capitulo 62

- me dijo que…- se quedó en un silencio profundo, bajo su mirada y paso un sobre blanco a nuestras manos. Tom me miro confundido, pero tendió su mano y tomó

Bill, con su mirada baja retrocedió algunos pasos y cruzó sus brazos en su pecho, camino fuera de la clínica cerrando la puerta sin hacer ruido. Tom me miro y con las manos temblantes comenzó a sacar los papeles que yacían adentro. Comenzaba con letras grandes, después, el nombre completo de Bill y finalmente, con las terribles letras de la segura terrible carta.

Tras unos cortos y preocupantes minutos, Tom me miro a los ojos, me apresure en seguir leyendo para terminar pronto y saber la razón de su cara tan pálida, saqué el papel de sus manos y termine de leer las palabras que yacían en tinta negra sobre esa hoja perfectamente cuidada.

“Posible trasplante del órgano dañado.”

Trasplante del órgano dañado.

TRASPLANTE.

Mi único reflejo fue salir de ahí en busca de Bill. Aferré esa hoja en mis manos, corrí en dirección al auto, el auto que por necesidad tuvimos que aparcar lejos de ahí.  La mirada comenzó a humedecerse, mis pasos comenzaron a ser los de una persona que no llevaba prisa por nada, una persona que caminaba como si la vida le esperara cuando quisiera, sin contratiempos.

Y como si la muerte me persiguiera por la espalda, tome aire y corrí hacia el auto que ya veía acercarse a mí y a esa persona, recargada en la puerta delantera, con la mirada chocando  con el suelo, con su cabello cubriendo su cara y sin algún movimiento que no fuera su respiración entrecortada.

- …Bill…- sus cabellos regresaron a su lugar y me dejaron ver una cara de sufrimiento, esa cara que había visto muchas veces antes, pero nunca pude ponerme en su lugar.

No hasta ahora.

- ¡BILL!- resonó un grito tras de nosotros. Tom llegaba con el sobre en sus manos, con agarre débil. – Hermano…no…- le abrazó con tanta fuerza, cerrando sus ojos y rodeando sus brazos por su cuello, pegando su pecho hasta tocarlo, en el mismo que Bill solo reclino su cabeza, dejando caer su peso en Tom pero en ningún momento lo abrazo de vuelta. – te juro que te pondrás bien, si tienen que hacerlo, te aseguro que tendrá éxito, te lo prometo, Bill.- le dijo en su oído.

Pero Bill no contestó, tan solo dejo que agudos sollozos salieran de sus labios y el pequeño ruido de su nariz al ser sorbida.

[…]

Dos semanas y al parecer Bill esta como si ninguna mierda estuviera pasando, no se puso delicado, no se puso a llorar hasta secar sus ojos y tampoco se ha molestado en hablar del tema, es como si no le pasara nada. Me salí para trabajar, en el trabajo no me dejan tan solo una hora libre para venir a  ver a Bill, es por eso que Tom lo cuida mientras yo no estoy.

By Bill

Tome un vaso de la alacena y lo llene con agua helada, me senté en la sala, pensativo. O quizá no era que pensara, era que estaba sumergido en un coma despierto, como si a mi alrededor no hubiera nada, tan solo yo y una oscuridad que me impedía moverme, porque no quería moverme.

- hermano, tengo que hablar contigo.- la cabeza se me lleno de preguntas estúpidas, sin siquiera prestar atención en esas palabras que taladraron mis oídos como un martillo. - ¿Bill?

Desperté de ese extraño “coma” al mis fosas llenarse de ese hermoso olor, lo aspire sin prestarle atención aun y sonreí; después lo mire aun sonriendo, queriendo llevar ese olor también. Pero la cara de mi hermano no era la normal, era la de una persona un poco espantada.

Seguro por mi reacción al verlo.

- ah… ¿Qué pasa, Tom?

- tengo que hablar contigo.- asentí, aceptando. –pasa que, mamá llamo hace unas semanas, me dijo que estaban interesados en mi.

- ¿interesados? ¿A qué te refieres?

- a mi trabajo, a mi trabajo como diseñador gráfico.- sonreí.

- ¿de verdad?- asintió. –vaya, que suerte tienes, me pone feliz.- agrande mi sonrisa, pero él…él la quito. - ¿Qué? ¿Qué pasa, Tom?

- pues…no creo que te alegres demasiado al oír esto.

- ¿q-qué es?

- bueno, Bill, he aceptado ir a con ellos por un tiempo.

- sí, ¿Qué hay con eso?- me miro confundido, como si no esperara mi respuesta.

- “¿Qué hay con eso?”- sonrió. – vaya, ¿quieres decir que no importa que deje la banda por un tiempo?

- ¿de-dejar la banda?

