capitulo 20

Me sentí tan bien cuando estuve con ellos, pude saber que ellos realmente son mis amigos y de verdad no puedo cambiarlos por nada…no siquiera por el cariño de papá. Pero ahora me siento un poco triste, pues Andy se irá mañana y no pude hablar nada con él, no pude contarle lo feliz que estoy al tener a (tu nombre) como pareja o lo mucho que lo extraño. Solo espero que su mamá pueda entender que somos amigos y a pesar de los errores –que solo ella los ve como uno- no vamos a dejar de serlo.

Han pasado dos meses. La escuela ha terminado y me siento triste y feliz a la misma vez. Feliz, porque vamos, es un año menos de aguantar el maltrato en la escuela y si tengo suerte, Adam y su grupo de amigos se irán de aquí; pero me siento triste porque Gustav se cambiara de colegio y (Tu nombre), bueno (tu nombre) no me ha dicho nada, tan solo espero que ella se quede conmigo toda la vida.

(Tu nombre) y yo no hemos podido mirarnos en toda esta semana, tan solo me he mirado con Gustav hace unos días. Papá no ha dejado de tratarme igual que lo ha hecho toda mi vida. Arabelle ha crecido tan solo un poco, tiene toda la atención de papá y de su mamá. Con Tom no me he mirado ni hablado desde el primero de Septiembre. Espero que en estas largas vacaciones el pueda venir y podamos juntarnos.

- ¡Bill, es hora de comer!- grita Anette. Camino fuera de mí recamara, bajando las escaleras hasta llegar al comedor con ellos. Últimamente papá había conseguido un trabajo donde le pagaban mejor que en el anterior. Desde que Arabelle nació, papá ha intentado ser un buen padre para Arabelle. Mire la comida: carne…

- ehh…no tengo hambre.- papá no sabe qué no como carne. Que si lo supiera, me haría tragarla a golpes o gritos.

- ¿Cómo que no tienes hambre? Últimamente no has tenido apetito ¿te sientes bien?- era tan extraño como puedo sentir que Anette se preocupa por mi antes que papá.

- si…estoy bien, es solo que…no tengo hambre.

- por eso estas tan flaco, niño.- dice papá, sentándose en una silla frente a Anette.

- pero no tengo…- me doy la vuelta para subir nuevamente a mi recamara, pero papá aclara su voz, haciendo que le mire.

- que, ¿no vas a quedarte en la mesa para esperarnos?

- pero…- papá me mira con firmeza, entonces regreso y me siento con ellos.

- Bill, ¿podrías darle de comer a tu hermana?- miro a Anette, que sonríe mientras me muestra la comida de su hija. Dejo salir un suspiro y con una cara larga tomo la comida.

- hey, quita esa cara.- escucho la voz de papá. Tomo la comida y miro a Arabelle, que me mira con miedo –como siempre lo hace-.

- ¿quieres comer?- ella sonríe, haciendo que yo sonría igual. Ella empieza a comer, acabándolo todo tan pronto como pudo. –Listo.- mire a papá y Anette.

- ¿tan pronto?- pregunta Anette. Yo asiento. –vaya, gracias, Bill.

- de nada… ¿ahora puedo irme a mi recamara?

- no, vas a esperarte aquí, hasta que tu mamá y yo terminemos.- dejo salir un suspiro.

- vamos, amor déjalo irse, acaba de ayudarme con nuestra princesa.- Anette sonríe.

- humm, está bien.- papá sonríe y asiente mientras me mira, yo corro hasta las escaleras pero papá grita: 

-¡Bill, ven aquí!- rodeo los ojos y volteo hacia él, tratando de ocultar mi cara larga. – lleva a tu hermana para que duerma, tu madre y yo vamos a salir.

- ¿Qué?... ¿me dejaras solo con ella?- pregunto preocupado.

- sí, tendrás que hacerlo, no podemos llevarla.- mira a Anette, que con una toalla de papel limpia sus labios. -¿nos vamos?- papá sonríe, ella asiente mientras carga a Arabelle y se acerca a mí.

- vamos a tu recamara, solo falta que le tires por las escaleras.

