sábado, 19 de mayo de 2012

capitulo 77


Decididos a ir a caminar a comprar algo de víveres. Estar con ella era una de las cosas que más me gustaban, sentir su mano en la mía me hacía sentir de una forma inexplicable, la adoraba.

- vaya, que calor hace.- dijo, dándose aire con su mano.

- lo sé, ayer que llegamos moría de frío.

- oh, Bill, eres tan raro.

- ahora empiezo a creerlo, hace tanto que no me lo decías.- ella se carcajeo.

- pero nunca dejé de pensarlo.

- me gustaría que no fueras tan sincera conmigo.- reí.

Nos quedamos por unas horas ahí fuera, disfrutando de la puesta del sol, y al mirar mi reloj, mis nervios conquistaron mi cuerpo. Lo único en lo que pensaba era en el momento que estábamos pasando, ella con su cabecita en mi hombro, acariciando mi espalda.

[…]

¿Qué podía decir?, en este momento lo único que sentía era el miedo, las ansias, la emoción, el dolor. No podía decir que todo estaba completamente bien, que no sentía nervios al hacer esto, que no tenía miedo del dolor físico y mental que estábamos a punto de pasar los dos, pero… finalmente, intenté dejar que mi mente solo pensara en ella y en lo felices que seguro estaríamos en este momento y…y entonces intenté dejarme llevar.

Sentía sus labios en los míos, besándonos de una forma que nunca habíamos hecho: Pasión. Sentí sus manos recorrer mi espalda bajo mi playera, mientras yo lo hacía igual, hasta llegar al broche de su sostén, en donde mi corazón palpitaba nervioso y feliz. Sentía que tal vez íbamos muy rápido en esto, sentí que no debía tocar más allá de su cara, pero también… también quería hacerla feliz a ella.

- …Bill…- dijo en un suspiro. Me miro a los ojos, con una hermosa sonrisa.

Y nos encaminamos hacia la cama, sin despegar nuestros labios, y creí que esto estaba resultando, pues inconscientemente mi entrepierna despertó, y me puse feliz, completamente feliz. Nos recostamos en la cama, yo sobre ella, besándola con delicadeza, con ternura y hasta cierto punto apasionadamente. Ella quitó mi playera y fue como si aquello fuera que me quitara mi alma, mi consciencia.

No quería dejarlo así, claro que no, entonces levanté su blusa, hasta llegar a mirar su sostén, con el cual mi mente me decía que era malo, que a una mujer no debías mirarla con otros ojos, que las mujeres se respetaban, y lo pensé sin siquiera percatarme que esto lo queríamos los dos, que yo amaba incondicionalmente. Me beso los labios de nuevo y saqué su playera con delicadeza; acaricié su estomago con las yemas de mis dedos y después, dirigí mis manos hacia el botón de mi pantalón, desabrochándolo, bajando el cierre del mismo y después, lo bajé hasta mis rodillas.

Y fue ahí, en ese momento cuando me dije: “ya es la hora”. Y desabroché el suyo, con miedo. Y en un abrir y cerrar de ojos… me encontré ahí, en esa habitación, sobre el colchón, siendo expuesto a un hombre lo bastante mayor que yo…

- ¡A cuatro! ¡Ponte a cuatro, como una perra!

- vamos, amo que grites, vamos perra, grita.

-¡Me la vas a chupar!

- Qué buena perrita. Te has portado muy bien.

Mi cuerpo comenzó a temblar, sintiendo de alguna forma el dolor que él me había provocado. Me sentí débil, indefenso, sin algún arma con la cual combatir los pensamientos que me alejaban de todo tipo de pasión que sentía hace tan solo unos minutos. Pero no quise parar, quería que esto fuera mágico, que esto fuera un día hermoso e inolvidable, pero mi mente aun escarbaba en recuerdos vagos que me hacían sentir dolor y vergüenza a la vez. Y de un segundo a otro, mi entrepierna se puso flácida de nuevo.

- ¿Q…qué tienes, Billy?

- nada… ¿por qué?- sonreí. Ella negó y se sentó.

- solo mírate, estas temblando, ¿Qué pasa?

