martes, 8 de mayo de 2012

capitulo 72


By Jörg

Tomé el bolso de Bill y saqué del mismo, esa pequeña cajita. La tomé en mis manos y en la última hoja comencé a escribir con un bolígrafo que se encontraba en su bolso. Escribí con ansias, con desesperación, con rabia.

- Jörg…- la mire, dejando el bolígrafo entre las hojas. Simone negó y sacó una sonrisa. –No puedo creerlo.- la mire confundido, con un extraño sentimiento. Esta vez…esta vez no la mire con repugnancia.

- ¿creer qué?- ella apuntó en mis piernas, al tiro mire, esa caja con las hojas estaba en ellas. Después la miré a ella.

- ¿se lo diste al final?

- así es.- ella caminó a mi lado.

- ¿por qué escribes?

- me lo prometí.

- ya lo sé…pero…Bill no está…

- él va a terminar de leer esto.

- porqué no vas a verlo mejor, Bill lo apreciaría, ¿sabes?

- no quiero verlo de esa forma. ¿Por qué mejor no vas tú? Nunca estuviste con él.

- tu tampoco. Lo dejamos en el olvido.

Me quede en silenció, y sin más contratiempos, me levanté de la camilla y camine fuera de esa habitación. Camine hacia esa habitación, donde seguramente, mi hijo estaría tan pálido, tan inanimado…muerto…

Me encontré con mi pequeño Bill, tomado de las manos de Tom y su novia. El sentimiento de decepción y rabia se apoderaron de mi. Los labios de mi hijo estaban tan secos, y sus ojos entrecerrados; parecía que me miraba y de pronto imaginé que despertaría, que me miraría y sonreiría.

- Tom, ¿podrían dejarme solo con él?- asintió y se soltó de la mano de su hermano ahora inmóvil. Pero ella negó, besando la mano de mi gemelo menor mientras lágrimas caían de sus ojos con desesperación.

- vamos, (tu nombre). Dejemos a mi papá solo un momento.

- le prometí que estaría de su mano…hasta que no hubiera nada que pudiéramos hacer.- mi hijo tomo sus hombros y los acarició con sus pulgares.

- ya…ya no hay nada que puedan hacer por él. Solo míralo, (tu nombre)…-pero ella negó una vez más.

- ¡todavía hay algo más!...aun no se va…

- por favor, (tu nombre)

- Tom.- mencione, un poco cansado por lo que pasaba y también, intimidado por la imagen de mi propio hijo si respiración. –Si ella se lo prometió, déjala que se quede, podemos estar los dos juntos.- él asintió y salió de ahí, caminando lentamente, como si alguna parte de su cuerpo le dijera que se quedara.

Tome su mano, acariciando sus delgadísimos dedos, con esa pintura negra que empezaba a desaparecer casi por completo y ahí, por primera vez en tantos años, vi ese tatuaje y le presté atención…”Libertad 89”… lo acaricié, sintiendo junto al tatuaje, algunas de las puntadas que le hicieron al sacarle sangre.

- Bill…- las palabras no serían congruentes y mucho menos justas. Sabía que no me harían parecer el padre que fingí ser. Pero etas palabras eran sinceras, y solo yo y el oyente podríamos juzgar. – ya lo sé…no es un buen momento para ninguno de los dos.

Suspiré, contando hasta tres, en un lapso de menos de tres segundos.

- por veinte años he fingido ser una persona totalmente diferente a la que soy en realidad; por veinte años, he sido un mal padre, un mal compañero y un muy mal amigo. Me gustaría volver el tiempo, a cuando eras un pequeño, a cuando me ilusionaba estar con tu madre, poder amarla sin aparentar…pero tú y yo sabemos que es imposible.- saqué el aire con dificultad. –no quiero pedirte perdón por nada de lo que te hice pasar, porque una persona como yo, a la que se le ha arrancado la cara y la vergüenza, no merece el perdón de un hijo como tú.

Sé que te hice pasar muy malos momentos, sé que por toda tu delicada vida me ocultaste cosas, se que por tu corta adolescencia pasaste cosas por las que ninguna persona como tú tuvieron que pasar. Te drogaste, te violaron, comenzaste a fumar y a tomar, te escapaste de casa…y todo gracias a mí, al hombre que te vio nacer y crecer con dolor.

