Desperté e hice mi cama, después me di un baño y baje a
desayunar. Ayude a mamá a poner la mesa y después nos sentamos. Papá y mamá
comenzaron a comer, después yo hice lo
mismo.
- ¿Cómo lo pásate ayer?- pregunto papa, mientras tomaba
su vaso.
- bien, solo que…volvieron a molestar a Bill.- mamá me miro preocupada.
- ¿Qué le hicieron?- pregunto, dejando los cubiertos sobre el plato.
- no lo sé muy bien, pero yo vi que le estaban apretando su cuello. Dijeron que Bill los había lastimado.
- tu amigo debería hablar con sus papás. No es bueno que siempre le golpeen.
- si…
De ahí no volvimos a hablar. Papá lavo sus dientes y de
despidió de mamá y de mí para luego salir por la puerta. Mamá y yo hicimos lo
mismo, más solo mamá salió para ir a trabajar también. Me quede sola en casa.
By Bill
- mierda… ¿Qué hago aquí?- dije para mí mismo. Me levante
del suelo y sacudí mi ropa.
¿Estaba durmiendo en la calle? Escuche un zumbido en mi
cabeza. Me dolía demasiado y…mierda, mierda, mierda ¡tenía que llegar temprano!
Corrí a casa y abrí la puerta. Papá
estaba de nuevo con esa estúpida, cuando me miro, pude sentir como los colores
se iban de mi cara. Se levanto del sillón y me tomo de las muñecas.
- ¡te dije que llegaras temprano, idiota!
- per…perdóname yo…- hizo una cara extraña y se acerco a mí. - ¿qu...Qué?
- Tomaste, ¿verdad?
- ¿Qué?
- ¡tomaste ayer!- mi cabeza dolió más.
- no…claro que no.
- ¡¿Cómo que no?! La boca te huele a alcohol.
- ahh…no tome, en serio…me obligaron…
- ¿Qué te obligaron? Eres un imbécil, un mentiroso.
- ¡es verdad, papá!
Negó y aun tomándome fuertemente por las muñecas me llevo
hasta mi recamara. Al llegar me tiro sobre la cama.
- ¡ni aun que tomes, vas a llamar mi atención! Así que te
aconsejo no volverlo a hacer porque no vives para contarlo a nadie.- decía
mientras sacaba su cinturón. Me encogí mientras lo miraba, al parecer le era un
poco difícil quitarlo mientras se concentraba en decirme toda clase de
insultos.
- ¡por favor, ya no me pegues! Te juro que no vuelvo a hacer nada, pero por favor ya no me lastimes.- negó. Doblo su cinturón por la mitad y comenzó.
Ya no gritaba, ya no suplicaba, solo lloraba. Porque a
pesar de que todo eso me dolía y quisiera hacer lo posible por que parara, no
iba a darle el gusto completamente.
- eres todo lo que un padre jamás querría, eres una vergüenza.
- ¡deja de pegarme! ¡Déjame ya!- se detuvo, lo mire y el también lo hacía.
- yo no sé qué fue lo que hice mal contigo. Al menos se que con el próximo no cometeré los mismos errores.- se dio la vuelta y camino a la puerta. Me senté en la cama y me deshice de algunos cabellos que tapaban mi vista.
- ¿el…el próximo?- pregunte, papá se detuvo y se viro. -¿Qué quieres decir?
- no te importa.- salió de mi habitación y cerró la puerta. Escuche que bajaba las escaleras. Me levante de la cama y salí corriendo tras él, que ya estaba sentado con ella.
Los dos me miraron pero papá al tiro saco su mirada de la
mía, ella no, ella me miraba con espanto.
- ¿Qué quisiste decir con “el próximo”?- pregunte una vez
más. Ella lo miro y susurro algo en su oído, después los dos sonrieron y ella
se acerco a mí.
- Bill- la mire, serio, ella tomo una mecha de mi cabello pero pronto yo me corrí bruscamente. –tu papi y yo, vamos a tener un bebé, y tu tendrás un nuevo hermano.