- no me pasa nada, en serio… estoy feliz…- sonrió y abrochó sus pantalones. Baje de ella y bajó de la cama, caminando hacia su blusa y colocándosela con delicadeza. - ¿pero qué haces, linda?, ¿no quieres hacerlo?...- me apené demasiado. Subí mis pantalones y camine hacia ella. -¿qué pasa?

- aun no puedes superarlo, ¿cierto?- sonrió.

- ¿de qué hablas?

- no juguemos, Billy. Vi el miedo en tus ojos.- bajé la mirada, la misma con la que ya no podía mirarla, pues empezaban a nacer lágrimas. Pero ella me envolvió en sus brazos. –no llores, no llores.

- lo siento… perdóname, linda yo no quise… pero…

- hey, vamos.- hizo que la mirara, pero no podía, mis ojos caían al suelo casi por obligación. –mírame, Bill.- negué. -¡mírame!- lo hice. Ella secó mis lágrimas con sus dedos y sonrió. – yo también tenía miedo, ¿y sabes? Me salvaste de haber arruinado este momento.

- linda…

- quiero que lo hagamos cuando estemos listos, no me importa si en nuestra luna de miel solo nos besemos y abracemos diciéndonos cosas lindas. Quiero que lo hagamos cuando tú y yo estemos seguros, ¿está bien?- asentí, y ella volvió a sonreír. –no llores, Billy. El sexo no lo es todo en una relación, no te devastes por sentirte presionado.

- me siento… me siento sucio.- sorbí mi nariz. –no soy virgen… por culpa de ese hombre… y me da vergüenza que…que veas cómo me dejó…

- para mí lo eres, Billy ¿no lo recuerdas? habíamos hablado de esto antes. A mí no me importa si te violaron o si tuviste relaciones con tu consentimiento, ahora estamos los dos juntos, somos pareja, Bill.

- ¿cómo puedes ser tan linda? ¿Cómo puedes hacerme sonreír?, te amo.

- y yo también a ti.

[…]

Pasaron dos días y yo aun no podía quitarme la sensación de que le había fallado, mientras ella era la luz de mi mundo, la que sabía animarme cuando siempre creí que nadie podría hacerlo. Y me sentía tan afortunado de tenerla. Si tan solo ella supiera cuanto le amo, si tan solo supiera que por ella pondría mis manos al fuego para defenderla. Pero sufría de una enfermedad llamada “soy un idiota que no sabe cómo olvidar el pasado”. Y la verdad era que si, era un idiota, y aun más cierto era que no podía olvidar el daño que ese hombre me hizo.

Pero, una vez más quise intentarlo, porque me sentía seguro de mi mismo, de que tendría toda la delicadeza y el cuidado, nunca la lastimaría por nada y menos aun porque yo quisiera.
Nos besamos, y comenzamos a ser más apasionados con el beso. Sentí mi corazón latir nuevamente con miedo, pero me repetía en la cabeza que era mi linda, mi angelito, la persona que amaba, no la persona que me dañaría para verme mal. Y al parecer lo lograba… sonreí. Quitó mi playera, tirándola al suelo con delicadeza y yo, una vez más llegue a su pecho, el cual ahora solo lo cubría ese sostén blanco. Mi entrepierna ya despertaba.

Bese su estomago sintiendo nervios de dejarle sin sostén. Me consideraba una persona lo suficientemente respetuosa a las mujeres, y tenía miedo de descubrirla sin su permiso, pero ella lo desabrochó con sus manos, sonriendo y colocó sus manos en su pecho, aun con sostén. Tomé los tirantes y se lo quité con delicadeza y tiré aun lado de la cama; le di un beso en sus labios y desabroché mi pantalón, sintiendo mi cuerpo temblar de nuevo.

- te amo… Bill…- y los nervios llegaron, pero esta vez, sin pensar en él.

- te amo…- bajé mis pantalones hasta mis rodillas, pero esta vez no me detuve y me los saqué por completo. Ella sonrió e hizo lo mismo con el suyo, sin quitar su mirada de mis ojos.

- ¿t-tienes miedo?- asintió, pero después sonrió.

- ¿y tú?...

- si…- confesé. Respiré hondo y comencé a bajar mi ropa interior, con vergüenza, ella me miro ahí abajo y sentí tanta vergüenza, demasiada en realidad, tanta que podría salir llorando de aquí. – Lo siento…- ella negó.

- no te disculpes por eso, Billy…

- esta muy lastimada… ¿cierto?- me besó los labios y sonrió.

