By Tom
TOC-TOC-TOC
Me levante del sofá y camine a la puerta de mi recamara, ahí estaba esa
pequeña niña, tan seria como podía, aferraba en una de sus manos, una muñeca de
trapos, con un vestido blanco con bordados de mariposas, su cabello era de
listón negro. Ella me miro, sin decir una sola palabra, metiendo su índice en
su boca.
- ¿Qué, que pasa?- pregunte, invitándola a decirme la razón de su
visita. Ella se asomó, inclinándose para poder mirar el interior de mí
recamara. -¿vas a responderme?- su mirada se clavó en mi de nuevo y asintió.
- ¿Dónde está Bill, hermano?- me acuclille frente a ella y tome sus
hombros.
- tú y yo no somos hermanos.- sonreí.
- sí, si somos- se cruzó de brazos, haciendo que soltara mi agarré en
sus hombros. –, Bill me lo dijo.- rodee los ojos.
- tu hermano Bill no está.- de no ser una niña tan pequeña, le habría
cerrado la puerta. Pero “niña pequeña” es sinónimo de chismosa, y correría con
papá para contarle lo que había hecho. – tu hermano se fue con su novia,
después regresará.
- ah… es que quiero ver a los perros que hablan, Tom.
- los perros que hablan no existen, niña.
- ¡sí! ¡Bill me dijo que tenía perros que hablaban!
- ¡pues no los hay!
- ¡si, si hay!
- ¡pues entonces espera a Bill y que él te los enseñe!
- ¡yo los quiero ver ya!
- ¡no hay perros que hablan, niña loca!
- ¡tonto!
- ¡tonta!- mi comportamiento comenzó a ser el de un crío de la misma
edad que Arabelle, pero pronto comencé a disfrutarlo, quizá, en algún momento
de mi infancia me hizo falta estar con Bill. Había veces, en las que no podía
reconocerlo cuando nos mirábamos de pequeños.
Dejamos de hablar de pronto, dejamos de mirarnos como hermanos, y
comenzamos a ser extraños. Ya no me gustaba ir a verle, pensaba que era
aburrido porque yo no conocía a ese Bill, al Bill de quién me separaron a los 7
años, al que no pude volver a ver como mi pequeño hermano gemelo con quien
hablábamos de cualquier cosa.
Y esto pudo cambiar, quizá ahora yo ya lo veía como mi hermano gemelo:
el sensible, el alejado, el callado, el tímido, el sonriente pero también
serio, el extrovertido pero también introvertido, el lindo pero también el que
sabía sacarme de mis casillas con tan solo una palabra o mirada, él que sufre
pero también ríe,…el que tiene el odio de papá pero también el de mamá.
- ¡tonto tú!- me golpeo la cabeza con su muñeca. Un poco enfadado, saqué
la muñeca de sus manos y me puse de pie frente a ella. -¡Dámela, dámela!
- ¡alcánzala, vamos, Arabelle, atrapa a tu muñeca!- dio pequeños
saltitos, intentando llegar hasta ella.
- ¡Dámela, Tom, le voy a decir a mi papi!
- oh, vamos, ¡pero qué chismosa eres!- aventé a la muñeca hacia mi cama
y ella quiso emprender un camino hacia ella, pero le detuve del brazo.
- ¡suéltame, tonto!
- hum, no, no lo creo. No te he dejado entrar a mi recamara.
- ¡déjame entrar, por favor! ¡Ven, Ellie!
- ¿Ellie? ¿Quién es Ellie?
- ¡mi muñequita!- dijo molesta, mirándome con ojos realmente enfadados,
se parecía tanto a Bill, Ja, los dos con esa graciosa cara cuando están
molestos.
- ¿Ellie?- reí. -¿por qué le has llamado Ellie?, no tiene cara de
“Ellie”.
- ¡yo no se lo puse!- echó una mirada hacia la cama, en donde la muñeca
yacía bocabajo.
