By Tom
Él me abrazó con fuerza. A pesar del los pocos años que hemos vivido
literalmente juntos me he dado el trabajo de intentar conocerlo, y al parecer
me funcionó un poco, pues sabía algo de sus sentimientos, y uno de ellos era el
orgullo; cuando lloraba no se detenía a buscar la compañía o el ser
reconfortado con abrazos, pero sabía que los anhelaba más que un crío, pues con
papá el ser reconfortado lo veía tan lejos de la realidad…quizá hasta para ser
un sueño sería imposible.
Estamos sentados en la cama, sus brazos no dejan de sostenerme el
cuerpo, mientras aun hipaba por la falta de aire que le hacía por haber llorado tan fuerte. Su
cabeza estaba recargada en mi pecho y yo por mi parte lo miraba con pena y algo
de dolor; ver a mi hermanito de esa forma me hacía sentirme de alguna forma
culpable pues yo era su hermano mayor y mi trabajo como lo mismo era protegerlo
de todas las personas que lo lastimaban o hacerlo sonreír en los momentos en
los que se encontraba triste, pero aun que lo deseaba con todo mi corazón, Bill
no aceptaba ningún reconfortante abrazo o lindas palabras. Acaricié su cabello,
mientras él te pronto dejaba de hipar, pero a pesar de eso, no dejaba de
abrazarme; sorbía su nariz, y con cada respiración agitada se reacomodaba en mi
pecho con ternura.
Hace unos años, cuando visitamos mamá y yo a Bill y me quede durmiendo
en su casa, me confesó que sentía lindo cuando lo arrullaban para dormir,
acariciando su cabello, decía que le hacía sentir compañía, pero no una
compañía maligna, sino a alguien quien lo quería. Y en menos de unos minutos,
en los que anteriormente lloraba por el odio que se tenía a él mismo, termino
durmiéndose, abrazando mi cuerpo, mientras mi mano se movía a lo largo de su
oscuro cabello negro. Ya no hipaba ni soltaba lagrimas, se había quedado
dormido por completo.
- eres un tonto, hermanito. No sabes cuantas personas te adoran.- se
acomodó una vez más en mi cuerpo y sacó un tierno suspiro de sus labios. A
veces me daba la impresión de que Bill intentaba vivir su infancia perdida a
los veinte años. Me daba pena saber que las aventuras de la adolescencia no las
pudo vivir, y que encima las vivió triste.
- hum…- se quejó. Acaricié su hombro y otro pequeño suspiro salió de sus
labios. Parecía un tierno crió, pero pensando por lo que había pasado hace unos
minutos, no me daban ganas de sonreír, era estúpidamente ilógicas sus razones
para odiarse. Mi hermanito no mostraba su fuerza y valentía, prefería
ocultarlas; pero yo más que nadie me daba cuenta de sus talentos, y uno de ellos
lo era la fuerza y honestidad en sus sentimientos, aun que las dos cosas solía
esconderlas demasiado.
La puerta se abrió con delicadeza y ahí se encontraba (tu nombre), que
al ver a Bill su cara se puso seria, tal vez también sentía pena por él. Después
de todo Bill era muy importante para los dos, y su felicidad dependía mucho de
nuestro estado de ánimo.
- ¿volvió a llorar?- susurró, acercándose a mí y después dando un beso
en mi mejilla.
- sí…- dije casi en un hilo de voz. Ella sonrió tiernamente y acarició
la espalda de mi hermanito con la planta de su mano. –A veces pienso- dijo aun
susurrando, mirándome a los ojos sin quitar su sonrisa. -, pienso que lo único
que él necesita es un abrazo tuyo.
- vamos, (tu nombre), Bill te quiere demasiado, te ama.
- bien, pero él no quiere hablar conmigo siempre que se pone mal. Le
hiciste falta todo ese tiempo solo.- bajé la mirada, pues era verdad, estuve
faltante en su vida tanto como él en la mía, y me sentía un poco devastado por
ello.
[…]
- Tommy, me duele mi cabeza.
- ¿”Tommy”?, ¿desde cuándo me llamas así?- sonrió, bajando la mirada.
- no sé, creo que me gusta, ¿a ti no?
