Un año… ¡UN MALDITO AÑO HE ESTADO ENCERRADO AQUÍ DENTRO!... ¿por qué? ¿Por
qué no me dejan salir? Me senté en una
silla de metal, mirando la puerta, mirando como algunas personas se daban
abrazos con sus familias, pues al fin habían podido salir de este odioso lugar
y yo…yo estaba solo…completamente…
- ¿Cómo estás, Bill?- me abrazó por el cuello. Quizá no estaba
completamente solo. Sonreí.
- hola, Cinthya ¿Cómo estás?-
ella asintió y dejo de abrazarme. Habíamos tratado de comenzar una relación
juntos, pero ella quiso ir muy rápido -¡bastante rápido!- con esto y decidí
mejor no seguirle en eso.
- yo estoy igual que siempre, pero tu estas… ¿Cómo decirlo?
¿Idiota?
- ¿idiota?- asintió.
- sí, estas idiota por eso- tomo mi cabeza y la
guió a la puerta, en donde se encontraba una mujer abrazando, seguramente, a su
hijo. -quieres largarte de aquí, ¿no es cierto?
- decir “si” no sería suficiente para lo que
siento, pero, por lo que veo, me quedaré aquí siempre…
- no es verdad, Bill, si tú no quieres quedarte
aquí, solo dilo y se cumple.- la mire, realmente confundido.
- no lo entiendo.- ella rodeó los ojos y me tomo de
la mano, guiándome hacia el jardín, en donde se miraba el hermoso atardecer.
- allá- apuntó el cielo. –, en el universo, hay una
fuerza, hay un poder realmente fuerte, pero- me miro, abriendo sus ojos. –solo funciona
si aprendes a usar algo que creo yo, has perdido. –con tres dedos, comenzó a
dar pequeños golpes en mi cabeza.
- ¿la cabeza?- asintió. - ¿Cómo puedo usar ese
poder?- sonrió.
- hum es cuestión de quererlo con todas tus
fuerzas, no tienes que pedirlo, tienes que exigirlo, el universo le lo dará en
cuanto menos lo pienses.- tal vez era que se había drogado demasiado, pues lo
que decía no tenía coherencia o razonamiento para mí. –vamos, Bill, compréndelo,
¿quieres salir de aquí?- asentí. -¡pídelo, vamos! Te ayudará.
- ya lo entiendo… ¿es como si fuera Dios?
- bueno, yo no suelo creer en esas cosas pero, tu
puedes llamarlo “Dios” si eso quieres. La clave está en confiar en tus sueños y
cumplirlos, ¡cumplirlos sobre todo!
- entonces, si yo quiero ser un cantante ¿lo seré?
- no puedes cuestionarte, el cuestionamiento es tan
malo como la cocaína sin jeringas –reí.-, tienes que decir: “¡yo seré un
cantante!” no digas: “yo quiero ser un cantante”. ¿Sabes? Tengo una romántica
cita con la jeringa esta noche, puedes venir si quieres pero…
- iré.- sonreí. Caminamos a su recamara, nunca
había entrado, siempre íbamos a la mía y esta parecía ser su recamara real, es
decir, la que ella alguna vez pudo tener en su casa, pues estaba llena de
fotografías de bandas en las paredes.
- prepararé la “cena”- sonrió. En menos de un
minuto ella se encontraba con dos grandes jeringas en sus manos, con un filo
realmente grueso. En sus antebrazos, llevaba dos tiras gruesas de tela azul
marino. –Listo, ahí te va.- aventó la jeringa
a la cama –en donde yo estaba sentado- y al tiro aventó la tela. Ella camino
y se sentó en la cama junto a mí.
- eh, Cinthya yo solo vine a acompañarte, no tengo
ganas de meterme eso.
- no juegues, Bill, por una vez no te hace daño.
- no, quizá después.
- bueno.- dio golpecitos en la jeringa y amarró la
tela en su brazo, busco alguna vena y cuando la encontró, encajó la jeringa,
gimiendo y sonriendo a la vez. Me preocupe por ella, y me di cuenta que lo que
yo hacía estaba realmente mal; sacudí mi cabeza y la mire, apretaba la jeringa
mientras cerraba la mano con fuerza, tome su mano y ella paro, sonriendo. -¿Qué?
- ya no lo hagas.
- ¿hacer qué?, ¿drogarme? Te he dicho que no dejaré de hacerlo.