- ¿no se lo has puesto tú?- saqué una carcajada. –no me digas que ella
te ha dicho como se llama.- reí fuertemente, mas para ella, la única gracia ahí
podría ser…no, realmente para ella no había ni una pizca de gracia ahí.
- ¡las muñecas no hablan, tonto! ¡El nombre se lo puso Bill!
- ¿Bill?- ella asintió.
- sí, cuando me la regaló.- me dio un pequeño empujoncito y entro a la
habitación. No hice nada por pararla.
Al final, la gracia en mi se había ido y Arabelle la había recogido.
- oye, Arabelle…- trate de convencerla que esta vez sí hablaríamos
enserio, fuera de bromas y molestias, pero ella
solo me enseño la lengua y emitió un ruido fuerte, después se fue,
bajando las escaleras rápidamente.
Quizá juzgaba mal a Bill, quizá también juzgaba mal a Arabelle. Porque
Bill si la quería, la quería de verdad, como si fuera su hermana gemela, como
si esa niña ocupara el lugar que yo debería tener reservado en el corazón de
Bill. Como si cambiáramos papeles injustamente, yo era Arabelle y ella era Tom…
Aceptar que comenzaba a estar un poco celoso no era una opción. Trate de
olvidar todo con Bill, como si esta vez volviera a ser el Tom Kaulitz que tenía
tan solo recuerdos lejanos de lo que hacía con Bill, de lo que me decía y de lo
que compartimos juntos.
Aun así, en tan solo unos días me iré devuelta a Alemania, a cumplir mi
sueño sin él, sin su apoyo ni sus palabras de aliento…solo yo…yo y mi sueño
hecho realidad.
- ¡Bill, Bill!- escuché sus gritos agudos en la planta baja. Habían
llegado de donde sea que habían ido.
By Bill
La levanté en mis brazos y di un beso en su mejilla y la coloqué en el
piso después.
- Tom me estuvo molestando, Bill.- la furia y el coraje me revolvieron
los órganos en mi estómago.
- ¿cómo que te estuvo molestando ese tonto? ¿Qué fue lo que te hizo?
- me quito a Ellie y se burló de su nombre. Me dijo que los perros que
hablan no existen, ¡es un mentiroso!- sonreí ante lo último, pero realmente
sentía un poco de furia ante lo que había hecho con Ellie.
No iba a pelear, no me sentía bien, realmente me sentía un poco mareado.
Tomé la mano de (tu nombre) y subimos a la habitación. Me senté en la cama,
echando mi espalda en esa sobrecama tan fresca.
- ¿cansado?- la mire, sonriendo.
- hum, sí.
- ¿por qué no duermes
- jum…está bien.
[…]
Paso una larga y horrible semana, papá siempre tan distante, tan molesto
y siempre peleando con mamá. Pero eso no era lo único horrible. Era que Tokio
Hotel, nuestra banda…se separaría hoy. Mi sueño iría a la mierda, mi vida se
haría tan insignificante. Salí de mi recamara, (tu nombre) había ido a trabajar
y mi día se puso aun peor sabiendo que cruzaría por esto solo, pero no le di
más importancia. Con o sin nadie, todo acabaría igual: mierda, mierda ¡y pura
mierda!
Escuché el ruido de las pequeñas ruedas de plástico moverse por el piso
de madera y fue ahí, cuando me decidí a entrar a su recamara, para utilizar mi
plan, mi único plan.
Ahí estaba Tom, colocando una gran chamarra negra en su cuerpo frente al
espejo. Se miro por unos segundos y acomodo sus trenzas negras frente a sus
hombros, rápidamente. Mamá camino hacia él y los dos cruzaron miradas por el
espejo; Tom sonrió ansioso, mamá tomo sus hombros y con el pulgar acarició a
ambos. Mientras el nudo en mi garganta se apretaba cada vez más gracias a la
ansiedad y la tristeza, Tom se viro para verme y casi por reflejo me escondí
para no ser visto por él; y creía que había sido de lo más hábil al hacerlo.
