capitulo 36

- bueno… (Tu nombre)… ¿¡qué tan difícil puede ser?!...- decía frustrado.

- tranquilízate, Sam.

- ya, te lo digo, esta vez no quiero hacerte esperar más…aquí va….- tomo aire y cerrando los ojos lo dejó salir con paciencia. – (tu nombre), tal vez tu ya lo sabes, tan solo por la forma en que tu…

- ¡HOLA!- saludo una joven de cabello marrón y ondulado hasta la cintura, usaba un vestido beige y unos tacones blancos. Sonreía mientras meneaba su mano.

- ¡la puta madre!- ella miro a Sam confundida. –nadie nunca me deja hablar de esto en paz, ¡¿Qué es lo que pasa Michelle?!- ella abrió los ojos, ahora con sorpresa.

- deberías preguntarte eso a ti mismo, ¿Qué es lo que pasa contigo, Samuel?- Sam tomo ambos hombros descubiertos de Michelle y la miro a los ojos.

- ya, perdóname por favor…estaba platicando con (tu nombre) de algo realmente importante para mí. Y es que nunca nadie nos da el tiempo o bien, nos interrumpe y no podemos jamás hablar de esto.

- pues…entonces perdóname tu a mí, no lo sabía…me voy y así hablan mejor.- se dio la vuelta, pero en menos de dos segundos se viro de nuevo. –le he llamado a Danny, dice que no vendrá. Bueno ahora sí, ¡adiós!- corrió lejos de donde estábamos.

Sam me miro, sus ojos azules brillaban con la luna. Parecía un poco molesto por la “interrupción”, se sentó de nuevo y me miro mientras colocaba sus manos en su cuello. Trate de hacer que el ambiente no fuera muy incomodo como realmente lo estaba siendo ahora; sonreí, el me imito, dejándome ver sus blancos dientes.

- de pronto te has puesto sentimental.- dije, con un bajo tono de voz.

- lo siento…últimamente una persona ha estado lejos de mi.

- ¿Danny?- el rodeo los ojos y sonrió.

- no, Danny no es…es Michelle…

- yo la vi muy cerca- reí. El solo sonrió.

- pues, ya que me han interrumpido en mi platica, creo que te contare más sobre ella ¿sí?- asentí. –lo otro…lo podemos dejara para más tarde.- sonrió de nuevo. –bueno, Michelle y yo nos conocimos desde hace años, mucho tiempo en realidad. Ella era una buena amiga…bueno, ella aun lo es pero…desde que terminamos nuestra relación ella ya no es como antes…se alejo de mí y de Danny…ahora no nos habla cuando estamos juntos y prefiere mantenerse un poco alejada.

- no te sientas mal, Sam, seguro que esto es temporal, se dará cuenta que los tres pueden ser muy amigos aunque hubo o hay relación entre algunos de ustedes tres.

- bueno, tienes razón y ¿me darás la razón si te digo que odio esta fiesta y quiero irme?- sonreí.

- tienes razón.- el comenzó a reír.

- a estas horas deberías ver la Rochelle, ¿te gustaría que fuéramos?

- claro, me encantaría.

- bien, tomemos un autobús antes de que sea muy tarde y no podamos ir.- asentí. Nos levantamos de ahí, cogimos un autobús que nos guiará ahí. Al parecer Sam se lo pasaba fuera, aventurando por todo Francia, pues su casa no estaba cerca de ese lugar. – (Tu nombre), despierta, hemos llegado.- abrí los ojos, Sam estaba de pie a mi lado. –Vamos ya.- me levante y bajamos del autobús.

Aquí en Francia me parecía que es donde están los mejores lugares del mundo. Las calles estaban vacías, tan solo transitaban algunos autos, la noche era realmente oscura, pero la alumbraban las luces de la calle y edificios, era precioso. Había un río, en donde también se reflejaban las hermosas luces.

- ven, acerquémonos.- me tomo de la mano y nos acercamos al río, en donde nos sentamos, mirando el agua. Se escuchaban algunas cigarras cantando fuertemente, el ruido de los pocos autos pasando y algunas personas caminando en la acera de la calle.

- es muy tarde, Sam.- mire mi reloj.

- ya lo sé, ¿no es lindo?- dijo cambiando el tema repentinamente.

- si…- el dio un salto y me miro sonriendo ampliamente.

- ahora que lo pienso, aquí no hay nadie que pueda interrumpirnos, ¿quieres que te cuente ahora?- asentí, el de pronto se puso nervioso. –bueno…

- vamos, Sam, siempre te pones nervioso, ¿Qué es lo que quieres decirme?