No era la forma que lo dijo, no era lo que había dicho,
no era lo que iba a pasar y mucho menos era que fuera con ella. Lo que
realmente me duele es que papá no se detuvo a pensar en Tom, en mamá o en mí.
No se puso a pensar que tenía un hijo al que casi nunca miraba, un hijo al que
jamás le prestaba atención y una mujer que seguro aun sentía algo por él. No
pensó en como lo tomaría yo, y encima me dice que con ese niño no va a cometer
los mismos errores que cometió conmigo.
Un bebe en casa…eso no implican solo unos cuantos cambios.
Implica que ella vivirá conmigo –si es que no nos mudamos- también implica que
si ellos se casan o que se yo, mamá ya no podrá venir a casa y Tom y yo ya no
nos veremos. Papá podría dejarme durmiendo en el patio y… ¡¿Qué si a ella no le
gustan los animales?! Tendré que dejar a mi perro y… ¡odio la idea de que papá
se junte con otra mujer!
- ¿q…que...?- negué, papa comenzó a sonreír.
- vamos, niño, no me digas que no lo imaginabas a un. Yo te había dicho que la amaba.
- pero… ¡no debiste, papá! ¿Por qué no me lo preguntaste? ¿Por qué jamás piensas en lo que siento?- su cara se fue arrugando y se acercó a mí.
- ¡te dije que no me importaba tu opinión! ¿Sabes qué? ¡Mejor lárgate de aquí!
- que hay de Tom… ¡también es tu hijo!
- Tom lo es, pero no cabe duda que gemelos tenían que ser. ¡Los dos ya me tenían harto y luego tú metiéndole ideas en la cabeza! ¡Lo estás haciendo igual que tú! Y si no te gusta la idea de que tengas un hermano ¡las puertas para ti en esta casa se cerraron!
- no…papá, no es eso…es…yo te necesito…necesito que estés a mi lado…que me apoyes…quisiera que…que me conocieras…no conoces nada de mí, ni mi forma de pensar…no sabes que me gusta y que no…¿Por qué nunca te detienes y te das un tiempo para el hijo que te necesita?...el hijo que al parecer todo el mundo odia…porque, mi vida pudo ser feliz…si tan solo tu estuvieras a mi lado.
- no me vengas con tus cuentos, tú no tienes ni el derecho ni la edad para andarte quejando de tu vida. ¿Qué te odian? ¡No te vistas ni te maquilles así! Si quieres mi apoyo y mi atención, no los vas a ganar así, yo no quiero un hijo marica y no deberías sentirte mal por los comentarios que hacen o tus compañeros o tus maestros.
- no me importarían los comentarios de los demás su tuviera tu apoyo. No dependo de los comentarios de otros ¡dependo de los tuyos! ¿No puedes ver que te necesito?...que al único que me importaba escuchar decirme “te quiero” ¡era a ti, no alguien más! ¡SOLO A TI!
- ¿sabes? Como ya te lo he dicho desde siempre, el cariño y la confianza se ganan. No sabes valorar lo que es ser un hombre. ¡Los hombres no se maquillan, no se visten como tu ni se tiñen el cabello! Tú no eres lo que yo quería de mi hijo ¡estas hasta el último de mi puesto de un buen hijo!
Papá tomo a su novia de la mano y dándome la espalda, se sentaron
en la sala. Cerré los ojos. Ya no deje que las lágrimas me salieran, ya no
quería que me humillara y me tratara de esa forma.
Subí a mi recamara y puse algunas cosas en una mochila. Salí
de casa y corrí hacia el parque que estaba frente a mi casa. Encontré la sombra de un árbol y me senté en el pasto recargado a él. Saque mi libreta de mi
mochila y la abrí, tome un lapicero y comencé a escribir.
Era como si el mundo se derrumbara más para mí. No sabía
qué hacer ni como pensar, estaba destruido y simplemente quería estar lejos, huir
de todo el mal que me causaba estar en esa casa, con esa señora y con…con mi
papá. El debía conocerme ahora, debería al menos saber qué es lo que me gusta.
