15° bajo cero. Mi cuerpo buscaba el calor dentro una manta azul, sentado
en la silla columpio de madera. Cinco cigarrillos, tal vez seis; todos dentro
del cenicero, apagados; todos terminados en un transcurso menor a una hora. La
neblina no me permite ver más allá de los autos que pasan frente a la reja del
jardín. Buscando una respuesta a todas las preguntas que se hacían en mi cabeza
con cada calada, pero eran deshechas al dejar salir el humo por mi nariz.
- Me dijiste que ya no vas a fumar.- me di la vuelta y ahí la vi; aun en
pijamas, cruzada de brazos, poniendo morritos. Yo solo sonreí.
- Ven aquí.- se acercó a paso rápido; la levanté y senté a mi lado,
cobijándola con la manta. -¿Tienes frío?- asintió. Di otra calada al cigarrillo
y solté el humo con rapidez.
- ¿Esa cosa está caliente?- la miré confundido.
- ¿Qué cosa?
- Esa cosita blanca que se prende cuando te la pones en la boca.- reí.
Le mostré el cigarrillo.
- Sí está un poco caliente.- sacó un grito ahogado.
- ¿¡Te estás metiendo algo quemado a la boca?! ¡Hermanito, vas a
quemarte y se va a quemar tu lengua y tu garganta!
- Tienes razón, mejor lo tiro, ¿no?- asintió. Di la última calada y lo
dejé caer en el piso para pisarlo después y soltar el humo.
- ¿Sabe rico, Bill?
- No.
- ¿entonces por qué te lo comes?
- No lo sé.- Ella sonrió.
- ¡Hermanito, ya va a ser navidad!- Gritó con felicidad. -¡Y va a venir
papá Noel!
- Lo sé, dime si no es emocionante.- sonreí.
- Sí es- río. -¿Vamos a estar juntos en Navidad?
- Eso espero, ¿quieres estar conmigo?
- ¡Sí, y con Tom y tu princesa!
- Está bien, entonces debemos convencer a nuestra mami.- Ella asintió.
- Y a mi papi.- cubrió sus labios. -¿Mi papi ya volvió del trabajo,
Bill? quiero contarle las historias que mi hermanito Tom me contó ayer.
- No, Arabelle, aun no vuelve...
- oh... ¿cuándo vendrá?
- No lo sé, pequeña…
- Hum…- recargó su cabeza en mi brazo, abrazándome con fuerza. –No te
enojes conmigo…- la miré confundido.
- ¿Enojarme?, pero si yo no estoy enojado.
- Ayer me gritaste.
- Estaba triste…
- ¿Ya no?- acaricié su cabello, tratando de secar las lágrimas que se
estaban acercando a mis pestañas sin mi permiso.
- Un poco…- Ella sonrió y me miró, separándose se mí.
- Mi papi siempre me dice que cuando estás triste, solo tienes que
buscar el tesoro y lo que hay adentro del cofre es lo que necesito pasa estar
feliz otra vez.
- Papá es muy sabio, ¿no?- asintió.
Mis sentimientos se hacían pedazos al mirarla, tan inocente, tan
ilusionada con lo que estaba por venir; Esperaba a papá, creyendo y hasta
jurando que vendría. Pero no era así. Quité la manta de mi cuerpo y la puse
solo en el de ella; la levanté en mis brazos y entramos en la casa; los perros
se paraban en dos patas sobre mi cuerpo, tratando de jalar la manta.
- ¡Hermanito, van a tirarnos!- decía riendo con fuerza.
- Hey, peludos, ¡largo de aquí!- reí.
- Ven Arabelle, tienes que darte un baño.- Dijo mamá Anette, quitándola
de mis brazos. –Gracias, príncipe.- mi cerebro no supo que cara poner ante sus
palabras.
- Príncipe…- sonreí.
- Billy, tengo algo que decirte.
- Dímelo.- nos sentamos en la sala ahora adornada con foquitos navideños
y un gran y hermoso pino junto a la chimenea que yacía prendida frente a
nosotros.
- Mamá llamó; me preguntó con quien pasaría la navidad.- La sonrisa que
aun guardaba se desapareció; la miré con seriedad, esperando que no dijera lo
que iba a decir.
- ¿No me dejó pasar la navidad contigo?- sonrió mientras negaba. Mi
corazón dio un suspiro de alivio.
- La pasaríamos juntos aunque ellos no quisieran.- sonreí. –Pasa que
estaré con mi familia, tal vez no pueda estar con la tuya mucho tiempo. ¿Está
bien?
