lunes, 14 de mayo de 2012

capitulo 75


By Bill

Ella se quedó en silencio, podría decir que se quedó petrificada, pero la vi sonriendo y mis nervios empezaron a bailar dentro de mí, formando una sonrisa estúpida en mis labios. Ella se separó de mí, separando también mis manos que tenían esa cajita dentro; me miro sin quitar su sonrisa, podía ver sus ojos brillando fuertemente aun que el sol se había ocultado por completo y apenas una linda luna y pequeñas gotitas salían del cielo.

- Billy…- su respiración se entrecortó y yo no podía decir nada acerca de mi estado. Empezaba a transpirar de puros nervios y por más que quería mi sonrisa no se iba.

Ella me dio un abrazo fuerte. Rodee mis brazos en su cintura, aun sosteniendo esa cajita. Quizá se lo había dicho muy pronto o de una manera no tan romántica, pero ese era mi problema: no me gustaba lo extremadamente romántico y por ello tampoco lo era. Sentí su pecho subir y bajar, emitía unos ruiditos, como si estuviera tratando de ocultar una linda risa; me separé de ella y la miré, que sonreía ampliamente, asintió y se paro en la puntita de sus pies… nos dimos un beso, un beso tierno, lleno de muchos sentimientos, sentimientos que a pesar de quererla por seis años, nunca había sentido.

- si quiero, Billy…- mi sonrisa se transformó en una más grande, sin nervios, llena de felicidad y emoción. Le mostré la cajita blanca y la abrí, mostrándole el anillo, era de oro blanco, sin ningún diamante y tenía grabadas las palabras “immer durch ihre seite”.

Tomé su mano y saqué el anillo, colocándola cuidadosamente en su dedo anular izquierdo, ella lo miro con una sonrisa y beso mis labios tiernamente. Sabía que los anillos de compromiso acostumbraban ser con un pequeño diamante; pero Tom nos había dicho que nuestra relación no era muy normal, y eso me hacía sentirme muy feliz, pues éramos diferentes y sabíamos amarnos como lo hacíamos durante años, quería algo diferente para ambos.

[…]

Era el turno de lo difícil: pedir la mano de (tu nombre) a su papá. Tal vez siendo novios no le incomodaba demasiado, pero era realmente diferente comprometernos y ya que su papá quería por sobre todas las cosas a mi princesa, suponíamos los dos que era algo difícil.

Llegamos a casa y subimos a nuestra habitación, ahí estaba Tom, sentado con Arabelle en el sofá. Al mirarnos se levantó de golpe y con una gran sonrisa se acercó a nosotros.

- ¿cómo te fue, hermano?- sonreí ampliamente y le mostré nuestras manos que ahora estaban entrelazadas. Cuando miró el anillo sacó un grito ahogado y nos dio un fuerte abrazo a ambos. –felicidades, a los dos. Vaya… no puedo creerlo, ¡un troll será mi cuñada!

- que gracioso, yo tendré al cuñado más feo.- sonrió.

- pero yo no seré tu esposo, lo será Bill.

- ¡hey!- él se echó a reír fuertemente y golpeo mi hombro con delicadeza.

- es solo una broma, Bill.

- ¡oye!- Arabelle tomo la pierna de (Tu nombre) y la golpeo sin fuerza. -¿te gusto el animalito que mi hermanito te compró?- ella se acuclilló frente a mi hermanita.

- pasa que aun no los veo, pequeña. Pero seguro que si me gusta.- sonrió.

- hum… ¿los abrirás hoy?

- tal vez.- Arabelle sonrió.

- ¡¿puedo ayudarte yo?!

- hey, Arabelle.- las dos me miraron. –Es cumpleaños de mi princesa.- Arabelle se cruzó de brazos.

- déjala, Billy, podremos abrirlos las dos.

- ¡lo vez!- gritó Arabelle.

- no seas tan grosera con tu hermano.- ella sonrió.

[…]

- no veo porque te arreglas tanto, Bill.

- son tus padres, linda, y voy a pedir tu mano, ellos no querrán verme como siempre.- ella sonrió.

- creí que habías dicho que yo era la dedicada.- rió. –eres más dedicado que yo.- deje de maquillarme y la miré.

- te quiero, tonta.- ella volvió a sonreír.  La volví a mirar por el espejo, ella acomodaba su cabello seria, con una hermosa mirada. –hey, ¿si te gustaron las blusas?- ella sonrió mirando su cuerpo.

