lunes, 16 de abril de 2012

capitulo 61


De las pocas veces que he tenido la oportunidad de ir a una playa, jamás las había visto tan desiertas, con tan solo pocas personas jugando en la arena en la orilla del mar. (Tu nombre) y yo bajamos del auto, era hermoso el lugar, el mar azotaba con delicadeza en la arena y las palmeras se movían lentamente por el aire que golpeaba en ellas.

Caminamos en silencio, mi mente se encontraba ahora en un lugar lejano, no quería estar pisando donde yo lo hacía, tampoco quería estar atenta en lo que ocurría este preciso momento, al parecer solo estaba en ella una terrible imagen acerca de un radiografía y un gran tumor en ella.

- Bill…- sacudí la cabeza, esa imagen comenzó a borrarse hasta verme en el lugar en donde caminábamos. Le mire, levantando mi quijada, incitándola a proseguir con lo que había empezado. - ¿Qué era lo que ibas a decirme?

Mi mano apresó mi antebrazo contrario, sentí como de pronto mi mano comenzó a transpirar sin perder el agarre, mordí mis labios e intente fingir que no había escuchado sus palabras, pero su mirada penetraba mis ojos con duda, mientras yo solo podía mirarle con el rabillo de mis ojos.

(Tu nombre), creo que moriré, tengo un gran tumor en mi corazón desde que nací.
¿Sabes?, un gran tumor opaca a mi corazón, lo deja sin respirar, creo que moriré.
Desde que nací mi corazón está muriendo, me operaron pero creo que no hay nada que hacer, moriré, porque papá fue inconsciente y no me llevo a medicar…

¿Cómo podía decírselo sin que sonara tan estúpido? Quizá haciendo una vergonzosa escena, mientras vemos el atardecer y mi corazón golpea mi pecho, después de eso podría desmayar y no seguir avergonzándome de esa forma con ella.

Si…esa era una buena idea…

- ¡heeey, hola! ¿Hay alguien en casa?- golpeo mi frente con sus nudillos. Una vez más, sacudí mi cabeza y la mire, tratando de hacer más tiempo en esto.

- ahh, lo siento, ¿Qué pasa?- si mi tono de voz no me hubiera escuchado tan estúpido y deshonesto, ella pudo creerme, pero ¡claro que no! ¡El tonto de Bill siempre tiene que sonar como un tonto frente a todos!

- ¿qué era lo que ibas a decirme?- dijo en un tono de burla, como si fuera mi recordatorio en voz. – Algo “importante”- simuló hacer comillas con sus dedos.

- eh, si, es algo importante. Muy importante.

Me rindo.

Tendría que contárselo, ella debía saber lo que me pasaba, quizá encontraría una buena excusa para dejarme, quizá me miraría con asco, pero era mejor decir la verdad…creo…

Me deje caer de rodillas a la arena. Mire a (tu nombre), invitándola a hacer lo mismo que yo; cuando lo hizo, no quito sus ojos de encima mío. Relamí mis labios y una  vez más, comencé a pensar le mejor forma de decírselo, pero era inútil intentar encontrar el “lado positivo” de una mierda tan negativa como la que me estaba comiendo el corazón vivo.

- vamos, Bill, comienzas a ponerme nerviosa, ¿Qué quieres decirme?

Si, tanto ella como yo queríamos escuchar algo estúpido, algo que no nos pusiera los nervios de punta y encima, que no fuera algo con lo que me pondría realmente estúpido y comenzaría a llorar como un crio de dos años.

Pero no era nada de eso, no era algo con lo que me gustaba jugar, creo que con la vida no se juega, y menos cuando mi corazón muere con cada latido, sin tener el remordimiento de morir o quizá vivir, pero no lo tenía, porque realmente aun no podía hacerme la idea de que esto me estaba pasando.

- bueno, (tu nombre)…- tome aire y lo deje salir lentamente, le mire los ojos y me digne a que si ya había empezado con un “bueno, (tu nombre)”, tendría que terminar lo planeado…aun que…quizá ella sabía que era algo malo gracias al estúpido “bueno.”

- ¡dilo, Bill!- grito con nerviosismo. Yo solo asentí y di una sonrisa.

