jueves, 19 de julio de 2012

capitulo 106


Salí del baño con una toalla en mi cintura -(Tu nombre) se había duchado ya- y caminé hacia el armario, abriendo los cajones de madera para tomar mi ropa interior. Sentí sus manos en mi espalda y me viré para mirarle; usaba un pantalón color aqua parchado con flores rosa pálido; una blusa café holgada con las mangas tan largas que cubrían parte de sus manos; y unos tacones cafés altos, con los que podía llegar hasta mi mejilla.

- Que linda.- sonreí, mirando su rostro. Ella río en lo bajo.

- No tanto como tú, solo mira lo lindo que te vez con esa toalla.- se carcajeo.

- Que mala eres, apenas me iba a vestir, pero si quieres, podemos irnos así.

- Ya, lo siento- caminé al baño y me encerré por un momento, mientras me colocaba mi ropa.

Yo usé una camiseta gris ajustada y sobre ella un suéter rojo holgado, un pantalón de mezclilla negro y unos botines negros. Me maquillé los ojos de negro y usé algo de máscara para mis pestañas, pero esta vez, sin brillo en mis labios. Salí del baño y me coloqué algo de loción.

- Creo que me equivoqué, te ves más lindo así.- sonreí y me acerqué a ella, besando sus labios.

Fuimos a desayunar a un restaurante cerca de la casa, (tu nombre) está algo callada, pero sabía que no estaba incómoda, pues sus ojos brillaban con los míos, y una vez más, no necesitamos de las palabras para disfrutar el tiempo juntos; me ponía realmente feliz que nuestra relación fuera de esta forma.

- Los días no han sido muy fáciles últimamente.- la miré, que clavaba la mirada en su vaso aun lleno.

- ¿A qué te refieres?

- He tenido problemas en el trabajo.- dejé mis cubiertos y la miré con más concentración.

- ¿Problemas?- asintió. -¿Cuáles?

- No lo sé.- dijo insegura. –Pero creo que dejaré el trabajo, y así volvemos a Los Ángeles.

- ¿Qué?

- Sí, ¿no es lo que queremos?

- No… es decir… no entiendo nada, (tu nombre), ¿por qué dejarás el trabajo?

- Solo ya no me llena, Bill- suspiró. -, Ya no siento lo mismo que antes.

- No decidas esto tan pronto, linda, tal vez es solo una mala pasada.- ella negó.

- No, lo he pensado desde antes de mudarnos aquí.

- ¿Entonces por qué quisiste mudarte?

- Creí que sería diferente, que las rutinas cambiarían, pero no fue así, ¿entiendes?, siempre es la misma rutina, siempre es hacer lo mismo todos los días.

- ¿Estás segura de que quieres dejar tu trabajo, linda?, yo pienso que quizá estás un poco confundida.- negó.

- Nos quita mucho tiempo para estar juntos. Pienso que puedo conseguir un trabajo que en realidad me llene, ¿sí?

- No será fácil dejar ir a alguien como tú.- sonrió. -¿Has hablado ya con el personal?

- Humm, algo así.

- Linda, ¿por qué no me lo dijiste antes?

- Creí… que ibas a enojarte por hacerte venir aquí para regresar dos meses y medio después.

- Yo no me iba a enojar contigo por eso, es decir, estás hablando con la persona más indecisa de todas.- se carcajeo. –Y siempre voy a apoyarte en tus decisiones.

- Te amo demasiado, flaquito.- besó mi mejilla.

[…]

Después de eso, (tu nombre) y yo decidimos quedarnos lo que restaba del año en Nueva York, así estaríamos juntos todos los días, los dos sin trabajo, juntos todo el día. Era divertido estar con ella, e increíblemente pude saber más cosas de ella, cosas que no sabía o ni siquiera imaginaba de ella; nos conocimos mucho más; yo le platiqué cosas que tampoco sabía, cosas de papá y mamá.