- no me molesta.- sonreí. –Mira, tómate estas pastillas, tal vez te
quiten el dolor.- sonrió con ternura y las tomo con ambas manos. – (Tu nombre)
quería hablar contigo, pero no quiso despertarte.- caminó a la cocina sin
prestarme la mínima atención; lo seguí y lo mire con confusión. -¿Me escuchaste?
- sí.- puso la pastilla en su lengua y después tomó el agua del vaso, tragando
el agua con la pastilla mientras fruncía el entrecejo.
- Bien, ¿hablarás con ella?- negó.
- ¿en dónde está?
- fue a comprar algo para terminar de hacer la comida.- asintió. –Bill,
por favor, tienes que hablar con ella, está demasiado angustiada por ti.
- no debería, hemos hablado ya de eso.
- pues al parecer no lo hablaron bien, ella está mal, Bill.
- no me importa, ya hablamos de eso, Tom.
- hey- camine hacia él, tomándole los hombros con delicadeza, haciendo
que nuestros ojos sufrieran de una emocionante penetración; nunca había visto
sus ojos de esa forma. -¿recuerdas? “Prometo serte fiel en la salud y
la enfermedad.”
Su mirada
cayó al suelo, y también lo hizo la mano que llevaba ese vaso aun lleno de
agua. Pareció que le había dado la fuerte noticia de que algún familiar había
fallecido, pues sus pupilas crecieron y sus ojos empezaron a brillar. Me sentí
conforme, ya que nunca había causado algún sentimiento semejante en mi hermano.
- ¿(tu
nombre) seguirá queriéndome a pesar de lo que me pasa?
- oh,
vamos, hermano. ¡Ella te amó desde antes de saber lo que te pasaba! ¿Por qué
dejaría de amarte ahora?
- porque
no puedo darle hijos…
- ¿No me
dijeron que querían adoptar a un bebé para que se apropiara del mono azul?-
sonreí.
- pero
era porque yo no podía tener relaciones, Tom…
- aun
así, esas palabras ilusionaron a (tu nombre), ¡a ella no le importaba!
- creo
que…que ya no quiero tener relaciones sexuales con (tu nombre) nunca más…- bajó
la mirada.
- puedes
hacerlas sin el miedo a dejarla embarazada.- sonreí.
- ¡No,
Tom, no se trata de eso!
- era
solo una broma, Bill, no te pongas así.- acaricié sus hombros. – ¿Por qué te
tomas todo tan apecho?
- odio
que bromees con eso, Tom…
- se que
lo sensible te lo provocaron las demás personas, pero una broma de vez en
cuando no es malo.- negó al parecer enojado. –no te enojes, hermano.
- no me
enojo, me incomoda que las personas se contradigan de esa forma.- se cruzó de
brazos.
- ¿cómo
es que sonríes?, es decir, no puedes tomarte nada a juego.
- ¿sabes,
Tom? Ya no quiero hablar más.- salió de la cocina con pasos fuertes y seguro
molestos, pero es que yo no quería hacerlo enojar…
By Bill
-
¿estéril?- asentí. Él tomó la mano de Danny y me miro con pena.
- Bill,
no te preocupes por ello.- dijo Danny, con una sonrisa.
- ¿pero
es que como no voy a preocuparme?, no podré tener una familia con (tu nombre)…
todo por mi culpa…
- ¿cómo
lo tomó mi hermana?
- no lo
sé, estaba muy enojado conmigo mismo, no le presté atención.
- oh, no
ates cabos tan pronto, Bill, quizá para mi hermanita no es nada.
- Samuel,
¡pensábamos en un bebé antes de casarnos! ¡¿Cómo crees que lo está tomando?!
- hey, no
te alteres, Bill. (Tu nombre) va a quererte a pesar de todo.
- hay
cosas que no nos gustan a nosotros, pero adivina algo; sami me aceptó con todo
y mis defectos.
- ustedes
no tienen defectos.- sonreí. –A veces puedo tenerles envidia, porque a pesar de
ser ambos hombres, siguen luchando por quererse.- Sam sonrió, acurrucándose en
el pecho de Danny.
- te sorprenderías
si te digo que tuve herpes los primeros dos años que estuvimos juntos.
- ¿en
serio?- pregunté preocupado.
- sí, al
principio decírselo a Sami fue difícil, ¿sabes?
- pero yo
lo amaba, Bill. No le di importancia, pues no lo dejaría por una enfermedad,
¡al contrario! Lo ayudaría.- sonreí. –y nos abstuvimos por esos años.