- ¿recuerdas que me desmaye en el cine?- asintió. –pues…fui a revisarme, mi pecho me molestaba mucho y no podía respirar correctamente.

- ehh… ¿Bill, que es lo que….?- la hice callar con un leve movimiento de mi cabeza.

- Tengo…tengo un…un grande y…horrible…

Era de suponerse, ¿no es cierto?, pero no es fácil decirle a la persona que amas: ¡oye, tengo noticias!, podría morir en solo unos meses. Te estarás preguntando el porqué, y es nada más que porqué ¡tengo un tumor que succiona mi corazón a cada segundo! ¿No es genial?

No, no es genial…definitivamente no.

Pero era difícil, de verdad que si, y sumándole lo marica y tímido que podía llegar a ser, esto se ponía a un nivel más alto cada vez. Tome mi quijada y comencé a acariciar mi cuello, tratando de derretir ese molesto hielo que apresó a mis cuerdas vocales y me impidió el habla por completo.

- ¡Bill, dímelo!- bufó enojada, mirándome con ojos de furia y preocupación. Si fuera por mí le daría un abrazo, pero no era el momento adecuado para darle un abrazo.

- ya va…buuf…tengo un tumor en mi corazón.

Vaya, podía sentirme vivo de nuevo, podía sentir el alivio rodeando mi cuerpo, y era tan placentero…mas ver la mirada de (tu nombre), que cubría sus labios y sus ojos en un pestañeo se llenaron de lagrimas que caían por sus mejillas hasta su quijada, me hicieron perder todo tipo de sentimiento lindo en mi interior.

- hey, no llores, linda.- ¿pero qué era lo que me creía?, decirle que moriría y después pretender que haría una fiesta con el motivo de mi muerte.

- si esto es broma… ¡dímelo!- graznó con la voz entrecortada. -¡no me dan risa tus estúpidas bromas, Bill! ¡No vuelvas a decir eso!-  tomó aire y limpió sus lagrimas con ambas manos, casi a pequeños golpes. -¡te lo has pasado diciéndome que tu corazón está mal y si no me daba risa, esto es muy bajo…! ¡NO VUELVAS A DECIR ESO, BILL!

- yo… (Tu nombre)…no te estoy mintiendo…- se levantó de la arena y cubrió sus ojos con las palmas de sus manos.

- ¡no es cierto, no es cierto! ¡Eres un mentiroso!- me dio un par de manotazos en mi cuerpo. Me sentí la persona más inhumana de este mundo por haberlo dicho de esa forma. -¡NO ES CIERTO!

La envolví con mis brazos, ella solo recargó su cabeza en mi pecho, dejando que las lágrimas cayeran, mojando con esas pequeñas gotitas mi playera. Sentía mis manos sudar dentro de esos guantes de cuero, sentí mil piedras caerme sobre las espalda, con una fuerza bruta que solo alguien fuerte y valiente pudiera soportar.

Pero desafortunadamente…yo no era una de esas personas…

[…]

By Tom

Por coincidencia, Bill y yo llegamos al mismo tiempo. Sin mucho ánimo, llegaba de con Georg, me alegraba que él fuera un gran amigo, de verdad uno con el que podía confiar más que con algún otro. Encima, tenía noticias para mi hermano.

Pero todo se volvió más gris de lo que estaba antes. (Tu nombre) bajaba del auto con ayuda de Bill, su maquillaje estaba corrido por debajo de sus ojos y aun soltaba algunas lágrimas. Simplemente pude sentirme triste al ver a mi hermano con una mirada la cual no le había visto desde que dejo de vivir con papá, simplemente se volvió a convertir en Bill Kaulitz, el niño solitario, maltratado y triste.

Sus ojos reflejaban  ganas de huir del momento que estaba pasando, sus labios, un poco encorvados hacia abajo, me dejaron saber que las arcadas por no dejar que las lagrimas le cayeran, comenzaron a llegar, la forma en la que caminaba, tan lento y cuidadosamente, abrazando con un solo brazo la espalda de (tu nombre), quien sacaba sus lagrimas con las mangas de su chamarra.

Me acerqué a ellos, decidido en ayudarles –si es que acaso podría hacer algo por esas caras de sufrimiento-.

