jueves, 31 de mayo de 2012

capitulo 83


By Tom

Él me abrazó con fuerza. A pesar del los pocos años que hemos vivido literalmente juntos me he dado el trabajo de intentar conocerlo, y al parecer me funcionó un poco, pues sabía algo de sus sentimientos, y uno de ellos era el orgullo; cuando lloraba no se detenía a buscar la compañía o el ser reconfortado con abrazos, pero sabía que los anhelaba más que un crío, pues con papá el ser reconfortado lo veía tan lejos de la realidad…quizá hasta para ser un sueño sería imposible.

Estamos sentados en la cama, sus brazos no dejan de sostenerme el cuerpo, mientras aun hipaba por la falta de aire  que le hacía por haber llorado tan fuerte. Su cabeza estaba recargada en mi pecho y yo por mi parte lo miraba con pena y algo de dolor; ver a mi hermanito de esa forma me hacía sentirme de alguna forma culpable pues yo era su hermano mayor y mi trabajo como lo mismo era protegerlo de todas las personas que lo lastimaban o hacerlo sonreír en los momentos en los que se encontraba triste, pero aun que lo deseaba con todo mi corazón, Bill no aceptaba ningún reconfortante abrazo o lindas palabras. Acaricié su cabello, mientras él te pronto dejaba de hipar, pero a pesar de eso, no dejaba de abrazarme; sorbía su nariz, y con cada respiración agitada se reacomodaba en mi pecho con ternura.

Hace unos años, cuando visitamos mamá y yo a Bill y me quede durmiendo en su casa, me confesó que sentía lindo cuando lo arrullaban para dormir, acariciando su cabello, decía que le hacía sentir compañía, pero no una compañía maligna, sino a alguien quien lo quería. Y en menos de unos minutos, en los que anteriormente lloraba por el odio que se tenía a él mismo, termino durmiéndose, abrazando mi cuerpo, mientras mi mano se movía a lo largo de su oscuro cabello negro. Ya no hipaba ni soltaba lagrimas, se había quedado dormido por completo.

- eres un tonto, hermanito. No sabes cuantas personas te adoran.- se acomodó una vez más en mi cuerpo y sacó un tierno suspiro de sus labios. A veces me daba la impresión de que Bill intentaba vivir su infancia perdida a los veinte años. Me daba pena saber que las aventuras de la adolescencia no las pudo vivir, y que encima las vivió triste.

- hum…- se quejó. Acaricié su hombro y otro pequeño suspiro salió de sus labios. Parecía un tierno crió, pero pensando por lo que había pasado hace unos minutos, no me daban ganas de sonreír, era estúpidamente ilógicas sus razones para odiarse. Mi hermanito no mostraba su fuerza y valentía, prefería ocultarlas; pero yo más que nadie me daba cuenta de sus talentos, y uno de ellos lo era la fuerza y honestidad en sus sentimientos, aun que las dos cosas solía esconderlas demasiado.

La puerta se abrió con delicadeza y ahí se encontraba (tu nombre), que al ver a Bill su cara se puso seria, tal vez también sentía pena por él. Después de todo Bill era muy importante para los dos, y su felicidad dependía mucho de nuestro estado de ánimo.

- ¿volvió a llorar?- susurró, acercándose a mí y después dando un beso en mi mejilla.

- sí…- dije casi en un hilo de voz. Ella sonrió tiernamente y acarició la espalda de mi hermanito con la planta de su mano. –A veces pienso- dijo aun susurrando, mirándome a los ojos sin quitar su sonrisa. -, pienso que lo único que él necesita es un abrazo tuyo.

- vamos, (tu nombre), Bill te quiere demasiado, te ama.

- bien, pero él no quiere hablar conmigo siempre que se pone mal. Le hiciste falta todo ese tiempo solo.- bajé la mirada, pues era verdad, estuve faltante en su vida tanto como él en la mía, y me sentía un poco devastado por ello.

[…]

- Tommy, me duele mi cabeza.

- ¿”Tommy”?, ¿desde cuándo me llamas así?- sonrió, bajando la mirada.

- no sé, creo que me gusta, ¿a ti no?

- no me molesta.- sonreí. –Mira, tómate estas pastillas, tal vez te quiten el dolor.- sonrió con ternura y las tomo con ambas manos. – (Tu nombre) quería hablar contigo, pero no quiso despertarte.- caminó a la cocina sin prestarme la mínima atención; lo seguí y lo mire con confusión. -¿Me escuchaste?

