus trenzas negras. No me miraba, solo respiraba lentamente. Algo estaba mal con Tom, parecía dudar de su propio hermano, ¿pero quién lo culpaba? Bill había estado muy raro estos últimos días.

By Bill

Fueron bastantes preguntas, y en cada una de ellas el nudo en mi garganta crecía más. Mis lagrimas no pude contener al comenzar a hablar sobre temas más “privados” y algo que pude agradecer demasiado, fue que el no me consoló ni me dio un abrazo, no hizo nada, más que mirarme serio hasta que decidiera terminar con esto.

- creo que se ha acabado esto  por hoy. He conseguido mi objetivo.- guardó su bolígrafo en el bolsillo de su camisa y me miro. ¿Su objetivo? No comprendía a lo que se refería con “su objetivo”.

- ¿Cuál…cuál objetivo?- mis lágrimas aún caían y me era difícil hablar con claridad. El colocó sus anteojos y sonrió, algo que no había hecho desde que llegue ahí con él.

- nunca creí que fueras a decirme todo de esa forma, eso era lo que quería.- se levanto del sofá y camino hacia su escritorio. No lo mire más, estaba más concentrado en sacar mis lágrimas pronto. –Toma.- me llamó. Lo mire sorbiendo la nariz. El sacaba unos pañuelos desechables de un cajón y los aventó a mi dirección, intenté tomarlos con mis manos pero estos se cayeron al suelo.

- …gra…snif…gracias…- los tome del suelo y saque un par de ellos, lo desdoblé y comencé a limpiar mi nariz.

- tu próxima cita será en dos días, ¿sí?- arrugué el pañuelo y lo miré.

- ¿habrá otra cita?- el asintió. -...Está bien…gracias…

- no hay de que.- sin mirarlo una vez más salí de ahí. Baje las escaleras muy rápido, dos veces estuve a punto de caer por mis torpes pasos.

[…]

- Bill, has tardado demasiado, ¿te jodió buscar un buen lugar?- me miraba serio, como lo había hecho en la mañana. No me intimide, pero me puse algo molesto.

- no, he estado con él todo este tiempo.- lo pase por alto y quise buscar a (tu nombre) con la mirada.

- hum, ¿Qué te pasa, Bill? que, ¿ahora estas molesto?- mi cuerpo comenzó a temblar, él tomó mis brazos y me giró haciendo que le mirara los ojos. -¿estás molesto?- negué.

- estoy cansado, quiero ir a dormir.- dejo de ejercer presión en mis brazos y los soltó lentamente. Mis brazos cayeron lentamente en mis costados.

Camine a mi habitación. Después de todo no era que estaba cansado totalmente, era que también quería estar solo. Encima que había llorado y mis ojos estaban cansados y pedían un poco de reposo.

- Bill, ¿Cómo te fue? Oh, has llorado ¿verdad?- tomó mis mejillas mirándome a los ojos.

- no lloré, tengo sueño, estoy cansado.- ella negó y acerco sus labios a mi frente.

- mejor duerme.- asentí sin decir una sola palabra más. Cerró la puerta dejándome solo dentro de la habitación. Tome de ese cajón la caja que papá había hecho, no había tenido tiempo de leer y supuse que ahora, estando solo, podría hacerlo.

Problema doble.

Hum ¿Cómo decirte esto?...

Has tenido problemas otra vez, el doctor nos dijo que teníamos que hacerte la operación lo más pronto, pero no tengo dinero.

Me dijeron que por ahora era mejor internarte, pero no quiero hacerlo. Realmente me estas causando muchos problemas. No solo problemas de dinero o salud, sino también dentro de la familia, con tu hermano y con tu mamá.

De verdad no quiero perderte, a mi pequeño hijo que siempre me sacaba una buena sonrisa. Ahora solo me sacas golpes, te he estado golpeando, también a tu hermano le golpee un par de veces, pero es que tus comportamientos son bastante extraños: siempre quieres estar en contra mía ¿y sabes que es lo peor? ¡Tu mamá te defiende!

Unos amigos me han dicho que debo golpear a tu madre también, para que comprenda que el dueño de la casa ¡soy yo! Y ¿sabes? Creo que tienen razón; y lo hice, tu mamá comenzaba a llorar, tal vez nunca imagino que yo podría golpearla, pero tengo por seguro que ha entendido que no es ella la que manda.

Espero y no sigas con ese comportamiento, porque tengo que aceptar que odio golpearte, pero no hay de otra si nunca cambias tu forma de ser.

Te ama: Jörg, tu papá.

Ya no te quiero.

Bueno…supongo que el título lo dice todo.

YA NO TE QUIERO.

Quizá te preguntes la razón, quizá no lo hagas, pero me he puesto el propósito de decirte el porqué de lo que siento o la forma en que me siento ¿comprendes?

