capitulo 18

- hoy dormiremos aquí, niño.- asentí.

- pero ¿Qué pasa con la escuela?- se levanto de la camilla y caminó hacia mí.

- a ver- apretó mi quijada con su mano y me sacudió un poco. -¿no ves que tu madre está en el hospital?, no iras a la escuela, niño. Jamás te importo y ahora vez que es necesario no ir, y te pones de marica.

- ella no es mi mamá.- dije serió. Y la escuela comenzaba a importarme desde hoy, que podría ver a (Tu nombre) ya no ser mi amiga y ahora mi pareja.

- desde ahora ella es tu madre y no vamos a aguantar tus faltas de respeto ¿entiendes?- asentí y me salí del cuarto y me dirigí a un sofá negro; frente a esta había una pequeña mesa de vidrio con algunas revistas. Tome una comencé a hojearla. Papá se sentó a mi lado, sacando un largo suspiro; le mire y el también lo hizo.

- ¿Qué?- pregunto. Yo negué y seguí mirando la revista; comencé a sentirme cansado, deje la revista de nuevo sobre la mesa y me acomode en el sillón para poder dormir.

[…]

El ruido de la lluvia me hizo despertar, mire la puerta de vidrio, en donde se podía mirar la calle mojada. Me senté en el sillón y mire a papá, que me miraba extrañamente con una sonrisa que realmente no lo parecía, tan solo encorvaba un extremo de su labio; le conteste con una mirada confusa.

- ¿qué pasa?

- nada.- se viro al suelo. Un doctor se acerco a papá.

- tengo noticias.- el sonrió y papá se irguió y le miro a los ojos.

- ¿Cuáles?- dijo ansioso.

- podrá llevarse a su hija y esposa hoy.- ¡¿esposa?! Ella no era su esposa. Papá abrió los ojos, sorprendido y sonrió ampliamente.

- ¿tan pronto? Pero… ¿no tiene que esperar otro día más?- el negó, sonriendo.

- no, sus dos princesas están en muy buena salud, están realmente perfectas de salud.- papá dejo salir aire y sonrió, dejando sus dientes al aire.

- muchas gracias, doctor.- se levanto del sillón y estrecho la mano de este.

- no hay de qué. Su esposa saldrá en unos minutos y su bebé aquí viene.- una, enfermera venía con la bebé en sus brazos, envuelta en una cobija rosa. El doctor se fue y ella se acerco y la puso en los brazos de papá.

- gracias.- dijo sonriendo, mientras la miraba y tomaba su mejilla con el índice, ella asintió y se fue, papá se sentó en el sillón, no dejaba de mirarla y sonreír mientras lo hacía. –Mírale, Bill ¿no es linda?

- hum.- deje salir con sarcasmo. –si…hermosa…- rodee los ojos. Papá me miro enfadado.

- más linda que tu, ten asegurado que lo es.- baje la mirada, sintiendo un nudo en la garganta. Anette se acercaba con un doctor hacia nosotros, papá se levanto y fueron con el doctor a saber donde, yo me salí corriendo y espere junto al auto hasta que ellos llegaron.

- ¿Qué haces, niño?- dijo papá, abriéndole la puerta a Anette, que entro al auto  y cerró la puerta.

- esperarles.

- ¿te has visto? Estás mojado ¡¿Por qué no te quedaste dentro, Bill?!

- porque no.- le mire enojado y entre al auto. Papá tomo mi cabello, jalándolo hasta que saliera del auto.

- ¡vuelve a contestarme así, imbécil!- dio un manotazo en mi cara y se largo, dando la vuelta al auto para subirse; subí al auto y papá me miro enojado, encendió el auto y nos dirigimos a casa.

Al llegar a casa corrí a mi recamara y me eche en mi cama, realmente extrañaba a mi Scotty, odio a esa mujer, odio a papá y también a esa estúpida bebé. Solo faltaba que me echaran a la calle porque esa niña necesitaba un cuarto ¡o compartirlo con ella! Que es aun peor.

[…]

- ¿Qué tienes, Bill? de verdad nunca te vi así.

- no me pasa nada, en serio.

- vamos, no puedes decir eso.

- bueno…no he podido dormir muy bien.- tomo mi rodilla y sonrió.

- ¿por qué?- deje que un suspiro saliera de mis labios y le mire.

- bueno… ¿recuerdas a Anette, la novia de papá?- asintió. –bueno…hace unas semanas…ella…ella tuvo un bebé.

- ¿en serio? Vaya, ehh…un bebé ¿entonces tienes un hermanito?

- ¡no!- dije de golpe. (Tu nombre) saco un pequeño salto. –ella no es mi hermana, es hija de papá y Anette.

- vamos, Bill, ella no tiene la culpa.

- ya se…pero aun así no es mi hermana.- negó, sonriendo.