- sí.- puso la pastilla en su lengua y después tomó el agua del vaso, tragando el agua con la pastilla mientras fruncía el entrecejo.

- Bien, ¿hablarás con ella?- negó.

- ¿en dónde está?

- fue a comprar algo para terminar de hacer la comida.- asintió. –Bill, por favor, tienes que hablar con ella, está demasiado angustiada por ti.

- no debería, hemos hablado ya de eso.

- pues al parecer no lo hablaron bien, ella está mal, Bill.

- no me importa, ya hablamos de eso, Tom.

- hey- camine hacia él, tomándole los hombros con delicadeza, haciendo que nuestros ojos sufrieran de una emocionante penetración; nunca había visto sus ojos de esa forma. -¿recuerdas? “Prometo serte fiel en la salud y la enfermedad.”

Su mirada cayó al suelo, y también lo hizo la mano que llevaba ese vaso aun lleno de agua. Pareció que le había dado la fuerte noticia de que algún familiar había fallecido, pues sus pupilas crecieron y sus ojos empezaron a brillar. Me sentí conforme, ya que nunca había causado algún sentimiento semejante en mi hermano.

- ¿(tu nombre) seguirá queriéndome a pesar de lo que me pasa?

- oh, vamos, hermano. ¡Ella te amó desde antes de saber lo que te pasaba! ¿Por qué dejaría de amarte ahora?

- porque no puedo darle hijos…

- ¿No me dijeron que querían adoptar a un bebé para que se apropiara del mono azul?- sonreí.

- pero era porque yo no podía tener relaciones, Tom…

- aun así, esas palabras ilusionaron a (tu nombre), ¡a ella no le importaba!

- creo que…que ya no quiero tener relaciones sexuales con (tu nombre) nunca más…- bajó la mirada.

- puedes hacerlas sin el miedo a dejarla embarazada.- sonreí.

- ¡No, Tom, no se trata de eso!

- era solo una broma, Bill, no te pongas así.- acaricié sus hombros. – ¿Por qué te tomas todo tan apecho?

- odio que bromees con eso, Tom…

- se que lo sensible te lo provocaron las demás personas, pero una broma de vez en cuando no es malo.- negó al parecer enojado. –no te enojes, hermano.

- no me enojo, me incomoda que las personas se contradigan de esa forma.- se cruzó de brazos.

- ¿cómo es que sonríes?, es decir, no puedes tomarte nada a juego.

- ¿sabes, Tom? Ya no quiero hablar más.- salió de la cocina con pasos fuertes y seguro molestos, pero es que yo no quería hacerlo enojar…

By Bill

- ¿estéril?- asentí. Él tomó la mano de Danny y me miro con pena.

- Bill, no te preocupes por ello.- dijo Danny, con una sonrisa.

- ¿pero es que como no voy a preocuparme?, no podré tener una familia con (tu nombre)… todo por mi culpa…

- ¿cómo lo tomó mi hermana?

- no lo sé, estaba muy enojado conmigo mismo, no le presté atención.

- oh, no ates cabos tan pronto, Bill, quizá para mi hermanita no es nada.

- Samuel, ¡pensábamos en un bebé antes de casarnos! ¡¿Cómo crees que lo está tomando?!

- hey, no te alteres, Bill. (Tu nombre) va a quererte a pesar de todo.

- hay cosas que no nos gustan a nosotros, pero adivina algo; sami me aceptó con todo y mis defectos.

- ustedes no tienen defectos.- sonreí. –A veces puedo tenerles envidia, porque a pesar de ser ambos hombres, siguen luchando por quererse.- Sam sonrió, acurrucándose en el pecho de Danny.

- te sorprenderías si te digo que tuve herpes los primeros dos años que estuvimos juntos.

- ¿en serio?- pregunté preocupado.

- sí, al principio decírselo a Sami fue difícil, ¿sabes?

- pero yo lo amaba, Bill. No le di importancia, pues no lo dejaría por una enfermedad, ¡al contrario! Lo ayudaría.- sonreí. –y nos abstuvimos por esos años.

- nos dimos cuenta de que el sexo no es lo más importante en una relación.

- vaya… pero, ¿ustedes creen que (tu nombre) me siga queriendo?- Sam rió.