- pues, si…- negué. Algún sentimiento que comprimía mi pecho comenzó a agrandarse dentro de mí. Un sentimiento cercano al llanto seguro.

- no puedes, Tom, por favor.- negó.

- vamos, Bill, es parte de mi carrera.

- ¡decidiste como carrera la banda, no esa mierda!- grité. Pareció molestarse y con cierta razón, yo solo me preocupaba por mí, no por él.

- espera un momento, así como tu odias que te juzguen con la música, ¡yo odio que me juzguen por lo que hago!

- ¡¿Por qué no te dedicabas a eso mejor?! ¡Tomaste a la banda como un puto juego!

- ¡no lo estoy tomando como un juego, Bill! ¡Pero también puedo hacer algo más!

- …no…

- oh, vamos, ¡no te pongas de marica!

- ¡no la dejes, por favor!

- Bill, es que ya he aceptado.

- ¡puedes cancelarlo!

- ¿¡pero qué es lo que piensas?!

- ¡aceptaste antes los conciertos, aceptaste antes a la banda! ¡¿Qué mierda te pasa?!

- ¡los conciertos podemos cancelarlos por ahora!

- ¡oh, pero mira nada más! ¡No puedes cancelar una mierda porque “ya has aceptado, PERO PUEDES CANCELAR LO QUE TENÍAMOS PLANEADO DESDE ANTES!

- ¡¿sabes qué?! ¡Lo haré porque es lo que quiero, NO NECESITO TU PUTA OPINIÓN!

- ¡PUES HAZLO, EN LA BANDA NADIE TE NECESITA, PODEMOS CONSEGUIR UN MEJOR GUITARRISTA QUE TU!

- ¡anda, hazlo, así me dejas hacer lo que yo quiera!

- ¡LO HARE, ES TAN FACIL COMO DARLE DE BEBER A UN PERRO!- el sonrió con malicia e incredulidad.

- ¡me parece perfecto, mañana llega mamá para quedarse unos días y llevarme de vuelta!

- ¡tú estás loco, mamá y tu se irán pronto, porque Anette y Arabelle vienen mañana, YA TE LO HABÍA DICHO!

- ¡¿Y TU CREES QUE ME IMPORTAN ESAS DOS?! ¡QUE SE VALLAN A LA MIERDA!

- ¡VETE TÚ Y MAMÁ, HIJOS DE PUTA!- abrió sus ojos, sorprendido.

- vaya, parece que el “niño de mamá” se ha vuelto un completo extraño.

- ¡estoy de acuerdo, eres un maldito extraño!

- ¡ME ESTAS CANSANDO, MARICA!

- ¡Y TU TAMBIÉN A MI, IDIOTA!

- ¿sabes?, por mi que esas dos estúpidas se queden en casa, ¡PERO EL CUARTO DE HUESPEDES LO OCUPA NUESTRA MADRE!

- ¡SI QUIERES QUE ELLA LO OCUPE, PERO ANETTE OCUPARA ENTONCES TU HABITACIÓN!

- ¡ja!- rió, carcajeándose. -¡no dejare que dos bichos duerman en mi cama!

- ¡Y YO NO DEJARE QUE MAMÁ DUERMA MEJOR QUE ANETTE!

- ¿ES QUE NO TE ESCUCHAS? ¡ES MAMÁ!

- ¡Y TU HERMANA TAMBIEN!

- ESA NIÑA NO ES NADA MIO.

- ¡SI LO ES!

- ¡POR MI QUE SE MUERA!- mi corazón enfureció, mi mente, lo hizo también, mis sentimientos colocaron sus armaduras, siguiendo el ejemplo de su madre, mis pulmones se agitaron y por fin, mis órganos y sentimientos habían sentido lo mismo, habían concordado en hacerle pagar por sus estúpidas palabras.

Tome el vaso, chorreando mis manos un poco con su contenido. Sin pensarlo una vez, le lancé el agua y su cara se volvió en la de una fiera, un lobo dispuesto a comerse a su presa de un bocado mientras su melena escurría y sus labios se abrían sorprendidos por el ataque y por lo frío del agua.

- ¡hijo de puta!- se acerco a mí, tomándome por los hombros fuertemente, y por primera vez, pude arrepentirme de lo hecho hace tan solo unos segundos y también, por primera vez, pude tenerle miedo a mi hermano.

- …Tom…- no hizo nada por detenerse a preguntar que me pasaba, solo me azotó en el suelo, haciendo que el vaso que llevaba callera unos segundos antes que yo y se partiera con fuerza en el piso, haciendo también que en mi mano penetrara la punta de uno de los muchos pedacitos que yacían en el suelo.

En su cara pude ver preocupación, pero pronto cambió a ser la del mismo lobo orgulloso por herir a su presa, para después darle un mordisco y dejarlo sin aire.