By (tu nombre)

Pasados cuatro meses más, Bill y yo conseguimos estar juntos completamente, salíamos todos los días y se podría decir que conocimos Nueva York entero antes que Los Ángeles. Tuvimos una fiesta con unos amigos que hicimos aquí, pero la realidad fue que los dos nos aburrimos un poco y decidimos regresar a casa. Bill y yo caminamos abrazados hasta la cama, en donde nos recostamos y nos besamos.

- Te amo, Billy…- dije besando sus labios; él contestó mi beso, abrazándome con fuerza.

- Yo… te amo más…- sonrió. Quité su playera y él quitó la mía.

Vi su cuerpo temblar. Podía adorar su inseguridad al hacer esto y que después de todo no era su primera vez. Estábamos desnudos, besándonos con delicadeza; Bill acariciaba mi cabello, mirándome a los ojos, sin parpadear una sola vez; abrió mis piernas y tomó su entrepierna, guiándola. Me miró a los ojos con miedo, con nervios, siempre esperando que yo le diera la orden de que podía seguir.

- Billy…- me miró, con una sonrisita. Yo asentí, dejando que lo hiciera. Él asintió también y abrió sus piernas un poco, inclinándose hacia mí, mirándome a los ojos con miedo y de pronto, sentí como entraba, con delicadeza.

Esta vez no me dolió tanto, y sonreí, para hacérselo saber; él besó mis labios, y tomando mi cintura, se acomodó con algo de dificultad, abriendo sus piernas y guiando su entrepierna, pero aun mirando mis ojos, con nuestros pechos rozándose. Comenzó a moverse con delicadeza y aceleraba al paso de los minutos; beso mis labios, pero en su mirada podía ver algo de dolor.

- Te amo… linda…

- yo…yo te amo más…

- ahhh…- gimió, sin dejar de moverse, apretando los ojos. –Es…espera, linda…- se detuvo; lo miré algo preocupada, él suspiraba entrecortado, pero después de unos segundos volvió a moverse.

- ¿Qué pasa, Billy?...- él me miró, sonriendo, y negó.

- Nada…linda…humm…- tomó su vientre bajo y cerró sus ojos.

Pegó su pecho al mío,  hundiendo su frente en mi hombro, gimiendo de una forma desesperada; nunca lo había escuchado tan agitado, pero no dije nada, tal vez esta por la excitación, quizá no había nada de qué preocuparme; pero sentí su cuerpo temblando, y él dejó de moverse, aun gimiendo con fuerza, con desesperación en mi oído. Acaricié su espalda.

- ¿Qué pasa, mi amor?- no me contestó, se quedó en silencio, sacando unos cuantos gemidos agudos. –Bill… ¿estás bien, mi amor?

- Me duele… linda…hmm

- ¿Qué te duele, mi amor?, ¿Tu pene?...- asintió, sin mirarme, y yo, comencé a asustarme un poco. –A ver, Bill… sácalo, ¿sí?- asintió, saliendo con delicadeza. Él ya no estaba erecto, de pronto se había bajado. Él tomó su entrepierna y la miró con seriedad, en la punta tenía un poco de sangre, y me espanté un poco. - Quizá… solo sea una infección.

- (Tu nombre)… estoy deshecho de ahí abajo.- me miró serio, pero en sus ojos se veía el brillo de que esto sí le dolía.

- Tranquilo, Billy, no te pongas así; mañana intentaremos regresar a L.A, para que tú urólogo te miré.

- No… no vamos a regresar, (Tu nombre), dijimos que nos quedaríamos un año aquí.

- estuvimos la mitad del año aquí, Bill, y tu salud me importa más.

- Podemos visitar a un urólogo aquí.- negué.

- No, él ya sabe que algo tienes ahí, Bill, intentaremos irnos mañana, sino, en los próximos días.- se levantó de la cama y caminó al baño, cerrando la puerta con delicadeza.

Me coloqué mi ropa y miré hacia la puerta, preocupada. Billy era muy sentimental con esto, una vez me dijo que siempre que había problemas ahí, recordaba todo lo que le había hecho ese hombre. Nunca pudo sobrepasar eso.

