By Tom
- Hey, (tu nombre).
- ¿Qué pasa?
- ¿podrías acompañarme al estudio? He dejado ahí a mi guitarra
preferida.- acomodó su cabello frente al tocador del baño antes de contestarme.
Me miro y asintió.
- está bien, vamos.- sonreí. Caminamos hacia la puerta de la habitación
y al tiro bajamos las escaleras, sin avisarle a nadie que saldríamos. - ¿No
crees que tenemos que avisarle a Bill que saldremos?
- no lo creo, ¿para qué?, Bill tiene que salir con papá.- frunció el
entrecejo con sorpresa y comenzó a negar.
- no, entonces no le avisamos.- sonreí.
Entramos al auto, metí las llaves y me dirigí hacia el estudio. Por el
camino no abrí mis labios para hablar en ningún momento; algún tipo de emoción
se colaba en mis venas y no podría explicarme a mí mismo de que se trataba. La
mire; ella veía por la ventana, usando su mano como soporte en su quijada, su
cabello bailaba con el viento. Y me entraron las ganas de llorar, pero no
llorar de nostalgia exactamente. Eran de felicidad, pensaba en mi hermano y la
suerte que había tenido en encontrarla, porque ella lo hace feliz de verdad,
nunca vi una sonrisa así en sus labios ni esos ojos brillar tanto cuando estaba
con ella o hablaba conmigo de ella. Aun le entraban nervios al estar con ella y
eso era tan notorio gracias a sus manos que jugaban con sus dedos o con algún
objeto cerca de él.
Bajamos del auto y tome las llaves para abrir el estudio. Entramos y
rápidamente nos dirigimos hacia esa habitación, en donde guardaba todas mis
hermosas guitarras.
- vaya, Tom, ¿todas esas son tuyas?- dijo apuntando las guitarras; yo
sonreí con suficiencia.
- claro. A Bill no le atrae mucho esto de los instrumentos de cuerdas.
¿Tú sabes tocar algún instrumento?
- no realmente. Sé algo de piano y en un momento me interesó el violín.
- ¿puedes tocar algo para mí?- su tés se puso roja, como si tuviera
vergüenza, bajó la mirada y sonrió con nerviosismo.
- eh… no, es decir…no se tocar nada…
- oh, vamos, por favor, ¿sí?
- bueno…está bien…
- bien, vamos.- la tomé de la mano y la guie a donde se encontraba el
piano.
Se sentó en el banquito negro del piano y colocó su pie sobre el pedal y
sus manos en las teclas, buscando las notas que necesitaba. Echó una tierna
mirada sobre mis ojos que rápidamente bajo al teclado, y dando un suspiro
apretó esas teclas, tocando lentamente una linda y calmada canción. Cerraba sus
ojos y lamía sus labios, moviendo su cabeza al ritmo de la canción. Cuando termino,
sacó sus manos de ahí con delicadeza y me miro con nervios, mordiendo sus
labios, tratando de ocultar esa sonrisa nerviosa.
- vaya, si no es porque te estoy mirando, no creería que has sido tú.-
sonrió, dejándome mirar sus dientes. –tocas hermoso.
- no. no creo que lo haga tan bien como tú.- sonreí.
- si no fueras tan insegura, le diría a papá que te escuchara hacerlo.-
ella negó y se levantó del banco rápidamente.
- ¡no, Tom!- me carcajee.
- es solo una broma.- suspiro con alivio.
By Bill
- ¿estás listo, Bill?
- claro que sí.- dije con una gran sonrisa.
- Papi, ¿puedo ir con ustedes?- dijo Arabelle, jalando la mano de papá,
quien se acuclilló y la levantó en sus brazos.
- vamos.- ella sonrió.
[…]
- ¿por qué venimos aquí, hermanito?- dijo tomando mi mano para caminar
junto a mí.
- ¿recuerdas a mi princesa?- sonreí. Ella se puso a pensar y después
sonrió.
- ¡¿(Tu nombre)!?
- sí, ella.
- quiero comprarle un regalo, ¿quieres ayudarnos a papá y a mí?
- ¡sí, sí! ¡Cómprale una muñeca!- empecé a reírme y acaricié su cabello.
- ella ya no juega con muñecas, tal vez un peluche.
- ¿puedo ayudarte a escogerlo, Bill?
- claro que sí, pequeña.- dio saltitos sin quitar su sonrisa y corrió
con papá.
- ¡vamos a buscar un peluche para
la princesa de Bill, papi!- el sonrió y me miro.
- ¿de verdad, Bill?- preguntó.
- sí, yo tengo que ir por otro regalo. Nos vemos aquí mismo, ¿sí?
- está bien.- sonrió.
- ¡vamos, papi, vamos!
