By Tom
Caminé a la recámara de Bill, ahí dentro solo se escuchaba el ruido
dentro del baño. Me recosté en su cama. De pronto sentí un objeto duro bajo mi
espalda; me levanté y lo tomé, era el móvil de Bill. Me parecía algo lindo que
él nunca se interesó mucho en lo material, ese móvil parecía tenerlo desde hace
años, se veía completamente viejo, pero aun así estaba en perfecto estado,
excepto en la esquina superior derecha, que estaba algo rota. Comencé a mirar
sus fotografías, habían unas cuantas de (Tu nombre), pero solo una de los dos
juntos, la mayoría eran del cielo y la naturaleza, había una de Arabelle unos
años más pequeña y de ahí en adelante, eran todas de Scotty.
- Tom, ¿pero qué haces aquí?- di un pequeño brinco.
- Eh… esperando a que salieras, tengo algo que decirte.- dije sin mirarle.
- Pues dímelo ahora, ya he salido.- dijo mientras secaba su cabello con
la toalla. Miré su móvil una vez más, hasta que di en una fotografía lo
bastante linda.
- Bueno…- Me quedé en silencio, mismo que le hizo virarse para ver qué
era lo que pasaba; pero mi mirada no podía quitarse de esa imagen.
- Hey, ¡deja ahí!- mi sonrisa siguió por unos segundos, hasta mirarlo.
- Lo siento pero, ¡solo mírate!- aventó su ropa al suelo y corrió hacia
mí, inseguro, completamente inseguro.
- Deja mi móvil, Tom.- dijo con una vocecita insegura. Sonreí,
mostrándole la fotografía.
Parecía estar en un jardín, seguramente el de su casa; abrazaba a Scotty
por el cuello; Scotty lamía su mejilla, haciendo que Bill cerrara sus ojos; en
sus labios había una sonrisita que no dejaba mostrar sus dientes. Se miraba
pequeño, tal vez tendría 14 o quizá quince años; su cabello caía por peso
propio hasta su cuello, sin tocar sus hombros. Se miraba tan pequeño, nunca lo
miré con ese corte de cabello y tampoco maquillado de esa forma.
- Que eran pequeños los dos, ¡solo mira!- acercó su mirada y sacó una
sonrisilla.
- Vaya, eso fue hace muchos años, siempre olvidé eliminarla.- abracé el
móvil en mi pecho y lo miré furioso.
- ¡No te atrevas a hacerlo, Bill!- me miró, sonriendo. – Esta fotografía
es preciosa, solo mira tu cara.
- Es horrible, Tom; mira mi cabello.- comenzó a reír.
- Nunca pude mirarte de esa forma, ¿por qué?
- Papá me obligó a cortármelo, me dijo que se veía mal.
- Pues estaba algo ciego, me gusta cómo te quedaba.
- Encima fue en el tiempo en que papá y mamá nos prohibieron vernos, ¿lo
recuerdas?- asentí.
- Los odio, a ambos…- me miró, sorprendido.
- ¿Por qué?
- Nunca nos dejaron estar juntos por más de unas horas.- asintió. –Tu
celular es una mierda, hermano.- cambié el tema rápidamente, pues comenzaba a
ponerme algo sensible.
- Hey, me trae muchos recuerdos.- sonrió.
- Pues no debería, es horrible.
- Tan feo como el tuyo, ¿cierto?- se carcajeó.
- No, mucho más feo.
- No lo creo, ahora mejor devuélvemelo.
- Mmmm, no, ¿lo echarás al bote?
- No, ¡ni hablar!
- Pues entonces no te lo doy.- se encimó en mi, sobre mi estómago,
abriendo sus piernas y dejándome en el hueco de las mismas. -¡Hey, bájate
ahora!
- No hasta que me lo des.- lo escondí bajo mi espalda y le mostré mis
manos.
- Ya no lo tengo.- sonreí. Su entrecejo se frunció y lo buscó con su
mirada por toda la cama.
- ¿Dónde lo pusiste?- se inclinó sobre mí, acercando peligrosamente su
pecho a mi cara; inhalé el olor a jabón que llevaba impregnado; sonreí,
recordando extraordinariamente el jabón que mamá usaba cuando nos daba baños.
–Te he dicho, “¿Dónde lo pusiste?”