- hey, hermano, (tu nombre).- tome el hombro de mi gemelo, quien solo me miro y sonrió por tan solo un segundo y después su cara volvió a ser la misma de antes.

- …hola…- levantó su mano y la meneo un par de veces.

- tengo noticias, Bill, ¡sobre papá!

- Tom…no quiero saber nada de él por ahora.

- ¿Qué es lo que tienen?- mire a (tu nombre), ella bajó la mirada y salió corriendo de ahí.

- me pone mal verla así.

- ¿le pasa algo, Bill?, ¿se siente enferma?

- no, Tom…creo que ha sido mi culpa…realmente lo dije tan de golpe…

- entonces….es a ti a quien le pasa algo, ¿no?- negó, bajando la mirada y lamiendo sus labios como si estos fueran un caramelo.

- no, bueno…oh, Tom…- se congeló.

- oh, Bill, ¿Qué pasa?

- nada, Tom…de verdad…

- ¡odio que no confíes en mi!- dije un poco molesto.

- vamos, Tom…solo no tengo ganas de hablar…si confío en ti.

- ¿volviste a desmayarte?- negó.

- es por la razón de mis desmayos…es por eso que está así.

- ¿la razón?- tome sus manos, que se sentían tan débiles y frías, sus delgados dedos se entrelazaron en los míos, haciéndome sentir una sensación de ansias al sentir los huesitos que sobresalían en su piel. -¿sabes la razón de tus desmayos?

- …si…desde que nací los tengo….- mire hacia mi pasado, tratando de recordar alguna ocasión en la que Bill hubiera tenido los comportamientos como esos, de desmayarse de la nada…pero no encontré nada.

- ¿de qué hablas, Bill? ¿Hay algo que no me has dicho?- asintió.

- Tom…tengo un tumor en mi corazón...

[…]

Somos infelices porque es mucho más grande nuestra divergencia con la misma realidad, y porque de alguna u otra forma, todos damos más de lo que podemos recibir. Ahora las personas sensibles y amables son escasas, pero sin duda yo tenía a una de esas pocas personas, una persona que lo único que sabía hacer era ver su vida pasar por los ojos de las personas que más le odian, como si de alguna forma, por depender de las mismas, fueran a cambiar y comenzar a quererle.

Se preocupaba más por la reacción ajena que por la propia, parecía ser que el que sufría en esto éramos nosotros y no él, pareciera que él estaba feliz por esto, que disfrutaba de su propio dolor.

Pero que era ilógico.

- Tom, hijo, ¿cómo estás?

- llamas en un mal momento, mamá.- dije seco.

- ¿está todo bien, amor?- si hubiera estado con ánimos de hablar, hubiera chisteado ante la palabra “amor”, la palabra que le decía a Gordon…

- no, no está nada bien.- bufé. –me gustaría que hablaras luego, cuando tenga ganas de escuchar.

- no, Tom, siento no poder ceder. Pasa que tengo que decirte algo.- rodee los ojos. Bruno comenzó a lamerme la cara, coleando feliz.

- eh, ¡para pedazo de animal!

- grrr- pareció un poco enfadado de no querer jugar con él.

- Tom, ¿acaso me has escuchado?, deja de jugar con tu mascota, por favor.

- sí, te escucho, ¿Qué quieres?

- primero, que no vuelvas a hablarme así.- suspire con fuerza, si acaso hubiera visto mi cara en ese momento, no habría dudado en darme un manotazo en la mejilla.

- ¿y segundo?- incité a que siguiera.

- hum…has cambiado mucho tu forma de ser, hijo…- su voz se escucho decepcionada, y pude llegar a sentir un nudo en mi garganta.

- lo siento…pero es que te he dicho que no estoy de humor.- esta vez, fue Scotty, quien con sus garras, trató de tirarme el pedazo de pan acaramelado que fingía comer.

Bueno…realmente no fingía, mi estomago quería aspirarlo con fuerza, pero mi corazón solitario se sentía enfermo y mando una tropa de muros a que se colocara en mi garganta y prohibiera la entrada de alguna miga de pan.

- ya esta, prometo no demorar mucho con esto, pero, hablaron de la universidad, ¿la recuerdas?