- por favor, date cuenta que puedes morir, llevas
años metiéndote eso.
- por favor, nadie muere por drogarse un poco.-
dijo exactamente las mismas palabras que había dicho a (tu nombre) y sentí
culpa, pues yo llevaba semanas drogándome, pero ella llevaba años. Se bajo al
suelo, y siguió haciéndolo, mientras yo solo me recosté en su cama, escuchando
sus gemidos y quejidos.
Gerald llego a la habitación y al mirarnos, corrió
hacia Cinthya, quitando la jeringa rápidamente. -¡HEY, DEVUELVEMELA!
- ¡no, estás loca, vas a morir!- después me miro a
mí y negó. – quiero verte abajo, ¡ahora!, ¡baja rápido y ve a mi oficina, YA!-
asentí y camine a los ascensores.
[…]
- estoy tan decepcionado de ti.- negó.
- ¿Por qué?
- ya no te habías drogado y ahora vuelves a
hacerlo.- negué.
- no, yo no me he drogado.- me miro incrédulo.
- ¡te he visto, Bill! ¡No me quieras ver la cara de
tonto!
- de verdad no me he drogado, ¡créeme!
- no puedo creerte.
- te lo juro, ¡te lo juro, de verdad no lo hice!-
tomó el teléfono, me sentí nervioso, pues creía que
me trasladarían, pero en
muy poco tiempo llegaron dos personas, quienes me llevaron a un cuartito.
- vamos a revisarte.- Gerald se acerco a mí, mirándome
aun, con desprecio. Tomaron muestras de mi orina, sangre y saliva, después me
dejaron Salir de ahí, Gerald me tomo de la mano y me miro. –si sale positivo,
te trasladaremos, no puedes estas más aquí.
- pero… ¿Por qué a Cinthya se ha quedado aquí
siempre?
- ella ya no tiene remedio, está enferma. Tiene un
grave trastorno en la sangre y sus fosas nasales solo sirven el 30%, ¿has visto
su piel?- asentí. –es toda reseca. Ella ya no tiene cura, prácticamente estamos
esperando su muerte.- abrí los ojos sorprendido.
- ¿no se puede salvar? ¿No se puede hacer algo para
que ella se salve?- el bajo la mirada.
- no, mi hija se encuentra muy grave…ya no tiene
solución.
- ¿su hija?... ¿ella es su hija?- asintió.
- es por eso que yo no quiero que a otro joven le
pase lo mismo que a ella; Dios me ha dado una horrible lección con esto.- mis
vellos se erizaron, pues ella se veía tan sana –descartando, claramente, a las
drogas.- y no creía como su papá no estaba tan devastado con esto. Una señora
se llevo a Gerald y susurro en su oído. Después el volvió sonriendo. –tus análisis
dieron negativo, vaya Bill, siento decirte que estaba decepcionado, estoy muy
orgulloso de ti. Tengo una sorpresa para ti, puedes esperar en tu habitación,
yo subiré por ti.- asentí y eso hice.
Pase por la recamara de Cinthya, ella seguía en lo
suyo, metiéndose la droga por sus brazos, al mirarme, ella solo sonrió y me
saludo con la mirada.
Tenía una linda sonrisa, debo aceptarlo, también
unos lindos y grandes ojos marrones, y era desesperante pensar que ella pudo
ser una niña feliz y ahora ser una adolescente “normal”, si no fuera por las
drogas. Aun que yo estoy pasando por lo mismo, le doy gracias a Dios de no
estar yo en su lugar.
Después de un par de horas abrieron la puerta de mi
habitación y Gerald apareció en el marco, sonriendo ampliamente.
- tengo tu sorpresa.- lo mire, con ansias de saber
lo que era. - ¡iras a una habitación seguro encantadora!
- ¿una habitación?- dije con angustia.
- sí, seguro es la más acogedora, te puedo asegurar
que es mejor que esta. ¡Vamos, toma tus cosas!- camino hacia mí y tomo mi ropa,
colocándola en la mochila. Caminamos al ascensor. -¡Cinthya, princesa, ven
aquí!- ella seguía tirada en el suelo.
- ¿para qué? No quiero.
- vamos, linda, por favor ven aquí.- ella sonrió y tambaleando,
camino hacia nosotros. –Tenemos una sorpresa para tu amigo, Bill.- volvió a sonreír.