Mis ganas por quitarme el corazón con mis propias uñas crecían cada vez que te miraba así. No puedo creer que mi hijo este aquí, sin poderme escuchar ni mirarme una vez más…mirarme sin miedo, el miedo que yo te creé. Es tarde para arrepentirme de todo, es tarde para poder iniciar una nueva vida sin prejuicios…pero, ¿recuerdas?...” ¿Cómo harías para mirar atrás sin prejuicios?”… ¿Cómo lo harías tu, Bill? nunca me lo dijiste…

Te hablo desde mi corazón, nunca quise esto para ti…nunca quise verte en una situación como esas tantas por las que has pasado. Quería verte sonreír, que sonrieras por mí, que sonrieras por algo que te he dicho yo…pero, no lo hiciste… y te vi sonreír de verdad por primera vez con ella… con esa mujer… mi hijo crecía…mi hijo comenzaba a enamorarse y me sentí tan imbécil…maduraste tan rápido… fuiste por la vida…tan rápido…y sin mi…

Quise…quise ser fuerte por Tom y por ti, pero me hice fuerte de orgullo y fuerte al no llorar cuando los veía mal. y ahora me doy cuenta, de que nunca tuve que preferir algo más que la felicidad de mis hijos…unas gafas nunca…nunca van a ser mejor que tú, Bill… nadie en esta vida va a ser mejor que mus hijos…nada ni nadie…ni el más hermoso diamante, ni la mujer más hermosa…nadie iguala a mis gemelos y a mi hija…nadie, ni siquiera Tom te iguala…son diferentes…y a la vez tan iguales…pero nunca iguales… y no quiero que seas como Tom…yo te quiero a ti, a Bill Kaulitz…no a Bill, la copia de Tom…yo te quiero a ti… te quiero, Bill…te amo, hijo… daría lo que fuera por tenerte de vuelta…- me quedé en silenció. Y escuché los sollozos de (tu nombre).

Cerré sus ojos entreabiertos, sintiendo esas pestañas en la palma de mi mano. Me levanté de ahí y salí, dejándola sola a ella con mi pequeño. Regresé a la habitación y sin mirar a todas esas personas, me senté en la camilla y comencé a escribir de nuevo. Miré el bolso de Bill, su móvil brillaba. Lo tomé y era una llamada de algún desconocido; no la acepte y lo volví a dejar ahí, cuando sentí un pequeño dolor; me encontré con una pequeña libreta vieja; de pasta blanca y algunos rallones en la misma pasta.

La abrí sin preámbulos, sin mirar algunas páginas. Pero un color llamativo me hizo parar y regresar a esa hoja de título: “La oscuridad de una vida.” Con la fecha 4/3/99

La oscuridad de una vida.

Era un niño, él vivía en un castillo hace muchos años, en donde una mamá reina y un papá ogro cuidaba de sus dos piratas. El pirata más pequeño siempre jugaba con su hermano, pero en cada uno de sus juegos, los gritos del ogro y la princesa los hacían querer huir al país de nunca jamás. El ogro siempre llegaba con una poción que lo hacía parecerse a un borracho, y esa poción le quitaba todo lo divertido a la familia, pues la reina lloraba porque el ogro le pagaba muy duro con sus garras y los piratas sabían que eso no estaba bien. Creían que ese ogro no podía ser su papá.

Cuando los piratas cumplieron siete años, sus vidas fueron distintas, cambiaron como por arte de magia. Fueron separados por sus padres, como dos cachorros separados, indefensos…con miedo.

Al pirata mayor lo querían mucho, le daban todos los caramelos que él quisiera, lo dejaban salir con sus amigos piratas y la reina siempre le daba abrazos y cariño. Pero para el pirata menor todo era diferente. Estando en los brazos del ogro, solo podía comer un caramelo al año, no podía salir con sus amigos y nunca volvió a mostrar cariño por él. Como si estuviera apresado en esa cueva, en donde el pirata solo podía mirar por la ventana.

Un hada le otorgó la misión de hacer que el ogro se convirtiera en el rey. Y eso intentó. 
Escabulléndose, intentando que el ogro mostrara preocupación por el, pero no funcionó. Intentó de nuevo, intentando platicar con él sobre la escuela de piratería, en donde los malos lo atacaban como a su prisionero. Pero una vez más, el ogro no hizo nada.

Después de 3 años, el pirata no logró hacer nada. Y sus fuerzas junto con las del hada se escabulleron por la chimenea. Aun quería seguir con su misión de poder hacer del ogro un rey y que se volvieran a juntar su hermano y él, pero no pasó, y el hada, junto con sus esperanzas, partieron a nunca jamás; dejando al pequeño pirata con una sola misión más: “recuperar a su hermano”. Así los dos podrían, con sus espadas, hacer que el ogro les quisiera de nuevo.

FIN

La lluvia comenzó a caer, con unos grandes y fuertes relámpagos.
Me arrepentía. ¡Me arrepentía mil y una veces! Pero las garras del ogro que llevaba dentro me detenían y me hacían no llorar por esta situación. Por eso era que me pedía libretas, para usarlas como un diario secreto.

