capitulo 9

By (tu nombre)

- son unos idiotas.

- hay, cálmate, (tu nombre), al final tenías que saber lo que tu novio en realidad era.

Los dos se fueron, riendo fuertemente. No fui a perseguir a Bill, tenía que esperar a Gustav. En cuando lo vi acercándose lentamente hacía donde yo estaba, corrí y le tome del brazo un poco brusco, haciendo que me siguiera.

- ¿Qué pasa, (tu nombre)?- me tomo la mano e hizo que paráramos. -¿Dónde está Bill?

- ¡es por eso que tienes que seguirme!

- ¡dime que le paso!- grito, preocupado.

- los estúpidos que lo molestan…

-  ¿Adam?- interrumpió.

- si, si ¡ellos molestaron a Bill, y se fue corriendo!

- ¡son unos estúpidos! ¿Para donde fue?

- por haya.- apunte.

Gustav corrió al tiro, yo lo seguí, buscando a Bill con la mirada. Gustav gritaba su nombre, moviendo la cabeza mientras buscaba a Bill. Yo hacía lo mismo, me tenía muy mal lo que le habían dicho.

Había pasado ¡media hora! Bill no aparecía y Gustav ya se miraba exhausto.

- ¿lo viste?- negué.

- pero, no pudo haber salido ¿o sí?

- tú no lo conoces.- dijo en un tono de voz, que para mí, fue como si Bill fuera capaz de hacer lo que fuera estando solo.

- bien, ¿sabes donde vive?

- sí, pero, ¿eso en que ayuda?

- podemos ver si ha llegado a su casa.

- Scotty está en la mía, el no se iría sin él.

- ¿Dónde puede estar?- dije frustrada. De pronto, de mi garganta salió un grito ahogado. -¿no es el, Gustav?- gustav miro y asintió, corrió hacia él y se hinco a su lado.

- Bill, estuvimos buscándote ¿Por qué te fuiste?

- ¡déjame, déjame!- se levanto y camino lejos, Gustav lo siguió y tomo su brazo.

- ¿Qué te pasa, Bill?- Bill no contesto, pero sus ojos cristalinos podían decir mucho más que sus palabras.

[…]

Después de una semana, Bill y yo habíamos tenido cosas en común, y eso resulto muy positivo, al fin pude acercarme más a él y se puede decir que somos amigos.

Solo que él a pesar de eso, está un poco distante desde en la plaza, yo aun no puedo zafarme de la sorpresa que me dio cuando lo confesó. Pero espero que pronto se le pueda pasar.

Gustav se fue de vacaciones con su familia, yo no salgo mucho, el dinero no me lo permite pero realmente me importa poco, Bill y yo podemos vernos y para mí eso es suficiente. En pocas horas vendrá a mi casa.

Fui con mamá a comprar algo de snacks y refrescos. No sabía muy bien que era lo que le gustaba a Bill pero, seguro algo de lo que llevábamos le gustaría. Regresamos pronto a casa, Bill no tardaría en llegar.

Arreglamos un poco la casa y no en mucho tiempo se escucho el timbre. Mamá abrió la puerta y dejo a Bill pasar.

- hola, Bill.- saludo mamá.

- ehh…hola.- sonrió, nervioso.

- pasa, (tu nombre) está en la sala.

- gracias…- entro y se acerco a mí. - …hola, (tu nombre)…

- hola.- sonreí. - ¿Por qué no subimos?- Bill asintió y eso hicimos.

Al llegar, Bill miraba como si se sintiera perdido ahí dentro.

- ¿esta…esta es tu habitación?

- sí, ¿pasa algo?- negó. –bueno, tu dime qué película quieres ver, están ahí todas, no tengo demasiadas pero, bueno. Ehh, bill, ahora vengo.

Baje las escaleras para ayudar a mamá a subir las cosas.

By bill

¿Qué no tenia películas? Yo no tenía ni la cuarta parte de esto y encima no tenía si quiera en donde verlas. Comencé a mirarlas; ninguna me parecía lo suficientemente entretenida, todas eran de amor, otras de acción y realmente no me llamaban mucho la atención.

(Tu nombre) subió con una charola, y su mamá la seguía con vasos y refrescos. Suspire, me parecía un buen detalle el hacer eso, y me sentía mal porque yo no podía hacerlo, no tenía ni el dinero ni el papá para hacerlo. Su mamá se fue y (Tu nombre) se acerco.

- ¿Qué te pasa Bill? ¿No te gusto ninguna?

- ehh…no las vi todas…

- hum- rebusco entre todas y saco una, me la mostro y sonrió. -¿Qué te parece esta?