Bueno…eres un niño de verdad rebelde…y encima eres marica. No, no lo digo tan solo por decirlo, has mostrado ser un marica desde que comenzaste a maquillarte, no puedo entender como un pequeño de 6 años se puede hacer tan marica de un día a otro…quizá naciste así, quizá te enamoraste de un hombre desde pequeño ¡no lo sé! Y sé que si algún día lees esto te parecerá algo estúpido, pero tú no eres quien para decirme que mi forma de ver las cosas es errónea.

Tu mamá te protege, sobre todo a tu hermano, que se pone mal cada que te regaño.  Los golpes no te hacen cambiar, al contrario, siento que los golpes que te doy te hacen una persona más marica.

He intentado hablar con tu madre, pero ella te defiende sobre todas las cosas. La he golpeado para que sacara sus palabras –quizá ella sabía algo que yo no- pero es una terca, no me dice nada. Hable con mis amigos de nuevo, y ellos me dijeron que estaba perfecto lo que hacía, y si finalmente tu madre o tu no me quieren decir algo, los dejaré.

Bill, es que no puedes sentir lo que yo siento ahora, me siento tan decepcionado y encima tan imbécil al creer que tu pudiste ser el pequeño del que toda la familia hablara, del que mis amigos, al igual que yo, estuviéramos orgullosos, pero no es así, eres una persona HOMOSEXUAL…eso es algo que me hizo caer, de verdad me hizo caer…ya no te quiero, Bill…ya no…

Jörg, tu papá.

¿Diálogo?...para tu madre, eso no existe.

He intentado hablar con tu madre, que te lleve al doctor, quizá lo que tienes es solo confusión; pero ella dice que aun que fueras homosexual deberíamos quererte y apoyarte…apoyarte más que nada….

Hable con tu madre una vez más, esta vez fue un “dialogo familiar” a esto me refiero a que Tom y  tu estaban ahí también.

Te reprendí muchas veces antes de comenzar con este dialogo. Entonces tú no querías ni siquiera mirarme, no querías hablar con ninguno, hasta que tu madre te convenció, entonces nos sentamos en la sala. Tom preguntó “¿le pegaste a mi hermanito?” pues tú llorabas fuertemente y me mirabas con miedo; yo le respondí que lo había hecho, entonces, tom guardó silencio durante toda la plática.

Al principio esto se convirtió en una pelea entre los dos. Tú llorabas y me jurabas mostrándome tu pequeña mano que no eras homosexual, que te gustaban las mujeres y no los hombres. Tome tus muñecas fuertemente, haciendo que llorarás con fuerza…entonces fue que tu madre me gritó, defendiéndote nuevamente.

Tu madre y yo nos levantamos y decidimos ir a “discutir” esto en nuestra habitación. Pero claro, tu madre se largo enojada de ahí.

Un horrible ruido me hizo levantarme de la cama, ahí estaba una cuerda para saltar, tirada en el suelo y la escultura de tu madre hecha añicos en el suelo. Tom y tú intentaron huir pero los detuve, obligándote a ti a recogerla. Tu madre llego y se ofreció a recogerla ella misma, pero yo negué, tenias que hacerte cargo tu mismo, pero ya sabes cómo es tu madre que se niega a todo.

Te cortaste el dedo y ella se enfureció conmigo. Comenzamos a pelear y todo termino aquí. No quería volverle a ver la cara, ni a ti ni a esa idiota. Pero a Tom, mi pequeño hijo, el que nunca me contradice ni se queja de nada, el que me apoya y me quiere; a él si quería mirarle otra vez.

Me iba a separar de ella, ya no quería escucharle decir que lo que hago está mal. Pero no lo iba a hacer tan solo así, quería que sufriera quitándole a Tom, pero ella lo romo fuertemente al igual que a ti. Golpee también a Tom, y tome tu mano, haciendo que tu vinieras conmigo, pues tu mamá te quería, te “apoyaba”…sabía que también sufriría a por ti, y en cambió podría ser yo quien te educara como un hombre y se te quitara lo marica.

Jörg, tu papá.

Su descripción no pudo haber sido más clara…el no me quería. Y sin duda había veces en la que creía que papá me había llevado a mí porque me quería, no porque quería que mamá sufriera…pero papá tenía sus momentos de sinceridad…y sin duda, este había sido uno de ellos.

No quise llorar, pero mis lágrimas me jugaron una broma, rebelándose por mis mejillas sin mi permiso. Algo en mi me hacía querer hablar con él. Quisiera mostrarle que yo no era el tipo de hijo que él creía que era. Tenía que demostrarle que la persona que algún día quiso sigue siendo la misma, que nunca cambio y que papá no tuvo que cambiar por sus estúpidos amigos.

