Ha pasado una hora. Una larga y desesperante hora. Jörg, el papá de Bill
parece tomarlo todo con tanta calma, como si quien estuviera ahí dentro no
fuera su hijo. Pero, hay momentos en los que no deja de mover las piernas con
ansiedad, como si algo en el fondo de su cuerpo le dijera que él segundo más
pequeño de sus hijos esta en un muy mal estado.
Bill cada vez se ponía peor y un posible trasplante es tan difícil de
encontrar, un trasplante de corazón. Parece que él pequeño corazón de Bill pide
a gritos que le quiten esa enorme piedra carnosa de la espalda. Cada vez se
debilita más, haciendo que sus demás órganos no funcionen correctamente; me
siento tan devastada por esto, Bill no se merece algo como lo que le está
pasando.
- bien, pueden entrar, pero solo uno de ustedes.- Gustav, Georg, y hasta
el padre de Bill me miraron, esperando que fuera yo quien entrara y mirara a
Bill. Pero la realidad es, que odio ver a Bill de esa forma, sufriendo y
retorciéndose de dolor.
Mire al papá de Bill, él también me miraba, seguro en su interior me
maldecía, porque sabía lo que estaba a punto de hacer, pero al final del día,
Bill era su hijo, y yo, yo era solo su novia.
- ¿Por qué no entra usted? Es su hijo.- dije con toda la calma que mi
cerebro me transmitía. Jörg negó, mordiendo sus labios con ansiedad.
- yo no entraré a ver a ese niño. Entra tú, que eres la que más le
conoce aquí.- pues, realmente no lo conocía, Bill se guardaba todos sus
sentimientos dentro de esa cajita ahora echa mierda dentro de su corazón. Y
seguro su papá le conocía hasta él mas mínimo detalle de su cuerpo y sus
sentimientos.
- bueno, no creo ser yo quien entre. Creo que a Bill le reconfortaría
más que usted lo mirara, no yo.- su papá negó de nuevo, pero esta vez, Gustav
se acercó a él y tomo los hombros de Jörg, como si fueran viejos amigos.
- por favor, señor. Por primera vez en su vida haga algo por Bill, algo
que lo haga sentirse feliz.- Jörg lo miró a los ojos fijamente, y si no era
porque comenzaba a alucinar algunas cosas en este momento, pude percatarme de
que los ojos del padre de Bill empezaron a brillar, como si por alguna palabra
de Gustav tocara su corazón e hiciera que algún sentimiento dentro de él
escapara y saliera por sus ojos.
Jörg se levantó del sofá sin decir una sola palabra. Mire a Gustav
sonreír, pero mi mirada se fijó más en Jörg, que abría la puerta con
delicadeza, como si dentro fuera a ver una clase de demonio en lugar de Bill. Pero
finalmente entro, privándome de toda vista que tenía en él.
By Tom
Vaya que si me dolía dejar a ese pequeño tonto. Me dolía dejarlo y más
me dolió la forma en que lo hice. Pero al parecer no había nada que hacer, yo
ya estaba en Alemania, justamente saliendo del aeropuerto con mamá.
- vamos, Tommy, tenemos que llegar pronto a casa.
- ¿para qué?- pregunte mirándola, mientras caminábamos arrastrando las
maletas.
- pues que hoy mismo tienes una cita, en una empresa.- la mire de golpe,
un poco molesto y cansado.
- hum, no.
- ¿cómo que no?
- no, mamá…quiero dormir un rato. ¿Por qué mejor no la cancelamos y que
sea mañana?
- oh, Tom, ¿así vas a mostrar tu interés?
- ya, pero ¿no era que ellos estaban interesados en mi?
- pues, si, ¿Qué hay con eso?
- pues que si están interesados ellos en mi, pueden aguantarse un día,
mamá.
- ¿Qué es lo que te paso, Tom? Antes jamás negabas lo que te importaba.
- pasa que crecí, mamá. Por favor, si quieres yo los llamo, pero
necesito dormir, de verdad lo necesito.- mamá negó y camino por delante mío, la
tomé del brazo e hice que me mirara. –no te enfades, por favor.
- no me enojo contigo, me enojo con Bill.- se cruzó de brazos. Yo me
quede realmente confundido.
- ¿Bill que mierda tiene que ver con esto?