Pero no fue así.
Sacando un grito agudo al encontrármelo frente a mis ojos sonriendo,
cubrí mis labios, tratando de pasarme el susto que me había pegado, tragué
saliva con pesadez y no me atreví a hablar.
- si ye he visto.- dijo con tanta calma, como si lo único que fuera a
hacer después fuera irse a Alemania por tan solo un día. -¿Qué hacías mirando,
Bill?- mamá Salió de la habitación con dos grandes maletas negras y un par de
bolsos grises.
- …n…na…- pronuncié, pero la voz de mamá me hizo callar completamente.
- están listas tus cosas, Tom, ¿nos vamos ya?, el avión despega en
cuatro horas.- Tom la miro, como esa clase de crío que sigue reglas y normas de
su madre al pie de la letra, aun dependiendo de ella.
- sí, mamá, ahora bajo.
- está bien…oh, un momento, he olvidado los boletos. Pero que tonta.- y
en lo último había tenido razón. Seguro una crítica no tan constructiva…pero
cierta.
Tom me miro de nuevo, penetrándome una y otra vez con esos ojos, los que
no se atrevía a cerrar. Tomo mi hombro derecho con una de sus manos, pero yo me
corrí con brusquedad, como si su tacto me hiciera daño de alguna forma, como si
sus palabras aun sin poder ser pronunciadas me clavaran la espalda con una
navaja sin una pisca de compasión.
- ¿pero qué es lo que te pasa, Bill? ¿Te sientes enfermo?- tomó mis
manos y pude apreciar algún tipo de miedo hacia él. Hacía más una semana que no
nos hablábamos ni nos mirábamos, desde que me clavó el vidrio en la mano, donde
estaba esa cicatriz rosada.
- vamos ya, Tom.- dijo mamá, intentando quitar sus manos de las mías.
–Tom, que se nos hace tarde.- bufó con ansiedad, pero Tom la miro y apresó mis
manos otra vez.
- Bill, que me voy ahora, ¿ni siquiera vas a despedirte de mí?- podrá
parecerle tonto que no lo hiciera, pero es que me volvía el mismo cachorro
perdido, sin dueño, el cachorro sensible que no soportaría la despedida del
lobo que lo ayudo a ser más fuerte.
Negué. ¡NEGUÉ! Y no porque quisiera hacerlo, sino porque mi orgullo me
obligo, ese orgullo de mierda.
Con sus pulgares acarició mis dedos, haciéndome sentir algún tipo de
chispa o fuerza, quizás apoyo o arrepentimiento. Y al ver esa sonrisa que
comenzó a formarse en sus labios, pude tener las ganas para hacer lo mismo,
pero no lo hice. No lo hice porque una sonrisa no lo haría volver, una sonrisa
no haría que cambiara de opinión y hacer que se quedara. Soltó mis manos y me
sentí libre, pero en solo una milésima de segundo él me apresaba en sus brazos,
colocando su quijada en mi hombro, acariciando mi espalda como un padre lo
haría, pero él no era mi padre…era mi hermano gemelo…mi hermano de sangre.
Y por alguna u otra razón yo no lo abracé, deje ser abrazado por sus
brazos largos, mas yo no me moví de mi lugar. Cuando me dejo en completa
libertad su sonrisa se había esfumado, se había ido, como si tal vez lo que el
necesitara para sonreír fuera que yo respondiera su abrazo.
Pero lo que yo necesitaba para sonreír era recuperar las semanas sin
hablarnos, recuperas las semanas en las que no me gritaba y en las que yo no le
tenía miedo. Para sonreír necesitaba que se quedara. Tomo las maletas y camino
junto con mamá por ese pasillo, llegando peligrosamente a las escaleras para
salir por la puerta y por la reja, para salir del auto y del avión, para salir
de Los Ángeles y llegara a Alemania.