[…]

3:07AM

Mire a (tu nombre), no quise tocarla, podría despertar y eso era lo que menos quería. Tome un pequeño bolso y coloque un poco de ropa dentro de él, me cambie los pantalones y salí de ahí. Baje las escaleras con sigilo, Scotty y Bruno comenzaron a chillar fuertemente, y con un pequeño cariño en sus cabezas los hice callar.

Salí de casa y camine hacia una parada de autobuses. El frió era realmente fuerte.
Tome un vuelo hacia Alemania. Mire la ventana y pude sentir ganas de volver con lo que ahora era mi familia, pero reprimí mis ganas y decidí tomar una pequeña siesta.

Una voz masculina anunció que el viaje había terminado. Baje, me encontré en la capital de Alemania, en donde en toda mi vida no había visto. En un taxi viaje a saber donde, tan solo le dije que me llevara a un lugar cerca de Loítsche.

[…]

- es tarde, tengo que volver con mi familia.- dijo mirándome con seriedad. Mire mi reloj y definitivamente era muy tarde.

- por favor… ¿podrías llevarme a un hotel cerca?- el negó mirando nuestro entorno.

- sinceramente no puedo. No sé en donde nos encontramos.- volvió su mirada hacia enfrente y sus manos se colocaron de nuevo en el manubrio del auto.

- ¿Qué?... ¿no sabe dónde estamos?- los nervios subieron a la punta de mi cabeza, pues justo como él lo había dicho, ya era muy tarde, no sé dónde estamos y…y no sé cómo regresar…

- no. no lo sé, no me diste un lugar especifico al cual llevarte.- aclaró su voz y bajo la ventanilla, dejando salir un escupitajo de su boca hacia la calle. –Baja de una vez, que mi vieja pensará que me he ido con otra.- mi cuerpo comenzó a temblar. Tome su hombro, haciendo que sacara un gran brinco.

- al menos… ¿sabes donde hay una parada de autobuses? Algo en lo que pueda volver, por favor.- tenía esperanzas de que su corazón se aflojara y me dejara volver en su auto, pero el negó, quitando su cinturón de seguridad.

- ¿no escuchas, niñato? No sé en donde mierda nos encontramos.- mire la ventanilla, se miraba que era un lugar pobre, quizá estaba cerca mi casa. –ahora baja, no tengo todo tu tiempo.

- yo…no pienso pagarle si no me lleva a donde le digo.- dije un poco molesto, algo que quizá pude guardarme al mirar su cara de furia.

- ya, no me pagues y bájate de mi auto ahora.

- por favor…lléveme a un lugar con luz o…electricidad…algún lugar donde no esté lloviendo.- el negó enojado y salió del auto; abrió las puertas traseras y me saco a jaloneos de ahí. -¡vete!- me empujo haciéndome caer a un pequeño barranco.

- …ahh…- escuché el motor de su auto arrancar. Mire a mis espaldas, había unas pequeñas casas, todas en su mayoría pintarrajeadas. Escuchaba gritos a lo lejos, algo que me puso contento, pues sabía que no estaba solo.

Emprendí mi viaje, como un perro callejero, escuchando las palabras que eran algo parecido a gritos. No había luces, más la de los pequeñísimos rayos del sol a punto de irse. Mis pasos se escuchaban por todo el lugar, los gritos parecieron silenciarse, más mi corazón comenzó a temblar, pues este no era un silencio cómodo…era un silencio escalofriante.

Era muy tarde para arrepentirme de haber viajado, era muy tarde para hacer que el taxista me llevara a otro lugar y también era muy tarde y yo no tenía en donde dormir.

Los aullidos de algunos canes se escuchaban por el lugar, tal vez se despedían del día para saludar a la noche. Pequeños ruidos de algunos insectos que gritaban también podían escucharse. Y de pronto, los gritos de aquellas personas volvieron a sonar, haciéndome sentir, nuevamente, que no estaba solo y quizá podría pedirles ayuda a ellos.

Un horrible olor lleno mis fosas nasales, se hacía cada vez más insoportable el olor. Encontré la razón de ello, y es que había una cantidad impresionante de bolsas llenas de basura y otra que no necesariamente estaba dentro de las bolsas. Los escalofríos recorrieron todo mi cuerpo al mirar algunos cadáveres de indefensos animales ahí.

Dibujos obscenos en las paredes, junto a palabras grotescas; muñecas rotas y carritos de plástico sin esas pequeñas llantas, gatos clavando miradas espantosas, hombres –seguramente ebrios o drogados- tirados en el suelo durmiendo. ¿Vegetación? Suponiendo que eso significa tierra y rocas, la había.

Tome mi celular y mire la hora, seguro en L.A ya había amanecido. Apreté las teclas desesperado, ¡no había señal! Debía apresurarme a encontrar un lugar en donde la hubiera si no quería dormir como aquellos hombres. Corrí hacia un lugar donde había demasiada luz y música bastante fuerte.