- ya vamos, Arabelle.- me dieron la espalda y se fueron.
Yo camine en busca de un lindo regalo, algo que a ella le gustara. Pensé
en maquillaje, pero ella no solía maquillarse demasiado, no le hacía falta con
esa belleza natural que tiene. Pensé en ropa, a mi hermosa princesa le quedaría
precioso lo que le tengo; también pensé en anillos, collares y aretes, me dicho
que le gustan mucho los collares. Si todo va bien con su fiesta de cumpleaños
sorpresa, podría sorprenderla con algo que espero le guste mucho. Había planeado
esto desde en la noche, y no estaba seguro de si servirá o no, pero espero que
sí.
[…]
- vaya, Bill, te esmeraste en comprarle muchas cosas.- dijo papá. Yo
sonreí.
- papá… la amo.- esta vez fue él quien sonrió.
- ya lo veo. Quien dijera que durarían tanto.
- lo sé, y se me ha pasado esto tan rápido.
- así es el amor. Lo mismo me pasaba con tu madre.
- y ahora te pasa con Anette.- asintió. Caminamos hacia la puerta del
centro comercial.
- sí, ¿sabes? Ella me aceptó aun teniendo dos hijos.- sonreí.
- es tan linda… más aun que mamá…
- ¿más que tu madre?- dijo con sorpresa.
- sí… mamá no me quiere, ¿verdad?
- claro que te quiere.- salimos al estacionamiento y buscamos el auto.
- no quiso quedarse conmigo aun que se lo pedí… no es buena madre…
aparenta ser algo que no es.- suspiré. –a veces me da la impresión de que Dios
me colocó en la familia equivocada, o se le fue la mano al crear a dos como
Tom.
- tu mamá nunca estuvo muy feliz con tener gemelos. Y sabes que fue a
Tom al primero que tuvo en sus brazos,
ya sabes, por tus problemas al nacer.- asentí. –entonces tu mamá le tuvo más
cariño a Tom, porque ella no te tuvo al segundo de nacer.
- es que me da joda que ella sea así. Es como si no tuviera sentimientos…
puedo llegar a decir que no la quiero… pero mentiría…
- no te pongas mal ahora por eso, recuerda que es el cumpleaños de tu
princesa.- sonrió. –a ella no le gusta que estés mal.
- gracias, papá.- el negó.
Cuando llegamos a casa, ahí estaban los papás de (Tu nombre), estaba Andy,
Gustav, Georg, Sam y Danny.
- ¡Bill!- dijo el papá de mi princesa. Se acercó a mí y me envolvió en un
fuerte abrazo. –Has cambiado tanto desde la última vez que te vi, mira esos
aretes, y aun sigues maquillándote.- sonreí con nervios.
- me da gusto verte otra vez.- él sonrió.
- a mi también. Al parecer ya no eres ese pequeño tan inseguro como el
que eras antes; aun que aun sigues sin comer ¿cierto?- mire mi cuerpo y lo
acaricie con mis manos.
- no, es decir, es por eso del hospital y eso…
- oh, me alegro que ahora estés bien. Mi esposa y yo buscamos un donante
pero fue imposible encontrarlo.
- muchas gracias.- un pequeño nudo se formó en mi estómago.
- me alegra que aun sigas con mi hija, ella parece ser muy feliz a tu
lado.
- yo soy realmente feliz a su lado, de no ser por ella yo… yo aun
seguiría siendo el mismo de antes.- sonrió con ternura.
- cambiaste a lo positivo, Bill, hasta te ves más sano que antes.- me
apené. - ¿sabes cuándo llegará mi hija?
- está ahora con mi hermanito, no deben tardar.
- muy bien.
- Bill, Bill.- dijo Sam, acercándose a mí y dándome un fuerte abrazo. –
no sabes cuánto me alegra verte tan fuerte otra vez.
- oh, vamos Samuel, siempre coqueteando con Bill.- dijo Danny, enfadado.
- ¿estás celosito?- sonrió.
- pues sí, nunca me dices esas cosas a mí. Y te recuerdo que Bill tiene
una novia.
- yo te amo a ti, Danny. A Bill lo quiero como un amigo.- sonreí.
- Te amo.- dio un beso en sus labios. Sam se separó de golpe.
- hey, Danny, está Bill frente a nosotros.
- descuiden, no me molesta.- dije sonriendo.
La puerta se abrió y ahí estaba Tom junto con mi princesa, quien tenía
sus ojos tan abiertos con sorpresa; cubrió sus labios y corrió hacia su papá,
abrazándolo fuertemente con sus ojitos al borde de las lágrimas.
- Felicidades, hija.
- no puedo creerlo… ¿Qué hacen aquí?