A la mañana siguiente, busqué en internet boletos de avión para regresar;  había solo un boleto para comprar y pensé que tal vez podría comprarlo para Bill, así que caminé hacia la sala, en donde estaba, y me senté a su lado.

- Billy, puedes irte tú, mañana me iré yo.- el me miró confundido y negó.

- claro que no, (tu nombre), yo no me voy a ir sin ti.

- Vamos, Bill, ayer estabas muy mal.

- No estaba mal, tú dijiste que era una infección, puedo esperar hasta mañana.

- Bill, no sabemos si es una infección, puedes estar mal.

- No me importa, dijimos que siempre estaríamos tomados de la mano, ¿ya lo olvidaste?

- No, claro que no lo olvido, pero puedes estar grave.

- Tal vez es solo por la presión.

- ¿Cuál presión, Bill?, deja de inventar cosas.- tomé su mejilla. –Mi amor, no quiero que algo malo te pase; mañana regresaré yo también.

- No, (tu nombre), no me iré solo sin ti.

- Bien, entonces nos iremos mañana, en la madrugada.- asintió.

- Está bien.

Hicimos nuestras maletas, y guardamos las pertenencias; me preocupaba por Bill, sé que no tuve que ceder que se quedara un día más, pero tampoco quería que se fuera llorando una vez más; no me gustaba verlo de esa forma.

[…]

4:56 Am

Nos hemos montado en el avión, Bill cierra sus ojitos, cansado; tomé su brazo y comencé a acariciarlo con mis uñas, para que durmiera más pronto. Abrió sus ojos un momento, pero los cerró de golpe, entreabriendo sus labios, suspirando. Acaricié su pancita con ansiedad, es que era tan tierno cuando dormía. Cerré los ojos tratando de conciliar el sueño.

Los Ángeles, 6:15 por la mañana

- Billy- le moví con mis manos. –Billy, hemos llegado.- el abrió sus ojos con lentitud y me miró, sonriendo.

Salimos del avión y fuimos por nuestras maletas, mientras Bill llamaba a un taxi; le esperamos por unos minutos, cuando llegó y ambos subimos. Bill recargó su cabeza en mi hombro, adormilado, mientras yo acariciaba su suave cabello. El taxi nos dejó frente a casa y después de pagar, caminamos hacia la puerta, timbrando un par de veces. Tom abrió la puerta, tallando sus ojos, al parecer más adormilado que Bill.

- No puede ser… ¡ustedes!... yo…- cubrió sus labios con su mano.

- Hermano…- Bill se abalanzó a él, dándole un abrazo tan fuerte que Tom cerró sus ojos, apretándolos; acarició el cabello de Bill, sacando lágrimas.

- Te extrañé tanto…

- Yo también… Tom…- la voz de Bill sonaba entrecortada, y aunque no podía verlo, sabía que estaba llorando.

- Ustedes sí que son los hermanos más emotivos que vi nunca.- Tom dejó de abrazar a Bill, sonriendo.

- Pero si también te extrañé a ti, troll.- me abrazó.

- Y yo a ti, tonto.

- Vamos, entren a casa.- sonrió. -¿Por qué no regresaron antes?, fueron los seis meses más solitarios que tuve.

- Bueno, es que ha pasado algo con Bill.- Tom le buscó con la mirada, pero no  estaba presente frente a nosotros, pero al escuchar los chillidos de Scotty, supimos al tiro que él estaba junto a su perro.

- ¿Qué pasó con él?

- Bueno… pasa que hace unos días… tuvimos relaciones…- Tom sonrió.

- ¿Qué hay con eso?

- Bill sangró de su entrepierna.- su cara palideció un poco. –Vinimos para que su urólogo le revise.

- ¿Y volverán a irse?

- No, he renunciado a mi trabajo.- sonreí.

- ¿Renunciaste?, ¿por qué?

- No me llenaba, creo que buscaré uno nuevo.- él sonrió.