- Ajá.

- se que han demorado un par de años en llamarme, pero me han dicho que hay personas interesadas en ti.

- ¡Guau, grrr!- esa maldita bestia negra volvió a ladrarme, sentándose y dándome su pata, pidiéndome con una tierna carita un pedazo del desayuno que llevaba en mis manos.

- ¿Quieres, tonto?- ladeo la cabeza, como di dijera, “me parece que el único tonto aquí eres tu…y esos otros tres que quieren robarse mi puesto como la mejor mascota”. Mis otros tres amigos peludos jugaban con un pedazo de cordón rojo, mientras gruñían. -¡aquí tienes, pero vete lejos, peludo!

Corrió hacia la dirección que avente el pequeño pedazo de pan, y volví a centrarme en la llamada que aun no terminaba.

- lo siento…los perros de nuevo…

- vamos, Tom ¿podrías alejarte de los perros ahora y ponerme atención?

- sí, si… ¿Qué pasa?

- he dicho que hay personas interesadas en ti.

- ¿en mí?- ja, que ilusos. -¡¿en mí?!- repetí, con algo de sorpresa. -¿Por qué están interesados en mí?- mamá rió al otro lado de la línea.

- ese es el pequeño Tom que extrañaba.- sonreí, imaginando a mamá…comenzaba a extrañarle. –ya, están interesados por tu trabajo en diseño gráfico, pero no les he dicho nada, pues la decisión es toda tuya.

- emm…pero, yo ya no hago diseño gráfico, mamá…estoy con la banda…

- eso ya lo sé, es por eso que te llamo, hijo.

- vaya…no lo sé, tengo que pensarlo ¿está bien?, te llamaré cuando tenga la decisión tomada.

- está bien, Tomy, te quiero mucho ¡y sube esos ánimos, que no me gusta escucharte triste!- una vez más, sonreí como un idiota.

- gracias, mamá…te quiero…

- yo te quiero más, ¡salúdame a tu hermano, dile que le quiero!

- ya, adiós.

- adiós.- corté.

- fiiuuu, fiiuuuu- silbé. -¡Scotyyy, ven, cachorrito, ven!

- ¡GUAU, GUAU!- le mostré el pan que ya se deshacía por falta de algunos mordiscos que tuve que darle antes pero no se los di. Scotty se echo y comenzó a dar vueltas por el pasto.

Era un perro de verdad extraño, su comportamiento parecía más de un perro fiel, el cual nunca te dejaría y castraría a cualquiera que quisiera hacerle daño a su dueño, en este caso, Bill.

- ¡graauu!- chilló, diciendo: “avienta ese bocadillo de una vez o te cortaré la mano”.

- ya va, tranquilo.- lo puse en el suelo y él lo devoró de un bocado, después comenzó a darme lamidas en la cara, en acción de un gracias. –hey, para, saco de pelos.

- …Tom…- me vire de pronto, (tu nombre) estaba tras de mí, con una tasa en sus manos.

- ¿pasa algo, (tu nombre)?- me acerqué a ella, preocupado.

- el doctor ha llamado, dice que necesita una cita con Bill.

- ¿y le has llamado?

- no, ha dejado su celular en casa.- mierda, Bill era tan torpe.

- que Bill es idiota.

- ¡eh, ya he llegado, no tienes que decirme todo eso, idiota!- decía mientras cerraba la puerta y aventaba las llaves a la mesa. -¿qué pasa?

- el doctor necesita una cita contigo, Bill.- dijo (tu nombre), con un hilo de voz. La cara de Bill mostró miedo y sufrimiento de nuevo.

- ah…entonces…ahora me voy…- se dio la vuelta y camino hacia la puerta de nuevo.

- ¡ejeem!- aclare mi voz, lo suficientemente fuerte como para que él se detuviera y me mirara. -¿podemos acompañarte nosotros?

- eh…no…

- ¿Por qué no?- pregunté incrédulo. Él sonrió ampliamente y asintió, asiendo que algunos cabellitos cayeran frente a su nariz.

- solo bromeo, vamos.- estiro su mano en dirección a (tu nombre), ella sonrió sin ánimo y camino hacia él, tomándola con delicadeza.