No sé de qué se trata la vida, no sé porque tuve que vivir yo. Parece que el latir de mi corazón es ahora absurdo, como si este pidiera a cada latido ser alguien nuevo, tener sentimientos diferentes a los que ha estado sintiendo estos 15 años. Es como si me reclamara, ¿y reclamarme porque?, pienso que lo hace porque él, al igual que yo, está cansado de que esta vida no tenga sentido, que todo en esta vida siempre fueron golpes, maltrato, abuso, groserías, soledad y tristeza.
luchar por ser alguien, puedo echar a la mierda toda clase de sueños que tenía, quiero primero ser fuerte, quiero luchar, quiero que un día, cuando alguien piense entrometerse en mi manera de pensar, pueda ser yo el que desvíe la mirada de la suya, ser yo el que le dé la espalda a las personas que traten de cambiarme. Quiero descubrir una nueva vida, un vida en donde yo pueda ser feliz, donde la opinión de todos valga lo mismo y sea escuchada por los demás, que las personas a pesar de vestir diferente se acepten.
Ya sean diferentes gustos, diferentes formas de pensar, diferentes opiniones, religiones, atracción sexual ¡lo que sea! Todos viviendo sin discriminar. Pero sé que eso es absurdo, se que en mi vida jamás va a ser igual. Es decir…mi vida no es un cuento, mi vida es una mierda…no podría luchar…porque…podría tener el apoyo de amigos, de quien sea…pero el verdadero apoyo que necesitaba era el de papá y…nunca pude ser tan buen hijo para ganarlo.
Comencé a dibujar, cuando de pronto sonó mi celular,
contesté sin mirar quien era. Termine la llamada, era (Tu nombre). Dijo que
vendría.
Me acosté boca abajo sobre el pasto y me levante un poco
para poder seguir con mi dibujo. Comencé a cantar a lo alto, como una persona
libre. Era tan tranquilo, aquí no se sentía la presión como en casa, aquí era
solo yo y la naturaleza donde, hicieras lo que quisieras, las plantas no iban a
acusarte y restregar tus errores en tu cara. Aquí era...algo parecido a la paz.
- valla, Bill ¿puedo mirar?- di un pequeño salto, me vire
y mire a (tu nombre), que sonreía de pie. Me senté sobre mis pantorrillas y la
mire.
- ¿al menos vas a saludarme?- comenzó a reír.
- ya, hola, Bill.- sonrió y se sentó a mi lado. -¿ahora si puedo mirarlo?
- está bien.- pase la libreta a sus manos y comenzó a mirar.
- hum, y tú que no haces ¿ahh?- la mire y me paso la libreta mientras la cerraba con delicadeza.
- ¿a qué te refieres?- dije mientras guardaba mis cosas en la mochila.
- pues, escribes canciones e historias, dibujas y cantas.
- ¿canto? Estás loca, yo no canto.
- ¿Qué no cantas? Vamos, Bill acabo de escucharte.- sentí como los colores se me subían rápidamente a las mejillas. – en serio cantas lindo, solo te falta tocar un instrumento y la molas como artista.
- vamos, (Tu nombre), no exageres.
- te lo digo en serio, cantas precioso y valla que escribes lindo.
- pues has sido la primera en decirme eso…
- no lo creo, tal vez no lo dicen porque no te han escuchado cantar o no han leído tus historias.
- bueno…papá las ha leído.- me miro.
- debe estar orgulloso ¿me equivoco?- rodee los ojos y levante las cejas.
- si orgulloso significa mirar las letras, romperlas, maldecirlas y tirarlas al inodoro…creo que está orgulloso.
- ¿eso hiso?- pregunto con timidez. Yo asentí y suspire. -pues, entonces él no tiene buen gusto, no sabe valorar lo que haces.
- si…¿pero, porque mejor no hacemos algo divertido?