Una vez más no contesté; miré su delgado cuerpo, en donde sus costillas
se remarcaban y la gran cicatriz en la izquierda ocupaba la mitad de este; con
el índice toqué delicadamente la cicatriz, haciendo que él apretara el estómago
hacia adentro.
- ¿Acaso me escuchas, Tom?- suspiré en su pecho y sonreí.
- ¿Jabón para bebé, Bill?- él se sentó en mi vientre bajo, mirándome con
vergüenza.
- ¿C-cómo lo sabes?
- A eso hueles.- sonrió; bajando de mi cuerpo. –Hey, no te avergüences.
- No lo hago.- sonrió colocando crema en la planta de su mano y
esparciéndola por todo su cuerpo. -¿Recuerdas a la Fender hecha mierda?-
asentí.
- Sí, ¿qué pasa con ella?- se colocó desodorante y caminó por su ropa;
me miró con una sonrisa, mientras buscaba la apertura de su playera.
- Hablé con Cedrick, ¿recuerdas que te dije que la arreglaría?- volví a
asentir. –bueno, pues en un día me la regresa.
- ¿En solo un mes la reparó?- pregunté sorprendido. Él colocó su playera
y después me miró.
- Sí, ahora si podrás usarla.- sonrió, colocando sus pantalones.
- Nunca te pedí que la reconstruyeras.
- Pero quise hacerlo.- la puerta de la habitación se abrió, ahí estaba
de pié (tu nombre), sonriendo.
- He comprado la comida.- Bill se acercó a ella y dio un beso en su
frente.
- ¿Cómo te fue, linda?
- Bien, gracias, ¿irás al trabajo hoy?
- No, hoy no, tengo libre el día.
- Bueno, entonces podemos salir los tres juntos, ¿no?- ambos me miraron,
pero yo negué, acercándome a ellos.
- Creo que esta vez no contarán conmigo. Pasa que conocí a alguien, iré
a su casa.
- ¿¡Conociste a alguien, Tom?!?, ¡eres un hijo de puta!
- Hey, ¿pero qué te pasa?
- Conociste a una mujer ¡y no me lo contaste a mí!
- Tranquilízate un momento, si hubiera conocido a una mujer ya lo
sabrías.- comencé a reír. –No es mujer, Bill, es un amigo.
- Ahh…- se enrojeció.
- Bueno, entonces creo que me voy.
- ¿no vas a comer, Tom?- preguntó (Tu nombre).
- Comeré fuera, con unos amigos, gracias.- di un beso en su mejilla y
otro en la de Bill. –Nos vemos en la noche.
- Está bien.
By (Tu nombre)
- ¿Qué has comprado para comer, linda?- me tomó de la cintura y bajamos
hacia el comedor.
- Soda y pizza.- sonreí.
- ¡Oh, vaya! Y como Tom no está nos tocará más.- sonrió, corriendo a la
cocina y regresando con dos platos y dos vasos. Se sentó y colocó los platos
con delicadeza, abriendo al tiro la caja con la pizza, colocando un pedazo en
mi plato y después uno en el suyo; abrió la soda y la sirvió rápidamente.
- Gracias, Billy.- él asintió y sonrió, llevando su trozo a la boca,
dándole un gran mordisco. Pareció entrar en una burbuja propia, sin hablar,
solo comiendo con rapidez, tomando soda con delicadeza y mirándome de vez en
cuando con una sonrisita.
Me parecía realmente tierno sin maquillaje, parecía un muñequito; sus
ojitos se veían un poco más apagados y pequeños, pero era realmente tierno
porque no ocultaba sus imperfecciones y debo aceptar que sus imperfecciones
faciales me parecían realmente lindas.
[…]
Caminábamos por algunos callejones; ambos compartíamos el amor a lo
desconocido; íbamos tomados de la mano, mirando todo a nuestro alrededor sin
hablar; las personas caminaban lentamente, con la luz del sol a punto de desvanecerse.
Nos sentamos en una banca, ahí el me miró con una sonrisa, suspirando.
- ¿Te cansaste, linda?
- Algo.- sonrió.
- Te amo, (tu nombre).- acarició mi mano, colocando su cabeza en mi
hombro.
- Yo te amo más, Bill; me encanta salir así contigo.
- ¿Así cómo?
- No lo sé, solos, sin hablar.
- Sí, supongo que no necesitamos hablar para comprendernos, ¿cierto?
- Así es.- levantó su mirada, cerrando sus ojos y besando mis labios.