- …no… ¡no te vayas, Tom!- me preocupe al escuchar mi voz desgarradora,
pero funcionó para que él me mirara y se acercara a mí, dejando a mamá al borde
de las escaleras.
- Bill.
- ¡no te vayas! ¡Por favor, Tom, quédate!
- no puedo, Bill, no puedo quedarme.
- ¡quédate con la banda, no la dejes por tu trabajo!
- tú mismo lo has dicho, es mi trabajo y no puedo dejarlo.
- ¡la banda también era tu trabajo!- lloriquee, al borde de las
lágrimas.
- no puedo, Bill, de verdad no puedo, quiero hacer esto.
- ¡quédate conmigo y con la banda! ¡Por favor, hermano, no te separes de
mi otra vez!- vaya…ni yo mismo me había creído que había dicho eso.
- ¡¿Qué son todos estos gritos?! Arabelle duerme.- me vire de golpe, ahí
estaba papá, con mirada de enojo y puños cerrados. Pero no…ninguno de los dos
le prestamos la más mínima atención.
- Bill, por favor, no puedo y tú lo sabes. Sabes que este trabajo lo
quiero de verdad, ¿Por qué no puedes apoyarme?
- ¡¿por qué tu no me apoyas con la banda?! ¡¿Por qué quieres que te de
algo si tu no me lo das a mí?!
- ¿Por qué quieres que te de algo, si tu no me lo das a mí?- repitió,
dándome en el punto débil. Él tenía razón.
- ¡pero la banda fue tu primer trabajo! ¿Qué no te gusta? ¡¿Qué no te
importa dejar a Georg solo?! ¡Él es tu amigo!
- y por eso mismo debe entender que no podré estar por un tiempo en la
banda. Sabes que no me iré por siempre.
- ¡¿de qué mierda sirve la banda sin ti!?
- no digas esas cosas, podrán sin mí, tú mismo lo has dicho: “es más
fácil que darle de beber a un perro.” ¿Recuerdas?
- por favor, por favor, por favor, por favor.
- no, Bill, no puedo.
- ¡NO QUIERES, NO QUIERES!
- ya, marica, deja que tu hermano se valla.- dijo papá.
- ¡no!
- Tom, vámonos ya. Se te hará tarde.- Tom asintió y camino a las
escaleras de nuevo, arrastrando consigo los restos de mi sueño, mi futuro y mi
felicidad.
Y comenzó a bajar las escaleras.
- ¡POR FAVOR, TOM, NO TE VAYAS! ¡POR FAVOR!
- ¡ya cállate, niño, cállate!- papá me tomo de los brazos fuertemente,
alejándome de ellos.
- ¡suéltame, suéltame!- grite, forcejeando.
- ¡deja que tu hermano se vaya, al menos hace cosas más importantes que
estar en esa banda de mierda!
- ¡no es una banda de mierda, es nuestra banda!
- sin Tom, es una banda de mierda.- mire a papá, sintiendo mis lágrimas
caer con lentitud en mis mejillas, sintiendo mi corazón explotar y mi mente
pudrirse. Él sonreía como si dijera, “¡gané!”.
- ¡te odio, te odio!- me tiro al suelo, como solía hacerlo cuando era
más pequeño y claro…partiéndome los huesos de mi cadera. -¡ahh, me lastimaste!
- ya extrañaba hacerlo.- no preste atención a sus estúpidas palabras,
tome mi cadera y la acaricie con delicadeza.
[…]
By (tu nombre)
- ¿ya se ha ido?- asintió con la
mirada clavada en el suelo, metiendo sus manos entre sus piernas, las que movía
con ansia. – bueno, al menos el será feliz, ¿no lo crees?- negó.
- el será feliz…pero nosotros no…dejó a la banda como si dejara a tres
mierdas…encima se llevó Bruno.- ahora
que lo decía, no me había percatado de ello. –Ahora Scotty estará muy triste.-
yo negué y tome su brazo, sacándolo de entre sus piernas.