- siento…siento algo por…por alguien…

- sí…y…

- no es alguien “normal”- dijo moviendo sus dedos.

- ehh, ¿un animal?- bromee. El negó, al parecer esto era serio para él, así que no volví a bromear.

- no, no es un animal…es una persona, un humano.

- yo no le veo lo malo a eso, dime que es tan importante para ti.

- yo tampoco pienso que sea malo, pero…me siento confundido.

- ¿con qué?- el bajo la mirada.

- vaya, ¿Por qué contigo es tan difícil?- sonreí.

- solo dilo, Sam, nada malo puede pasar.

- no lo sé, ¿Qué si sí pasa algo?

- ¿Qué puede pasar?- se encogió de hombros.

- bueno, la verdad es que…he salido con alguien, desde hace cinco años.

- eso ya me lo habías dicho, con tu novia, Danny.- sonrió negando.

- no, Danny no es mi novia.- sonrió. Me quede aun más confundida.

- ¿entonces, como se llama?

- ah, vamos (tu nombre), me lo quieres poner más difícil ¡ya lo has entendido!

- eh,- no comprendía nada de lo que me decía. – de verdad no se qué quieres decir. ¿Has terminado con Danny y ahora estas con alguien más?- el rodeo los ojos, aun sonriendo.

- ¡NO, NO!- se carcajeo. –la persona con la que he salido durante cinco años es…bueno si es Danny…

- ¡es que no entiendo, Sam! ¡Dime lo bien, no me mandes indirectas que no te entiendo!

- Danny es…bueno, su nombre es Danniele André Goodrich Baker. Y si no lo comprendes después de esto ¡estas realmente mal de tu razón!- entonces lo estaba. No entendí mucho de lo que me dijo, trate de pensarlo y razonarlo, repase el nombre de Danny en mi mente. Sam tomo mi mano y la entrelazó con la suya como Bill solía hacerlo, eso me saco completamente de mis pensamientos; le mire a los ojos, Sam sonreía mientras negaba con burla. –Estás completamente tonta, (tu nombre).- sonreí, pues realmente parecía estarlo, no comprendía nada. – o tal vez no entiendes las indirectas.

- creo que es eso…Sam, lo siento pero es que no logro comprender.

- no te preocupes, esta vez te daré una indirecta muuuy directa.- sonrió. Yo asentí, el lamió sus labios y me miro a los ojos, sin quitar la sonrisa que llevaba puesta desde que llegamos. –bueno Danny o Danniele, como quieras llamarle…es mi pareja ¿sí?, es… ¡oh, mierda!- volvieron los nervios. -… ¿sabes?, si no lo digo ahora nunca me lo tragaré. Bueno Danniele…tiene… escroto…- claro, ahora ya lo entendí todo…mierda, con razón era tan difícil para el decírmelo. Lo mire sorprendida, pues su voz se achico y agudizo un poco al confesarlo, me miro con vergüenza y mordió sus labios.

- …ah…entonces…- esto me llego tan de pronto que…vaya, no sabía que decirle.

- sí, (Tu nombre)…soy homosexual…lo siento…- bajo la mirada.

- yo…yo no entiendo por qué dices “lo siento”.- levanto la mirada.

- eh, tal vez…ya no quieras estar conmigo…o quieras regresar a Alemania…- saco su mirada de la mía.

- eso nunca…Sam, no me importa que seas homosexual…- me miro a los ojos y su sonrisa volvió.

- ¿de verdad?- asentí. –vaya…eres la primer persona que no me mira con asco después de esto…

 - no veo porque te miran con asco.- sonreí. –entonces…Danny es tu novio…

- …si…- suspiro.

- ¿me dejarás conocerlo algún día?

- bueno, ya lo has hecho.

- ¿de qué hablas?

- ¿recuerdas a André? El que te presenté después de la escuela…bueno, es él.

- ¡¿de verdad?! El es más grande que tú, ¿no es así?- el asintió. -¿cuántos años tienen los dos?

- bueno, yo tengo diecisiete y Danny veinte.- sonrió.

- ah, el ya no cursa la preparatoria.- negó. –me parece bien. Pero, quiero conocerles a los dos juntos, ¿puedo?

- conocernos…no comprendo.

- sí, quiero salir algún día con los dos, no solo saludarle.

- bueno, claro que si.- sonrió. –tal vez mañana lo hagamos, ¿te gustaría?

- de verdad que sí.- sonreí, Sam también lo hizo.

By Bill

He llegado a la cafetería, de verdad no recuerdo a ese hombre y no sé cómo haré para encontrarle. Me senté en una silla y esperé. Era exactamente la hora que me dijo, seguro no tardaría en llegar.