- nos
dimos cuenta de que el sexo no es lo más importante en una relación.
- vaya…
pero, ¿ustedes creen que (tu nombre) me siga queriendo?- Sam rió.
- vamos,
Bill, desde que nos mudamos aquí, a L.A por el trabajo de Danny, (tu nombre) y
yo siempre hablamos por teléfono o nos miramos antes de ella entrar al trabajo,
¿quieres que te diga una cosa?
- ¿Qué?
- ella no
deja de meterte en cada conversación que tenemos, siempre está admirándote: “nadie
hace esto como Bill”, “Bill tiene la sonrisa más hermosa”, “si Bill estuviera
aquí mirando el cielo moriría de felicidad, me ha dicho que le encantan las
puestas de sol y los amaneceres”.
Mis labios
se encorvaron, mordí mis labios para no llorar de la felicidad y el alago que
me causaban sus palabras. Bajé la mirada apenado, pero no lo estaba del todo,
realmente estaba feliz, un poco desorbitado por esto pero completamente feliz
de saber que de verdad le interesaba a mi linda. Y me sentí un jodido estúpido
al yo gritarle tan feo aquella noche, sin pedirle disculpas.
- ¿de
verdad?- asintió.
- son la
pareja más linda que he visto, se los digo enserio.- dijo Danny.
- pienso
lo mismo; no deberían estar mal por esto, un hijo no cambiaría lo que están
viviendo ahora del todo.
- pero,
me siento tan… no lo sé…impotente con esto…
- pues no
lo sientas, Bill, ¡solo míranos a nosotros!, somos novios…- levantaron sus
manos que estaban estrechadas con delicadeza. – Y no somos estériles, ¡y aun
así no podemos tener hijos propios aunque no usáramos protección!- se
carcajearon.
- ¿cómo
pueden reírse por ello?
- vamos,
Bill; hubo un tiempo en el que Sami se aferraba por tener un hijo.- Sam sonrió.
–pero henos aquí, sin poder tenerlo ni aunque un milagro sucediera…
- y no
dejé de quererlo para nada aunque no pudiera darme un hijo.- terminó Sam.
-
¿saben?, yo los admiro a ustedes dos demasiado. Me han enseñado cosas realmente
valiosas.
- cuando
una persona ha sufrido demasiado por tan solo amar a una persona igual a ella,
nos damos cuenta de que no tiene alguna lógica, ¡es solo amor, Bill! el amor no
se da por obligación, ¡solo pasa! Y es igual en todas las personas.
- no
dejes que se pierda el amor que los dos se tienen solo por algo que tu no ocasionaste,
Bill, ¡ella te ama, tanto como yo amo a Sam!- Danny beso la comisura de los
labios de Sam, quién sonrió y se sonrojo, mirándome.
- de
verdad les agradezco a los dos.- me levanté del sofá. –Tengo que hablar con una
persona importante para mí.- Sam sonrió y se levantó del sofá, dándome un
tierno abrazo.
- si mi
hermana se pone un poco terca, no dudes en llamarme.- se rió con fuerza.
-
gracias, Sami.
[…]
Quería hacer
de esta plática algo linda, y es por eso que llevé a mi princesa a ese lugar ya
tan conocido por nosotros: a ese parqué, el cual en esta estación se miraba
completamente lindo y colorido. Nos sentamos en el suelo, y aunque al principio era solo un silenció lindo,
escuchando a los lindos pajaritos cantando, me di cuenta de que esto era algo
así como “una plática seria” y que guardar silencio solo lo alargaría más.
- (tu
nombre), quiero hacerte una pregunta.- no me miro, pero apretó mi mano con
delicadeza, haciéndome sonreír ampliamente. –pero…quiero que seas totalmente
sincera conmigo.
- claro
que sí, dime lo que sea, Billy.
- bien…
¿me quieres?
- te amo
con toda mi vida, Bill.- mi corazón latió, haciendo que sintiera ese cosquilleo
en mi estómago y esas ganas de potar.
- ¿en
serio?- asintió, mirándome a los ojos. -¿eso era lo que querías preguntarme?
- no…
bueno, ¿me quieres a pesar de ser…?