- me encantaron, Billy. Nunca creí que supieras exactamente cuál es mi estilo.

- es que no lo supe, con todo te ves hermosa.- ella sonrió.

[…]

- pero… mi niña tiene 20 apenas…- dijo él, bajando la mirada; los nervios se acumularon en mi estómago, no tenía palabras para lo que estaba pasando, creí que todo saldría bien, que su papá aceptaría casi sin pensarlo pero, estaba realmente equivocado.

- papá, yo amo a Bill, quiero estar junto a él siempre.

- pero, hija… eres muy joven, demasiado, en estos momentos apenas estarías festejando tu tercer año con un novio, no casándote.

- vamos a cuidarnos en todo, papá. Hemos vivido tres años juntos.

- estás llevando tu vida muy apresuradamente, ¿no podrías esperas un par de años más?

- pero… es que en un par de años seguiremos juntos, será igual.

Él me miro a mi, haciéndome sentir nervios y algo de miedo, quizá aquí era cuando me decía que era muy inmaduro para llevar a cabo un matrimonio, y tal vez sí lo era, pero estaba dispuesto a cambiar y ser más maduro por ella, porque en realidad si la amaba, y tal vez seis años de noviazgo no era suficiente para comprometernos, pero ella tenía razón, en dos años más estaremos igual, amándonos de la misma forma.

- prométeme que vas a cuidar a mi princesa.- y en el preciso momento en el que me hacía la idea de esperar un poco más, él aceptaba. Sonreí ampliamente, reprimiendo mis ganas por gritar de felicidad.

- yo… claro que sí…

- bien, estoy de acuerdo, te concedo la mano de mi hija.- mi corazón saltó de alegría, sin percatarme de que las lágrimas en sus ojos empezaban a asomarse. (Tu nombre) camino hacia él y lo abrazo con fuerza.  – ¿me prometes que serás feliz con él?

- oh, papá, eso ya es un hecho, lo amo.

- hace tan solo unos años que ustedes eran amigos, no puedo creer lo rápido que paso el tiempo… de amigos a esposos, no puedo creerlo.- (tu nombre) me miro.

- aun somos amigos.- dije. Él sonrió y me dio un abrazo también.

Lo difícil estaba hecho, ahora estábamos seguros de que podíamos llegar a ser felices por el resto de nuestras vidas, hasta envejecer y tener nietos o hasta bisnietos.

Me di cuenta que esto era un gran paso en mi vida, y que tanto mi carrera, la cual aun no sabía si seguiría o se quedaría estancada ahí, todo se haría más difícil y cambiaria. Nunca tuve una linda experiencia de papás que se quisieran de verdad, pero comenzaba a experimentarla por mí mismo y con el apoyo de todos… aun que, con papá aun no hablaba por completo. Pero fuera de eso, me casaría con la mujer que he amado desde hace años y aun no pierdo ese amor que le tengo.

De aquí en un mes se haría eterno, estresante y sobre todo, el día más esperado en mi. Tom me ayudará con todo, Anette y la mamá de mi linda la ayudarían a ella. Aun que era muy pronto para decidir esto, teníamos algunas ideas. (Tu nombre) y yo estuvimos platicando acerca de esto.

- hey, hermano, ¿Cuándo empezaremos con las compras?

- no lo sé, vaya es que…ahh- sonreí.

- tranquilo, todo va a salir bien, aun tienen un mes para hacerlo todo.

- no puedo creer tu gran paciencia, Tom. Siento como si esto fuera en dos horas y aun no tenemos nada.- el sonrió.

- pero recuerda que esto lo haces por (tu nombre) y por ti. Nadie más podrá arruinarles su día, tranquilízate.

[…]

Cinco días para la boda y aun no podía conseguir un traje que me gustara para él día. Hoy iríamos después de desayunar con Tom y papá a buscarlo. Bajé las escaleras y me senté en la silla, (tu nombre) me miro con una hermosa sonrisa y después de limpiar sus labios con una toalla de papel dijo:

- ¿cómo te va con tu ropa, Billy?- los nervios me recorrieron el cuerpo entero.

- ehh… aun no lo consigo… ¿cómo vas tú?

- estamos igual, mañana nos darán dos más. Es que ninguno me ha gustado, son todos tan elegantes.- un punto a mi favor, así sabría que no estaría tan elegante así que apunté en mi memoria “no comprar algo tan elegante.”