- humm, ¿A dónde va una hermosa zorrita?- me vire, era un grupo de personas –hombres en su mayoría-, estaban ebrias y fumaban cigarrillos. -¿buscas algún lugar en donde quedarte?- pues, realmente lo hacía, pero no quería estar con ellos, aun que de seguro todas las personas aquí eran iguales a ellos.

- debe ser una de “ellas”- hizo comillas con sus dedos. Era mujer y vestía como una completa dejada. –si buscas en donde ganas un buen dinero, es por ahí.- apunto. Casi inconscientemente mire hacia allí, en donde había un bar, pero no un bar cualquiera…era un bar en donde iban las mujeres a mostrarse por dinero.

- ¿quieres que te acompañe hip, niña hip?- dijo un hombre acercándose a mí. Retrocedí y lo mire con miedo. –no temas hip…hip…te haré pasar una buena noche, bebé.- comenzó a acercar sus manos a mí.

- ¡déjame!- grazné.

- tengo dinero, estoy dispuesto a darte todo lo que tenemos si hip…hip… nos das una buena noche a todos nosotros…hip…- eructo en mi cara, haciendo que me tragara ese horrible sabor.

- ¡déjame solo!- corrí lejos, aun más lejos, en donde se miraba horrible. Los arboles estaban muertos.

- ¡ayúdenme! ¡Por favor! ¡Ayúdenme!- escuché un fuerte grito de una mujer. Me vire  hacia un oscuro callejón, en donde una luz amarillezca apuntaba a dos personas, me acerqué un poco, mirando a esa mujer que era despojada de sus ropas por un hombre. Él besaba su cuello con rudeza. Me acerqué un poco más, demasiado cerca como para que él me mirara y me apuntara con algo parecido a una navaja.

- ¡lárgate!- grito. Sin saber muy bien lo que hacer, corrí lejos. Miré un lugar con luz, camine hacia allí.

- ¡hugg mierda!- caí al suelo mojado. Mi cabello se había mojado ya demasiado. Ahí había un pequeño toldo, en donde seguro podría ocultarme de la lluvia. Me encogí y abracé mis piernas, comencé a dormir.

By Tom

- buenos días, troll.- (tu nombre) estaba pálida. -¿Qué pasa? ¿Aun te sientes enferma?- ella negó y tragó saliva.

- ¿Bill salió?- preguntó nerviosa. Mire la mesa, en donde se encontraban las llaves de ambos carros y negué.

- no lo creo, ¿Por qué lo dices?- ella miró hacia atrás y después me miro. -¿Qué te pasa, (tu nombre)? Te vez horrible.

- Tom…Bill no está.- sentí mis órganos revolverse dentro de mi estomago y mil escalofríos recorrer mi cuerpo.

- ¿Qué?

- Bill no está…Bill no está…- corrí hacia la planta alta y camine a la habitación de (tu nombre) y Bill. Busque en el baño, en el armario…él no estaba. Busqué en mi recamara y en las mismas dentro de casa.

- ¡BILL!- ahí estaba su pantalón del pijama, tirado enfrente de la cama. -¡Bill!

- Tom…se fue…- no quise atar cabos tan pronto, quizá había salido a caminar. –tenemos que llamar a la policía.

- no… (Tu nombre)…no nos harán caso hasta que hayan pasado dos días.

- pero…

- ¿A dónde pudo ir? ¡Bill!- me esperancé, creyendo que tal vez estaría escondido por ahí. -¿no ha dejado alguna nota?- (tu nombre) se adentró a su recamara y busco por entre las cobijas, sacándolas completamente.

-…no…


jueves, 29 de marzo de 2012

capitulo 52


[…]

Desperté con un pequeño dolor en mi cabeza. Abrí mi cajón y tomé algunas pastillas para el mismo dolor.

- hum, mierda…- susurré. Escuche un pequeño suspiro a mi lado, ese suspiro que me hizo sonreír; acaricie su cabello y me levanté de la cama para darme una ducha, pero antes, baje las escaleras y camine a la cocina en busca de algo que pudiera desayunar. Ahí estaba Tom, sentado en el desayunador con un vaso de jugo frente a él.

- buenos días.- dije sonriendo y encaminándome después al refrigerador.

- buenos días, Bill.- dijo él. Abrí el mismo y saqué un litro de leche; abrí la alacena y tomé un vaso de vidrio.

- has despertado muy temprano.- vertí leche dentro de mi vaso y después me senté frente a Tom.

- no podía dormir.- sonrió.

- ¿por qué, en quién pensabas?- dije sonriendo, en tono de burla. Él me miro y bajo la mirada.