- buenas tardes, ¿eres Bill Kaulitz?- era un hombre aun joven, tal vez más joven que papá. Su cabello era corto y marrón, usaba unos lentes de sol y una chamarra de piel café. Quito sus lentes y me miro sonriendo.

- sí, soy yo.- se sentó en la misma mesa donde yo estaba y me miro.

- has cambiado demasiado, veo que te maquillas- asentí. –te queda bien.

- …vaya…gracias

- ¿Dónde quedo el pequeño rubio e inocente?- rió. –me gusta lo que te has hecho es…como decirlo…original.

- gracias…- sonreí.

- ¿y tu hermano, también se  maquilla?

- no, creo que él es todo lo contrario a lo que yo me hice.- reí.

- qué raro.- rascó su cuello. –Bill, ¿aun te gusta la música?

- ¿es una broma?, la adoro.

- ¿en serio?- asentí. –me alegra que durante todos estos años aun admires la música. Y es de esto que quiero hablar contigo.

- ¿de qué?- pregunte, sin entender.

- pues, que yo trabajo en una compañía musical hace tan solo unos meses. He pensado en ti, ¿te gustaría triunfar en la música?- asentí demasiadas veces, una sonrisa se formo en mi rostro. –me alegra. Podría enseñarte algunas cosas sobre tu voz y que se yo, podrías triunfar si eso es lo que quieres. Tienes la imagen de un buen cantante.

- vaya… ¿Cómo es que pensaste en mi? ¡En mi!

- si te soy sincero, no sé porque lo hice. Recuerdo que en el kínder te acercabas mucho a mí con tu hermano, siempre teníamos pequeñas conversaciones y todas sobre la música. Después de unos años, en la primaria nos volvimos a ver y aun seguías en tus pensamientos musicales.

- ¿Por qué no puedo recordarte?

- ha pasado tiempo y seguro que yo también cambie.- sonrió. -¿y tu hermano, aun le gusta la música?- asentí.

- el toca la guitarra…hemos hecho una canción juntos.- sonreí ampliamente.

- no puedo esperar a escucharla… ¿Por qué no ha venido contigo?

- mis papás se han separado…el vive con mamá…

- lo siento mucho, Bill.- sonreí, escondiendo las ganas de llorar. –sabes, viéndolo así…me gustaría que nos viéramos los tres, así podre escucharlos y, que se yo…ayudarles.

- no puedo creer que…que me este pasando esto…

- créelo, Bill, estoy seguro que tú y tu hermano podrían triunfar en esto.

- es lo que más quisiera.

[…]

- Bill, ¿Qué es lo que te pasa?

- …nada…

- sí, si te pasa algo, eres un irrespetuoso.

- no…no lo soy.

- veamos, ¿Por qué no has contestado la prueba?

- yo…yo no me sabía nada…

- no mientas, Bill ¡te has quedado dormido!- grito la maestra, el director me miro con sorpresa.

- ¿dormido?- baje la mirada.

- bueno…si…- confesé. –pero tampoco sabía nada…

- eso es porque has faltado tres meses.

- pero…falte porque…porque era necesario.

- seguro es por flojera.- paso la mirada por todo mi cuerpo. El director miro a la maestra.

- no, no fue por flojera, señorita. Bill ha sido abusado sexualmente, tenía que faltar por problemas de salud.- sentí un mi estomago revolverse y arcadas al recordar eso y que encima lo dijera como si yo no estuviera ahí. La maestra me miro.

- lo siento.- dijo molesta.

- tuviste que explicarle lo que no entendiera.

- el nunca se acerco conmigo, yo no voy a adivinar lo que le pasa.- el me miro.

- ¿es que acaso te importa la escuela, niño?- pregunto.

- bueno…si me importa pero…

- no, no te importa.- interrumpió. –tampoco es obligación de la maestra explicarte si tú no estás preocupado por tus calificaciones. No eres un bebé o un maricon para no saberlo.- me molesté un poco.

- ser marica no significa ser un idiota o un bebé.- dije con firmeza, mirándole serio.

- silencio. No estamos hablando sobre sexualidad aquí, por favor…

- exacto, entonces, “por favor” no meta a la sexualidad en esto.- interrumpí. Su cara mostro enojo.

- no te importa si la meto o no, no me vuelvas a levantar la voz.

- …lo siento…- asintió.

- entonces, no te importa la escuela, te drogas y duermes durante la clase, ¿Qué vamos a hacer contigo? he dejado pasar el incidente con las drogas y sobre que molestas a Adam…

- ¡nunca he metido drogas a la escuela, y tampoco molesto a Adam, el me molesta a mí!