- vamos, Bill, desde que nos mudamos aquí, a L.A por el trabajo de Danny, (tu nombre) y yo siempre hablamos por teléfono o nos miramos antes de ella entrar al trabajo, ¿quieres que te diga una cosa?

- ¿Qué?

- ella no deja de meterte en cada conversación que tenemos, siempre está admirándote: “nadie hace esto como Bill”, “Bill tiene la sonrisa más hermosa”, “si Bill estuviera aquí mirando el cielo moriría de felicidad, me ha dicho que le encantan las puestas de sol y los amaneceres”.

Mis labios se encorvaron, mordí mis labios para no llorar de la felicidad y el alago que me causaban sus palabras. Bajé la mirada apenado, pero no lo estaba del todo, realmente estaba feliz, un poco desorbitado por esto pero completamente feliz de saber que de verdad le interesaba a mi linda. Y me sentí un jodido estúpido al yo gritarle tan feo aquella noche, sin pedirle disculpas.

- ¿de verdad?- asintió.

- son la pareja más linda que he visto, se los digo enserio.- dijo Danny.

- pienso lo mismo; no deberían estar mal por esto, un hijo no cambiaría lo que están viviendo ahora del todo.

- pero, me siento tan… no lo sé…impotente con esto…

- pues no lo sientas, Bill, ¡solo míranos a nosotros!, somos novios…- levantaron sus manos que estaban estrechadas con delicadeza. – Y no somos estériles, ¡y aun así no podemos tener hijos propios aunque no usáramos protección!- se carcajearon.

- ¿cómo pueden reírse por ello?

- vamos, Bill; hubo un tiempo en el que Sami se aferraba por tener un hijo.- Sam sonrió. –pero henos aquí, sin poder tenerlo ni aunque un milagro sucediera…

- y no dejé de quererlo para nada aunque no pudiera darme un hijo.- terminó Sam.

- ¿saben?, yo los admiro a ustedes dos demasiado. Me han enseñado cosas realmente valiosas.

- cuando una persona ha sufrido demasiado por tan solo amar a una persona igual a ella, nos damos cuenta de que no tiene alguna lógica, ¡es solo amor, Bill! el amor no se da por obligación, ¡solo pasa! Y es igual en todas las personas.

- no dejes que se pierda el amor que los dos se tienen solo por algo que tu no ocasionaste, Bill, ¡ella te ama, tanto como yo amo a Sam!- Danny beso la comisura de los labios de Sam, quién sonrió y se sonrojo, mirándome.

- de verdad les agradezco a los dos.- me levanté del sofá. –Tengo que hablar con una persona importante para mí.- Sam sonrió y se levantó del sofá, dándome un tierno abrazo.

- si mi hermana se pone un poco terca, no dudes en llamarme.- se rió con fuerza.

- gracias, Sami.

[…]

Quería hacer de esta plática algo linda, y es por eso que llevé a mi princesa a ese lugar ya tan conocido por nosotros: a ese parqué, el cual en esta estación se miraba completamente lindo y colorido. Nos sentamos en el suelo, y aunque  al principio era solo un silenció lindo, escuchando a los lindos pajaritos cantando, me di cuenta de que esto era algo así como “una plática seria” y que guardar silencio solo lo alargaría más.

- (tu nombre), quiero hacerte una pregunta.- no me miro, pero apretó mi mano con delicadeza, haciéndome sonreír ampliamente. –pero…quiero que seas totalmente sincera conmigo.

- claro que sí, dime lo que sea, Billy.

- bien… ¿me quieres?

- te amo con toda mi vida, Bill.- mi corazón latió, haciendo que sintiera ese cosquilleo en mi estómago y esas ganas de potar.

- ¿en serio?- asintió, mirándome a los ojos. -¿eso era lo que querías preguntarme?

- no… bueno, ¿me quieres a pesar de ser…?

- ¿estéril?- terminó. Yo,…yo asentí mientras mi mirada exploraba lo más hondo del pasto. –Te adoro a pesar de eso.- mi mirada viajo hacia arriba, hacia sus ojos, y la curva en mis labios aumento.

- ¿lo dices en serio? Es decir… ¿de verdad no te importa?

- respóndeme una cosa, ¿sí?- asentí. -¿por qué iba a importarme que fueras estéril, Billy? A quien quiero es a ti, no a tus espermas.- sonrió.