- si…pero no me importa…- sonreí, y mi nivel de vergüenza bajo un poco. Entonces ella bajo su ropa interior y la bese con ternura y delicadeza. Comenzamos a temblar, éramos bastante torpes para esto.

- espera…- baje de encima suyo y tome una cajita que Tom me había dado un día antes de la boda y saqué un preservativo y lo abrí con mis dientes. Era tan idiota que no habría sabido como ponérmelo, pero por suerte tenía un hermano casi experto en ello. Volví con ella y me lo coloqué con delicadeza.

- …gracias, Bill…- sonreí. Bese su cuello y le susurré al oído.

- ¿estas…lubricada, linda?- ella asintió. – seré cuidadoso…lo prometo…

- te amo…

- yo también…te amo…- abrí sus piernas, y comencé a temblar de miedo. Bien, era ahora…tome mi entrepierna y la dirigí a su entrada, tome su mano con fuerza y empecé a entrar, con cuidado.

- Bill…- se quejó. Acaricié su cabello y entré por completo. Estaba dentro y ahora, me puse en una posición y acaricie sus costados con mis pulgares y comencé a moverme despacio, esperando que se acostumbrara, pero su carita se volvió roja, mientras fruncía el entrecejo, adolorida. –ahh…- gimió dolorosamente, apretando mi mano.

- linda… ¿quieres que pare?...

- no…

- ¿estás segura…? Puedo parar, en serio…- negó.

- no, Billy…- asentí y empecé de nuevo con el movimiento. Y de pronto comencé a disfrutarlo tanto, y me corrí sin ser amenazado con ser apaleado hasta que lo hiciera… lo hice por ella, porque la amaba… y me sentí tan bien…

[…]

By (tu nombre)

Me levanté de la cama y tome mi ropa para darme un baño, la ropa de la noche pasada ya no estaba en el suelo y antes de meterme al baño lo miré. Su cabellito estaba mojado y usaba ropa nueva, que olía a su loción; siempre solía despertarse tan temprano. Me dirigí al baño y me di una ducha, al salir, me coloqué mi ropa y cepillé mi cabello mientras me dirigía a la cama, a mirar a Bill, que yacía despierto con sus ojos abiertos.

- ¿estás cansado?

- no, me siento un poco mareado.- sonrió.

- ¿mareado?- asintió.

- tal vez fue algo que comí ayer.

- pues entonces, hoy nos quedaremos todo el día aquí.

- ¿sin salir?- dijo preocupado.

- sí, no quiero que enfermes.

- no fue bueno decirlo.- rió. –linda, ¿sabes cuánto te admiro?

- ¿me admiras?- sonreí.

- sí.- me encogí de hombros.

- ¿por qué?

- en los momentos más difíciles de mi vida has estado tu, me has ayudado a tratar de vencer mis miedos.

- odio verte mal, Billy.

- odio que en esta relación sea yo el que no puede protegerte a ti.- bajo su mirada.

- ¿de qué hablas?

- me siento idiota, ¿entiendes?, me hubiera gustado ser yo quien te defendiera, quien te protegiera y subiera el ánimo cuando estás triste.

- y lo has hecho, pero no quieres darte cuenta de las acciones buenas que haces. ¿Te digo algo?- me miro, serio. –me cambiaste completamente. Me hiciste saber respetar a las personas de apariencia y pensamientos diferentes, aceptarte tal y como eres.

- ¿en serio?- asentí.

- sí.

- te amo, te amo demasiado.- dio un beso en mis labios. – quiero que salgamos, linda, hay que salir.

- tu estas enfermito.

- no, me siento mejor, por favor.

- ¿A dónde?

- no lo sé, quizá podemos ir de compras o visitar algún lugar un poco retirado de aquí.

- hum, bien, iremos.- sonrió, como a un niño al que le dicen que tendrá un perrito nuevo. – pero hay que desayunar primero.

- está bien, vamos.

- no, lo haré yo, Bill. ¿Qué quieres?

- ¿lo harás tú?- negó. –estamos en un viaje, no deberías hacerlo tú.

- yo quiero hacerlo, así te puedo hacer algo que no le caiga mal a tu pancita.- sonreí.

- mi panza te lo agradecería mucho, pero no es necesario, linda.