- tu perro es fuerte, ¿no es cierto?
- oh, si…podría arrancarle la mano a alguien.- reí. -¿qué?
- me refiero a fuerte, pero no físicamente si no, mentalmente.- el
sonrió.
- ah…bueno, si, si es.
- ¿y tú?
- mmm no, definitivamente no soy ni física ni mentalmente.
- creo que no te admiras nada. Eres una persona fuerte, Bill, serás
feliz aun sin Tom, la banda podrá segur, Tom no se irá por siempre.
- ¿pero y mientras tanto qué?, haríamos una gira el próximo mes, ¡Tom ya
lo sabía y decidió irse!
- vamos, el tendrá su razones pera todo. Volverá.
- no, yo ya no quiero verlo…he vivido diez años sin verlo todos los
días, podré aguantar otros diez sin su presencia.- sonreí. Pero sus lagrimales
dejaron que algunas pequeñas gotitas nacieran, pero no las soltó, las escondió.
- hacerse el fuerte no resuelve nada, tonto.- sonreí de nuevo. – ¿Sabes?
Se de alguien que podrá hacerte despejar un poco.- él me miro.
- ¿tú?- negué. - ¿entonces quién?
- mañana vendrá Sam, ¿lo recuerdas?, dice que tiene ganas de verte.-
Bill sonrió ampliamente y seco sus lagrimas que aun no dejaba caer.
- ¿¡de verdad?!- asentí.
- sí, y hoy vienen Gustav y Georg.- la sonrisa de Bill se desvaneció
pero no por completo.
- ¿crees que ellos saben lo de Tom?
- no lo sé, pero si no lo saben, puedes decirles tú mismo.- el bajo la
mirada.
[…]
- ¿cómo que Tom se fue a Alemania?- dijo Georg, tomando los muslos de
Bill.
- …dijo que quería estar en su trabajo…
- oh, pero ¿Qué pasará con la
gira?
- tendremos que cancelarla…y todo es su culpa…- Bill cerró sus puños,
queriendo quizá, partirle la cara a Tom.
- tranquilos, podremos posponerla para cuando Tom regrese.- sugirió
Gustav, a quien hace mucho no miraba.
- ¡no, no podemos! ¡Por culpa de Tom no dejaremos de hacer música!
- ¿pero sin Tom, quien tocará la guitarra, Bill?- volvió a hablar mi
amigo.
- …no lo sé…no…- bajo la mirada, rendido.
- tranquilo Bill, no llores. Encontraremos algo, una solución.- bill
asintió quitando sus lágrimas.
- pero es que se fue sin importarle lo que sintiéramos.
- ven, Billy.- le di un abrazo, realmente me ponía mal mirarlo así por
culpa de los demás, odiaba que hubiera personas a las que no les importara lo
que sintiera y lo hicieran llorar. Pero también odiaba que por esas acciones
Bill aprendiera a depender de los demás sin prestarse atención a él primero.
Quizá era por todo el dolor y el peso que llevaba dentro de él lo que le
hacía sentirse menos que una persona, menos que hasta un animal. Pero estaba
segura que eso iba a cambiar, porque Bill es fuerte, aun que él no quiera
aceptarlo, él es fuerte y seguro que también maduro.
Tras unos minutos hablando con Gustav sobre planes futuros, Georg llegó
a mi lado, tomándome los hombros un poco asustado y temblequeando. Le mire la
cara y estaba tan blanco como la leche, sus pupilas brillaban con miedo y en lo
primero que pude pensar fue en Bill.
- ¿Q-qué pasa Georg?- pregunte con nervios.
- Bill…Bill…esta…esta…- apuntó hacia donde se encontraba pero no había
visto nada. Gustav se levanto del sofá al igual que yo lo hice y ahí, en el
piso Bill estaba transpirando y respirando entrecortado. Me acerqué a él y tome
sus hombros.