- ¿Cómo qué?
- vamos, ¿ya te has fijado en donde estamos sentados?- miro su alrededor y luego me miro confundida.
- pues...si…
- ohh, diablos, ¡podemos hacer lo que se nos venga en mente aquí!
- ¿Cómo qué?
- como… ¡trepar estos árboles!
By (tu nombre)
Bill corrió hacia un árbol bastante grande y con un
tronco muy grueso. Camine hasta él y le tome el antebrazo haciendo que me
mirara.
- Bill, no tenemos diez años.- entrecerró los ojos y
sonrió dejándome ver sus dientes.
- no hay edad para divertirnos, (Tu nombre). Vamos, sube conmigo ¿sí?
- no estoy segura, no sé cómo hacerlo.
- no necesitas saberlo, solo…solo trepa.- comenzó subiendo un píe sobre un pequeño hoyo en el tronco, se impulso hacia arriba y después me miro y sonrió. - ¿no vas a subir?
- ehh ¿y si me caigo?
- solo pasa que te haces un raspón, o te rompes el cuello, el brazo o una pierna.- lo mire incrédula.
- ¿solo eso?- dije con sarcasmo.
- vamos, no te va a pasar nada.
- está bien.
Subí junto a él. Cuando estuve a la misma altura el subió
más alto. En realidad me causaba un poco de miedo las alturas, pero pronto fui acostumbrándome
y llevar el paso de Bill. Nos detuvimos hasta donde las ramas ya eran delgadas
y al parecer frágiles. Ya no podíamos subir más.
- dime que no fue divertido.- dijo Bill, que amarraba sus cabellos en una coleta con una goma para el cabello. Respiraba entrecortado.
- bueno…si lo fue.- sonreí. –pero ¿Cómo piensas que bajaremos?
- no pienses en bajar ahora ¿Por qué mejor no platicamos?
- ¿sobre qué?- Bill suspiro y miro el pasto, que se miraba tan lejano.
- ¿Cómo lo pasaste ayer con Frank?- mordí mis labios y le mire a los ojos.
- bien…bailamos y…peleamos…
- ¿pelearon?- asentí. -¿por qué?
- pues, Frank se enojo porque dije que ya no te molestaran.- bajo la mirada.
- ¿por mi?...- mordió sus labios. –perdóname, (tu nombre), no quise hacerte pasar por eso.
- no te preocupes, Bill. Si no hubiera querido no lo hubiera hecho.
- vamos, los dos sabemos que arruine tu cita…perdóname, (Tu nombre), pero…pero es que…si tomaba, papá me regañaría.
- ¿tomaste?- negó. -¿entonces?- volvió a negar.
- no, es… ¿Por qué no lo olvidas?
- tu papá te regaño ¿cierto?- asintió. Sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas. Mordía sus labios y solo miraba el pasto. –no llores, Bill, ¿Qué tienes?
- no…es mejor que bajemos ya.
- claro que no, dime que tienes.- suspiro.
- ¿jamás has sentido, como si pusieran cuatro muros a tu alrededor, donde no te dejan salir, y encima ponen un quinto para no dejarte respirar?
Ladee la cabeza ante su metáfora, no entendía muy bien
pero, al parecer eso era lo que Bill sentía.
- ¿Qué quieres decir?
- bueno…es como si algún sentiste que nadie te quería o prestaba atención a lo que sintieras y encima te dicen una noticia que para la felicidad de unos es hermosa, pero para tu felicidad es…es como si te dijeran que vas a morir en veinticuatro horas.- me quede sorprendida.
- pues…no he llegado al último punto…pero definitivamente he sentido lo primero.- confesé.
- ¿quieres escapar del mundo? ¿Quieres morir y dejar caer todo por la borda?- asentí.-¿buscas el apoyo de alguien pero por más que lo pides a gritos te responden con una cara larga y un “el apoyo se gana”?- tome su muñeca.
- ¿a qué quieres llegar con esto, Bill?- bajo la mirada.