- como sea…- subo rápidamente a mi recamara, seguido de Anette, que colocaba a Arabelle en mi cama.

- adiós, preciosa, ahora te quedas con tu hermano.- da un beso en su frente y me mira sin dejar de sonreír, se levanta de la cama y sale de mi recamara. Escucho la puerta de la entrada cerrarse y dejo salir un suspiro de alivio.

- y… ¿Qué voy a hacer yo solo contigo, ehh?- hago cosquillas en sus pequeños pies y tomo mi libreta. Comienzo a cantar, esa canción que he estado tratando de arreglar hace días, pero nunca tenía ni la inspiración no el tiempo, ya que papá siempre está en casa.

Después de un poco de cambios, miro la hoja llena de borrones y rayones, pero la miro satisfecho con lo que había hecho. En mi mente comienzo a tratar de hacer algunos acordes con una guitarra o que se yo, pero no podía lograrlo.

- ¡el teclado!- grito, entusiasmado. De mi armario, tomo  una caja blanca y le llevo a la cama, le abro y saco ese teclado. Ya era muy viejo, pero seguro que si sirve.

Comienzo a inventar alguna melodía que pudiera quedar con la canción, tardo un tiempo, pero finalmente puedo encontrar una que le puede quedar bien. La canto con todo el volumen que mi voz puede producir, cierro los ojos, imaginando nuevamente que estoy en medio de un público que viene a escucharme cantar, un público que me haría sentir fuerte y finalmente feliz con lo que hago.

Abro los ojos, volviendo a mi realidad, miro a Arabelle, que me mira como siempre lo hace: con miedo.

- ya va, deja de mirarme así, ¿Qué te he hecho yo?- comenzó a sonreír y levanto sus pequeñas manos. -¿Qué quieres? ¿Qué te cargue? Estás loca, no lo haré.- le di la espalda y le miro de reojo. Abría y cerraba sus manos sin dejar de sonreír. – ya esta, ven…- subí mis dos piernas a la cama y las crucé, le tome por las axilas y la senté el hueco que hacían mis piernas, Arabelle comenzó a apretar las teclas del teclado. -¿quieres tocarle?- ella me miro, son dejar de apretar las teclas y hacer ruidos bastante fuertes. -¡para, que así no se hace, vas a joderlo!- tome sus manos, apretándolas sin fuerza, y las coloque en las teclas lentamente. –Yo te enseño, mira…aquí- hice que tocara una octava completa. -¿ves? Ahora hazlo tu sola.- ella me miro confundida. –Que le toques tu sola, vamos.- tome su índice e hice que volviera a tocar. –Tu sola- vuelvo a repetir, esta vez lo hace, aun que salta algunos tonos. – ¡muy bien! ¿Sabes? Me parece que cuando seas grande serás buena en la música ¿te gustaría?- ella se dejo caer en mi pecho.

- ¿Qué estás haciendo, niño?- di un salto tan fuerte que el teclado cayó al suelo, haciendo un fuerte ruido.

- la puta madre…- susurre. –nada…yo…yo…- tome la libreta rápidamente, escondiéndola en mi espalda. Sentí miedo de que tomara el teclado y lo echara a la basura o que yo.

- los mire, ¿de dónde sacarte ese teclado?- se acerco a mí –haciéndome temblar- y tomo el teclado.

- yo…estaba en mi…armario…

- no me digas que no te acuerdas de este.- acaricia el teclado con su pulgar. Yo niego.

- no… ¿debería?- papá me mira sorprendido y se sienta a un lado mi en la cama.

- cuando eras un pequeño, tenías cuatro años, fue un regalo de navidad.- me mira, serio completamente. –Tom y tú tenían mucho afecto hacia la música. En casa había un piano, siempre intentabas subirte para tocarle. Tu madre te lo prohibía, entonces pediste uno para “Papá Noel”. Cuando lo tuviste no le dejabas en paz por más de media hora…

Flash back

Papá llego a nuestra recamara. Tom estaba bocabajo, sosteniéndose con sus codos frente a mí y mi teclado.

- ¿Qué es todo esto?- pregunto papá sonriendo.