Pero no lo hizo.

- jugando a hacerte el sufrido no causas pena, Bill, causas arcadas, ¡idiota!- salió de la casa, tomando sus llaves del auto.

- ¡TE ODIO, TE ODIO!

Mis nudillos se apretaron tanto, tenía ganas de matarlo con mis propias manos, ganas de verlo llorar y suplicar quedarse, ¡quería deshacerme de él! Pero era realmente inútil, pues era rabia lo que sentía, una rabia que no podría matar a un bicho, una rabia que me hacía querer llorar, una rabia sensible.

Trague mis lagrimas, pero la rabia me brotaba por los poros. Mire mi mano ensangrentada y el vidrio encajado en la misma; lo saqué de mi mano, haciendo que cayera la sangre libremente en un charco rojizo. Subí a mi recamara y aun sacado de la realidad por el duro golpe que sufrí, limpie mi herida.

[…]

Después de eso, una semana sin dirigirnos la palabra, una semana sin aguantarnos la mirada del contrario y una semana sin soportar la presencia del otro.

- deberían pedirse una disculpa, Bill.- negué.

- no fui yo quien comenzó con todo, ¡fue él!- tomo mi mano, acariciándola con delicadeza.

- no, fueron los dos.- sonreí, porque a pesar de todo lo malo que pasara en mi vida, estaba mi luz, mi guía y sobre todo, mi novia. La que me subía el ánimo con solo decir una palabra. - ¡hey, no es gracioso, Bill!

- eres hermosa…- me miro seria, realmente seria, pero había un par de lucecitas que no decían lo mismo que su expresión.

Tomándola de la quijada, nos miramos a los ojos por un largo tiempo. Muy largo. No lo soportaba más, era la persona que mas me influenciaba, la persona que más amaba en mi vida. No soportaría la idea de perderle. Jamás. Nunca. Acerque mis labios a los suyos y los cerré, sintiendo esos labios que hacía una semana que no besaba.

- …te quiero, linda…

- yo te quiero más, Bill.- acaricie su brazo, era tan linda, realmente no sé cómo en algún momento en mi vida, pude no fijarme en su belleza.

De pronto la el timbre sonó, penetrando mis oídos fuertemente, lo primero en llegar a mi mente fue Anette y Arabelle.

- tengo que ir a abrir.- dije sonriendo ampliamente.

- está bien, aquí te espero.- sonrió.

- te amo.- baje las escaleras y me tope con nada más que Tom, que me miraba lo completamente enfadado por venir al tiempo en que él llegaba a la puerta también. Tome la manija de la puerta, pero el idiota la quito y abrió la puerta. -¡¿Qué te pasa?!- exclame, el sonrió malicioso nuevamente.

- apártate.- me quedé ahí en la puerta, esperando que fuer Anette, pero para mí puta suerte, la mujer a la que miraba era a Simone, mi mamá. Tom al entrar a casa con ella, platicando seguramente de estupideces, me miro con furia y superficialidad, clavándome en la cara que era él el ganador solo porque si visita había llegado antes que la mía.

- ¡Bill, pequeño ¡¿Cómo estás?!- dijo ella con una sonrisa que cubría su cara completamente.

- estoy bien, mamá, ¿Cómo estas tu?- sonreí, ella acarició mis mejillas y plantó un beso en mi frente.

- años sin mirar a mi pequeño.- ignoro completamente mi pregunta. –están tan grandes, ¡Cuánto los extrañe!- mamá no había cambiado mucho, su físico era exactamente al que yo recordaba, pero que va, mi mente siempre me jugaba bromas estúpidas.

- nosotros también te extrañamos, mamá.- dijo Tom, tomándole el brazo. -¿Por qué mejor no dejas tus cosas en…el cuarto de huéspedes?- me miro con suficiencia.

- …hijo de puta…- susurré.

- está bien, Tomy.- sonrió. Caminaron lejos, al cuarto de huéspedes, ¡que era idiota! ¡Un idiota sin remedio! ¡Un hijo de puta sin huevos!

- ¿quién era, Bill?- dijo (tu nombre), acercándose a mi sonriente.

- …mamá…

- ¿Anette?- claro, ella era la única persona que sabía que a quién quería como mi madre, era a Anette…no a Simone…no a ella, y menos después de el gran “apoyo” que fingió darme.

- no…mi madre…Simone…

- oh, ¿no me dijiste que vendría Anette con tu hermanita?

- pff, pero si ya conoces al imbécil de Tom, siempre quiere ser el primero en todo.

- vamos, no seas tan duro, Bill.

- sí, ¿Por qué no le dices a él que no sea tan idiota?- ella sonrió tiernamente, haciéndome sacar una sonrisa estúpida al ver su linda cara.