- vinimos por ti, linda.- dijo su mamá. –felicidades, mi amor.- dio un
abrazo también.
- gracias…- sonrió. Sam y Danny se acercaron a ella y le dieron un
abrazo; después fueron Gustav, Georg y Andy.
- ¡felicidades, (tu nombre)!- ella sonrió dándoles un abrazo.
- Billy…- me dio un abrazo tan fuerte. Nunca había experimentado uno tan
lindo como ese.
- feliz cumpleaños, hermosa. Espero que tengas un hermoso día.- bese su
frente.
- te amo, Billy…
- yo te adoro.
[…]
Después de una gran fiesta con nuestros amigos y su familia, (tu nombre)
y yo decidimos ir dar un paseo por la playa. Estaba anocheciendo, y era para mí
la mejor parte del día, puesto que a esta hora estaba vacía la playa y el
atardecer era precioso. Cuando bajamos del auto, tome a mi hermosa de la mano y la guié hacia la cajuela
del auto, la abrí y después mire a ella.
By (tu nombre)
¡FELICIDADES, LINDA!
Esa tela con esas tiernas letras… la letra de Bill. Nunca se cansaba de
sorprenderme con sus tiernos detalles hechos por él mismo, era tan tierno como
se había tomado el tiempo en escribir eso para mí; mis ojos se inundaron de
lágrimas felices. Le di un abrazo que él respondió acariciando mi cabello.
- muchas gracias, Billy… no tenías que hacer esto…
- te amo. No lo haría si no fuera así; y sé que no es muy bonito pero…
- Billy, está hermoso. Está precioso…- interrumpí. – no tenías que comprar
todo esto para mi, Billy…
- no, pero eso quise, linda.- sonrió. Me pare en la punta de mis pies y
bese sus labios, los cuales Bill abrió por la sorpresa y dejo que mis labios
entraran en su boca, dándonos un beso algo apasionado, pero más tierno. Bill
tomó mi cintura y yo rodee mis manos en su cuello.
Caminamos por la orilla del mar hasta quedar un poco exhaustos y
sentarnos en la arena. Bill me abrazó por la espalda, haciendo que yo quedara
entre sus piernas, recargada en su estómago. Él tomó mis manos y comenzó a
acariciarlas.
- ahora tienes veinte igual que yo…- asentí.
- no lo veo como un gran cambio, me siento igual.
- yo también.
- adoro escuchar el mar.
- igual yo… pero más me gusta escucharlo contigo.
- a mi también, te amo, Billy.
- yo también te amo a ti.- dio un beso en mi cuello, un corto y tierno
beso que me hizo sentir esa perforación en su nariz.
De un momento a otro, Bill comenzó a tararear una canción, con esa
tierna vocecita que salía como un agudo susurro. Podía sentir su estomago
contraerse al tomar aire y sus suspiros al terminar de hacerlos, era como
escuchar a un ángel cantar; su voz era tan tierna, y su melodía hermosa.
- ¿Qué cantas, Bill?- escuché una risita.
- una canción que hemos escrito Gustav y yo hace algún tiempo.
- ¿en serio?
- ajam.
- ¿puedes cantarla?- tomo mi mano fuertemente.
- Ich bin hier irgendwo gelandet, kann Nicht mehr sagen, wer ich bin-
sonrió. – hab die erinnerung veloren, Die bilder geben keinen sinn. Bring mirch
zurück, bring mich nach haus… ich schaff’s nicht allein hier raus…
- cantas hermoso, Billy…
- ¿eso crees?
- seguro. Me encanta escuchar tu voz cuando tarareas o cantas algo…
- ¿en serio, por qué?- me encogí de hombros.
- no lo sé, me siento más segura. Sé que estás ahí conmigo.
- siempre voy a estar contigo.
- yo también voy a estar contigo siempre.
- ¿y me cantarás para sentirme seguro?
- no lo creo; no se cantar, tonto.
- no lo sabrás si nunca lo intentas. ¿Me prometes que cantaremos algún
día los dos juntos?
- no sé, Billy… mejor yo solo te observo hacerlo… ¿sabes que me encanta?
- ¿qué?
- cuando cantas y cierras tus ojos mientras sonríes.
- ¿por qué te gusta eso?- preguntó, burlándose.
- te ves tierno, y también cuando cantas notas agudas y tomas tú pecho.-
rió.
- me encanta cuando sonríes y bajas la mirada al tiro.
- odio mi sonrisa.
- oh, no deberías, me encanta.
- a mi me encanta la tuya. La primera vez que te vi y sonreíste a Andy,
creí que tu sonrisa era perfecta, ¿y sabes?
- dime.
- no estaba equivocada, es la sonrisa perfecta y adoro ese lindo lunar
bajo tus labios.