- ¿de qué trata?

- si te lo digo no tendrá caso que la veas.- sonrió de nuevo.

- …bueno…- asintió y guardo el desorden que yo había hecho, coloco la película y se sentó en el sofá.

- ¿no piensas sentarte tu?

- ahh… ¿puedo?

- no lo preguntes, Bill. Estas en tu casa.

Sentía realmente raro el que me trataran de esa forma…era como…como si fuera alguien. Me levante y me senté a su lado. La película comenzó y (tu nombre) comía ansiosa.

No miraba la película, de alguna forma me sentía incomodo con tantos lujos en su casa, mire la ventana, era demasiado grande y desde ella se podían ver los carros pasar y las personas también.

- ¿Qué tienes, bill? no te gusta la película ¿cierto?

- no, no es eso…perdóname, ahora la miro.- me vire a la pantalla y comencé a ver.

- ¿no quieres?- apunto la charola con sus delgados dedos.

- no…bueno…no gracias.

- no lo dijiste con sinceridad, vamos, yo se que quieres.

- no.- sonreí. –en serio.

Negó sonriendo, Pronto miro a la puerta, en donde se encontraba un hombre vestido de traje. (Tu nombre) corrió hacía el, sonriendo, al igual que el señor. El la rodeo en sus brazos.

- ¡papi! ¿Cómo te fue?

- muy bien, (tu nombre). Dime, ¿Quién es él?

- ahh, ven.- hizo que su papá entrara y se acercara a mí. –el es Bill, es un amigo.

- mucho gusto, Bill.- tendió su mano. Me estremecí y el miedo me acorralo.

Tendí mi mano, que comenzó a temblar fuertemente. Su papá me miro sonriendo.

- tranquilo, bill, no te haré nada. No tienes porque ponerte nervioso.

- h…hola…- tome su mano y pronto la saque de la suya. Su papá se fue y (Tu nombre) se acerco a mí.

- Bill, no te pongas así, mi papa no es malo.

- perdóname…

- tranquilo. ¿Por qué mejor no seguimos mirando?- asentí.

Por alguna razón, la película no la volvimos a ver. Eran muchos temas de conversación que jamás había tenido con alguien más que con Andy. Me pareció extraño. Comenzamos hablando sobre las cosas que nos gustaban. Por primera vez en estos días me había sentido…bien. Como si papá no existiera. (Tu nombre) me preguntaba algo, lo respondía, y luego yo le preguntaba a ella. Era divertido.

- bueno, es mi turno, ¿Por qué no te defiendes de los que te molestan?

- ehh…yo…yo…no se…

- vamos, Bill, tienes que responder.

- porque…no quiero.

- hum, Bill, es que no deben importarte sus comentarios. Si eres homosexual o no, no es su problema.

- no soy homosexual…

- bueno, bisexual.

- ¿bisexual?

- sí, ¿no es así?

- ¿Por qué piensas que lo soy?- me miro extrañada y echo algunos cabellos tras su oreja.

- bueno, lo que dijiste, Bill. Perdiste tu virginidad con un hombre.

- no…pero…yo…

- tranquilo, Bill. No me importa, en serio. Cada quien hace lo que quiere con su cuerpo.

- (tu nombre)….no…no…- mis ojos comenzaron a llenarse de lagrimas. –no soy bisexual.

- entonces ¿homosexual? Vamos, no te avergüences.

- ¡no soy! ¡No soy!

Empecé a recordarlo todo, como si estuviera pasando en ese momento, sus palabras…las mías…podía recordar  cada segundo de lo que había pasado, podría recordar todo…y estaba tan arrepentido.

Mire la ventana, después mire a (Tu nombre). Pronto mi mirada se hizo blanca y el silencio inundo la sala.

                       “ahh…vamos, lindo…lo haces muy…ahh…muy bien”

                        “eres…eres…mi…ohh...zorrita…que lindo estas…te amo…”

                       “estas…estas tan…estrecho…así…me gusta…”

                      “me…ahh…correré….me correré…dentro…dentro de ti… ¡ahh!”

- ¿Bill?

- ¡no, déjame! ¡Déjame! ¡Ya no quiero! Déjame en paz

Mis lágrimas comenzaron a salir de mis ojos incontrolablemente. Jale mis cabellos desesperado, no podía más ¡ya no podía! ¡No quiero que ese recuerdo me consuma!

Corrí a la esquina de su recamara, (tu nombre) se acerco a mí.

- ¿Qué es lo que te pasa, Bill? ¿Por qué lloras? ¿Qué tienes?

- ¡no soy homosexual! ¡No soy bisexual! No soy… (Tu nombre)… ¡no soy!