- …en ti…- mi sonrisa se fue.

- ¿en mí? Pero… ¿Por qué?- se levantó de la silla y comenzó a enjabonar su vaso. Me levante también y le tome el hombro, haciendo que me mirara. Suspire con un poco de incredulidad, pues conocía a mi hermano lo bastante como para saber a que llegaría esto.

No quise pelear ni tampoco levantarle la voz, ¡pero es que siempre era lo mismo! No iba a gritarle que hacía mal en preocuparse tanto por tan solo una cosa, pero si quería aclarárselo y que me dejara hablar bien con él.

- ¿es por papá, cierto?- detuvo el agua cerrando la llave y me miro.

- Bill, no quiero que te alteres, tan solo…- negué serio, eso lo hizo silenciarse por completo.

- Tom, te he dicho que iría con un psicólogo, te prometo que lo haré.- asintió y su mirada cayó al suelo.

- Bill, estas sufriendo.- sonreí.

- no.- el me miro y asintió.

- lo estás. Papá es un mal hombre, es de las peores personas que han pisado Alemania…y tú sigues a sus pies…limpiándoselos cada que se ensucian.- suspiré.

- hermano…ahora me voy…conseguiré a alguien que me ayude... ¿está bien?- me encamine a la puerta.

- ¡Bill!- gritó, haciendo que me detuviera. -¿no terminarás tu…?

- no.- dije, encaminándome a mí recamara. Tome alguna ropa y me di un baño.

Coloqué una camiseta negra y sobre esta, una camisa color rojo –dejándola abierta para que se mirara la que tenía por debajo-, use un pantalón de mezclilla y una gorra tejida color gris. Me maquille muy poco y después salí del baño.

Ahí estaba (tu nombre), con las piernas cruzadas sobre la cama, tomaba su espalda con su brazo izquierdo, mientras su cara se transformaba de dolor. Me acerque a ella y tome sus mejillas.

- ¿Qué le pasa a la mujer más fea?- ella sonrió ampliamente, dejándome ver sus dientes.

- …silenció…tonto…- sonreí.

- ¿Qué te pasa, linda?

- me siento un poco mal.- acarició su espalda. Me puse tras ella y comencé a darle un masaje.

- ¿dormiste mal entonces?- asintió.

- contigo moviéndote sobre la cama toda la noche, creo que sí.- saque una carcajada.

- lo siento, ¿de verdad no te deje descansar?

- vamos, era una broma…ahh…- se quejó.

- lo siento.- sonreí. -¿tienes que ir a trabajar?

- sí, ¿Qué pasa con ello?

- es decir, ¿irás a trabajar sintiéndote así?

- es mi deber, Bill, no puedo faltar al trabajo.

- no pienso que sea tan malo, encima te sientes enferma, ¿Por qué no llamas para pedir permiso?

- porque cuando me siente realmente mal no podré faltar.

- pero ahora no vivimos en “cuando te sientas realmente mal”, ahora te sientes mal  y no esperaremos a que te sientas peor.

- eres un necio.

- y tu una masoquista.

- ¿masoquista?...ahh…

- lo siento.- dije, riéndome de nuevo. –sí, eres masoquista por querer ir al trabajo sintiéndote así. Llama a tu jefe, el entenderá.

- no te preocupes, Bill, no me siento muy mal.

- me harás llamarle a tu jefe.- ella me miro.

- no lo harías.

- ohh, no sabes de lo que soy capaz.- reí.

- ya, está bien, pediré el permiso.- di un beso en su espalda y me levanté de la cama.

- gracias.- sonreí. –ahora, es mejor que te recuestes y mires la TV por horas, hasta que te sientas mejor. Ahora vengo.- acaricie su cabello y salí de la habitación.

Baje a la planta baja y camine a la cocina. Tom ya no estaba ahí, seguro había subido a su habitación. Comencé a preparar unos waffles y partí un poco de fruta. Tome un vaso y lo llené con jugo de naranja. Saqué los waffles y les coloqué un poco de azúcar en polvo. De la alacena tomé una tablita de madera y regresé a la habitación, cargando todo con un poco de dificultad, ya que mis brazos no eran los más fuertes. Camine hacia la cama, en donde (tu nombre) me miraba negando lentamente.

- Bill…- coloqué la tablita con suma delicadeza en sus piernas y la mire sonriendo ampliamente. –no era necesario, si puedo caminar.

- ¿desde cuándo una linda mujer rechaza un desayuno en la cama?- despeiné su cabello.

- te amo, Bill.- me incliné y di un beso en su mejilla.

- yo te amo mucho más.- miré mi reloj y me percate de que había pasado ya mucho tiempo desde que le dije a Tom que saldría en busca de un psicólogo. –linda...me tengo que ir…lo siento…

- no te preocupes, Bill.- sonrió.