- Pero eso no deberías preocuparte, claro que sí.- me dio un abrazo
fuerte, el cual no contesté por un largo momento, pero después lo hice,
sintiendo mis lágrimas acercarse; era un puto sensible.
- Te amo, Billy.
- Te amo más…
[…]
Loítsche, Alemania; 7:39 PM; 21°
bajo cero. En media hora vendrían todos. Ya era navidad; el día de la familia
unida; en mi caso, el día de la familia rota. La noche se repartiría en dos:
Primero en mi casa, después en la de Tom. Y solamente si el padre de (Tu
nombre) dejaba que fuéramos con ella, también en su casa.
Usé una playera de manga larga negra con muchos estoperoles circulares
en la parte superior, un pantalón negro ajustado y unos botines negros
realmente lindos. No usé muchos accesorios; tan solo una pulsera negra, gruesa
de cuero; un pequeño anillo de cuero negro en el meñique y el collar que papá
me había dado. El cabello me lo alisé, usé un poco de laca en la parte
superior.
- ¡Bill, Tom te llama!- entró corriendo a la habitación. -¿qué haces?
- Me estoy maquillando.- se quedó de pie, mirándome. Usé un lápiz negro,
tan solo me delinearía un poco y usaría una sombra negra.
- ¿Duele?- sonreí sin contestar hasta que terminé con el maquillaje y me
puse loción.
- No, no duele- pasó su mirada por todo mi cuerpo, seria. -¿Cómo me
veo?- sonrió.
- ¿Te digo un secreto?
- Claro.
- Ven, agáchate.- me puse en cuclillas y la miré. –Te ves más guapo que
Tom, pero no le digas.- me carcajee a lo bajo.
- ¿Te parece?
- Sí. Mi papi me dijo una mentira. Si un niño se pinta no se convierte
en una niña; tú no pareces niña, te ves guapo.- Una sonrisa se formó en mis
labios, una gran sonrisa; la primera gran sonrisa que había mostrado desde hace
una semana. Ella también sonrió. –Y hueles rico.
- Tú también, pareces una princesa.
- ¿¡Enserio?! ¿¡Tan bonita como tu princesa?!
- Puedes apostarlo.- me dio un abrazo. La levanté en los míos y nos
dirigimos a la cocina, en donde estaba Tom. -¿Necesitabas algo, Tom?- acomodaba
sus trenzas frente al reflejo de la ventanilla que daba al viejo jardín cuando
me miró y sonrió, asintiendo.
- Necesito que me digas si me ha quedado bien esto.- asentí, caminando
hacia él; tomé un tenedor y me metí algo de comida a la boca; sentí mi cuerpo
temblar con algo de nostalgia.
- ¿qué, qué pasa, hermano?
- Es… ¿mamá te enseño a hacerlo?- asintió.
- Es el espagueti que mamá preparaba…
- En navidad cuando vivíamos juntos…- interrumpí; él volvió a asentir.
–Es delicioso, Tom.
- Oh, pues gracias.
El timbre sonó un par de veces; mamá Anette bajó las escaleras con
rapidez, abriendo la puerta; ese sonido me llenó los oídos de placer; ese
sonido de la reja la cual era un poco difícil abrir por lo vieja y oxidada que
estuvo siempre y nunca renovó papá. Todos entraron, riendo tan fuerte que más
bien parecían gritos.
- Bill, Arabelle y yo tenemos que irnos.
- ¡No, mami, no!- Anette la tomó en sus brazos. La realidad era que la
familia de Anette y la de papá no se llevaron nunca muy bien; ella le era
indiferente a los demás por el hecho de tener una hija con papá.
- Arabelle, tenemos que irnos, ¿no quieres ver al abuelo?
- si quiero, ¡pero quiero estar con mis hermanitos!
- Lo siento, preciosa, pero hoy no podemos.
- ¡Nunca estamos juntitos en navidad!- mi corazón sufrió una pequeña
convulsión.
- ¿Hacemos un trato?- Ella la miro, poniendo toda su atención. –Vamos un
momento con el abuelo, y después regresamos ¿sí?
- ¡ESTÁ BIEN!- sonrió.
- Bueno, despídete de tus hermanitos.- Anette se acercó a mí con
Arabelle, quien me dio un tierno besito en la mejilla, y después hizo lo mismo
con Tom. –Adiós, nos vemos en unas horas.
- Adiós, mamá.
- Adiós, Anette.- Ellas salieron por la puerta. El tío Felleman se
acercó a nosotros.
- ¡El gran Thomas, hace años que no te miraba!- Tom sonrió.
- ¿Cómo estás?