Tomé sus mejillas con delicadeza, abriendo cada vez más nuestros labios;
Bill se erguía durante el beso, quedando ambos a la misma altura; su lengua
rosó con la mía, haciéndome sentir algo de cosquilleo gracias a su perforación.
Sacó un suspiro, haciendo que algunos sonidos húmedos salieran de sus labios;
me separé de él, bajando a su cuello, besándole con delicadeza, mientras él
alargaba su cuello para darme más espacio.
- Te amo linda…- no le contesté, seguí besando su cuello para luego
regresar a sus labios, en donde él me besó y después, bajó a mi cuello; sentí
su respiración agitada en mi piel, y de pronto, sus suaves labios dieron un
beso; sentí algo frío gracias a su perforación, pero sonreí, porque a pesar de
no mirarlo, sabía que se sentía inseguro al besarme de esa forma. Le tomé de la
quijada, atrayéndolo a mis labios otra vez, y el sonrió apenado, sabiendo que
le había pillado.
- Te amo, Billy.
- Yo te amo más.
Volvimos a casa, llamaron del trabajo, dijeron que querían verme con
urgencia, así que no podía negarme. Seguro algo malo estaba por pasar, no lo
sabía, y era por eso que tenía que ir.
- ¿Entonces nos vemos en la noche?
- Si es que no estás dormido, sí.- sonreí.
- Espero no estarlo.- negué y di un beso en sus labios para después
irme.
By Bill
Entré a la habitación de Tom, el muy idiota había dejado aquí su móvil y
ahora palpitaba con una musiquita realmente insoportable. Decidido, corrí hacia
la cama y lo tomé, apretando el botón.
- ¿hol…?
- Tommy, ¿cómo estás?- interrumpió. Era la voz de un hombre joven. -
¿Cuándo vienes por tu pedido?, Amber ya te extraña, quiere estar contigo.- río.
- Un momento, yo no…
- Oh, si no tienes el dinero aun no te preocupes, cariño, podemos
ponernos de acuerdo con otro tipo de paga, esas que ya conoces.- fruncí el
entrecejo. Me saqué el celular del oído y corté.
De pronto la vista se me nubló, las arcadas comenzaron a llegarme con
fuerza; sentí la comida caliente subir por mi garganta… vomitaría.
- Bill, ¿qué haces aquí?, ¿Dónde está (Tu nombre)?- y lo miré con miedo,
retrocediendo algunos pasos. Él me miró confundido y se acercó a mí.
- ¡Déjame!- inflé los mofletes, tratando de aguantar la pota en ellos.
Empujé a Tom con delicadeza y caminé a la puerta, pero era completamente
imposible aguantar tanta pota en mi boca, así que regresé y corrí al váter.
Solté todo, con arcadas fuertes y algo asquerosas.
- Bill, ¿qué te pasa?- se acercó a mí, tomando mi cabello. Me quedé
tieso, esperando que más pota llegara; y lo hizo; pues Tom apretujó mi estómago
con fuerza, haciendo que todo lo que había comido saliera por mi boca.
De pronto me sentí débil, tan débil como si hubiera tomado cuatro o
cinco jarras enteras; no sabía la razón de mi estado, me sentía confundido por
completo. Tom jaló la cadena del váter y se hincó a mi lado, yo no le miré, mis
pupilas se giraban sin mi permiso.
- ¿Te sientes enfermo, hermano?, ¿qué te pasa?- las ganas por hablarle
se quedaron cortas; estaba mareado, cansado y confundido. Me levanté del suelo
y caminé hacia la puerta, saliendo a paso lento y torpe.
Al llegar a mi habitación, cerré la puerta con delicadeza y saqué mis
botas, aventándolas por donde sea. Mi cabeza dolió y una vez más, corrí hacia
el baño, hincándome en el váter, cerrando los ojos con fuerza, jadeando,
esperando a que la pota me saliera.
- Humm…- Gemí, apretando mí estomago al sentir un fuerte retortijón.
Mierda…aquí venía otra vez; inflé los mofletes una vez más y lo dejé salir
todo, por unos minutos mientras me deshacía de lo que me hacía mal, vi la vista
negra, todo se oscureció a mí alrededor.