- porque no tendremos un hijito, porque no te veré nunca con pancita, porque no podré ver cómo nace mi bebé en el hospital, porque no podremos formar una familia.

- me duele que seas estéril, Bill. Nunca podré sentir lo que es tener a un bebé dentro de mí…

- ¿lo ves?- negó, sonriendo.

- pero si tenemos un bebé, “nuestro bebé adoptado” nunca tendrá su mono azul.- sonreí.

- ¿en verdad no te importa?

- de verdad, Billy. No digas que eres poco hombre por eso, no me importa y jamás lo haría, yo te amo a ti, te adoro demasiado- sonrió. -, aparte, si adoptamos a un bebé le estaríamos ayudando, ¿no quisieras ayudar a un pequeño que ha sufrido como tú?

- si lo dices de esa forma…

- Billy, nunca me importó ni me importara las cosas que tú crees que son defectos.

- es que si lo son…

- no, no lo son, siempre has sido una persona diferente, ¿no es cierto?, esto te hace ser algo así como único.

- vamos, no juegues.

- no lo hago, en serio te lo digo, eres el Bill diferente, por el que daría la vida antes que por el Bill perfecto.

- no digas esas cosas, linda…tu mereces a alguien mejor que yo…

- no, no es cierto, ¿y te digo porqué?

- ¿por qué?

- porque no hay nadie mejor que tú.- mis ojos se humedecieron demasiado, y las lágrimas no tardaron ni un solo segundo en traicionarme, de un momento a otro, mi ánimo había cambiado prontamente. Ella quitó mis lágrimas de mis mejillas, antes de que mi maquillaje se arruinara por la razón que siempre lo hacía. –hey, ¿Por qué lloras, Billy?

- nunca…nunca nadie me había dicho algo así…

- oh, eres tan tierno. Pero no llores por eso, Billy, yo solo digo la verdad.

- ¿crees que soy mejor que Frank?

- seguro.- dijo de golpe.

- ¡¿en serio?!

- así es, Billy, ni siquiera el hombre más perfecto del mundo podría ganarte a ti.

- a ti tampoco, eres la persona más valiosa que se ha cruzado en mi vida. A veces me pregunto la razón por la que entraste en mi vida, pero no le doy más vueltas, porque sea cual sea la razón de ello…eres la persona que me hizo ser completamente feliz, linda…

- tú también has hecho mi vida completamente feliz.

- te conocí en el momento en que pensaba que morir me haría más feliz, que morir sería dejar de sufrir por completo…pero ahí te conocí, y como si hubieras sido algún tipo de ángel… me diste una razón para llegar hasta donde estoy: Tú.

- para, Bill, que me harás llorar.

- “yo solo estoy diciendo la verdad”.

- eres un tonto, Billy.

- aun siento tonto te amo demasiado.- le di un abrazo fuerte, sonriendo con amplitud. –gracias por aceptarme con todo y mis defectos.

- gracias a ti por sonreír aun en un momento difícil para ti.

Nuestros labios se unieron de pronto, esa chispa aun no se acaba ni disminuía, aun la sentía como una descarga por todo mi cuerpo entero. Sentir sus labios cerrarse sobre los míos aun era una sensación tan linda y perfecta, sentir sus manos en mi cabello también lo era. Estaba seguro de que Dios me había dado una razón por la cual no dejar mi vida inconclusa y acabar con ella se la forma más errónea. Me dio una luz, bajó a un ángel del cielo que tenía por nombre (tu nombre), y había funcionado por completo, porque ella ya era una razón, la más fuerte razón por la cual iba a seguir a pesar de todos los muros con los que me golpeara la cara.

- Te amo, linda.- dije después de separarnos.

- yo también te amo a ti, Billy.


martes, 29 de mayo de 2012

capitulo 82

By Tom

- Tom, necesito que vengas conmigo.- tomó mi brazo con delicadeza.

- ¿pasa algo, Boris?- asintió, pero no dijo nada más, tan solo me guío hacia el baño en un acto rápido.

Estaba tirado en el suelo, sus piernas estaban abiertas, mientras él se recargaba en la pared, bebiendo alcohol –quizá era como el décimo vaso-. Estaba completamente ebrio, el maquillaje le corría por las mejillas y sus ojos se veían hinchados. Boris me echó una mirada preocupante, pero mi preocupación se desvanecía convirtiéndose en enfado, porque sabía que esto no lo había ocasionado nadie más que ese imbécil de Adam.