- te he visto yo, Bill. El otro día Adam me dijo que le habías golpeado.- dijo la maestra.

- ¿lo ves?- relamió sus labios.

- no lo he hecho.

- si sigues con esos comportamientos no tendré de otra más que expulsarte de la escuela.

- ¿expulsarme? Si yo no he hecho nada malo…Adam siempre me molesta… ¿Por qué no me creen?

- el es de los mejores alumnos que tenemos en esta escuela; además, ¿a quién íbamos a creerle? El tiene dinero con el que cubrimos gastos de la escuela, ¿tú que nos proporcionas? Nada, solo problemas en la escuela, todos se quejan de ti y no les gusta tu homosexualidad, Bill.

- es tan injusto… ¿tiene más derecho que yo solo por el dinero?- asintió. –y no les gusta mi “homosexualidad”… ¡yo no lo soy! Y aun que lo fuera, los homosexuales no tienen menos posibilidades que los demás.

- deja de insinuar estupideces, Bill. Si sigues con esta actitud, no tendré de otra más que sacarte de la escuela.

- no me importa, esta escuela es una mierda…son hipócritas e imbéciles…tienen preferencia por la economía y no por el estudio ¡es una mierda de escuela!

- ¿te parece?, puedes largarte si no te gusta. Hoy mismo hablaré con tu mamá.

- te será imposible encontrarla, ella está lejos.- sonreí.

- ah, encima tu mamá te echo con tu papá. ¿Qué se siente no ser querido ni por tu familia? Ya veo porque te drogas, eh.

-…tú no puedes hablarme así…

- ¿Por qué no?

- porque no es nadie… ¡no es nadie para decir quién me quiere o no!

- tienes razón, pero eso no lo decide una persona, lo deciden todos y al parecer en esta escuela nadie te quiere y en tu casa tampoco.

- no me importa…hay alguien que me quiere…y cuando cumpla mi sueño me veras y te sentirás más imbécil….

-”cuando cumpla mi sueño”- fingió imitar mi voz. –nunca vas a cumplir tus sueños, para ser empresario, tienes que estudiar, psicólogo también, pintor también, para todas las carreras tienes que estudiar.

- yo voy a ser un cantante, y ya he estudiado, no necesito las estúpidas matemáticas, ni química.- mire a la maestra, que me miro con desprecio.

- para ser cantante, debes saber hacerlo y…tú no sabes hacer nada.

- bueno…yo no sé cantar pero….para ser director de una escuela, debes saber tratar bien a las personas, ser equitativo, respetuoso y transparente…y tu, no sabes hacer ninguna de esas. Yo me largo.- tome mi mochila y me dirigí a la puerta.

- ¡eres un hijo de puta!- son escucharle, camine fuera de ahí y me dirigí a casa. Al llegar, Anette ponía la mesa.

- hola, Bill ¿te sientas a comer?- sonrió.

- sí, ahora vengo.- asintió. Camine al baño y lave mis manos, acomode mi cabello y regrese a la mesa. -¿dónde está papá?- me senté en la silla.

- está arriba, con Arabelle. Se ha sentido mal estos días.

- ¿de qué?- me preocupe.

- realmente no lo sé, y es que no tenemos el dinero para hacerle una visita con el doctor.- baje la mirada.

- espero que este bien.

- se que va a estarlo.- tome el tenedor y pesque la comida para metérmela en la boca. Cuando trague, tome un poco de agua y la mire.

- pero, a papá le iba bien en su trabajo, ¿Qué es lo que paso?- ella limpio sus labios y me miro.

- le han quitado el trabajo. Lo bueno no dura para siempre.

- ¿Por qué?

- encontraron a alguien mejor que él, se lo quitaron al tiro. ¿Y sabes que es lo peor?- la mire con preocupación. –no le darán el dinero de fin de mes.

- entonces… ¿nos hemos quedado sin ninguna moneda?

- creo que por lo pronto, así es. Pero no te preocupes, tu papá y yo encontraremos una forma de seguir pagando tu escuela.- negué.

- no, creo que me han expulsado…- baje la mirada.

- Bill, ¿Cómo es eso? Tu papá se pondrá furioso.

- tendré que hablar con el…con el dinero de la escuela podremos comer todos los días.

- no te preocupes mucho por eso, Bill, comeremos todos los días, aun que solo sean pequeñas cosas.

- vaya…esto va a ser difícil… ¿no?- ella bajo la mirada y asintió.

- pero saldremos adelante.- sonrió.