- recupérate, y no olvides llamar a tu jefe.

- no lo haré.- camine hacia la puerta y la mire por última vez.

- te amo.

- y yo.- sonrió tiernamente. Salí de casa y me adentre en mi auto, lo encendí y me encamine en busca de una clínica que pudiera ayudarme.

Sabía que estaba mal lo que hacía con papá, pero algo me pasaba…algo inexplicable. Quizá era mi corazón o mi razón, pero no estaba seguro de lo que sentía por papá…había veces en las que me podía llegar a dar asco…pero había otras en las que yo solo podía mirarlo con ojos de apoyo, quería apoyarlo o….tal vez quería ser apoyado por él.

Ahí mire un pequeño edificio –mucho más pequeño que al que había ido en Alemania- era color blanco y encima de la puerta se podía leer con letras de metal doradas “Bushnell” y debajo en letras más pequeñas “psychological clinic”.

Detuve el auto y me baje del mismo. Camine con un poco de nervios hacia adentro, sintiendo al entrar, un aire bastante fresco. Ahí dentro había tres parejas de personas: una mujer con una pequeña joven, tal vez de 13 o 14 años. Había también dos hombres sentados, platicaban sonrientes. Y por último, era otra mujer, que ya se levantaba para marcharse de ahí con un hombre, seguro su esposo.

Estos últimos pasaron a mi lado y con una amable sonrisa dijeron:

- buenas tardes.

- buenas tardes.- repetí sonriendo. Me adentré ahí y me acerque con una mujer de cabello largo y lacio; usaba una camisa blanca con pequeñas franjas azul marino.

- muy buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarle?

- bueno…yo…- dije un poco nervioso, pues no sabía exactamente las palabras que debería usar. –Quiero…una cita…- ella sonrió y asintió. Comenzó a buscar algo en su computadora que yacía frente a ella en un pequeño escritorio de madera fina,

- ¿un sexo en particular?- pregunto con amabilidad. Yo negué.

- no, el que usted quiera…- sonreí. Ella volvió a asentir y después tomo un pequeño papel beige. Comenzó a escribir en él y después me miró.

- bueno, si gustas pasar, está en el segundo piso, en la habitación 16.- tendió el papelito hacia mí. –Este se lo muestras al llegar, ¿está bien?- tome el papelito y le mire rápidamente.

- muchas gracias.- ella solo asintió. Me encamine por las escaleras rápidamente y me encontré con un gran pasillo. El suelo era de madera marrón rojizo. Camine mirando detenidamente las puertas, hasta que me encontré frente a frente con la numero “16”. Ahí mismo había una pequeña placa con el nombre “Jonathan Closson”.

Con mi mano temblando fuertemente, me decidí a que era mejor terminar con esto pronto. Entonces con mis nudillos golpee la puerta lentamente.

- ¡Pase, por favor!- se escuchó una fuerte y dura voz dentro de la habitación. Eso me hizo estremecerme más, pues quizá sería una persona muy dura que me haría llorar –de miedo o desesperación- antes de lo que papá podía.

Abrí la puerta lentamente y ahí lo vi. Estaba tras un escritorio grande y perfectamente ordenado, una computadora móvil yacía encendida frente a él.

Hablando de él…realmente parecía un hombre de mala cara; su cabello era café y un poco ondulado, usaba unos lentes grandes. Vestía un pantalón de mezclilla y unos zapatos de vestir negros. Su camisa estaba fajada perfectamente, mientras también usaba una corbata roja.

Él me miró y al tiro cerró el computador. Sin sonreír se recargó en su grande y al parecer cómoda silla.

- ¿has traído el comprobante?- ¡¿comprobante?!...me puse demasiado nervioso y seguro comenzaría a balbucear. –El pequeño papel que te dieron antes de venir.- suspire lo completamente aliviado y asentí.

- si…lo tengo.

- ¿podrías prestármelo? Solo para asegurarme de ello.- asentí y comencé a buscarlo dentro de mis pantaloncillos.

- ehh…lo tengo por aquí…- mierda…busque hasta el fondo pero no lo encontré por ningún lado. –eh, seguro lo dejé afuera…quizá se me cayó…iré a buscarlo.- camine hacia la puerta, el aclaro su voz, haciéndome parar.

- joven.

- de verdad me lo dieron…pero quizá lo deje caer al tocar.- defendí a mis absurdos pensamientos. El apuntó a saber dónde; yo ladee la cabeza sin entender.

- ¿ya has mirado tu mano? Ahí está.- sentí un escalofría combinado con vergüenza recorrer mi estomago y espalda. Sonreí…quizá esa fue la sonrisa más nerviosa que nunca deje salir.