- por favor, Boris, ¿puedes ayudarme a llevarlo al auto?

- está bien.- nos acercamos a él, quien no se esforzó ni en mirarnos.

- vamos, Bill.- lo tomé de las axilas, pero él se tensaba, haciéndome imposible levantarlo. - ¡Bill, que nos vamos a casa!- negó, bebiendo aun más. Miré a Boris en busca de ayuda; él asintió e intentamos levantarlo ambos. Y resultó. Le ayudamos a caminar, porque se ponía tenso, no quería hacerlo, solo quería detenerse a tomar más. Adam se cruzó por el camino y se detuvo frente a nosotros.

- vaya, ya estás muy ebrio, ¿no crees, Billa?- Boris quitó el brazo de Bill de sus hombros y se acercó a Adam.

- Adam, ¿no crees que ya te has excedido?

- ¿excederme con qué?- preguntó serio.

- Bill no se ha muerto porque se fue de la escuela antes del plan que tenías con Agatha, ¡deja de joderle más!

- que mal agradecido, Boris, ¡yo estaba defendiéndote!

- y te lo agradezco, pero no quiero que me defiendas si esto es a costa de volver a lastimarlo. ¡Yo ya no quiero hacerlo!

- ¿qué me dices de tu papá entonces?

- Por más que me duela, mi papá fue quien abuso de Bill, ¡dos veces!

- tu papá lo dijo, ¡dijo que Billa se lo pidió!

- oh, por favor, ¡eso lo hizo para excusarse!

- ¡bien, entonces no volveré a defenderte!

- no me importa, solo te pido que dejes  a Bill en paz.

- no, yo no lo dejaré en paz, se donde vive y con o sin tu ayuda ¡podré hacer lo que me plazca!

- ¡quiero ver que te acerques a mi hermano!- grité, abrazando a Bill con mis dos brazos para que no cayera. -¡SOLO ACERCATE PARA QUE TE ROMPA LA CARA!

- ¡no puedes amenazarme, yo no te tengo miedo, maricón de mierda!

- ¡yo tampoco te lo tengo a ti!

- Tom… ¿me…hip…me acompañas por…hip…hip…otro vaso…?- me miró sonriendo, pero yo negué, finalmente tampoco estaba satisfecho con su comportamiento.

- ¡no, Bill!- lo ayude a salir de esa casa, Bill no hablaba, solo hipaba y sacaba pequeños eructos con un muy desagradable olor. Y no era que a mí no me gustara el alcohol, sabía controlarme, pero quizá para Bill la palabra “autocontrol” no era más que una mierda.

- vamos, Billy, ya casi llegamos.- dijo (tu nombre), abriendo una puerta trasera del auto, Bill se metió, como si supiera lo que tenía que hacer. Le di un empujoncito e hice que se acostara.

- intenta dormir en lo que llegamos a casa, ¿sí?- él solo asintió. (Tu nombre) y yo nos metimos al auto, lo encendí con impaciencia y arranqué.

- hip…hip…humm…- (tu nombre) se viró al asiento trasero, un poco preocupada. Lamió sus labios y unos segundos después los abrió para emitir una palabra, pero Bill lo hizo antes que ella. –necesito…hip…potar…tengo que potar….hip…

- oh, mierda, Bill.- detuve el auto después de dos luces rojas; no podía dejar que Bill potara en la calle, era algo un poco repugnante. -¿no puedes esperar hasta llegar a casa?- negó, cubriendo sus labios con ambas manos. Salí del auto y abrí la puerta trasera. –Ven conmigo.- salió del auto, tambaleándose un poco, lo detuve de su cadera e hice que caminara a algún lugar donde nadie pudiera verle.

- Tooomm…- produjo un par de arcadas, me contagió un poco las ganas de potar al mirarlo de esa forma. Tomé su cabello para que no fuera a mancharlo y él dejó que todo el alcohol saliera por sus labios. –Cof…cof…- tosía después de cada arcada. Nunca lo había visto tan mal.

Se irguió y limpió sus labios con su antebrazo, mirándome con saña. Lo tome de nuevo y regresamos al auto, en donde mi pequeño hermano se recostó sin ser invitado a ello; era tan propenso a caer en extrañas depresiones, pero algo me decía que esta depresión no había sido del todo por ese hijo de puta de Adam; había algo más, y me constaba, porque había estado extraño desde que llegó a casa por la mañana.