- por su culpa te hiciste tan perezoso, por culpa de esa banda.- podría
estar molesto con Bill y también podría gritarle toda clase de insultos que por
mi mente algún día pudieron pasar, pero en definitiva lo hacía por él ser mi
hermano, pero de ahí en fuera, nadie podría herirlo y mucho menos culparlo por
como soy ahora.
- Bill no me obligo a meterme a la banda, Bill no me ha cambiado, mamá.
- sí, sí lo ha hecho.
- ¿puedes responderme una pregunta con la verdad?
- claro.
- ¿Por qué papá y tu odian tanto a Bill?
- …yo no lo odio…
- oh, por favor ¡te he dicho que con la verdad!
- ¡de verdad no lo odio!, solo…solo no lo quiero demasiado. Tu papá lo
hizo ser tan…tan…no lo sé, es tan diferente ahora.
- puedo concordar contigo, ha cambiado demasiado.
- sí, es por eso que no le….
- no.- interrumpí. –ha cambiado, mamá. Ahora es feliz, ahora no sufre
los golpes de papá, no sufre el abuso en el colegio, no sufre abuso sexual, ¡ya
no más!, ¡y yo no puedo creer como es que tu, sabiendo lo que Bill ha sufrido,
aun tengas las ganas de maldecirlo en su cara!
- yo no le maldigo en su cara.
- ¡¿Qué fue entonces eso en la comida?! ¡¿Crees que Bill no estaba ahí,
crees que Bill no tiene sentimientos?!- me quede en silenció, esperando que
dijera algo, que tan solo se disculpara por decir todo eso, pero no, claro que
no lo iba a hacer, yo ya la conocía. –lo que más me duele, mamá, es que tu
llevaste a Bill por nueve meses dentro de ti, ¿acaso te arrepientes de eso?
- para empezar yo no quería gemelos, Tom.
- y lo quieres menos a él por nacer después. Vaya, mamá…nunca creí decir
esto pero, me decepcionas….
- vamos, Tom, pero yo a ti te amo.
- creo que eso le ha quedado claro a Bill. A mí me sobra el amor que me
das, ¿Por qué no le das un poco a él?
- Tom, vámonos, Gordon ha llegado a la casa.- dijo sin prestarme
atención.
By Bill
Las inyecciones que me acababa de poner me dejaron un poco tonto, pero
no creía lo que estaba viendo en ese momento, y eso no eran reacciones del
medicamento, esto era real. Papá entró para verme ¿a mí?
- lo que tengo que decirles no es muy fácil, ¿entienden?- mire a papá,
no podía acabar de creérmela.
- bien, dígalo.- dijo él, mirando al doctor con algo de ansiedad. El doctor
tomo un botecito marrón de vidrio y empezaba a jugar con la pequeña tapita del
mismo.
- Bill necesitará el trasplante. En definitivo. Si no le colocamos otro órgano
los resultados no serían los esperados, ¿comprende?
- bien, si. ¿Pero cómo se supone que consiga un corazón? ¿En cuánto
tiempo?- dijo papá, un poco enojado.
- usted tranquilo. Haré lo posible por ayudarles a conseguir el órgano que
necesitan. Pero recuerden que un trasplante, y de corazón, no es nada económico
y es muy difícil encontrar el órgano que se necesita. Es de los órganos menos
frecuentes en encontrar.
- ¿quieres decir que…que…tengo más…más opciones de morir que…de vivir?-
pregunte con mi garganta luchando para que ningún nudo se apretara en ella.
- lamentablemente. Solo necesito darte una lista de cosas que no puedes
hacer durante el proceso, ¿está bien?
- si…claro…- baje la mirada.
- serán difíciles de cumplir, pero todo sea por tu bien.- suspiro y
comenzó a escribir mientras también hablaba. –no podrás hacer ejercicios, no
podrás comer demasiadas cosas con azucares o sales altas, nada de relaciones
sexuales, nada de ejercicios que puedan acelerarte el corazón, intenta no
excitarte, no subir y bajar escaleras rápido ni repetidas veces, mantener
sustos alejados y…sí creo que es todo. Intenta no hacer cosas que te aceleren el corazón.
- haré todo eso…pero… ¿qué si nunca encontramos un corazón?...
- Pero no te preocupes ahora por eso, tú estarás bien y serás el primero
en mi lista, no demoraremos demasiado. Por ahora pueden irse, y Bill, toma
estas pastillas, siempre que te sientas mal.- me paso a las manos ese botecito
marrón. Lo tome con las manos temblequeándome.
- …gracias…- salí de ahí.