-
¿estéril?- terminó. Yo,…yo asentí mientras mi mirada exploraba lo más hondo del
pasto. –Te adoro a pesar de eso.- mi mirada viajo hacia arriba, hacia sus ojos,
y la curva en mis labios aumento.
- ¿lo
dices en serio? Es decir… ¿de verdad no te importa?
- respóndeme
una cosa, ¿sí?- asentí. -¿por qué iba a importarme que fueras estéril, Billy? A
quien quiero es a ti, no a tus espermas.- sonrió.
- porque
no tendremos un hijito, porque no te veré nunca con pancita, porque no podré
ver cómo nace mi bebé en el hospital, porque no podremos formar una familia.
- me
duele que seas estéril, Bill. Nunca podré sentir lo que es tener a un bebé
dentro de mí…
- ¿lo
ves?- negó, sonriendo.
- pero si
tenemos un bebé, “nuestro bebé adoptado” nunca tendrá su mono azul.- sonreí.
- ¿en
verdad no te importa?
- de
verdad, Billy. No digas que eres poco hombre por eso, no me importa y jamás lo
haría, yo te amo a ti, te adoro demasiado- sonrió. -, aparte, si adoptamos a un
bebé le estaríamos ayudando, ¿no quisieras ayudar a un pequeño que ha sufrido
como tú?
- si lo
dices de esa forma…
- Billy,
nunca me importó ni me importara las cosas que tú crees que son defectos.
- es que
si lo son…
- no, no
lo son, siempre has sido una persona diferente, ¿no es cierto?, esto te hace
ser algo así como único.
- vamos,
no juegues.
- no lo
hago, en serio te lo digo, eres el Bill diferente, por el que daría la vida
antes que por el Bill perfecto.
- no
digas esas cosas, linda…tu mereces a alguien mejor que yo…
- no, no
es cierto, ¿y te digo porqué?
- ¿por
qué?
- porque
no hay nadie mejor que tú.- mis ojos se humedecieron demasiado, y las lágrimas
no tardaron ni un solo segundo en traicionarme, de un momento a otro, mi ánimo
había cambiado prontamente. Ella quitó mis lágrimas de mis mejillas, antes de
que mi maquillaje se arruinara por la razón que siempre lo hacía. –hey, ¿Por
qué lloras, Billy?
- nunca…nunca
nadie me había dicho algo así…
- oh,
eres tan tierno. Pero no llores por eso, Billy, yo solo digo la verdad.
- ¿crees
que soy mejor que Frank?
-
seguro.- dijo de golpe.
- ¡¿en
serio?!
- así es,
Billy, ni siquiera el hombre más perfecto del mundo podría ganarte a ti.
- a ti
tampoco, eres la persona más valiosa que se ha cruzado en mi vida. A veces me
pregunto la razón por la que entraste en mi vida, pero no le doy más vueltas,
porque sea cual sea la razón de ello…eres la persona que me hizo ser
completamente feliz, linda…
- tú
también has hecho mi vida completamente feliz.
- te
conocí en el momento en que pensaba que morir me haría más feliz, que morir
sería dejar de sufrir por completo…pero ahí te conocí, y como si hubieras sido
algún tipo de ángel… me diste una razón para llegar hasta donde estoy: Tú.
- para,
Bill, que me harás llorar.
- “yo
solo estoy diciendo la verdad”.
- eres un
tonto, Billy.
- aun
siento tonto te amo demasiado.- le di un abrazo fuerte, sonriendo con amplitud.
–gracias por aceptarme con todo y mis defectos.
- gracias
a ti por sonreír aun en un momento difícil para ti.
Nuestros labios
se unieron de pronto, esa chispa aun no se acaba ni disminuía, aun la sentía
como una descarga por todo mi cuerpo entero. Sentir sus labios cerrarse sobre
los míos aun era una sensación tan linda y perfecta, sentir sus manos en mi
cabello también lo era. Estaba seguro de que Dios me había dado una razón por
la cual no dejar mi vida inconclusa y acabar con ella se la forma más errónea. Me
dio una luz, bajó a un ángel del cielo que tenía por nombre (tu nombre), y
había funcionado por completo, porque ella ya era una razón, la más fuerte
razón por la cual iba a seguir a pesar de todos los muros con los que me
golpeara la cara.
- Te amo,
linda.- dije después de separarnos.
- yo
también te amo a ti, Billy.