[…]

- oh, mi cabeza me está matando…- lo miré con indiferencia.

- ¿cómo no iba a dolerte, Bill?, bebiste como papá lo hacía en la fiesta de Boris.

- no bebí tanto, Tom…- tome sus manos y lo obligué a sentarse en el sofá; me hinque frente a él y lo mire a los ojos. A juzgar por su mirada tenía miedo o empezaba a ponerse nervioso, tanto que sus manos comenzaron a temblequear un poco.

- quiero que seas sincero conmigo, por favor.

- sincero… ¿sincero con qué?

- ¿por qué dejas que ese Adam te torture de esa forma?

- yo…yo no dejo que me torture, Tom…

- vamos, Adam hizo que lloraras; solo mira tus ojos, están hinchados aun.

- me dijo cosas, Tom. Ya no quiero hablar de eso, por favor.

- (tu nombre) se preocupó mucho por ti, tú sabes que a ella no le gusta verte así.

- ya lo sé, pero Adam sabe cómo hacerlo, él ya sabe como golpearme solo con sus palabras.

- él no merece verte llorar, tus lágrimas son demasiado para él.- sus labios se encorvaron con lentitud. -¿lo ves? Así es como yo quiero ver a mi hermanito, ¡con una sonrisa en sus labios!- bajó la mirada, apenado. –Hey- guié mis dedos hasta su quijada, levantándola para que volviera a mirarme. –no seas tan tímido.

- Tom… tengo que hablarles… a (tu nombre) y a ti.- está vez fui yo quien se puso un poco nervioso, pero no quería mostrarlo, siempre creí que debía ser la imagen fuerte a la que Bill seguiría por protección.

- bien, ¿por qué no subimos a tu recamara?- asintió y se levantó como por acto de magia, caminando lentamente hacia las escaleras, subiéndolas con tanta paciencia, como si realmente no quisiera subir y fuera arrastrado por la fuerza. Abrió la puerta, y (tu nombre) miro de golpe, sonrió ampliamente, pero al ver la mirada de Bill, su sonrisa se esfumó.

- ¿les pasa algo?- preguntó, apagando el televisor sin mirarlo. Me senté junto a (tu nombre) y Bill se mantuvo de pie frente a nosotros.

- quiero…quiero confesarles algo.- bajó la mirada, jugueteó con sus dedos y en ningún momento, ni siquiera escaso, puso la mirada sobre la nuestra. –yo les mentí… la realidad es que… fui a recoger mis resultados… y pasa que tengo algo…

Mi corazón latió con fuerza, era hasta gracioso que todo lo malo le tuviera que haber pasado a Bill, todo lo doloroso se lo tenía que llevar él de alguna forma, esto parecía ser el destino de mi hermano; vivir con dolor y enfermedades siempre.

- ¿qué tienes, Billy?- preguntó con un hilo de voz casi inaudible.

- el papá de Boris me golpeo tan fuerte…

- ¿el papá de Boris?- pregunté con algo de angustia. -¿cuándo te golpeo ese imbécil?- me enfadé demasiado.

- Tom… él… fue quien me violó…- abrí mis ojos con sorpresa. – la infección en mi orto fue agrandándose un poco más.

- pero eso se te curará, Bill, no te pongas así.- dijo (tu nombre), pero la mirada de Bill cayó hasta el suelo junto con algunas lágrimas.

- no…

- ¿qué te hizo ese imbécil, Bill?- dije en un alto tono de voz.

- el doctor me dijo que…los golpes habían sido muy fuertes… me perforaron algunos tejidos en mis genitales…- miró a (tu nombre), con decepción, sus ojos estaban llenos de pequeñas lágrimas. Mordía sus labios con nervios y dolor, con miedo quizá. – Linda…Tom…- limpió sus lágrimas. – dejé que las heridas sanaran solas…pero el doctor dice que fue malo, porque solo sanaron por fuera, y no por dentro… mis testículos están infectados…yo… soy estéril…-sus lágrimas cayeron con fuerza, rápidamente, volviendo a manchar sus mejillas con maquillaje.