Entramos al ascensor y bajamos, Gerald cubrió mis ojos antes de que las puertas
se abrieran y me guió con cuidado. –Casi llegamos.- caminamos un poco más y después
paramos, comencé a temblar un poco. -…bueno…
- ¿Qué pasa?...me pones nervioso.
- Bill, esta es tu nueva habitación.- descubrió mis
ojos y un sentimiento me lleno el alma, el cuerpo y el corazón. Mi cara no pudo
mostrar una sonrisa, porque en este momento una sonrisa sería demasiado estúpida,
pues no mostraría el sentimiento que realmente estoy sintiendo.
- ¡¡TOM!!- corrí hacia él y le di un fuerte abrazo.
–no…no puedo creerlo… ¡es imposible!
- te extrañe tanto…hermanito, no sabes cuánto te
extrañe.
- te extrañe más, Tom…- deje de abrazarlo y Tom
hizo una seña hacia atrás del, lo mire confundido, pero al ver ese cabello
dorado y esa piel tan blanca mi corazón dejo de latir. -¡ANDY….ANDY!- el me dio
un abrazo que conteste al tiro.
- Bill, eres un idiota, un maldito marica ¿Cómo pudiste
drogarte?...eres un tonto, me preocupe tanto por ti.
- lo siento…perdóname, amigo…pero…te juro que
cuando salga de aquí no volveré a hacerlo nunca.
- pues empezaras desde ahora, ¡ya saliste de aquí!-
deje de abrazarlo y mire a Gerald que asintió mientras sonreía.
- ¡no puedo creerlo!... ¡no puedo!- papá me miraba
serio, me acerque a él y le mire igual que él lo hacía conmigo. Tome aire y
fuerzas para intentar hablarle, decirle algo. -¿has…has conseguido trabajo?-
mis ojos crearon lagrimas a la primera palabra que le dedique a él, que se
quedo serio, sin contestar, su nuez subía i bajaba, pero nunca me dijo nada. Mi
quijada tembló y como si hubiese sido mi sexto sentido, me tire hacia él, dándole
un abrazo, que él solo contesto con unas palmadas en mi espalda.
- vaya, realmente ha sido la despedida más dura.-
me di la vuelta, Cinthya me miraba, parada tras de mí, sus ojos eran rojos. Yo sonreí.
–voy a extrañarte. Pero veraz que en dos años, te llamaré y te diré que ya no
te extraño.- comenzó a reír, mire a Gerald que bajaba la mirada.
- y yo te diré que aun lo hago.- di un abrazo
fuerte. Ella respondió mi abrazo.
- te voy a extrañas mucho, Bill. Espero volverte a
ver.
- te prometo que lo haremos.
[…]
Mi vida después de todo eso ha sido linda de
verdad; Gustav esta ahora con nosotros de nuevo, en estos años hemos hecho
conciertos –solo dentro de Alemania.- siento que por fin mi vida está dando un
giro, eso quitando a papá de mi camino, pues ha seguido golpeándome, y es que
ya he cumplido 18 años, pero no he podido tener dinero para mudarme y papá
siempre me lo remite: “mientras vivas
bajo mi techo, eres menor de edad y por lo tanto, no tienes derechos”.
Creía que para esta edad yo ya sería un buen
cantante y viviría con mi hermano, pero gracias a las drogas no pude serlo.
Hoy estamos en el estudio, estamos grabando nuestro
segundo álbum, y es que soy tan feliz sabiendo que mi sueño se hace realidad
cada día. Nuestra banda tiene por nombre “Tokio Hotel”.
Regrese a casa cansado, siendo tiernamente saludado
por mi mejor amigo Scotty. Creo que me había olvidado de hablar de él. Bueno
que, el ya está conmigo de nuevo, Arabelle no le teme y ¿es que quien le teme a
un animal tan hermoso como él? Me han dejado estar con él, ya no está
deprimido, ahora volvió a ser el hermoso amigo que tenía antes.
- hola, Bill ¿Cómo te fue?- deje las llaves sobre
la mesa y sonreí.
- perfecto…solo un mes y terminamos el álbum.- ella
sonrió.
- que orgullosa estoy de ti, Bill.- Anette se
volvió la persona a la que más confianza le tenía dentro de casa, pues ella me demostró
ser una persona valiosa y de verdad fuerte.
- ¡Bill, Bill, Bill!- Arabelle ya hablaba y
caminaba, su voz era tan tierna. La tome en mis brazos y di un beso en su
mejilla.