- Me alegra mucho que estén de vuelta, estaba preocupado, pues Bill no respondía mis llamadas.

- Sabes que es tan orgulloso, pero siempre estuvo preocupado por ti también.

- Es un cabezota.- rió. – ¡hasta me han quitado el sueño!

- No quisimos llegar tan temprano, pero la realidad es que Bill me tiene muy preocupada; desde que abusaron de él ha tenido problemas ahí.

- Papá nunca le prestó atención, por eso también las infecciones en sí se presentan.

- No entiendo porque se presentan hasta ahora.

- Mi urólogo me comentó un día que las infecciones urinarias o que tienen que ver con los genitales, se presentan más cuándo la persona tiene una vida sexual activa.- sonrió. –No creo que debamos preocuparnos mucho. Al menos te has dado cuenta ahora, que si él se hubiera percatado solo de esto, lo ocultaría.

- Tienes razón…

- Vamos, deja de preocuparte, puedo apostar que el tonto estará bien.

- Sé que estará bien, pero me puso mal escucharle de esa forma, estaba a punto de llorar.

- Los hombres somos muy sensibles de ahí- sonrió. –Y ambos sabemos que encima Bill es un puto sensible; no hay nada que deba preocuparnos, el doctor sabrá que hacer.

Bill regresó a la sala, con nosotros, sonriendo tiernamente; Tom lo miró con ternura, de verdad parecía que lo había extrañado demasiado. Bill se acercó a nosotros, poniéndose serio, suspirando, cansado.

- Mi perro se ha vuelto loco.- se carcajeo. –Está muy delgadito, Tom, ¿ha comido bien?

- No, desde que te fuiste no comía nada, lo llevé con el veterinario, ahí él lo alimentaba.- Bill se puso serio, asintiendo.

- Pobrecito, tal vez sintió que su papá lo abandonó.- sonreí, pero él no lo hacía, solo miraba a Tom, con seriedad, analizando su cuerpo entero con la mirada, entrecerrando los ojos, parecía algo confundido. -¿Saben creo que me iré a dormir?

- ¿Te pasa algo, hermano?- negó con lentitud. –Bien, entonces, descansa.

- Se lo has dicho, ¿verdad, linda?

- ¿Decirle qué?- pregunté, nerviosa.

- Lo que me paso, la razón por la que regresamos.

- Sí, sí me lo dijo, Bill, pero no le veo nada de malo a eso.

- No, no… yo tampoco.- sonrió, y acarició mi mejilla. –Creo que me acabo de librar de una plática bastante vergonzosa.- rió. –Bueno, descansen, los adoro demasiado.- caminó con lentitud y sus pasos se escucharon delicados por las escaleras.

[…]

Tom y yo esperamos a Bill fuera del médico; estoy algo nerviosa, pero las palabras de Tom siempre me ayudan a calmarme un poco. Fuimos a comprar algo para comer, pues para la cita, Bill tenía que ir sin haber comido nada aun, algo que era muy difícil para él, pues siempre despertaba con apetito. Al regresar, Bill esperaba fuera, con seriedad, mirando a todas partes, como un cachorro perdido; al mirarnos, sacó una sonrisita de alivio.

- ¿Qué te dijo, Bill?- preguntó Tom.

- Estoy bien- dijo sonriendo. –, es solo una infección, me dio un tratamiento.

- Me alegra- le dio un pequeño abrazo. –eres muy propenso a las enfermedades, hermanito.

- Hey, pero no es mi culpa.- rió. –Linda,- lo miré. –Gracias.

- ¿Por qué, Billy?

- El doctor me ha dicho que si no nos habríamos dado cuenta, habría podido ser más grave.- sonreí,

- No tienes que agradecer.- me dio un beso en los labios. –hemos comprado algo para que comas.

- ¡¿En serio, qué?!- Tom le pasó la bolsa y él la abrió con desesperación; miró la hamburguesa con los ojos brillando. –Vaya, ¿y ustedes qué comerán?