Corrió hacia la cama, abrazando a ese mono azul, cubriendo su cara con él. Miré a (tu nombre), parecía estar en un choque emocional, pero no la culpaba, si yo mismo me sentía tan devastado por la noticia. Seguro el ser estéril podría significar poco para una mujer, pero la realidad era que nosotros nos sentiríamos menos que un hombre si supiéramos que somos estériles, que no podríamos darle un hijo a la mujer que queremos. Ella me miro, y solo leyendo sus ojos supe que deseaba hablar con mi hermanito solos; asentí y antes de levantarme le di un abrazo para reconfortarla.

By (tu nombre)

- Billy…- caminé a la cama, sentándome a su lado, acariciando su cabello. –no llores, por favor.- apegó más a su pecho a ese mono de peluche, abrazándolo con fuerza.

- ya…ya no quiero que estemos más juntos…- sufrí un mini-infarto al escucharle decir esas palabras, no iba a perderlo, simplemente era estúpido pensar que lo dejaría ahora.

- vamos, Bill…

- al menos…quiero que nos demos un tiempo…

- pero si somos esposos, no novios.

- no quiero que te sientas mal por mi culpa… yo no soy un verdadero hombre…

- ¿pero qué dices? Claro que si lo eres, Bill.

- ¡(tu nombre)! ¡¿Es que acaso no me escuchaste?! ¡No podemos tener hijos por mi culpa!

- ¡no, Bill, no es por tu culpa, fue por la culpa de ese hombre!

- yo dejé que las heridas cerraran por si solas…

- él fue quien te apaleo, Billy, ¿Por qué quieres echarte la culpa a ti mismo?

- quiero estar solo…

- no, no vas a estar solo, yo voy a estar contigo.

- ¡NO QUIERO ESTAR CONTIGO, (TU NOMBRE)! ¡VETE DE AQUÍ!

- ya te dije que no. vamos, Billy, es que no te pongas así.

- ¡¿Cómo mierda quieres que me ponga entonces?! ¡Vete de aquí!

- no voy a irme.- se levantó de la cama, tomando la pata del mono azul y salió de la recamara. – Bill…Billy, por favor…mierda…- ¿cómo podía guardarse todo el dolor dentro? No comprendía cómo podía ser tan masoquista, como le gustaba el dolor y la soledad. Era simplemente ilógico, porque si, Bill había pasado por una infancia difícil, solitario, pero eso lo tuvo que haber dejado con falta de compañía, pero aun así, el le daba la espalda.

[…]

- ¿Bill Kaulitz?- asentí.

- así es.

- ¿y cuál es tu nombre?

- (tu nombre completo)- ella sonrió mientras apuntaba.

- ¿cuál es el problema?

- él es estéril.

- ¿está entrando en depresión?

- sí, cree que es menos hombre por ello.

- eso es muy común en los hombres que sufren este problema. Pero no te preocupes más por él; su cita es mañana a las 9:00 AM.

- muchas gracias.- sonreí.

Al salir de ahí me sentí mucho mejor. Pero por un momento no pensé en la persona que hablábamos, y era Bill… la persona más rebelde que nunca conocí, la persona que oculta sus sentimientos tras todo ese maquillaje. Tenía que haber una forma por la cual él quisiera venir conmigo.

- Bill.

- …vete…

- por favor, Bill, tengo que hablar contigo.

- no quiero.

- vamos, déjame hablarte.

- ¡que no, (tu nombre)! ¡NO QUIERO HABLAR!

- solo quiero ayudarte.

- ¡tu menos que nadie puede ayudarme, NO QUIERO HABLAR, Y MENOS CONTIGO, VETE DE AQUÍ!

- ¿por qué me tratas así, Bill? he querido ayudarte, pero no me haces caso.

- porque no quiero hablar, ¡lárgate de aquí!- negué un par de veces y salí de la habitación, cerrando con delicadeza.

By Bill

Yo ya no creía en el amor, ni en la belleza de la vida, ni en la felicidad. Las ventanas se habían cerrado para el cachorro que nunca supo convertirse en lobo, me quede en una madriguera, esperando ser rescatado por alguien, pero ese alguien solo me había apaleado por la espalda, fingiendo ser alguien que no era.

Odiaba que yo era algo en la vida, pero a ese “algo” le faltaba siempre la mitad: un ave sin alas, un pez sin aletas, un lobo sin garras, una persona sin felicidad.  Ningún ángel estaba ahí para guiarme hacia el camino correcto, de aquí en adelante era yo, y solamente yo quien elegía ese camino, y siempre elegía el erróneo, el lado que se confiaba de las personas, creyendo que eran buenas, pero al final todas las personas eran una mierda. No podía confiar en ninguna de ellas, ni siquiera en mi hermano.