[…]
- ella es la persona con quien más deberías pasar ahora, Bill.
- pero…no me gusta que me vea llorando, no me gusta que me vea mal.
- vamos, ella te apoya, y te ama, estoy seguro de ello. Lo que menos
quiere es que te alejes de ella, y menos ahora.
- pero, Sam…no lo sé, aun no puedo creerme que me paso esto…gracias al
maldito orgullo de papá… ¡estaba a un pelo de curarme!
- tu papá debe sentirse devastado por esto, ¿no es así?
- no, no se siente mal. Creo que su sueño de que yo muera está por
cumplirse.
- no digas esas cosa, Bill, la vida sigue, y te aseguro que te vas a
curar.
- …eso espero…
- tengo unos familiares en el hospital ahora, podría ver si no hay
alguien ahí que pueda ayudarte con lo que tienes.
- mi hermano y (tu nombre) dicen que mi latido es extraño. Pero nunca he
preguntado a los doctores si tiene algo que ver con el tumor.
- ¿en serio?- el sonrió tiernamente. – ¿p-puedo escucharlo?- esta vez
fui yo quien sonrió.
- claro, ehh, espera.- levanté mi playera y me la saqué. – bien, puedes
escuchar ahora, pero…como te dije, (tu nombre) dice que es extraño.
- no hay problema con eso.- puso sus dos manos en mi pecho, lo acarició
un par de veces, pero por alguna razón no me sentí incomodo. Acercó su oído a
mi pecho y comenzó a escuchar.
Si soy sincero, debo decir que mi latido no solo se escuchaba extraño,
sino que también se sentía de esa forma. Como si a cada segundo me diera un
susto. Se aceleraba, a veces paraba y me hacía desmayar, a veces golpeaba tan
fuerte que me hacía potar sangre, a veces tenía un desfile de bailes exóticos que
me hacían convulsionarme. Siempre lo vi un poco normal, tal vez creía que a
todas las personas les pasaba, pues papá nunca quiso contarme la razón de ello.
- vaya, es en serio extraño.- puso sus manos en mi espalda, como si de
alguna forma fuer a escucharlo más
fuerte.
- miren nada más- Sam se separo de mi de golpe. –me voy por unos
segundos y al regresar, mi novio me engaña con otro.
- ¡Danniele! ¡Que me has matado del susto!- grito Sam.
Danny sonrió y tendió su mano hacia él. Sam la tomo y se levanto. – Estaba hablando
con Bill, ¡deberías escuchar su corazón!- Danny me miro sonriente.
- ¿Qué
hay de diferencia en su corazón con el mío?
- oh,
¡mucha! Vamos, escúchalo.- pude sonrojarme y avergonzarme un poco. Baje la
mirada y recogí mi playera para después levantarme del suelo.
- ¿puedo
escucharlo, Bill?- preguntó Danny. Me sentí aun más apenado, con mi mirada
busque a (tu nombre), pero no volvía.
- ehh…sí,
claro.- sonreí. Él se acercó a mí, alejando su vaso con agua de mi.
- ¡oh
Dios mío! ¿Estás seguro de que eso es un corazón? ¡Es como una metralleta,
Bill!- mi respiración se torno entrecortada y comencé a asustarme. –hey, chavón,
tranquilízate.
- por
favor… ¿Po-podrías pasarme ese…ese pequeño bo-teci-cito?- apunté. Toqué mi
pecho, dando caricias, pidiendo que se calmara. Trate de transmitirle a mi
mente que no quería que pasara esto ahora, pero claro, mis órganos tan
distintos de pensamiento me engañaban y no me obedecían.
- Toma,
Bill. ¿Pero qué es lo que te ha pasado?- tome las pastillas y pronto tomé una, metiéndomela
a la boca con un poco de ansiedad. La trague lo más pronto que pude.
- ¿estás
bien, Bill?
- ¿Qué paso,
Sam?- llego (tu nombre). Sam la miro preocupado, pero lo cierto era que mi
corazón comenzaba a dormirse de nuevo.
- comenzó
a respirar extraño… (Tu nombre)…Dios…- (tu nombre) se acerco a mi y acarició mi
cabello. Si ya me sentía mejor, creo que con esa linda caricia me sentí aun
mejor.
- ¿estás
bien, Billy?
- si…ya
estoy bien.
- será
mejor que descanses, no podremos salir.- la mire y negué.
- oh,
vamos, linda, por favor hay que salir. Llevaré mis pastillas.