- lo siento…yo…

- no te excuses.- tendió su mano. Me acerqué a él y tendí el papel; él lo selló y me lo devolvió. Se levantó y señaló unos sofás de piel negra. –toma asiento, por favor.

- eh…si…- dije, nuevamente, con los nervios de punta. Me senté y él me miró.

- veamos, ¿cuál es tu nombre?

- Bill.

- ¿Bill qué?- dijo serio.

- Kaulitz.- el asintió.

- ¿qué edad tienes?

- diecinueve.

- bien. Platícame de ti.- me puse aun más nervioso.

- eh, yo…yo… ¿Qué quiere que le platique?

- no me agrada que me llamen de usted.- sentí un gran nudo en el estomago. -¿y a ti?

- ¿a mí qué?

- ¿te gusta que te llamen de usted?

- bueno…como sea.- el negó.

- te gusta o no. no hay un “como sea”.

- ehh…no…

- muy bien. Ahora, platícame de ti. ¿Por qué has decidido venir aquí?

- ehh…creo que estoy loco…- el saco una pequeña risa.

- ¿Por qué dices eso?

- eh…bueno, mi hermano me dijo que podría volverme loco si no vengo a un lugar como estos.

- y tu hermano es un loco también ¿cierto?

- no. el no.

- bien. Él te dijo que podrías volverte un loco pero, ¿Cuál es la razón de ello?

- hum…mi papá.

- tu papá.- repitió. -¿aun viven con él?

- ¡no!- dio un pequeño salto.

- vaya, sí que lo quieres.

- ¡ese es el problema!

- ¿cuál?

- no sé.

- oh, vamos.

- ¡no se!- grite. Pude sentir después algún tipo de nervios o miedo.

- ya. Cuéntame de tu familia o entorno.

- familia no tengo…entorno…mi hermano y mi novia… ¡ah! Mi pequeña hermanita y Anette…- el rió fuertemente.

- ¿no tienes familia? Sí, claro…entonces, ¿de dónde naciste? ¿Acaso eres algún tipo de alienígena que se reproduce en el aire?

- bueno…no pero…”familia” es la que te apoya y te quiere.

- buen punto.- dijo apuntándome con su bolígrafo. –entonces, quieres decir que no tienes una familia que te quiere y apoya.

- no. solo mi hermano.

- ¿tu papá te apoya?

- si….pero me apoya contra la pared para ser él el primero en todo.

- ¿Quién es Anette?

- hum…se podría decir que es…algo como mi madrastra pero…yo la miro más como a una amiga.- sonreí.

- ah, ¿tus papás ya no están juntos?- negué. -¿hace cuanto se separaron?

- ehh…cuando Tom y yo teníamos siete años.

- ¿Tom es tu hermano?- asentí. – ¿y tu “pequeña hermanita”?

- ella tiene cuatro años.

- ya va. ¿Ella es tu hermana de sangre?

- suponiendo que lo digas de una forma, sí. Pero ella es hija de Anette y de papá.

- ¿estás feliz con ella?

- no la miro mucho. Ella vive en Alemania con papá. Pero si, yo la quiero mucho.

- ¿y Tom?

- bueno…al principio se podría decir que la odiaba pero, con el tiempo fue teniéndole algún cariño.

- ¿Por qué decidieron irse con su papá?

- realmente no lo decidimos. He dicho que teníamos siete años, aun decidían por nosotros.- suspire. –la realidad es que…papá me llevo a mí y…mamá se quedó con Tom.

- ¿Cuál es la razón por la que tus papás se separaron?

- no.

- ¿no qué?

- no hay razón.- mentí.

- mientes.

- no.

- mientes.

- ¡no es verdad!

- estas mintiendo.

- que no…

- lo preguntaré una vez más. ¿Cuál es la razón por la que tus papás se separaron?

- no…no hay razón.- el negó, escribiendo algo sobre una libreta y dejando que un suspiro saliera.

- eres difícil, eh.

- no hay razón.- repetí.

- ¿no te gustaba vivir con él, verdad?

- no.

- ¿por qué?

- me golpeaba y…y me maldecía.

- ah, claro…esa es la razón por la que tus papás se separaron.- sonrió con suficiencia.

- ¡no es cierto!

- sí la es. Abuso intrafamiliar.

- ya…no es verdad…

- ¿Qué te decía tu papá? no espera…no me lo digas.

- no sabes que me dijo.- dije molesto.

- no, pero podemos jugar, ¿cierto?

- no.

- ¡deja de decir que no a todo!- mi corazón saltó de miedo.

- si…

- eres hombre, te maquillas, eres tímido, inseguro, torpe y mentiroso.

- ¿Qué?- dije con decepción. No venía a que me ayudara y salir con él autoestima hasta la mierda.

- sí. Tu papá de regañaba porque te maquillabas ¿no?