- ¡AYUDEMÉ!- se escuchó un fuerte grito femenino. - ¡por favor!- Tom salió de la habitación.

By Tom

- ¡(tu nombre)!

- Tom, ¡busca a un doctor pronto! ¡Por favor!

- ¡¿Qué es lo que pasa?!

- ¡Bill!- mi corazón quiso salir por mi boca, haciéndome tener arcadas de ansiedad o quizá miedo. Un doctor corrió tras (tu nombre), pero yo no los perseguí, mies pies se habían quedado clavados en el suelo.

Anette se acercó a mí y me tomo por las muñecas con delicadeza.

- ¿qué es lo que pasa, Tom?

- n...no…no…- musité. Pero mis palabras no salían, se escondían tras mis cuerdas vocales, apretándolas con fuerza para no emitir ningún sonido y mis lágrimas se aferraban en mis ojos, son querer salir, el único vivo era mi corazón, que podía sentir que rompía mi piel con brusquedad.

- ven, siéntate, Tom.- dijo ella, mas no la miré. Un trueno entró por las ventanas. Y mire a dos personas que se acercaban corriendo para cerrar esa ventana por donde el agua comenzaba a entrar.

[…]

Tras dos horas mirando el reloj, mordiendo mis uñas y desgastándome las piernas. Una noticia llego a mis oídos. Nos necesitaban a papá y a mí en una habitación…la habitación 67… mi cuerpo se llenó de nervios y miedo, no podía recapacitar sobre lo que estaba pasando en este preciso momento.

- ¿qué necesita, doctor?- dijo papá. El doctor nos miro a los dos de pies a cabeza.

- hablar con ustedes dos.

- ¿s-sobre qué?- él doctor camino hacia una pequeña cortina blanca y la abrió con una grande sonrisa.

- Bill está vivo.

Sentí…no. no sentí nada.

Una ola espumosa, llena de recuerdos, esperanza, felicidad, amor, ganas de seguir viviendo y una pequeña cajita con fuerzas me derrumbó. La sonrisa en mis labios no fue la más grande, pero fue la más sincera. Y siempre creí que llorar de felicidad era casi imposible, pero que va, despertar de una pesadilla no era imposible y envolverme de la verdad y la felicidad, que purificaban mi cuerpo como agua bendita era tan posible como volar libremente por el país de la felicidad.

Mi mirada se colocó en papá, que cubría sus labios y al igual que yo, lloraba de felicidad.

- ¿él está bien?- preguntó papá.

- ¿Por qué no lo ve por usted mismo?- él sonrió. Papá asintió y camino hacia el seguido de mi.

(Tu nombre) tomaba su mano fuertemente. Y ahí estaba él, con sus ojos cerrados y ese cuerpo tan flácido y pálido. Papá tomó su mano, haciendo que él abriera los ojos y diera un pequeño saltito a su toque; su sonrisa fue la más tierna que nunca le vi; papá tomó su mejilla y la acarició con su pulgar.

- …papá…- su voz sonaba tan débil, encima por la máscara de aire se le escuchaba más bajito.

- esto es un milagro, Bill.- dijo él.

- ya…ya no estoy enfermo, ¿verdad?- papá negó y secó una lagrima que aun no quería salir por completo.

- no, claro que no, Bill. Tu ya estás bien, estas perfecto. No volverás a enfermar así nunca más.- Bill sonrió.

- te…te quiero, papi…- la cara de papá enrojeció, queriendo ocultar toda la clase de sentimientos encontrados nuevamente dentro de él.

- te amo, hijo…

By (tu nombre)

- ¿linda…cuándo saldré de aquí?

- en dos semanas, eso si todo sale bien.- sonreí.

- tú crees… ¿crees en los ángeles?

- eso creo.

- … ¿me creerías si te digo que hablé con uno?

- ¿hablaste?- asintió. -¿cuándo?

- hace unas horas…

- ¿qué te dijo?

- me…me dijo que no…que no tuviera miedo…qué ella iba a…a esperarme por si algo salía mal…me dijo que… me ayudaría a volverte a ver…

- ¿era mujer?- asintió.

- si…me dijo que tomaste mi mano…siempre…- sonreí, tratando de ocultar mis lágrimas. – ¿me crees?

- claro que si te creo, tonto…

- estuve a punto de irme…

- no hay que pensar en eso más, Billy…ahora estas bien…- el sonrió.

- no he olvidado a mi monito azul… no te has zafado de esto…

- tampoco lo olvide. Iremos por el pronto, en cuanto salgas de aquí.

- ¡¿en serio?!