- ¡Bill aprendió una canción!- grito Tom, levantándose del suelo, corrió hasta papá y le jalo el pantalón.

- ¿en serio?

- ¡si, si! ¡Mira!- Tom volvió a sentarse en el suelo y papá se sentó en la cama, inclinándose hacia nosotros. -¡tócala, bill!- mire a papá, que asintió mientras sonreía; comencé a tocarla, tuve muchos errores, era difícil para mí tocar con ambas manos, pero aun así, papá no quito su sonrisa.

- ¿estás seguro que la has tocado tu?- pregunto papá.

- si…- sonreí. Papá se sentó en el piso y me coloco en sus piernas.

- ¿puedes prometerme algo?- yo lo mire y asentí. –Quiero que aprendas esta canción.- tomo su celular y comenzó a reproducir una canción.

“Because I love you – Yiruma.”

- pero…está muy difícil…- baje la mirada.

- ¿crees que a ti se te haga difícil? Vamos, Bill, yo se que puedes.- lo mire, papá guiño un ojo.

- está bien…

- ¿me lo prometes?

- ¡sí!- comenzó a jugar con mi cabello.

Flash now

- lo había olvidado…- confieso, papá me mira. -¿Cómo es que tu lo recuerdas?

- son recuerdos que, por mucho que pase, no pueden ser olvidados.

- como… ¿Cómo cuando te casaste con mamá?

- vamos, niño, no hay que hablar de eso. Mejor dime ¿Qué le enseñabas a tu hermana?

- ehh…solo le enseñaba los tonos.

- y que ¿te gustan, pequeña? ¿Te gustan?- quita a Arabelle de mis piernas y le cargo.

- ehh…papá… ¿puedo ir…a casa de Gustav?- papá recuesta a Arabelle en su antebrazo.

- ¿Quién es Gustav?

- es…un amigo del colegio…

- está bien, niño, pero regresas tempano, no quiero volver a verte tomado.

- ¡gracias!- sonrío y salgo corriendo de casa.

Era claro que no iría a casa de Gustav, pues estaba de vacaciones. Iba a ver a mi (tu nombre), hacía tanto que no nos mirábamos y si que le extrañaba muchísimo. Toque la puerta y su papá me abre con una gran sonrisa.

- vaya, Bill hasta que te apareces por aquí. Pasa.

- gracias- entro a su casa. –No he tenido mucho tiempo.- sonreí.

- ¿y cómo está tu herida? ¿Ya te sientes mejor?

- sí, muchas gracias.- el asiente y me detiene por los hombros.

- quiero hablar contigo, solo un momento ¿puedo?- asentí, nervioso.

- …está bien…- me guía a la sala y hace que me siente a su lado; el sonríe y relame sus labios.

- ¿has comprado la pomada ya?- ¡mierda!

- no…no lo he hecho.

- ¿Por qué?

- es…no lo sé…

- vamos, Bill, que tu salud puede empeorar. Dime, ¿has sentido dolor?

- ehh…no…yo…yo- sonríe.

- vamos, que no es malo, dime la verdad

- bueno…un poco…- baje la mirada apenado.

- mira, si en esta semana no vas de vacaciones, me gustaría hacerte otros análisis ¿está bien?

- bueno…si, está bien.

- gracias.- sonríe, dejándome mirar sus dientes. –cambiando de tema, ¿Por qué yo no sabía que tu y mi hija salían juntos? Es decir, yo creía que eran buenos amigos.

- y lo seguimos siendo aun pero…pero creo que ahora nos queremos de una forma diferente.

- ha estado muy ansiosa desde el día en que fuimos a tu casa, pero seguro que tu visita le hará bien.

- ¿cree?

- lo sé. Parecen quererse mucho y, ¿sabes?, la felicidad de mi hija es lo que más quiero en este mundo…- toma mi hombro con delicadeza. –estoy tan agradecido contigo por ello, se que eres una persona muy valiosa para ella y sin duda para nosotros también lo eres ahora.

- vaya…nunca nadie antes me había dicho eso…gracias…

- yo solo digo la verdad.- sonríe. –puedes subir, ella está en su recamara.