- pero, ¿entonces porque lo hiciste?

- no soy…no soy…no soy…no soy…

- Bill…

- (tu nombre)…- interrumpí. –no quise hacerlo…

- ¿puedes explicarme? No lo entiendo…

- yo… (Tu nombre)….yo…me violaron…- oculte mi cabeza en mis piernas, dejando que mis lagrimas cayeran tan rápido como pudieran. No quería recordarlo ¡no quería!

- ¡¿Qué?! Bill… ¿te violaron?

- si…papá me dijo que saliera a….a comprar la cena…

*flashback*

- ¡corre, niño! Estoy muriendo de hambre.

- ya voy…

- ¡corre!- me empujo fuera de casa. -¡no tardes!

Sentía mucho miedo al salir de casa, la calle era oscura, tan solo la alumbraban unos pequeños faroles. Sabía donde era el camino, así que decidí ir rápido para que papá no me dejara sin comer.

Llegue pronto al restaurante, pedí la comida y no en mucho tiempo me la dieron y yo la pague. Agradecí y salí de ahí. El viento era muy fuerte, entonces decidí ir un poco más rápido.

Pare, esperando que los carros pasaran. Cuando la calle se puso vacía completamente, camine lentamente para atravesarla.

Un hombre de tés blanca, vestido de mezclilla con una chamarra negra y un sombrero del mismo color, me sonrió, mientras se acercaba a mí. Yo le sonreí igual, pero me aleje un poco para cruzar. El no quitaba su sonrisa y cada vez se me acercaba más. Acelere el paso, pero pronto sentí como me jalaba hacia atrás.

Deje que un grito saliera de mi boca, que el cubrió al tiro. Deje que la comida de papa cayera al suelo, el me llevo corriendo hacia lo que al parecer era su casa. Era blanca, con graffiti en todas partes. Me hizo entrar en ella, llevándome a un cuarto, que estaba al fondo. Prendió la luz, ahí dentro solo había un colchón y un foco en el techo que se movía bruscamente en el por el aire. No había piso, era pura arena y pequeñas piedras. En la esquina había un pequeño armario de madera roto.

El cerró la puerta sin soltarme. Después me aventó al piso. El se hinco frente a mí.

- ¿Qué hacía un niño como tu vagando solo a estas horas?- no conteste, tenía mucho miedo, demasiado miedo. –vamos, no temas, que te haré pasar un buen rato. ¿Tienes hambre, lindo?- negué.

El quito su chamarra y se acerco al armario. Saco un pequeño botecito blanco y una cajita de madera, me las puso enfrente y sonrió.

- elije una.- negué.- vamos, te gustara.- con miedo a que me hiciera algo malo, escogí el botecito. El sonrió y relamió sus labios. –bueno, entonces yo usare esta.

- tengo que irme…- me levante y tome la manija de la puerta.

- ¡hey! ¡No vas a salir! ¡Te vas a quedar hasta que yo te lo diga!

El miedo me acorralo al escuchar sus gritos, mi respiración se agito. El me tomo y me hecho en el colchón.

- habíamos empezado bien, ahora quiero terminar ¿si?- sonrió.

Empezó tomando mi mentón, cerré los ojos para no mirar esos ojos que brillaban con la luz de la luna. Desabrochó mi chamarra y me la sacó. Yo no dije nada, estaba tan cerca de mí. Acarició mi cuello y sus caricias bajaron hasta mi torso, en donde levanto mi playera, quitándomela con delicadeza.

- no…tengo que volver…con mi papá…

- yo seré tu papá por esta noche…- sonrió.

- no…

- sí.

Acaricio mi estomago y quito su playera con brusquedad. Desabrocho mi pantalón, bajándolo hasta mis talones. Acaricio mis piernas, me moví bruscamente pero él me afirmo. Saco mis botas junto con mis calcetines, después saco mi pantalón.

- ¿Qué tenemos aquí?- miro mi entrepierna, cerré las piernas rápidamente. –Hey hey, no te avergüences, que esta preciosa.- tomo mis rodillas e intento abrir mis piernas.

- no…ya…

- tranquilo, lindo.- con mucha más fuerza que antes, separo mis piernas y volvió a mirar. Saco sus pantalones, quedando en ropa interior, al igual que yo.

Tomo el resorte de mi bóxer y lo jalo lentamente, quite sus manos pero él me miro con una cara que me causo pánico. Saco mis manos y puso las suyas de nuevo ahí. Los jalo hasta sacármelos completamente, los aventó a saber dónde. Yo cerré mis piernas, las lágrimas estaban a punto de salir.