Dinnng-Dooonng

- ¡el timbre!- grite, virándome de golpe a la puerta.

- sí, es el timbre, Bill ¿quieres que yo abra?

- no, no, yo abro, gracias, linda.- ella sonrió.

By Tom

¡Maldito marica!

Corrí a la puerta mirando a (Tu nombre) que seguro ya sabía lo que estaba pasando. Escuche murmullos y una voz masculina. ¡ja, la tonta de Anette si que tenía una voz de varón!

- ¿hay más visitas, Tomy?- mire a mamá tras de mí, y comencé a ponerme nervioso.

- no…no que yo sepa…no sé si Bill haya invitado a alguien.

- oh…- susurró.

La cara del idiota de bill se transformó en la de un fantasma, lo mire con confusión, pero al ver quien estaba junto a Bill, mi mirada pudo asemejarse completamente a la suya.

¡PAPÁ!, ¡JÖRG!, ¡MAMÁ!, ¡SIMONE!, ¡NOVIA DE PAPÁ!, ¡ANETTE!, ¡ARABELLE!, ¡SU HIJA!, ¡DIVORCIO!, ¡SIMONE Y JÖRG!, ¡PELEAS!, ¡GRITOS!, ¡ONCOMODIDAD!, ¡MIERDA, MIERDA Y MÁS MIERDA!

…¡que puta mierda!...

Las miradas de todos se mezclaron, más la de Bill permanecía en Shok, como si definitivamente no esperaba lo que hizo, ¡LO QUE ÉL HIZO!

- Tom…pero…- dijo mamá. Yo la mire, negando, haciéndole saber que la culpa había sido de Bill.

- ¡juguemos, Bill!- dijo esa niña, jalando los pequeños y largos dedos de mi hermano. El despertó de su sueño y la miro sonriendo.

- primero…primero los llevaré a…a que se…se… ¿se instalen?- dijo confundido con sus propios balbuceos.

- ¿en dónde, Bill?, ¿en donde los meterás si mamá ha ocupado el cuarto de huéspedes?

- en… ¡en el cuarto de huéspedes!

- mamá llegó antes, ¿tan mal educado eres para sacarla?- bajo la mirada.

- en…en mi habitación.- (tu nombre) lo miró.

- ¿Dónde dormirá tu novia, eh?- ella me miro a mi.

- eh… ¡NOSOTROS DORMIREMOS EN TU HABITACION!

- ¡¿estás loco?! ¿Dónde piensas que dormiré yo?

- en un sofá.

- pff, iluso de mierda.

- hey, dejen de pelear, no enfrente de la niña.- dijo mamá. Esa niña la miro confundida. -¿sabes, Tom? Creo que…si no te molesta, mejor dormiremos tu y yo en tu recamara…que ellos duerman  en el de huéspedes.

¡Ah, no! ¡Yo no podía perder!

- no, mamá, tu llegaste antes.

- no importa, cariño, de verdad.- la mire enojado. –No me hagas esa carita.- sonrió y yo solo rodee los ojos. Vi a Bill sonreír triunfante y acercarse a (tu nombre)

- está bien…

Lo sé…perdí…

- ¡Bill, Bill, juguemos!

- Arabelle, ¿puedes esperarme unos segundos?- se cruzó de brazos.

- ¡por favor, hermanito!- él sonrió tiernamente y gracias a esas estúpidas palabras falsas, Bill se dejó convencer y la levanto en sus brazos. -¿quieres enseñarme los perros que hablan?- sonrió ampliamente.

- …pero que tonta es…- susurré, pero alcancé a ser escuchado por mi hermano.

- idiota.- se la llevo junto con (Tu nombre), dejándome a mí en ese lugar lleno de discusiones, una discusión que pronto se armaría si no los llevaba a su habitación pronto.

- papá… ¿Por qué no vamos a la habitación?- el asintió. –mamá…ahora…ahora te pongo en mi habitación, ¿sí?

- claro que si, Tomy, no te preocupes.- sonreí al saber que mamá no estaba enfadada. Y si lo estaba…sabía actuar muy bien.

[…]

Era hora de comer, Bill seguía con (tu nombre) y esa idiota, parecía que (tu nombre) se llevaba bien con ese monstruo asqueroso. Los llame a comer.

Al estar sentados ahí, el ambiente era horrible, y de pronto…la guerra entre familias comenzó…y todo gracias a papá, gracias a las enfermedades...la enfermedad de Bill...su corazón muriendo... ¡FUE SOLO GRACIAS A ESO!

- Bill, ¿has leído ya la respuesta!- sus ojos se tornaron aterrados y apenados, lo miro y asintió.

- eh...yo...yo...s-si...