Me levanté y cepillé mis dientes antes de jalar la cadena… y volví a
recordar, mi cuerpo tembló con ansias, no sabía qué era lo que me pasaba, pero
una vez más me encontré frente al baño, sin ganas de vomitar, pero ahí estaba,
esperando a que saliera. Me desesperé por completo y recurrí a lo que nunca
creí que haría… metí mis largos dedos en mi boca y con mis largas uñas rosé mi
campanilla, hasta sentir una arcada terriblemente fuerte y algo dolorosa.
- Ahh…- gemí al soltar otra vez más pota, pero esta vez era pura agua,
algo que me dejó perplejo. Me levanté del suelo y jalé la cadena; me cepillé
los dientes y corrí a mi cama, ocultándome bajo todas las cobijas.
Comencé a llorar. Y si provocarme el vómito había sido extraño, llorar
por algo inexistente lo era aun más; no lo comprendía, ¿qué era lo que me estaba
pasando?, comencé a temer por mi salud, no era muy normal que tuviera ese tipo
de conducta…no en mi. De pronto, llegaron las ansias de querer provocarme dolor
a mi mismo; me abracé de las cobijas y negué
Pronto me quedé dormido, sentí su presencia, la que me calmaba de todo
el mal.
[…]
Salí de la cama y abrí el primer cajón, encontrándome en el mismo, la
cajita que papá había escrito para mí; mis ojos se humedecieron, la tomé en mis
manos y dispuesto la abrí, aun no terminaba de leerla por completo; vi la
primera fotografía, la de nuestra familia unida y feliz, donde papá tomaba la
pancita de mamá.
Lo cerré.
- Lo haré, papi… pero lo haré cuando tu partida no me haga llorar más.-
cerré el cajón y suspiré, deshaciéndome de cada una de las lágrimas en mis ojos.
- Bill, ¿puedes venir un momento?- mi cuerpo se retorció en nervios;
miré a (Tu nombre) y asentí. Caminé fuera de la habitación y lo miré a los
ojos.
- ¿Qué pasa, Tom?
- Es lo mismo que me pregunto yo. ¿Qué te pasó ayer?
- No se…- contesté cortante, enojado.
- ¿Estás enojado?
- ¿Por qué lo estaría? Es decir, no hay algo que quieras decirme, ¿o sí?
- Ehh, no nada, ¿por qué?
- No lo sé, quizá te ves con alguien sin decírmelo.- tragó saliva,
nervioso… ¡estaba nervioso!, algo me estaba ocultando.
- ¿De qué hablas, Bill?
- Oh, no, de nada.
- ¿Te sientes bien?- respiré hondo y estaba decidido a decirle.
- Tom, ¿eres…eres…?- mierda, claro que no, no podía decírselo de esa
forma.
- Soy que.- preguntó serio.
- No, ¿sabes qué?, olvídalo hermano.- sonreí, el también lo hizo. –lo hablaremos
en privado algún día.
- ¿Por qué no ahora?
- No lo sé, ¡solo ahora no!
- Bien, está bien.
- ¿Cómo puedo mirarte ahora, Tom?
- ¿Qué?
- ¿Por qué nunca me lo dijiste?, yo habría podido apoyarte.
- Esta vez te has vuelto loco, ¿de qué hablas?
¿Por qué lo hacía tan difícil?, es decir, el sospechaba ya de lo que hablábamos,
no debería fingir. Yo lo habría apoyado sobre todas las cosas, pero esta vez no
sabía quién era el peor…él o yo…
- Tom, ayer dejaste el móvil en tu recámara y cuando llegué lo escuché
sonando… entonces acepté la llamada.
- ¿Por qué lo hiciste Bill?
- Solo quería avisar que no estabas, pero…
WOWW..! Quede en Shock! QUE PASA??? que es TOM...??? ayyy nooo nooo nooo NOOO...!! AYY ahora tengo más dudas del próximo capitulo Uyy..! Que pasa?? Ahora si muero de dudas, Estuvo muy intrigante el capitulo, me encanto...! Cuídate y sube pronto..! ;-)
ResponderEliminarEsta Super... Agghh! quiero leer el otro... hehe CUIDATE BYE..! =D
OMG ME DEJASTE INTRIGADA!!! dios santo!!!! siguela me dejaste toda intrigada en lo que dira waaa!!!!! siguea me fasino amo tu fic :D
ResponderEliminarque intriga!! siguela, quiero saber que es lo que pasa, quiero saberlo ya!! pero esperaré, soy muy paciente, siguela, esta genial, como siempre!!!
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