- Muy bien, gracias a Dios, ¿y tú?, ¿qué ha sido de tu vida?- me alejé
de ellos; en donde estaban mis primos, quienes no se molestaron en saludarme,
solo en recorrer mi cuerpo como si fuera el raro de la familia.
[…]
By Tom
Vaya, no recordaba lo divertidos que podían ser en la familia de papá;
una hora pasaba como apenas como unos minutos. Ahora íbamos a comer; Todos le
gritaron a Bill.
- ¡Bill, es hora de comer! ¿¡Qué nos vas a dar?!- mi hermano caminó a la
cocina.
- Ahora regreso, iré a ayudarle.- me hubiera levantado si el primo Roger
no me hubiera jalado para sentarme de nuevo.
- ¡Oh, vamos, Tom!, Es la tradición, el tío Jörg lo inventó: Bill trae
la comida.
- Hum, eso no pasará, es mi hermano.
- ¡CORRE, GATITO, TRAENOS LA COMIDA QUE TENEMOS HAMBRE!- dijo una vez
más el tío Fellerman.
- ¿Gatito?- Roger me miró.
- Es su apodo, así lo bautizó el tío Fellerman, porque él es…oh, pues el
nombre lo dice, ¡la gata de la navidad!- fruncí el entrecejo, enfadado. -¿Qué? Vamos,
Tom, deberías tener sentido del humor.- negué. Bill llegó con seis platos en
sus manos, repartiéndolos entre toda la familia y después, fue a la cocina por
más. Regresó con seis más y los repartió hasta llegar a mí y poner uno en mis manos.
- Gracias, hermanito.- La familia entera me miró con sorpresa;
seguramente no tenían ni la mitad de educación que un perro. Caminó hacia el
tío y la tía Fellerman; Prisilla le puso el pié, haciendo que los platos
cayeran al suelo, y la comida cayera en el pantalón “de marca” del tío. Bill
cubrió sus labios, con cara de espanto, y sacó un grito ahogado cuando el tío
se puso de pié, tomándolo por el cuello.
- ¡¿Sabes cuánto me ha costado este pantalón?! ¡Ten más cuidado, gata!,
¡ni siquiera para eso sirves, hijo de puta!- levantó su puño y le dio un golpe
en sus mejillas.
- L-lo siento…- dijo acariciando su propia mejilla. La sangre me hirvió;
me levanté del sofá y me puse detrás de Bill, tomándole los hombros con
delicadeza; aunque él saltó con miedo cuando lo hice.
- ¡NO VUELVAS A TOCAR A MI HERMANO!- él me miró, sorprendido.
- ¿qué?
- ¡dije que no vuelvas a tocarlo otra vez!, ¡no vuelvan a decirle gata,
NINGUNO DE USTEDES!
- Oh, vamos, ten un poquito de humor, no le estamos lastimando.
- ¡¿Eso es lo que creen?! Bien, entonces alguno de ustedes tráigale comida
a Bill; vamos, ¿Quién quiere ser la gata de Bill? ¡Quizá para él es mejor
llamarles perras! ¿No quieren? Oh, por favor, es solo para que él ría un rato,
¡¿no quieren que Bill se ría?! Pero si es navidad, ¡tengan un poco de humor!-
Bill bajó la mirada.
- Cálmate, Tom, mejor siéntate y cena.- dijo la tía, la más joven de
ellas.
- Ahora lo hago.- jalé un poco a mi hermano; él me miró. Caminé y fui por
una silla del comedor, arrastrándola a la sala, en donde estábamos todos; tomé
la mano de mi hermano. –Siéntate, Bill.- él volvió a bajar la mirada,
sentándose en la silla, con delicadeza. –Bien, ahora ríanse de mí, ¿saben? Yo voy
a ser la gata de mi hermano.- caminé a la cocina y tomé un plato, poniendo la
comida de Bill; después regresé y la tendí frente a él, quien tomó el plato y
lo puso en la mesa.
- Gracias, Tom.- me dio un abrazo, el mismo que yo respondí con fuerza. –Iré
a comer arriba, ¿sí?- lo miré, un poco angustiado.
- Bien, yo voy a subir contigo.- él sonrió.
[…]
- Adoro este lugar, ¿has visto todas esas estrellas?- Bill me miró.
- Sí, las he visto…- contestó en un hilo de voz.
- ¿No tienes hambre, Bill?- levantó su mirada al cielo y negó.