- no,
Bill, no quiero que te pase lo mismo que ayer.
- te
prometo que no me pasará, por favor.
- bien,
iremos, pero avísale a tu papá.- me crucé de brazos.
- no, a
él no le importara, te lo aseguro.- rodeo sus ojos y sonrió. después se acerco
a mí y me dio un tierno beso en mis labios.
- te amo.
- y yo
también. Te adoro, linda.- ella sonrió.
[…]
Salimos a
caminar a una plaza. Era algo así como una cita doble con Sam y Danny. Pero al
parecer, lo único que me importaba era (tu nombre), estar con ella.
- eh, (tu
nombre), Bill…
- ¿Qué pasa?-
preguntó (tu nombre). Sam se sonrojó
- eh,
Danny yo…queremos ir a Disney land…- y mi corazón comenzó a latir con
felicidad, emoción y toda clase de sentimientos hermosos. Debía aceptar que
lugares como esos me ponían los pelos de punta y una sonrisa que ni siquiera
papá podría borrar ahí dentro. – nos preguntábamos si quieren venir con
nosotros.
- ¡si,
si, si!- grité emocionado, mi piel comenzaba a sentir escalofríos de felicidad,
de ansias. Miré a (tu nombre). -¡por favor, linda, vamos!
- no,
Bill.- mi sonrisa se borró por completo, nunca escuché que alguien rechazara ir
a ese hermoso lugar. Ella me tomo la mejilla y negó.
- pero,
¿por qué no?
-
recuerda que no puedes hacer cosas que dañen a tu corazón, Bill. Ahí dentro hay
muchas cosas que lo harán. Hay comida alta en azucares, hay juegos mecánicos. No
Bill, mejor no.
- ¡por
favor, por favor!- si, realmente me comporte como un crío pidiéndole a su madre
un juguete muy caro o algo de comer grasoso y delicioso. -¡te prometo que no
subiré a juegos así! ¡No comeré nada, pero no puedes negarte a esto!
Ella sonrió,
como si no creyera mucho en mi palabra. Volvió a negar y Sam la miro, suplicando
que fuéramos, y claro, mi linda tuvo que aceptar, pues no había de otra. Yo sabía
que ella tenía ganas de ir, y me partía el alma saber que se privaba de toda
diversión por cuidar de mí.
- bien,
iremos, ¡pero me has prometido no subir a juegos peligrosos ni comer
porquerías!
- hace un
día las “porquerías” eran lo único que comíamos.- baje la mirada. Ella tomo mi
quijada y levanto mi mirada hacia sus ojos.
- sí,
pero hace un día no sabíamos lo mal que te ponían. Así que, si quieres curarte,
más te vale dejarlas.
- …bien…
- ¡Danny,
Danny, dijeron que sí!- Danny abrazó a Sam por la cintura, dando un beso en su
cabello.
[…]
- ¡oh por
Dios!- mis ojos pudieron salir de sus órbitas al ver ese juego tan placentero,
tan excitante y…peligroso. (Tu nombre) me jaló del brazo, haciéndome caminar
tras ellos.
- Bill,
lo prometiste.
- sí, sí…
¡al menos sube por mí, por favor!
- no, nos
quedaremos los dos juntos.
Tras unos
largos minutos caminando y subiendo a juegos lo extremadamente aburridos, nos dio
hambre. Tuve que comer una maldita ensalada y agua…vaya día me había tocado…
¡es como privarle un pollo fresco a un perro callejero!...oliendo esos
deliciosos sabores y mirando a las personas comer y tener orgasmos en sus bocas,
mientras yo tenía que comer esta porquería.
- pero,
(tu nombre), puedo tomar refrescos.
- ¿en
serio?
- ehh, si…no
dijo nada de refrescos…
- no,
Bill, te hace daño. Mejor nos prevenimos hasta otra cita con el doctor.
- oh,
mierda, por favor.
- no.
- pff…- me dejé caer en el respaldo de la silla y
picotee la ensalada con enfado. Sam
comía una gran hamburguesa, manchando sus labios de salsa y…no sé si era
por ansiedad…pero la carne me pareció apetitosa. Por un pequeño momento tuve la
gran ambición de ser una servilleta para limpiar sus labios y comer algo
delicioso.
- ¿Qué tienes,
Bill?
-
¡hambre!- le grité. Ella me miro un poco asustada y sonrió.
- ahí
está tu ensalada, cómela.