- ¿Cómo estas, Arabelle?- ella sonrió.
- ¡bien!- la deje en el suelo otra vez. Había crecido
demasiado y me angustiaba saber que todo eso lo había hecho mientras yo estaba
lejos.
- vamos a comer, Bill.- asentí y después de lavarme
las manos me senté en la mesa con los tres.
- quisiera escuchar tu nueva música, ¿me la
enseñarás?- preguntó Anette.
- claro que si…serás la primera en escucharla.-
ella sonrió.
- y también la primera en potar cuando lo hagas.-
dijo papá, con firmeza. Yo le mire, el también lo hacía.
- vamos, mi amor no seas duro con él.
- ¿Qué no sea duro? ¿Acaso has visto en lo que se
ha convertido?
- no, no lo he visto ¿en qué se ha convertido?
- dime, ¿has visto esos tatuajes, esos aretes?, si
quisiese triunfar en la estúpida música que hace, no debería tener imagen de
prostituto.- mire a papá, pues primeramente no tenía imagen de uno.
- no parezco uno, papá.
- ¿te has visto en un espejo, estúpido? Pareces un transexual con esa ropa y ese cabello,
encima te maquillas aun más que antes.
- deja de decirme eso… ¿nunca piensas en tus
palabras antes de herir?
- ¿nunca piensas en ti al salir a la calle?
- vamos, esto es lo que le gusta a tu hijo, el ya
tiene dieciocho y puede hacer lo que quiera con su cuerpo.
- sí, dieciocho y sigue con la sensibilidad de un
marica.- me levante de la mesa y subí a mi habitación, estaba harto de que papá
siempre me juzgara ¡lo odio!
- ¡BILL!- su grito hizo que despertara, quite mis
cobijas de encima y la mire, ahí de pie, aun en pijama.
- ¿Qué quieres, niña? Tengo sueño.
- jugar, jugar.- aun era pequeña y sus palabras
estaban realmente mal pronunciadas, pero era linda y podía entenderle.
- ¿a qué quieres jugar?
- con cotty ¡cotty!
- es Scotty, tonta.- reí y la levante en mis
brazos, baje al jardín y Scotty llego, saltando en sus patas traseras.
- ¡COTTY!- gritó, un poco asustada.
- tranquila, Arabelle que no te hace nada.
[…]
Ha sido un largo día en el estudio, Georg y Tom han
regresado a sus casas, Gustav y yo nos iremos a comer.
Hemos pedido la comida, no tengo mucho dinero y es
que quiero comprarle algo lindo a Arabelle. Papá se enfada mucho conmigo porque
siempre que tengo dinero le compro algo a mi hermana, pero es que papá es tan
materialista que nunca se toma el tiempo de comprarle algo lindo a su hija, y
es que yo la quiero tanto y no podré estar mucho tiempo con ella, pues cuando
tenga el dinero para mudarme de esta casa, no podre verla muy seguido y seguro
que se pondrá lindísima cuando sea una adolescente.
La comida llego y la colocaron frente a nosotros.
- ayer recibí un llamado de Andy.- dijo Gustav.
- ¿de verdad?- pregunte, entusiasmado. -¿Qué te ha
dicho?
- dijo que vio un concierto nuestro por la TV, dice
que lo hacemos muy bien,
- vaya, ¿en serio dijo eso?- asintió. –como le extraño.
- sí que se le extraña, pero pronto lo veremos.
- ¿Cómo lo sabes?
- vendrá de vacaciones pronto, pues el aun sigue
estudiando.
- espero que venga pronto, necesito platicarle
tantas cosas.- Gustav suspiró.
- tu decías que jamás lo volverías a ver.- baje la
mirada.
- lo sé…pero una amiga me enseño a confiar.
- ¿una amiga?- asentí.
- en el centro de rehabilitación.
- ah, me alegro que ya estés bien de todo eso.
- ¿sabes?, yo también…la hubieras visto…ella estaba
destrozada, su cara era extraña, se notaba que pedía un auxilio…espero que aun
no se valla…
- odiaría verte tan enfermo solo por las drogas.
- yo también…
NOTA: lo se, lo se ¡SIENTO EL CAPITULO TAN RARO Y CORTO! en serio, estoy en semana de exámenes y me tienen muy torpe, lo siento de verdad. Cuídense y gracias por leer.