- No…- sacó de sus bolsillos una caja de tabaco, sacando un cigarrillo y
prendiéndolo rápidamente con un mechero; lo metió en sus labios y empezó a dar
caladas. Negué para mí mismo y lo saqué de sus labios. –vamos, Tom…
- No. Recuerda que fumar no es la solución cuando te sientes así.- bajó
la mirada.
- ¿Podemos ir con la familia de mamá ahora?
- ¿Tan pronto?- asintió.
- Es la hora de los villancicos, ¿no los escuchas?- sonreí.
- Bien, vámonos.
Bajamos de la azotea. Al llegar a la planta baja, ellos pararon la
música y se pusieron serios de pronto; pero eso no me detuvo, la sangre me
hervía cuando los miraba. Tomé el brazo de Bill y salimos de ahí para tomar un
taxi que nos llevara a Hamburgo.
[…]
- ¡Mis hijos! ¿Cómo están?, ¿por qué llegaron tan pronto?
- Pasaron cosas.- dije, aun un poco enojado.
- Oh, ¿y ya han cenado?
- No.- sonreí.
- Pues que bueno, estábamos a punto de hacerlo, pasen.- y eso hicimos. Ahora
ya no cabíamos en el comedor, estábamos en la sala, junto a los tíos Becker y
la abuela. Mamá nos trajo la comida y después se fue.
- Thomas, cariño, ¿Quién es ella?- ¡La puta madre! Es que ni siquiera parecía
mujer, ¡no comprendía cómo era que Bill siempre era su punto a molestar!
- Abuela, es hombre, ¡y es su nieto, es Bill!- cubrió sus labios.
- ¿El pequeño Bill?- asentí. -¿oh, pero que te has hecho, Bill?, ¿Eres
homosexual?- dijo sonriente, con comprensión. Algo bueno de la familia de mamá,
era que sabían aceptar las diferentes creencias y gustos de los demás.
- N-no…- Bill bajó la mirada.
- Abuela, solo le gusta maquillarse, es todo.
- Está bien. Lo siento mucho, cariño.- Bill asintió.
Después de eso el silencio abundó en la sala; Bill dejó su plato sin una
miga de comida en la mesa y después, se acercó a mí, quizá intentando decirme
algo, pero no lo lograba. Lo miré a los ojos, invitándolo con una sonrisa a que
dijera lo que tenía que decir.
- Creo que hice mal en maquillarme…- susurró en mi oído. Yo sonreí.
- Claro que no, hermano, para mi tú te ves muy guapo, de verdad guapo.-
Sonrió con vergüenza; después dejó caer su cabeza en mi hombro, sin dejar de
sonreír. Sacó un pequeño suspiro y acarició mi muslo con sus largos y delgados
deditos.
- Mi linda me habló en mi casa, cuando estaba en la cocina.- tomé un
sorbo de soda.
- ¿Qué te dijo?
- Que no podría vernos hoy, porque saldrían.
- Bueno, pero la verás mañana, ¿no?-
asintió. De pronto se quedó dormido; cabeceaba un poco y sacaba algunos
quejidos agudos. Le sacudí con delicadeza y se despertó. –Bill, ven acuéstate aquí.
- ¿…enserio…?- pregunto adormilado. Yo solo lo jale con delicadeza hasta
tocar su cabeza con mis piernas y sacar un suspiro; empecé a acariciar su
cabello para que se durmiera con tranquilidad.
Ahí estaba toda la familia, sonriendo y gritando; nunca llegué a pensar
que Bill pasaba así. Los pequeños primos jugaban riendo, todos cantaban las
canciones de un CD que cambiaban cada año en la navidad; no eran villancicos,
eran canciones normales, sin nada que ver con la navidad. Y yo estaba aquí,
alejado de todos en la sala, con mi hermano en mis piernas, durmiendo; pero era
extraño que no me importase ser algo así como excluido; me sentía bien, estaba
con Bill. Él era mi hermanito, el mejor hermano de todos en la tierra.
Nuestra primera navidad juntos. Porque a pesar de vivir juntos estos
últimos años en Los Ángeles, siempre habíamos estado separados en la navidad;
pues mamá era un poco sentimental y no le habría gustado que no estuviera con
ella en este día.
Tras una hora completa transcurrida, Bill comenzó a moverse y quejarse con
gravedad, intentando a acomodarse bruscamente en mis piernas; pero no pudo
hacerlo, entonces se sentó y dio un estirón a su espalda.
- Al fin despiertas, dormilón. Mamá pretendía que te quedases a dormir
aquí, no quería despertarte.- él sonrió, tallando sus ojos.
- Lo siento- lamió sus labios. – ¿Te he entumido las piernas?- negué.