- ¡BIEN!-
picotee la ensalada una vez más, y tras escarbar un poco en ella, me di cuenta
que tenía unos pequeños panecillos. Le puse sal, mucha sal y algo de una cosa
extraña que había en la mesa. Lo metí a mi boca y su sabor me hizo sentir mi saliva
saltar de alegría. - ¡humm!- suspiré de placer.
- ¿ves
que no era tan malo?- dijo Danny. Yo asentí.
- ¡es
delicioso!- comí todo con rapidez y tome el agua de un trago. No me gustaba
mucho el sabor del agua, pero me refrescaba mucho. Aun que…mis ganas por probar
algo de soda no se quedaron sentadas. – (tu nombre)… ¿me dejarías probar algo
de tu soda?
- oh,
vamos, Bill, ya sabes que no puedes.
- un
traguito, te lo juro.- rodeo los ojos y me paso su vaso. tome la pajilla y me
la metí en la boca.
- uno
pequeño, Bill.
- sí,
sí.- pero creo que me equivoque un poco, le di uno como si fuera algún tipo de
persona que no ha bebido algo en años.
- ¡rayos,
Bill, te dijo que pequeño!- me lo tragué todo y la mire con vergüenza.
- lo
siento…yo…
- ¡oh,
Bill, ya lo sabías!
- ¡lo
siento!
- está
bien, no creo que te haga daño algo así…es decir, solo lo tomaste una vez. ¡Pero
ya no más!
- sí,
está bien, lo siento.
By Tom
A es un
nuevo día, hoy iré a visitar la empresa. Me di un baño y me arreglé. Salí de mi
recamara y ahí me encontré a mamá con ese tipejo de Gordon.
- ¡hola,
Tom! ¿Cómo has dormido?
- bien, ¿Cómo
has dormido tu?
- bien,
gracias. ¿Estás listo?
- ¿para
qué?
- te
llevaré a la empresa.
- ah,
bueno…sí, estoy listo.
- ¿no vas
a desayunar, hijito?
- no…no
tengo hambre.
- si es
por lo de ayer, Tom…lo siento, de verdad.- dijo mamá, triste.
- no, no
es eso. ¿Nos vamos?- mire a Gordon.
- sí,
vamos.
[…]
- Tom
Kaulitz. ¡Qué gusto me da verte!
- buenas
tardes.- estreché su mano.
- toma
asiento, por favor.- eso hice. –estamos muy interesados en tu trabajo. Queremos
que te nos unas. ¿Te gustaría?
- pues,
si, si me gustaría.- sonreí.
- bien,
solo queremos que llenes estos papeles, son encuestas, y te calificaremos para
un puesto, ¿está bien?
- claro.
¿tienes un bolígrafo?
- claro,
claro.- me lo paso. Le apreté un par de veces para que la punta saliera, y
cuando lo hizo comencé a leer. Puse mi nombre completo y después comencé a leer
la primera.
Sobre mis
padres, sobre mi familia, tutores, estado en el que se encuentra mi familia,
mascotas, perforaciones, tatuajes, cosas que me interesan, responsabilidades,
tiempos libres y…bueno…resumiéndolo ¡pura meirda!
Hasta que
me tope en la pregunta 11, la cual me hizo sacar arcadas de nostalgia.
¿Algún
familiar con enfermedades crónicas, terminales, permanentes?
Y pensé en
mi pequeño hermanito, Bill…una gran culpa me recorrió la mente, y las ganas por
regresar a verle me consumieron.
- eh…¿puedo
hacer una llamada antes de terminar?
- claro
que si, Tom, puedes salir.
- gracias…-
tome mi móvil y marqué el número de mi gemelo.
- ¿hola?-
esa pequeña vocecita, aguda y tierna. Era nada más que de mi hermano, pero no
me atrevía a hablarle, así que espera que él dijera una palabra más. -¿Quién habla?...
¿hola?
- ¡Bill,
soy yo, Tom!
- ah… ¿Qué
quieres?
- quiero
hablar contigo…te extraño..
- ¡no te
hubieras ido, así estaríamos los dos juntos ahora!- cortó.
Sentí ganas
de llorar, de rabia y tristeza, pero no lo hice, ahora quería terminar con este
trabajo, sin preocuparme por él. Sin tenerlo en la mente siempre.
wow!!!!!!!!!! esta genial!!!!! ahora tom y bill sufren xq estan separados =(
ResponderEliminarsube pronto plissssssss