- si…me decía que era un maldito marica y…y me golpeaba por todo…

- ¿Por qué no denunciaste? ¿Por qué no se lo dijiste a tu madre?

- porque…mi mamá vivía lejos…y papá me amenazó con matarme si lo hacía.

- ¿tienes idea de lo que pasa con tu papá?- negué. –el tenía miedo de que lo denunciaras. El te amenazaba para que no lo hicieras, motivo de su miedo por ir a la cárcel.

- ahh…

- ¿tenías familiares cerca?

- no. tenía amigos…Gustav y Andy…

- ¿Andy?- ladeo la cabeza. -¿ese tono al decir su nombre que significa?

- no hay ningún tono.

- ¿Quién es Andy?

- mi amigo.

- ya lo sé. Dime quien es, como se conocieron.

- nos conocimos cuando cursaba segundo año de primaria. Nos hicimos amigos al tiro porque…porque me molestaban…

- ¿Quién te molestaba?

- unos más grandes que yo.

- ¿unos qué?

- unos compañeros.

- ¿Por qué te molestaban?

- no sé.

- ¿le decías a los maestros?

- no.

- ¿Por qué?

- me gustaba.

- ¿Qué te gustaba?- comenzaba a ponerme tenso tantas preguntas.

- ser molestado.

- ¿Por qué?

- no sé.

- si lo sabes.

- me sentía alguien.

- ¿alguien?

- si…alguien importante.

- querías atención.

- algo así.

- ¿y tu hermano?

- huía.

- ¿Por qué? ¿No te ayudaba?

- hablaba conmigo…pero no le hacía caso.

- ¿Por qué?

- he dicho que me gustaba su atención.

- no era atención.

- ya lo sé.

- ¿entonces?

- entonces…ahí lo conocí. A él también lo molestaron.

- ¿lo defendiste?

- no. él lo hizo conmigo.

- ¿Por qué no lo defendiste tu?

- creí que también le gustaría.

- ¿sabías que estaba mal ser molestado?

- no.

- ¿Por qué?

- creí que…que estábamos jugando.

- bien. En la secundaria supongo que todo cambio.

- si…

- ¿en qué sentido?

- ahora me golpeaban y…me maldecían…igual que papá…

- ¿eran ellos mismos?

- no…eran de mi mismo grado.

- ¿Por qué te molestaron?

- supongo que…que sabían que de pronto me empezaban a lastimar sus comentarios.

- ¿Cuáles comentarios?

- “marica” “niñata”….”chupa pollas”

- ¿Por qué no le dijiste a alguien? A Andy.

- los maestros me maltrataban también…y Andy…Andy ya lo sabía.

- ¿Por qué no te ayudo?

- si lo hacía, pero nunca paraban.

- ¿y Anette?

- la odiaba.

- ¿Por qué?

- papá nunca me platico sobre ella y…un día los encontré.

- ¿en dónde?

- en mi casa…con (tu nombre)

- ¿Quién es (tu nombre)?

- mi novia.

- ¿Cómo la conociste?

- en la escuela…gracias a Gustav.

- ¿ella te acepto?

- pues…supongo…antes me miraba feo.

- ¿Qué la hizo cambiar de opinión?

- hable con ella.

- ¿de qué?

- trate de saber porque me odiaba.

- ¿Cómo sabías que te odiaba?

- por su mirada.

- ¿te gusto desde que la miraste?

- no realmente…aprendí a quererla después de tiempo.

- ¿Qué pensaba tu papá de ella?

- la odiaba…más bien…odiaba verme feliz. Una vez quiso golpearla.

- ¿Por qué?

- fue a visitarme…por el día de mi cumpleaños.

- ¿Qué le dijo tu papá?

- le gritaba…solo porque ella le recordó que ese día era mi cumpleaños.

- ¿lo olvido?- asentí. -¿dejaste de verla?

- no, no lo haría.

- bien… ¿Cómo te sentiste al ver que tu padre olvido tu día?

- mal…me corte el cuerpo y escribí con mi sangre.

- ¿Qué escribiste?

- déjame solo.

- ¿a quién se lo decías?

- a papá.

- ¿Por qué?

- siempre me comparaba con Tom.

- ¿Qué te decía?

- que si Tom hubiera sido el único hubiera sido mejor.

- ¿te lastimaban mucho sus palabras?

- si…

- ¿llorabas?

- incontrolablemente.

- ¿Cuánto llorabas?

- cinco o…seis veces al día.

- ¿contando noches?

- no…las noches eran siempre…hasta que dormía…

- ¿Qué deseabas?

- ¿de qué?

- no lo sé.

- deseaba morir…todas las noches en mi mente lo pedía…pero nunca sucedía.

- ¿estarías dispuesto a quitarte la vida por culpa de sus palabras?

- si…

- ¿Por qué?

- porque…me lastimaba…