- ¿qué te pasa, Billy? ¿Qué sientes?- él me miro y abrió su boca para
hablar.
- y-yo…cof ¡cof, cof! (tu nombre)… ¡COF, COF!- de su boca descendió
saliva, un hilo de saliva que llego a tocar su ropa para cortarse.
- ¡¿Bill, estas bien?!- él negó, jadeando, tratando de recobrar la
respiración.
- …dile…dile…Anette…cof…cof…- corrí hacia la habitación de
huéspedes, Anette dormía con Arabelle a su lado, el único despierto ahí era su
papá, quién me miró con saña.
- ¿Qué necesitas?- dijo seco.
- Bill… ¡a Bill le pasa algo!
- ¿si, y? eso no me importa, niña.
- por favor, ¡no puede respirar!- él rodeo los ojos y se levantó de la
cama, sonriendo triunfante corrí de nuevo hacia Bill.
- ¡(tu nombre)!- gritó Gustav asustado. Y…mierda…
- ¡Bill!
- cof…cof…- de su boca descendió sangre, hilos de saliva repletos de
sangre. A Bill parecía dolerle mucho, tocaba su cuello y lo apretaba.
- pero que mierda…- dijo su papá. Se acercó a Bill y le tomó la espalda.
-¡¿pero qué mierda haces aquí?! ¡Corre al baño, sucio!- Bill, obedeciendo a sus
ordenes intentó levantarse del suelo, pero le fue casi imposible.
- no haga que se levante…por favor…llamamos al doctor…
- ¿Qué fue lo que te dijo?
- que lo lleváramos con él.
- prepara el auto, yo lo llevaré.- asentí. Gustav, Georg bajaron a la
planta alta. Me quede ahí, en compañía de Bill. –baja tu también, niña.- dijo
su papá. Yo negué.
- me quedaré con Bill, acompañándolo.- él asintió sin más. Su papá tomó
a Bill de la espalda, dando pequeños golpecitos para que se deshiciera de la
sangre que aun llevaba en su boca y eso fue lo que Bill hizo, haciendo sacar
arcadas y saliva repleta de sangre por su boca.
Él pasó el brazo de Bill por sus hombros y lo ayudo a bajar con
delicadeza, Bill no dejaba de jadear, como si el aire le hiciera falta, como si
necesitara una bocanada de aire fresco. Su papá lo adentró en el auto y se
subió junto con él, a su lado. Mientras yo dirigía a Georg, que manejaba el
auto, hacia la clínica donde Bill era atendido.
- cof…cof…
- oh, mierda, Georg, abre las ventanas.- dije, desesperada. Él lo hizo,
dejando él aire entrar hacia los poros de Bill. Atrapé su mano con la mía, pero
él no lo hacía con la mía, su fuerza se esfumaba y de pronto…se desmayó.
- ¡Despierta, niño, no juegues ahora!- gritó su papá.
- se ha desmayado…- susurró Gustav.
aaaahhhh!!!!!!! nooooooooo Bill se tiene q poner bn!!!!! espero q no sea nada grave
ResponderEliminarWOW esta super genial tu fic sube pronto please!!!!!!!!! XD
TT_TT que le paso a Billito!!!?
ResponderEliminarDios no la dejes asi siguela
pronto y que trizte lo que le
este pasando a Bill que tiene!!?
y como que Tokio Hotel se separara
dios no no todo se torno tan trizte T_T
sigeula pronto cudiate bye :D
NOOOOOO! </3 Bill! Ahh espero con muuchas ansias el siguiente capitulo! D:
ResponderEliminarMe gusta tu ficción , pero que no lo pase nada malo a Bill :'c , sube por favor..
noooo por que T-T noooooooooo que no se muera es demaciado geneal & lindo para morir :$,esta muy geneal tu fic sube ya porfavor xD
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