- claro que si, Billy.

- eres la persona…más dedicada del mundo…

- y tu eres la persona más linda y fuerte del mundo…

- te amo…

- te amo mucho más.- el rió.

- señorita, el paciente tiene que descansar.

- ¿p-puede…puede dormir aquí…doctor?- preguntó Bill.

- si usted quiere.

- si… ¡si quiero!

- bien, pero por favor, duerme, que mañana tienes una revisión.- Bill asintió. El doctor se fue.

- no quiero dormir…

- tienes que hacerlo, Bill.

- no tengo…sueño…

- yo te ayudo.- sonreí y acaricie su cabello con delicadeza.

Sus ojitos comenzaron a cerrarse, mientras una sonrisita salía se sus labios; se acomodó un par de veces y sacó un suspiro que empaño un poco la máscara de aire. Sus ojos se cerraron por completo y sus suspiros ya empezaban a sonar tiernamente.

No tenía nada que hacer más que agradecerle a Dios por darle otra oportunidad, por darnos a los dos la oportunidad de pasar una vida juntos. Porque no podía sentirme más feliz en toda mi vida. Como si volviera a renovarme. Es que simplemente no tenía palabras para lo que había pasado, Bill de pronto volvió a la vida, volvería a sonreír.

Le agradecía a Billy por ser fuerte, a esa familia por donar el corazón de su hija, a ese ángel que ayudó a Bill, a Tom, a Anette, a Simone y a su papá, por esas palabras que seguro también ayudaron a que Bill tuviera otra razón por la cual seguir luchando por su vida. No tengo palabras, el solo mirar a Bill respirando de nuevo me hacía sentirme tan aliviada, tan feliz…tan viva…

Mi Billy había vuelto a la vida…

[…]

Ha pasado ya una semana. Bill parece estar muy bien, ahora come tan contento como cuando llegó por primera vez. Los doctores dicen que si sigue así, podrá salir antes o podrá comer lo que él quisiera al salir. Bill ya tomo su color de piel que llevaba antes y sus labios volvieron a ser rosados y tiernos. Sus ojitos ya volvieron a brillar, Bill se convertía cada día en el Bill del que yo me enamoré y conocí. En ese Bill que sonreía ampliamente siempre que estábamos juntos.

Sam y Danny están aquí, también lo están Gustav y Georg acompañados de Boris. Bill está feliz, de verdad se ve feliz y eso me hacía tan feliz a mí. Boris le ha traído unos lindos globos de colores, con los cuales no dejaba de hablar conmigo sobre el hermoso detalle de Boris, como si fuera algo extremadamente extraño que su enemigo le llevara un regalo.

No podía estar más feliz. Ni mi sonrisa ni mis sentimientos podían mostrar lo que realmente sentía…Billy estaba vivo otra vez…Billy volvía a sonreír…



6 comentarios:

  1. WOW! no, no, no WOWOWOWOWOW!!! me encanto y... me volviste hacer llorar mi bebe revivio, MI BEBE :'D

    No podía estar más feliz. Ni mi sonrisa ni mis sentimientos podían mostrar lo que realmente sentía…Billy estaba vivo otra vez…Billy volvía a sonreír…
    ESTA FRASE ME LLEGO!

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  2. WOW!!!!!!!!!! BILL esta VIVO!!!!!!!!

    vuelve a ser la misma persona linda y tierna q era, llore con el cap enserio
    ME ENCANTA!!!!!!!!1
    esta super sube pronto please!!!!!!!!!!

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  3. fuck yeah bill sigue aqui !!!!!!!!!!!!!!!! me muero yo ahora de tanta emocion :P
    muy geneal el cap e_e sube ya jejje xD

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  4. aaaaahhhh.... q bn BILL!!!! esta VIVO!!!!

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  5. O_O omg TT__TT siii siii BILL ESTA VIVO!!!!!
    SI EL NO TENIA PORQUE AVER MUERTO LO AMO!!!!!
    QUE GENIAL GRACIAS POR DARLE LA VIDA OTRA VES
    A BILL!!!!!!!!!!!!!!GRACIAS GRACIAS TKM CONTINUALA
    SEGUIDOOO Y QUE BONITO LA PARTE DE EL Y SU PAPA
    n_n SIGUELA PRONTO CUDIATE AMOO TU FIC

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  6. :'3 El esta vivo! *-* sii♥ , que bonito! eso era lo que esperaba! :$
    Y ahora podrá estar con (tn) , y Tom y su papa , que si lo quería :3
    Ame , realmente Ame este capitulo , y hasta me hizo llorar cuando leí "Bill esta vivo"
    Me fascino , síguela !.. por favor:3

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