- oh, vamos, quiero que esta pancita esté fuerte como siempre lo es.- la acaricie por sobre su playera, él sonrió.

- mi panza es débil.

- es linda, y me gusta esto.- metí mí bajo su playera y acaricié ese tatuaje.

- ¿te gusta?

- sí, me encanta, es hermoso.

- me dolió mucho.- sonrió. –pienso en hacerme otro.

- ¿en dónde?

- no lo sé, quizá… en la muñeca.

- me gustaría.- el sonrió. –bien, te haré algo que no te haga mucho daño, ¿sí?

- ¿necesitas ayuda?

- negué.
- no, puedo hacerlo yo, gracias, Billy.- me levanté de la cama y fui hacia la pequeña cocina. Empecé a cocinar, no era muy buena pero sabía algo gracias a mamá. Tomé un plato y coloqué su comida, después regresé a la habitación y se lo acerqué.

- muchas gracias, hermosa.- empezó a comer. – ¿Qué comerás tú?

- ¿sabes? No tengo mucha hambre.- me miro confundido.

- vamos, no puedes saltarte el desayuno, tú me lo dijiste.

- bueno, comeré tal vez en unas horas, pero por ahora no me cabe ni una semilla de arroz.- sonrió.

- bien, pero prométeme que comerás algo.- asentí.

- lo prometo.

[…]

No arreglamos un poco y salimos a conocer por aquí. Era un lugar realmente hermoso, y estando con Billy lo era aun más. Fuimos a un centro comercial bastante grande y con un estilo totalmente diferente a los que solíamos ir en L.A, fuimos a ver ropa, Bill tenía un buen gusto; me paso unos vestidos y blusas.

- con esto te mirarás preciosa, vamos, mídetelo.

- Bill, toda la tarde lo hemos pasado buscando ropa para mí, también hay que buscar para ti.

- no, no es necesario, vamos, ¿sí?

- bien.- entré a los probadores y me la coloqué, salí de ahí y Bill me miro, con una hermosa sonrisa.

- vaya, te vez preciosa, linda.

-¿te parece?, no me gusta cómo me queda este corte.- rodeo los ojos.

- estás loca, ¿cierto? Se te ve hermoso- me abrazó por la espalda, colocando, como siempre lo hacía, su quijada en mi hombro. –te amo tanto, no puedo creer que ame a una persona tanto como te amo a ti.

- yo también te amo, Billy, te adoro.- me beso los labios, con esa delicadeza que siempre ponía en cada uno de ellos, como si fuera algo con lo que tienes que tener mucho cuidado de no romperlo. Así lo hacía él, tomando mi mejilla con la yema de sus deditos tan delgados y por lo regular fríos.

Conocer a una persona como él había sido lo que nunca esperé de mí, enamorarme de un hombre como Bill tampoco estaba planeado y amarlo…amarlo estaba tan lejano. Pero había algo en él, había algo que me hacía creer que las personas diferentes como Bill eran las correctas, las que mostraban sentimientos verdaderos y las personas que amaban sin mentir, que decían lo que sentían, aun que también eran inseguras. Pero yo amaba a Bill de una forma que no llegue a amar a alguien más.

Él me aceptó aun teniendo una relación con alguien, él me mostró su amor cuando aun salía con Frank y lo agradecía, porque de no haberlo hecho yo aun seguiría en una relación que no avanza ni avanzaría. Gracias a Bill soy diferente, gracias a Bill he perdido miedos y ganado valor y fuerza. Y lo amaba, como amaba a la vida, el era la luz de mi mundo y pronto se convertiría en el aire del mismo, porque yo sin él…yo sin él no sería quien soy ahora.


3 comentarios:

  1. OMS SU PRIMERA VES HERMANITAP *uuuu* hay que cosas pásan :D y pobre billito al volver a recordar lo que avia pasado por unos instantes pero que hermoso que Tn este a su lado :'D que genial por millonenisame ves AMOOOOO TU FIC n_n se esta convirtiendo en favoritaaaa nuevmanete como la otra *u* bueno siguelaaa que me dejaste todo intrigadota C: <3

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  2. *-* Todo esta cambiando<3 , y para bien:3 ADORO TU FIC! es tan , tan .. realisticamente hermosa x3 , la amo ;) , Síguela por favor :3

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