- yo seré quien dirija el auto, eh.

- como quieras.- dijo él.

[…]

By Bill

- pasa a la camilla, por favor.- dijo él, apuntándola con el índice. Asentí y me senté en ella.

Comencé a dar golpecillos en mis muslos, al ritmo de una canción totalmente desconocida, quizá fue por los nervios que me dieron el estar ahí de nuevo. El doctor me miro, y puso su bata blanca, la que le hacía resaltar un poco su torso bien formado y seguro duro.

- ¿te has puesto el medicamento?- asentí. – Perfecto, quitemos tu playera.- levante mis brazos y la subí hasta sacarla por completo. En menos de un minutos mis pezones habían reaccionado con el clima un poco frió, entonces me avergoncé demasiado. Me puse rojo como un tomate.

- eh… creo que mejor me la pongo de nuevo.- él comenzó a reír, mientras colocaba el estetoscopio en sus oídos.

- ya te los he visto, niño, es normal.

- ¿ya me vio los qué?- pregunte, un tanto idiotizado al ver ese gran aguja.

- tus pezones, niñato.- mi cara pudo mostrar tanta sorpresa, al escuchar su honestidad y sus palabras tan directas.

- ah…bueno…- coloco el estetoscopio en mi pecho izquierdo y movía sus dedos al ritmo en el que mi corazón era devorado por ese trozo de carne maligna.

- si…muy bien…- quito el estetoscopio y lo dejo reposando en su cuello. –Te pondré este medicamento, ¿sí?- saco la inyección y en toda mi vida sentí el miedo recorrer por mi sangre, haciendo que mi vello se erizara, podía sentir y mirarlos en mis brazos, un poco erguidos al ver el ancho y largo de esa cosa.

- no, gracias…estoy bien…

- vamos, niño. Solo dolerá un poco, no es nada por lo que llores.

- ¡no lloro!- grite como un crio de 5 años el cual es retado por su hermano mayor.

- bueno, demuéstramelo.- enfadado, le mostré mi brazo, para que esa aguja entrara libre. El comenzó a reír.

- ¡¿Qué es tan gracioso?!

- la inyección es en tu pecho.- mis ojos salieron de sus orbitas y mi corazón salió como arcada de mi boca.

- ¡¿Qué?!

- sí, pero tranquilo, esto puede debilitar el tumor.

- ¿está seguro?

- vamos, puedes tutearme.- sonrió.

- ¿estás seguro?- asintió. Le mostré mi pecho y vi esa aguja avecinándose a mi piel, cerré los ojos al toque de la punta en ella.

- ¡ahh!- gemí. -¡me duele…ahh! ¡MIERDA, SACALA! ¡SACALA!- si mal no estaba, mis lágrimas ya resbalaban por mis mejillas.

- tiene que ser un proceso lento, no lo podemos echar todo así, recuerda que está en tu corazón y lo podemos lastimar.

- mierda…mierda…ahh… ¡mierrdaa, me dueeleee!

- shh.- me chistó.

- ¡SACALO YA!- después de unos segundos lo sacó y sonrió.

- ni un crió llora así, y esta no es tu primera inyección.

- si…si la es…- sin contar las inyecciones con coca…

- ah, ya veo…bueno….acuéstate unos minutos y ahora te digo los resultados de la semana pasada.

[…]

By (tu nombre)

Bill salió caminando con la mirada baja, me sentí un poco insegura. Tom y yo nos levantamos del sofá y caminamos hacia él.

- ¿Qué te dijeron, Bill?

- ¿estás bien?- negó. -¿Qué tienes, Bill?

- ehh… yo…bueno…me dijo que…

- vamos, Bill, dinos.- dijo Tom nervioso.

- me dijo que…


2 comentarios:

  1. QUE LE DIJOOOOOOOOOOO o_O voy a morir :$ estuvo algo mas que geneal el cap ñ_ñ me dejaste con la maldita intriga :Ñ saludos que estés bien bye ^^

    ResponderEliminar
  2. wow!!!!!! esta genial!!!!! pero sube pronto plissss xq ya kiero saber q fue lo q le dijooooooo!!!!!!
    me encanta tu fic

    ResponderEliminar