- Eres tan livianito, ni siquiera me las has adormecido.- sonrío. –Bill,
creo que es hora de volver, Arabelle lo quería pasar contigo.
- Y también contigo.- sonreí; la realidad era que Arabelle cada día iba
tomando un puesto más alto en mi corazón. Empezaba a quererla demasiado. –Bien,
entonces vamos. – nos levantamos del sofá y caminamos hacia mamá, en donde ahora
solo estaba ella y los tíos Becker
- Mamá, ya nos tenemos que ir.- ella se levantó de la silla y dio un
beso en nuestras mejillas.
- Gracias por venir, hijos.- Nos despedimos de los tíos, ellos nos
dieron un abrazo.
- Nos dio mucho gusto volver a verte después de tantos años, Bill.
- A mi también.- sonrió. Caminamos a la puerta y mamá nos detuvo, nos
dio un fuerte abrazo.
- Que sigan teniendo una feliz navidad, hijos. Y de verdad siento mucho
lo de su padre; no fui al velorio porque el dinero para viajar no me lo
permitía.- Bill bajó la mirada y salió de la casa, caminando hasta la esquina
de la calle.
- Él está muy mal por eso aun.
- Lo siento.
- No hay cuidado.- sonreí. –Te quiero, mamá.
- Yo te amo, Tom, adiós.
- Adiós.- camine, dándole la espalda.
- ¡Vayan con cuidado en el camino!
- ¡No hay cuidado, pediremos un transporte!
- ¡Los quiero!
- ¡Nosotros también!- ella cerró la puerta y yo me acerqué a Bill. – ¿tienes
frío?
- Que pregunta es esa, hermano, está nevando.- sonrió.
- Tienes razón.- me carcajee.
[…]
La casa estaba vacía, Arabelle y Anette aun no llegaban; por eso
decidimos ir a dormir para despertar temprano. Bill y yo dormiríamos en la
habitación que solía ser suya y ahora era de Arabelle; ellas dormirían en la
habitación de papá y Anette.
- Vaya…es tan distinta ahora… ¿verdad?- paso sus dedos por los burós que
aun seguían siendo los mismos.
- Muy distinta.- Entró al baño; yo lo seguí, sabía para que entraba ahí.
En ese mismo lugar tan solo se apreciaba un poco de decoloración.
- Nunca lo quito por completo…
- Conoces a papá, nunca le gusta terminar las cosas que empieza.
- Le gustaba…
- Oh, Bill, deja de pensar en eso.
- lo siento.- sonrió. –Mejor dormimos.
- Bien.- dejamos las maletas en el suelo y sacamos nuestros pijamas.
El sueño no nos llegaba, estábamos sentados en la cama, con las luces
apagadas, tan solo con la hermosa luz de la luna entrando por la ventana, cubriéndonos
a ambos. Miré a Bill con algo de culpa, con ese pequeño nudo que empezaba a
tomar lugar en mi garganta. Acaricié su rodilla y él me miró con una sonrisa
que a pesar de no estar en sus labios la estaba en sus ojos.
- Siento que nuestra primera navidad juntos no la hayas podido
disfrutar, Bill.- su mirara penetró la mía, sus ojos se llenaron de lágrimas en
tan poco tiempo, pero una sonrisa que me dejaba admirar sus blancos dientes me
hizo sonreír a mi también; negó un par de veces.
- ¿Pero qué estás diciendo, tonto?, ¿qué no la disfruté?, Tom, fue la
mejor navidad de toda mi vida.
- ¿Enserio?- asintió.
- Me di cuenta de que tengo al hermano más lindo y valiente de todos.-
me dio un abrazo con una fuerza que nunca presencié en él. –Gracias por defenderme,
Tom, te quiero mucho.
- Yo te quiero aun más.
¡¡HOLA!! bueno...tengo una noticia:
Quizá no pueda subir en todo el fin de semana. Pasa que voy a ir a visitar a mi mami :3
tal vez ella pueda prestarme una computadora y lo subo, pero no aseguro nada. Regresaré el Lunes.
QUE TENGAN UN LINDO FIN DE SEMANA. se les quiere c:
wow sabes esa navidad con Bill y Tom me recordo mucho a las navidades que yo vivo solo que sin un poco de peleas, claro divididas pero gow ms la parte de los primeor y las canciones del CD que no tiene que ver con nadiad ais son mis navidades, awwwwwwwwww por eso amo tu fic, te digo algo este capitulose me hiso muy muy entetenido, siguela ame este capitulo peor no me gusto cuando ese "tio" le pego a Bill, cuidate tkm siguela amo tu fic
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