- No te preocupes, hermano, nosotros ya hemos comido.

- Bien.- le dio un gran mordisco, mientras caminábamos de regreso al auto.

By Bill

Estaba feliz de volver a casa otra vez, de volver a ver a mi hermano y a (tu nombre) juntos, de que mi familia otra vez estuviera unida. Nunca me han gustado las despedidas, y era por eso que no podía soportarlas mucho tiempo, ni siquiera mi orgullo podía aguantar demasiado sin pedir disculpas, sin regresar a donde pertenecía. Eran las dos personas con las que había aprendido a ser más fuerte, las que me enseñaron a no dejar la batalla por más dura que esta fuera; ellos me hacían permanecer de pie con la mirada en alto. Estaba seguro de que si seguía con ellos mi vida nunca tendría un problema, y si los tenía, sabía que podía contar con ellos para ayudarme a resolverlo, para escuchar sus consejos; eran simplemente las personas más especiales en todo el mundo.

Comencé a darme cuenta de que ser un cachorro no era nada más que lo mejor; había sido encontrado por los lobos más fuertes, y con ellos, estaba siendo criado una vez más. Me dije a mi mismo que nunca tuve que avergonzarme de ser distinto, nunca tuve que cuestionar a mi propia mente y a mis sentimientos. Yo soy lo que soy a ahora gracias a tantos problemas en mi pasado, pero, sin esos problemas yo no habría aprendido a luchar, a levantarme de cada tropiezo solo; yo pienso que las personas somos muy débiles para poder parar una tormenta, pero cuando llueve, somos tan fuertes que podemos lidiar con eso y mojarnos bajo la lluvia, podemos hacer de un problema algo divertido, y eso es lo que me gusta de las personas.

A simple vista, los humanos solo somos partículas; pero siempre han dicho que nunca juzguemos sin conocer. ¿Quién ha podido llevar al mundo tan adelante si no es que los seres humanos?, ¿Quién ha podido regalar una sonrisa sin nada a cambio? Solo nosotros, los seres humanos. Si pudiera regresar a mi pasado, lo habría cambiado sin duda, pero tampoco quiero perder a la persona que estoy formando, al ser humano que ya no teme a lo que piensen de él, al ser humano que puede levantarse y tiene un propósito: ser feliz.

Hay un lugar dentro de todo ser humano, un lugar en el que nosotros creamos un lugar seguro, un lugar donde solo nuestras normas y reglas se cumplen, donde nuestra manera de pensar es la correcta, en donde las personas siempre son felices, ninguna es mejor que la otra, la igualdad entre nosotros se rige. Nos creamos ese lugar o “paraíso” para no vivir completamente en la realidad; nos creamos una historia en la cual el final lo decidimos nosotros y nadie puede hacernos cambiar de opinión.

Me gustaría que las personas miráramos más a nuestro prójimo, que lo cuidáramos como si fuera de nuestra familia cercana. Todos somos diferentes, pero de alguna forma somos tan iguales, todos buscamos lo mismo: la satisfacción a nuestra propia persona y la felicidad.
Me senté en el asiento trasero, teniendo una imagen de mi pareja y de mi hermano, una imagen perfecta, porque ellos eran perfectos para mí; las personas más imperfectas se vuelven perfectas, las personas que han tenido muchos problemas en su pasado o presente, en un futuro se vuelven perfectas tan solo por el siempre hecho de haber superado todo eso. Sonreí para mis adentros, mirándolos en silencio.

- Los quiero demasiado…- susurré para mí mismo. No volvería a dejarles, ellos eran mi familia, ellos eran simplemente mi hogar, mi felicidad.




2 comentarios:

  1. aaaaaaaaaaaa que lindo el cap me encanto sube otro xfa amo la fic sube pronto...choa cuidate besos :D

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  2. si definitivamente quiero otra fic escribes de maravilla quisiera hablar contigo formalmente sobre amOr pOr accidente me parecio espectacular y quisiera mandarla auna editorial y publicarla como libro

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