- ¡no las cierres!- las abrió, dejándome a su vista completamente. –Es más linda sin ropa interior…y muy grande…- mordió sus labios. No podía cerrarlas, tenía sus manos en mis rodillas, haciendo fuerza para que no las cerrara.

- déjame…déjame…

- ¡cállate!- saco sus manos de mis rodillas. -¡ni te atrevas a cerrarlas!- sus manos se acercaron a mi entrepierna. –Si me divertiré contigo.- la acaricio, pasando sus asquerosas manos en ella.

Sacó la cajita de madera y la abrió, había algún tipo de pomada, realmente no sabía que era. Tomo un poco con sus dedos y me miro. Se acerco a mi entrepierna y esparció todo eso en ella, me revolví al sentir el frio de eso, el comenzó a reír.

- ahora, es tu turno.- mis ojos se abrieron en toda su amplitud, el de nuevo rio. Comenzó a sacar sus bóxers y me miro. –vamos, hazlo.- negué, y trate de levantarme, el me empujo a la pared. -¡te mato! Ahora hazlo.- ahora las lagrimas ya se me habían salido, estaba desesperado.

- no quiero…- dio un manotazo en mi cara y después se echo a reír. Tome el botecito, era algún liquido, como desinfectante, lo incline para echarlo en mi mano pero él me detuvo. –Quiero caricias primero.- sus sucias palabras me hicieron sentir asco, desesperación.

Me acerque a él y comencé a darle lo que quería, el sacaba gemidos asquerosos, sentía tanto asco. Eche el liquido en mis manos y lo puse en su entrepierna. El me tomo el cabello.

- vamos, lindo. Ponte a cuatro.- no entendía nada de lo que decía, entonces no me moví. -¡a cuatro! ¡Ponte a cuatro, como una perra!- me sorprendía con sus expresiones y aun así no lograba entender muy bien. El me acomodo como él quería, “a cuatro” comencé a temblar. Lo sentí atrás de mí. No le mire, estaba asustado, tenia pánico y lloraba desesperado. Sentí frio en el orto, sus dedos entraban en mí y me causaban un dolor horrible. Hacían que sacara gemidos de dolor, pero al parecer el los creía de placer. Pronto sentí su lengua dentro de mí.

- ¡no!- grite, el solo me pego en el glúteo, haciéndome fruncir el ceño de dolor. Le mire, estaba hincado, dándose placer, de pronto sentí que abrían mis glúteos, y su entrepierna entro fuertemente en mi. -¡ahh! ¡Déjame! ¡Déjame!- grite, el dolor me consumía, era…era tan doloroso. Comenzó a acariciar  mi entrepierna y beso mi espalda. Comenzó con en embestidas rápidas. Haciéndome sacar gritos. -¡ahh! ¡Ya! ¡Me duele! ¡Déjame! ¡Déjame ya!

- tranquilo, pronto te acostumbras.- el gemía, yo gritaba, el reía, yo lloraba. Tomo mis testículos, apretándolos fuerte, muy fuerte.

- ¡AHHH! ¡YA, YA!- y el seguía haciéndolo. Me estaba partiendo de dolor.

- vamos, amo que grites, vamos perra, grita.- negué, pronto el paro.

- ya…déjame…

- no, quiero más, niño.- la volvió a meter en mi, y acaricio mi estomago delicadamente  - estas…estas tan…estrecho…así…me gusta.

Beso mi cuello y jalo mi cabello mientras me embestía.

- me…ahh…correré….me correré…dentro…dentro de ti… ¡ahh!

- ¡no! ¡No!

- claro que no, lindo, hare algo mejor.- salió de mi bruscamente, haciéndome sentír un retortijón en mi estomago. Me deje caer al piso, adolorido. -¡levántate, que todavía no acabamos!- me levante y lo mire. -¡me la vas a chupar!- negué, y corrí a la puerta, ¡no lo iba a hacer! No quería…- hey, regresa, zorra.- me jalo mi cabello y me tiro al piso.

- ¡empieza, corre!- negué. - ¿no?- saco un cinturón y comenzó a darme en la espalda. -¡¿NO?!- asentí, diciendo que ya lo haría. Me hinque frente a él, el abrió sus piernas y me acerque, tragándome esa entrepierna tan asquerosa y sucia.

 - ahh…vamos, lindo…lo haces muy…ahh…muy bien.- tomo mi cabello, marcando los movimientos, estaba a punto de potar, tenia asco, me ahogaba con mi propia saliva y su entrepierna me hacía difícil respirar.