- muchas gracias señor…- él se levanta del sofá al igual que yo. Subo a la recamara de (tu nombre), abriéndola sin antes tocar.

- ¡BILL!- pone la toalla en su cuerpo rápidamente -apenas iba a quitarla-. Tapo mi boca con mis manos. -¡¿Qué haces aquí?!

- lo siento, lo siento, lo siento… (Tu nombre) yo no quise, perdóname…- salgo de su recamara. Esperé por unos minutos hasta que ella abrió la puerta, aun con una toalla enredada en su cabello.

- listo, Bill.- entre a la recamara.

- perdóname, (Tu nombre)...

- ya no te preocupes.- quito la toalla de su cabello y comenzó a cepillarlo. –y dime, ¿Qué te hace pasar por aquí?

- quería verte.- sonreí.

- o querías pillarme mientras me vestía.

- vamos, perdóname, te juro que no quería hacer eso…

- ya, tranquilo, solo estoy jodiendo.

- ahh…

- y que, ¿descansas de la escuela?- se sentó a mi lado.

- pues…descanso de Adam…

- se quedara otro año en el colegio.- toma mi mano, entrelazándonos.

- ¡mierda! Otro año igual….pero dime ¿te quedaras tu?- sentí un nudo en el estomago al no escucharle decir alguna respuesta.

- bueno…no lo sé, Bill yo espero que sí.

- no me dejarás solo, por favor…

- claro que no, creo que me quedaré.- suspiro aliviado.

- (Tu nombre)…te extrañe.

- yo también, demasiado, ¿saldrás de vacaciones?- negué.

- no…nunca lo hago, y ahora menos por Arabelle.

- ya debe estar muy grande ¿me equivoco?- niego.

- no, es muy grande, y siempre me mira con miedo.- (tu nombre) ríe.

- te dije que eras raro.

- ¡no lo soy!- hago cosquillas en su estomago.

- basta…jajaja…déjame Bill… ¡yaa!

- ¡di que no soy raro!

- está bien…no lo… ¡no lo eres!- dejo de hacerle cosquillas y ella toma sus estomago, recobrando el aire.

- eres malo, Bill... me lastimaste…

- ya, perdóname, yo hago que se quite tu dolor.- tome su mejilla y di un pequeño y corto beso en sus labios.

- no se me ha quitado.- se burlo.

- puedo darte los que sean, así se te quita.

- no lo creo, eres un tonto.

- tú también lo eres, es por eso que te amo.

- ¿me amas?- sonrió.

- te amo…si….te amo…

- yo también te amo, Bill.- se acerco a mí, ladeando su cabeza y entreabriendo sus labios; yo le imite y nos dimos un beso. Sus labios se cerraban en los míos, seguro nada se comparaba con el sentimiento que sentía cada que lo hacíamos, y aun más después de meses sin sentirlos. Nos separamos y ambos sonreímos.

- (tu nombre)…

- eres un tonto, Bill.

- ¿pero qué…? No lo soy.

- sí que lo eres, me hiciste extrañarte todo este tiempo.

- yo te extrañe mucho más, así que eres mucho más tonta que yo.

- ¿eso crees?

- exacto.- sonríe jala una mecha de mi cabello.

- cuéntame cómo has estado.

- igual que siempre.

- ¿y Tom? ¿Lo has visto?

- no, hace tanto que no le miro…pero creo que hoy viene, o tal vez mañana.

- ehh… ¿a la novia de tu papá no le jode ver a tu mamá?

- no me importa si le jode o no, es mi mamá y yo quiero verla…no puede correrle.

- bueno, tienes razón, pero ellos ya formaron una familia, no creo que le haga muy feliz verle.

- se ha aguantado conmigo, y quiere que yo le haga todo a su hija, debería aceptar a mamá y a mi hermano por un día al menos.

- eso es verdad.- asiento.

- ¿crees que papá deje que Scotty se quede en casa?

- ¿Qué se quede? ¿Lo quiere echar?

- ya lo ha echado.

- ¡¿a la calle?!

- no, ¡ni lo digas!...el está con Tom, pero es que Anette tenía miedo de que pudiera hacerle algo a su hija.