- de pequeño lo odiaba, creía que todos se burlarían de mi por tener esa
cosa gigante.
- ¡que inseguro eras! Me encanta, Bill, estás lleno de lunares hermosos
en tu cuello.
- que linda eres, (Tu nombre), te amo.
- yo también te amo.
Bill hizo que me recostara un poco más en su estómago y dio un beso en
mis labios, acariciando mi mejilla.
- te adoro…- dijo entre el beso, mientras abría sus labios al igual que
yo. Abrí mis ojos y lo mire sonreír, pero al contrario que yo, él tenía sus
ojitos cerrados, haciendo que el maquillaje negro que llevaba brillara con él
sol que estaba a punto de irse. Volví a cerrar mis ojos, disfrutando del beso,
sintiendo sus fríos y suaves labios sobre los míos, tan lindos y perfectos.
Cuando nos separamos, Bill besó mi frente y después empezó a acariciar
mi cabello, haciéndome sentir lindo. Una de sus manos viajó a mi mejilla y
empezó a acariciarla con las yemitas de sus dedos, con los que me hacía un poco
de comezón gracias a sus largas y cuidadas uñas.
- me gustaría estar así toda la vida.- el me miro sonriendo.
- a mi también. Estar siempre contigo, sin nadie más a nuestro
alrededor.- asentí.
- solo tú y yo.
- y nuestro monito azul.- sonrió con ternura. Nunca quería despegarse de
él, había veces que hasta dormía con él.
- sí… nuestro mono azul.
- tú, yo y el mono azul…- sonrió.
Nos quedamos en silenció, Bill se movió un poco y después dio un pequeño
gemido, rodeo sus brazos por mi estomago. Cerré mis ojos, no podía creer que estábamos
aquí los dos, juntos… lo quería tanto, era realmente la persona más linda y
humilde de todas, lo adoraba, era un angelito, el ángel más hermoso de todos.
Comenzábamos a acurrucarnos, acaricie sus muslos con mis dedos mientras
escuchaba su corazón dar latidos fuertes y hondos, uno tras del otro, con
felicidad, ansias y parecía nervios también. Escuché su respiración y de pronto
sentí su quijada en mi hombro, abrazándome más fuerte, haciéndome sonreír
ampliamente, podía oler su loción que empezaba a desaparecer, podía oler
también la base de maquillaje que llevaba, y en mi mejilla, podía sentir sus
aretes fríos de su oreja. Pude escuchar como tragaba saliva, pero no lo miré,
solo sentía como mi cuerpo tomaba otra temperatura al ser apresado por los
delgados brazos de Bill.
El aire comenzó a ser fresco, pero no tenía frío; el cuerpo de Billy me
impedía tenerlo, pero me preocupaba por él, seguro comenzaba a tener algo de
frío, pero no decía nada, aun seguía en la misma posición, mas ahora nuestros
cabellos revoloteaban por el viento. La luna se miraba grandísima desde donde estábamos
y parecía que el mar se picaba, haciendo a las olas cada vez más grandes y por
lo mismo producían un ruido estruendoso, pero lindo. Los sonidos de los grillos
sonaban fuertes, haciendo de esto el paraíso y aun más cuando vimos a unas
cuantas luciérnagas cerca de unos arbustos. Era hermoso, estábamos los dos
juntos, yo sintiendo su corazón en mi espalda y él en silenció, haciendo una
melodía hermosa con sus suspiros delicados y tiernos.
- (Tu nombre).- no lo miré, pero tampoco hable, invitándolo a proseguir
abrió una cajita blanca de entre sus manos, la cual nunca vi como la puso ahí
dentro. . – (tu nombre), cásate conmigo…
awwwwwwww a decir verdad a mi tambine me gusta el epqueño lunasito de Bill n_n sigeula prontooo vale cudiate tkmmmm amo tu fic*-* porfin hoy no llore :DDDDDd waaa este capitulo si em gusto mucho n_n siguela vale :D
ResponderEliminarawwwwwwww a decir verdad a mi tambine me gusta el epqueño lunasito de Bill n_n sigeula prontooo vale cudiate tkmmmm amo tu fic*-* porfin hoy no llore :DDDDDd waaa este capitulo si em gusto mucho n_n siguela vale :D
ResponderEliminarpor que no me haces un favor & subes un cap ya siiiiiiiiii *U* te lo agradeceria jajaj ok no xD amo tu fic es tan.... ldnvobvpieasx geneal ^^ jjeje cuidate bye :"3
ResponderEliminarEs que escribes HERMOSO!!! ni una sola vez he dejado de llorar cuando leo tu Fic! no importa si es de alegría o de tristeza,¡Siempre termino llorando! jajajaja siguela por favor, LA AMO (:
ResponderEliminar