- hoy con Tom y papá iremos a buscar algunos. No suelo estar de traje, me siento extraño.

- no tienes que ir de traje si no quieres, Billy.- sonreí. Más que nada porque ella era la persona más consciente del mundo. Nunca había conocido una mujer a la cual no quisiera que su esposo estuviera desarreglado en su boda. Negué.

- claro que no, linda.

- ¿estás listo, Bill?- dijo Tom. Me levanté de la mesa y subí al segundo piso.

- ¡tan solo me cepillo los dientes!- grité desde arriba.

Cuando termine de hacerlo, me coloqué un suéter blanco y baje las escaleras. Me acerqué a mi princesa y bese sus labios. Ella sonrió y tomo sus trastos sucios, yo la imité y los lleva a la cocina en su compañía.

- ahora tengo que irme, linda… pero, ¿nos veremos en la tarde?- negó.

- tenemos la prueba de vestidos y para algunos adornos del lugar.

- hum, mierda… ¿entonces nos vemos en la noche?

- sí, en la noche no haré nada yo.

- yo tampoco.- sonreí. –me voy, linda. ¡Cuídate y que consigas tu vestido!

- tú también, Billy.- subimos al auto, estaba emocionado, pero algo angustiado y al parecer Tom lo notó.

- ¿Qué tienes hermanito?

- nada, ¿por qué?

- te ves triste.- suspiré.

- odio esto.

- ¿odias?

- si… odio que por esto, (tu nombre) y yo solo podamos vernos en las noches.- el sonrió.

- vamos, Bill, no deberías estar así, ¡es su boda! Estarán juntos una vida entera, no te angusties por solo unos días.- sonreí.

- ¿y tú?

- ¿yo qué?

- nunca he visto una novia tuya, y sé que has tenido.

- hum… no lo sé, supongo que estaré así por unos años más.

- no digas eso, me gustaría verte con una novia, de verdad.

- te prometo que un día me verás.

- ¿en serio?

- claro que si… eso espero.

- y yo.

Llegamos; bajamos del auto y entramos a ese lugar. El encargado se acercó con nosotros, sonriendo con amabilidad.

- ¿puedo ayudarlos en algo?

- buscamos trajes, para una boda.- dijo papá. El hombre asintió y camino hacia unos trajes que yacían colgados, sacó cuatro de ellos, uno gris y los últimos negros, también saco unas camisas, todas blancas. Se los pasó a papá y el primero en descartar fue el gris.

- entra y pruébate esos, Bill.- dijo Tom. Asentí y entré a los probadores, dos de ellos solo de vista los deseché, eran muy formales y simplemente no eran mi estilo. Pero el último era excelente y la primera camisa que había visto hizo juego perfectamente.

Era un saco delgado, el corte era en diagonal, en la parte trasera un poco más largo que de la delantera. La camisa era de manga larga, delgada y con algunos bordados extraños delante, las mangas blancas salían un poco por el saco, haciéndolo ver precioso en mi gusto. El pantalón era bastante largo y a la cintura, cubría mis pies, pero con unas lindas plataformas lograría verse bien.

- vaya, Bill, te ver excelente.- dijo Tom, levantándose a mi lado. – ¿pero sabes con que te verías mejor?

- ¿con qué?

- mira aquí. Espera.- camino un poco lejos y después regreso, colocando en mi cuello un moño negro.

- vaya, Tom, está precioso.- el sonrió.

- serás el más guapo de ahí.- lo mire con algo de nostalgia y no sabía realmente la razón.

- tú también serás el más guapo, somos gemelos.- reí.

- bien, tienes razón.- reímos los dos. Papá se acercó a mí y me miro por el espejo.

- te ves muy bien, hijo. Nunca creí verte tan formal.- rió.

- gracias.- sonreí.


- pero bajarás esa cresta que tienes, ¿cierto?

- oh, sí.- sonreí. –pensaba bajarlo todo, algo como esto.- baje mi cresta un poco, haciendo como un pequeño bulto con mi cabello.


Ahora, era turno de comprar los zapatos, pero eso sería muy fácil, en mi mente ya tenía la idea de cómo serían. Pensaba en unos botines con una gran plataforma, negros, claramente.