- eso me paso hoy…
- ¿Qué te paso?
- papá me regaño porque “tome”- dijo moviendo sus dedos. –me grito y…luego me dijo que…nada.
- vamos, Bill ¿Qué tienes?
- nada…olvídalo, por favor…
- está bien.
- ¿quieres que bajemos?- asentí.
- ¿ahora si me puedes decir como bajar?- sonrió ampliamente.
- bueno, solo tengo que aventarte.- lo mire, asustada. –Es solo una broma.- rió fuertemente. –solo sígueme.
Comenzó a bajar rápidamente y yo intentaba seguir su
paso. El bajo completamente, cuando iba a bajar, el tobillo se me doblo, haciéndome
caer sobre Bill.
- ¡mierda!- grite.
Bill comenzó a carcajearse. Apretaba su estomago. Di un
pequeño golpe en su brazo.
- ¡no te burles!
- ya, el que cayó sobre el otro no fui yo, deberías disculparte.
- perdóname, Bill.- dije bruscamente, el sonrió.
- te perdono, ahora puedes quitarte de encima de mí.
- no eres gracioso.- sonrió de nuevo.
- tu si eres graciosa, debiste ver tu cara cuando caías.
- cállate.- grite el me tomo por detrás y me tiró encima suyo, haciendo que mi cabeza quedara sobre su estomago. -¡suéltame!
- calla, o te tendré que secuestrar.- comencé a reír fuertemente.
- ahh ¿eso es lo que quieres? ¡Está bien!- me levantó junto con él y me llevo con las manos en mis labios corriendo más adentro del parque.
- ¡suéltame, Bill! ¡Suéltame!- me soltó y como reflejo puse mis manos, pero me sostuvo antes de caer.
- creíste que te soltaría.- se burlo.
- te creo capaz.- frunció el ceño y se tiro, aun con sus manos en mi cintura, a las hojas secas.
- mira lo que tengo para ti.- aventó un puño de hojas a mi cara.
- ¡Bill!- grite, haciendo lo mismo.
- ¡no lo hagas!- rió.
Comenzamos a jugar con las hojas. Bill se puso encima de
mí haciéndome cosquillas. Tome sus cabellos y le deshice la coleta que llevaba.
- ¡déjame!
- ¡te lo mereces!- grito.
- ¡BILL, BILL, DONDE ESTAS NIÑO!- los dos paramos, mire a Bill, que de un segundo a otro ya tenía una cara de tristeza.
- ¡BILL, HERMANO!- se escucho la voz de alguien que al parecer, era Tom.
- ¡HIJO, BILL!- la voz de una señora. tal vez su mamá.
- ehh…yo…yo…- tartamudeo Bill.
- ¿tienes que irte?- asintió, tímido. –Vamos, que te acompaño.- Bill sonrió.
Bill se quitó de encima mío y nos levantamos. Sacudimos
nuestra ropa y caminamos fuera del parque. Su familia estaba ahí. Su papá
enojado y su hermano y mamá estaban preocupados.
- ¿¡por qué te fuiste!?- grito su papá.
- ya…ahora no…por favor…- dijo avergonzado.
- si ¡aquí sí! Tus amigos tienen que saber cómo te comportas.
- por favor…- volvió a repetir, Bill.
- ya, no seas así con tu hijo.- dijo su mamá.
- ¡también es tu hijo!- ella rodeo los ojos.
- Bill, ¿Qué te parece si nos vemos mañana o…cuando puedas?- dije, tratando de quitarle lo tenso.
- si…está bien…nos vemos.- di un beso en su mejilla.
- adiós…ehh, y lo siento, señores. Bill y yo solo estábamos platicando, no tiene que regañarlo.
Su papá me miro fulminante y su hermano saco una leve
sonrisa, su mamá me miraba con ternura y Bill…Bill estaba a punto de llorar. Salí
casi corriendo de ahí. Bill no hizo nada malo, no veo porque tienen que
gritarle así.