- eres…eres…mi…ohh...zorrita…que lindo estas…te amo…

- ya…ya no…ya…- lloraba. Pero el era mucho más fuerte que yo, y con sus movimientos tan bruscos hacia que su entrepierna chocara con mi campanilla.

Sentí un líquido caliente en mi garganta. El grito, más bien en forma de un gemido. Me tomo del mentón e hizo que lo mirara.

- abre la boquita.- y eso hice, el sonrió. –Quiero que te tragues eso.- negué, no lo iba a hacer ¡que era asqueroso! – Vamos, trágatelo, trágate mi semen.- negué de nuevo. -¡que te lo tragues! Y no quiero que lo vomites.- cerré la boca y lo trague, aguantándome las ganas de potar. – Ábrela.- la abrí. –que buena perrita. Te has portado muy bien, ahora me toca a mí.

- no…-tosía. –por favor…no.- suplique, pero al parecer el tomaba  mis suplicas como burla.

- claro que si.- me tomo de los brazos, acostándome en ese colchón. Acaricio mi torso y dio caricias en mi entrepierna.

- por favor…¡Déjame!- pellizcó mi estomago, haciendo que callara.

- hare lo que yo quiera.

- no…por favor…ya déjame…- sentí dolor, puro dolor. El, con su mano hecha puño, aplastaba mis testículos mientras me miraba con enojo. -¡YA, SUELTAME, ME DUELE, POR FAVOR!

- ya esta, ¿te vas a dejar?- asentí y el pronto quito su mano. –muy bien.

Acerco sus labios a mi entrepierna, empapándola de su asquerosa saliva, subió mis piernas a sus hombros, y metió algo parecido a un palo en mi orto, empecé a gritar, me dolía muchísimo, sentía como me desgarraba por dentro, y el solo seguía con su cabeza metida entre mis piernas.

- sácalo…sácalo por favor…- él lo metió más duro.

- quiero que te corras.- no lo lograría, sentía mucho más dolor que placer.

Después de varios intentos que hacía, saco ese palo de mí y me golpeó el estomago con él mientras me gritaba que me corriera, yo lloraba, y no tenía resultado. Apaleo mi entrepierna tantas veces, que yo la imaginaba hecha una mierda.

- ¡lárgate a tu casa, puta!. Pero con qué te atrevas a decir algo ¡te mato! ¿Está bien?- asentí. –Y deja de llorar.- no podía dejar de llorar.

Beso mis labios introduciendo su lengua en mi boca, me separe y el sonrió. Tome mi ropa interior, sentí un liquido descender por mi orto…había hecho que sangrara. Tome mi ropa y me cambie rápidamente, salí de ahí y corrí, comencé a potar en la calle, era asqueroso, ¡ASQUEROSO! Llegue  a mi casa. Papa estaba dormido, me metí a darme un baño, quería morirme, quería morir.

*flashnow*

- (Tu nombre)…no soy bisexual…tampoco soy homosexual.- Sus ojos estaban cristalinos, mordía sus labios.

- ¿le has dicho a alguien?

- no…

- ¿Por qué no? Bill, es un delito, eras tan…tan chico.

No conteste, mis lágrimas no me dejaban, era un recuerdo asqueroso, el peor recuerdo de toda mi vida. Ella me estrecho en sus brazos, yo respondí su abrazo y me seguí desahogando. 

- no…quería que pasara…

- claro que no, Bill. Pero tú no tienes la culpa.- negué, aun abrazándola.

- lo odio, lo odio…

- Bill…tranquilo, ya no llores, yo se que duele pero…pero ahora el debe estar lejos.

- no quería que….que supieran…odio a Adam…odio mi vida…

- ¿Adam como lo supo?

- no lo sé…

Dejamos de abrazarnos y el silencio de los dos apareció, tan solo se escuchaba el ruido de la televisión.

- ¿sabes?...- dije limpiando mis lagrimas.

- ¿Qué pasa?

- a veces…dudo…

- ¿dudar que?

- dudo…creo que…que si soy homosexual.

-… ¿Por qué lo dices?

- no lo sé…después de todo…de todo lo que me dicen, he llegado a creer que tal vez si soy.

- Bill, ¿te has enamorado de algún hombre?

- no…

- entonces, tal vez no lo eres. Bill ¿fuiste a que te revisaran después de eso?

- no…

- mi papá es doctor, el puede hacerlo.

- ¿en serio?- asintió. –no…no quiero que sepan…lo que me paso…

- si no lo haces, puedes tener una enfermedad y no darte cuenta.

- bueno…yo…no lo sé…

- piénsalo ¿sí?- asentí.

- tengo que irme…adiós…- me levante y salí de su casa lo más rápido que pude. Me sentía avergonzado y tenía miedo.