By (tu nombre)

Tres vestidos y ninguno me gusta, parecen tan formales, llenos de brillos y piedritas de colores. No tenía una idea muy exacta de lo que quería, pero no quería algo tan formal, quizá algo… cómodo pero lindo.

- ¿qué te parece esté, (tu nombre)?- Anette llevaba en sus manos un lindo vestido, realmente me gustaba.

Era sin manga, con unos pequeños tirantes un poco gruesos, un poco ajustado por arriba y después caía todo lo demás, con un poco de volumen, más no era muy voluminoso, tenía unos pequeños detalles con brillos en la parte del busto y era lo único que tenía en brillo. Era precioso y perfecto, acercándose demasiado a lo que tenía en mente.

- te ver hermosa, hija.- dijo acariciando mis hombros.

- este es el que quiero, mamá.- sonreí.

- te verás preciosa, no puedo imaginar la cara de nuestro Bill cuando te vea.- dijo Anette, con una linda sonrisa. -¿no usarás velo?

- no…bueno, no es lo que tenía planeado.

- mira, mi amor, ¿Por qué no usas esto?- colocó en mi cabello una tiara con la figura de unas lindas flores. Asentí con una sonrisa, por fin habíamos encontrado lo que queríamos.

[…]

Terminamos con el vestido, ahora era turno de los zapatos, y es que no sabía usar tacones tan altos. Ahí vimos unos, estaban lindos, eran unas zapatillas de 9,5 cm, no eran tan altos y el tacón no era tan delgado. Eran blancas completamente sin ningún adorno, y eran cerrados por la parte de enfrente.

Satisfecha, llegamos a casa, subí rápidamente a mirar a Bill. Al llegar a la habitación él estaba en la cama, sentado con un pantalón de pijama negro y una playera gris, desmaquillado y tomando un vaso de agua. Cambiaba el canal con seriedad, mientras tomaba otra posición. Y ahí me di cuenta del mono azul que yacía a su lado, sentado al igual que él. Sonreí.

- que tierno eres, Bill.- dio un saltito y me miro, después comenzó a sonreír. Se levantó de la cama y caminó hacia mí.

- linda, ¿Cómo te fue?- me dio un abrazo y besó mi frente.

- me fue excelente, ya conseguí el vestido, mañana iremos a la prueba de peinado. ¿Cómo te fue a ti?

- igual encontré el traje, también será mañana la prueba de peinado, aun que creo que no se hará mucho con mi cabello.- sonrío. – y mañana iré también al diseño de las invitaciones.

- yo tengo que ir a ver lo del salón. Y mañana tenemos también que hacer una lista de la comida para mandar a hacerla.

- cierto.

Me cambié por el pijama y fui al baño a desmaquillarme, después fui a la cama con Bill, quien deshacía la cama con cuidado, después se metió en ella y yo le imité. Billy cubrió nuestros cuerpos con la cobija gris y sonrió.

- ¿no tienes hambre, linda?- negué.

- estoy muy cansada.

- entonces duerme, hermosa.- sonreí.

- duerme bien, Billy.

- y tu también, linda.- besó mi frente. Sus ojitos se cerraron y su respiración empezó a ser más calmada. Puso su brazo bajo su cabeza y comenzó a acariciar su cabello, arrullándose.

Una de las cosas que más me gustaba era verlo dormir tranquilamente. Podría aguantarme todo el sueño y quedarme la noche entera mirando como dormía y empezaba a suspirar. Me encantaba verlo descansar, desmaquillado y despeinado, al natural…tan tierno, parecía un lindo muñeco de seda. Con esas pestañas tan largas y abundantes y sus labios entreabiertos.

Se dio le vuelta después de unos minutos y fue cuando me decidí a dormir yo también. Después de todo, mañana sería un día muy cansado para los dos.


4 comentarios:

  1. geneal muy GENEAL es mas excelente xD jejej aaaa tan tierno bill cuando le pidió matrimonio a (TN) :"3 ^^ muy interesante tu fic :P espero que nunca acabe :$ cuídate saludos :B

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  2. aaaaahh... q lindo ya se vana casar genial!!!

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  3. O por dios se casaran!!!! AMO TU FIC Y ESTOS CPAITULOS QUE AHORA HACES ME APRESNE MUCHO MAS BELOS ya que ya no hay dolor :DDD waaa tu fic es ralista es unicaaa graciias n_n por hacerla tkmmm siguela pronto

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