- pues, espero que si le deje quedarse otra vez.

- espero…ya le extraño demasiado.

- seguro el te extraña mucho a ti también.- sonrió.

- y Bill, ¿el fin de semana mamá y yo podríamos ir a tu casa? Bueh, es que quiero que vengas conmigo de vacaciones, es solo una semana y…queremos hablar con tu papa, tal vez te deje.

- ¿crees que me deje? No lo sé pero, claro que pueden ir.

- gracias.- tomo su cabello.

Platicamos, vimos películas y salimos a caminar un rato, (Tu nombre) cada vez se volvía algo tan valioso para mí, había comenzado a quererle demasiado, parecía que mi vida era ella, y sabía que era muy pronto para decirlo, pero realmente pensaba eso. Mañana nos veremos, dice que quiere llevarme a saber donde… ¡no puedo esperar a que el día de mañana llegue!

[…]

- ¿era ella?

- si…

- ¿cómo se llama?

- Arabelle.

- ¿papá la quiere?

- la ama…es como si fuera su vida.

- ¿en serio?...no puedo creer como ha pasado tanto tiempo.

- lo sé, ha crecido mucho y…

- ¿la quieres?

- no precisamente, pero ella no tiene la culpa de esto.

- no…pero si tiene la culpa de que papá no nos haga caso.

- ella no la tiene, la tiene papá y Anette.

- ¿Anette?

- la novia de papá.

- vaya, Bill nunca creí que una visita a tu casa me fuera a poner tan mala.

- todavía podemos encontrar las buenas cosas, Tom.

- ¿cosas buenas? ¡¿Cuáles?!

- estamos tu y yo juntos… ¿no es eso lo que importa?

- Bill, también quería ver a papá igual que antes…quería que me prestara atención como lo hacía antes.

- bienvenido a mi mundo…- baje la mirada.

- Bill…si papá ya no nos quiere… ¿Por qué no vienes a vivir conmigo?

- ¿Qué?

- si…vamos a vivir juntos ¡así nunca tendremos que angustiarnos cuando no podemos mirarnos!

- Tom…no se…

- vamos, ¡ahí esta mamá y esta Scotty!

- pero aquí están Gustav y (tu nombre).

- aun te gusta ¿verdad?

- pues…es que yo le amo…- sonreí.

- ¿y Frank?

- el ya no es nada de ella…ahora…

- ¿en serio? ¿Por qué?

- es que…ella ahora es mi novia.- me miro sorprendido.

- ¡¿en serio?!

- si… ¡sí!

- vaya, no lo creo… ¡hermano, estoy tan feliz por ti!- me dio un abrazo fuerte.

- gracias…

- ¿y ya se besaron?

- pero…Tom…

- ¡dime! ¡Quiero saberlo, por favor!

- bueno…si

- no lo creo, en serio estoy muy feliz por ti, hermanito.

- pues, no deberías…papá no me deja estar con ella.- su cara mostro ira.

- ¡¿por qué!?

- no lo sé, dice que…que no le gusta…- mentí.

- ¡pues, dile tu que a ti no te gusta que él tenga una hija y no nos haga caso por estar con ella!

- se lo he dicho…

- ¡dile que nos lastima, Bill! ¡Dile que no es justo que nos reemplace!

Sus ojos se cristalizaron, jalo sus rastas y se dejo caer en la cama. Me sentí tan mal por mi hermano, el no conocía lo que papá realmente era, y si algún día lo hace, no creo saber cuántos días lloraría por ello, pues Tom lo quería mucho y la idea de que su “papá perfecto” tuviera una familia con una mujer totalmente desconocida para él, le rompía el gran pedazo de corazón que tenía reservado solo para él.

Pienso a veces que Tom sufre más que los que vivimos con papá, pues él desconoce su verdadera forma de hablar, de pensar y de juzgar a las personas. El piensa que papá es una persona realmente amable y cariñosa y no imagino si algún día él se atreviera a golpearle como lo ha hecho con migo, Tom se volvería loco, se decepcionaría tanto de él y podría llegar a hacer cosas que yo jamás quisiera que le pasaran….por eso, es mejor guardarlo en secreto…