El tren había frenado, en la parada de la soledad; y desafortunadamente yo no tenía ningún pase para poder subir nuevamente y ser guiado al lugar al que realmente pertenecía. Tuve que bajar de ahí y estar cara a cara con el miedo más sensible dentro de mí… y bajé las escaleras, esperanzado por encontrar la luz del sol, pero ahí solo estaba la opaca luz que me apuntaba y se acercaba a mí, pare después ser apresado con cadenas de pena en mis manos y otras de miedo en mis pies.

Obligado a caminar sobre sueños rotos que perforaban mis pies, siendo golpeado a látigos con mis esperanzas en la espalda, haciendo que mis rodillas sufrieran la pesadez de los problemas que llevaba. Era despojado de toda la felicidad que cubría mi cuerpo desnudo y lo único que veía en el, eran las manchas rojas de los engaños que había sufrido. Pisotearon cada gota de sudor, el que había creado para sanar todas las mentiras, tratando de ser honesto conmigo mismo, pero lo único que conseguía era alejarme más del tren, el que me llevaría hacia la felicidad, el tren al que yo quería subir… el tren en el que viajaba mi familia.

Aullaba a la luna, a mi única compañera; le pedía a chillidos que me diera una señal, que me ayudara a llegar a algún lugar lleno de luz, pero el dolor me cubrió los ojos, tapo mis oídos y vendó mis labios. Entonces me sentí en mi lugar de luz, en mi hermosa realidad, pero esa venda solo me hacía alucinar que estaba ahí, y me ocultaba de la realidad…vivía en un falso lugar, mientras caminaba por el autentico… el infierno… sentí las manos de un ángel acariciar mis mejillas y decirme al oído que todo estaría bien, que no debía preocuparme, porque sería él quien me ayudaría a pasar por este horrible lugar; estaría acompañado de alguien. Pero su voz como su contacto físico desapareció a los pocos segundos, y esta vez sentí una gran roca caer sobre mi espalda, pero volví a sentir sus manos, y me propuse que el dolor que pasaría se compensaría con la luz del camino. Una vez más confié en él, pero su risa macabra perforó mi frente, y con esas manos arrancó mis alas ya lastimadas.

Una vez más, confié en un desconocido, confié en su tierna voz, sin darme cuenta de que él no era un ángel, sino más bien un demonio.

- ¡te odio, te odio!- golpee el espejo, maldiciendo mi reflejo, maldiciendo mi vida y mis sentimientos. - ¿por qué tienes que ser tan impulsivo, tan marica e imbécil?... ¿Por qué no pudiste nacer en otro lugar, en un mundo de verdad?

Lloré con fuerza. Había llegado hasta un punto donde ver mi imagen me hacía tener arcadas, rencor, odio, indiferencia y repugnancia. No podía ver mi reflejo sin desear haber muerto al nacer, haber muerto sin un corazón, haber muerto cuando ese idiota me violó.

- no mereces vivir más… eres un marica, Bill… ¡no tienes los huevos para vivir aquí! ¡No perteneces a este lugar! ¡Eres un cobarde! ¡Quiero que te mueras!

Las manos de ese ángel apresaron mi cuerpo, haciendo que soltara a ese peluche; atrajo mi espalda a su pecho, y me abrazó con fuerza.  Y en mis oídos escuché sus sollozos y su mejilla friccionar con la mía. Su olor lleno mis fosas nasales, pero yo ya no creía en esas manos, sabía que fingía.

- no digas esas cosas, hermano…

- ¡suéltame!

- nada, ni siquiera una violación te hace menos de lo que eres… por ser estéril no eres alguien menor, Bill…

- ¡si soy, Tom, si soy!

- no lo eres, hermanito… (Tu nombre) te quiere a pesar de eso, no te gigas todas esas cosas…

- Tom…

Tal vez volví a caer en las manos del ángel, pero lo necesitaba, necesitaba sentir sus cálidos abrazos. No quería morir, no quería que mi vida se fuera a la mierda, yo quería ser alguien feliz de verdad. Lo abracé con fuerza, escuchando nuestros sollozos. Podía no ser el ángel más maravilloso, pero era uno de los dos ángeles más hermosos de todos…