- y… ¿Cómo se llama?

- Arabelle.- dije indiferente.

- qué lindo nombre.

- no, no es lindo…

- Bill, no deberías tenerle tanto rencor.

- no se lo tengo, de verdad.- ella rió.

- mejor ya no pienses en ella.- asentí. – ¡mañana es tu cumpleaños!

- no veo el porqué de tu felicidad.- sonreí.

- ¿no estás feliz?- negué. -¿por qué?

- bueno, nunca me he puesto ansioso por ese día.

- eres raro, no conocía una persona que no estuviera ansioso por el día en que nació.

- pues, tendré el honor de ser la primer persona.- sonreí.

- no juegues, ¿Qué harás mañana?

- hum…envejecer.- me miro sorprendida.

- que eres gracioso, pero ya va en serio, ¿no harás nada?

- jamás hago nada más que escuchar a mi papá maldecir ese día, Pero como Arabelle llego, espero que no haga nada más que prestarle atención a ella y dejarme solo.

- en serio nunca te había visto de esta forma, Pero dime, ¿Por qué no has ido al colegio?- baje la mirada.

- pues…es culpa de papá, quiere que cuide a Anette estas semanas que tiene que descansar.

- hum, ¿entonces no vendrás hasta que esté bien?

- eso creo.- bajo la mirada. – Te quiero.- levanto la mirada de golpe y sonrió.

- yo te quiero mucho más.

- eso es mentira, (tu nombre), yo te quiero más y ¿sabes? No quiero escuchar lo contrarió.

- cada vez eres más raro.

- ¿crees? Yo creo que cada vez dices más mentiras.

- yo no miento, Bill.

- y yo no soy raro.- sonreí.

- está bien, no lo eres, pero debes saber que las personas raras son mejores que las demás.

- entonces, ¿prefieres a una persona rara que a mí?

- no lo creo.- se levanto de la silla y camino.

- ¿A dónde vas?- se dio la vuelta.

- entrare, ¿no vienes?- asentí, me levante y entramos.

- (tu nombre), ¿Bill se quedara a comer?- pregunto su mamá, mirándome tiernamente; (tu nombre) me miro y negué.

- no, gracias…no puedo.- dije, apenado.

- ¿Por qué no?- preguntó su mamá.

- es que…tengo que ir a casa…con papá.

- bueno, está bien.- sonrió y se fue. – (tu nombre), tengo que irme ya.

- ¿ahora?- asentí.

- ya sabes…Anette.- modio sus labios.

- está bien, adiós, Bill.

- Adiós, te quiero.- sonreí y di un beso en su mejilla.

- Adiós.- sonrió también. Me di la vuelta y salí de su casa, dirigiéndome a la mía; Al llegar subí a la recamara con Anette, que estaba sentada en la cama con papá mirando el televisor; me acerque con ella, que me miro, seria.

- ¿Qué pasa?

- ehh… ¿necesitas algo?- esperaba que dijera que no.

- mmm, ¿sabes? Creo que si lo necesito.- para mi “buena suerte” se le ocurrió decir que sí. -¿puedes darle el biberón a tu hermana?

- ehh…pero…- suspire.- está bien.- ella sonrió.

- gracias y… ¿podrías hacerlo en tu recamara?- rodee los ojos y asentí. Salí de la recamara y tome el biberón y después cargue a Arabelle en mis brazos cuidadosamente. Me dirigí a mi recamara y la recosté en mi antebrazo izquierdo, tome el biberón y lo acerque a sus labios, ella me miraba con miedo.

- vamos, tienes que tomarlo.- acerque más el biberón a sus labios y esta vez sí comenzó a tomarlo. Lo termino todo muy rápido, sonreí y le recosté nuevamente en mi cama, tome una libreta y comencé a dibujar, pronto la escuche llorar y toser fuertemente, me levante del suelo y le tome el estomago, tratando que se calmara. –Vamos, tranquila ¿Qué te pasa?- su cara se había puesto roja, comencé a asustarme. -¡Anette, papá! ¡ANETTE!- escuche pasos acercarse a mi recamara.

- ¿Qué paso, Bill?- dijo Anette, seguida de papá.

- ¡¡Arabelle!!- papá entro a la habitación y le cargo, golpeando su espalda delicadamente. -¡¿Qué le hiciste, imbécil?!

- yo…nada…- dije asustado. –Solo le di el biberón.- negó enojado.

- Bill, ¿le sacaste el aire después de darle de tomar?- pregunto Anette, yo negué.

- ¡eres un idiota, no podemos encargarte a tu hermana por un segundo porque ya quieres deshacerte de ella!- grito papá, haciendo que Arabelle y Anette se fueran.

- ¡no quise deshacerme de ella!

- ¡¿eres idiota?! Todos lo saben, no debes acostar a un bebe después de que tome leche.

- ¡yo no lo sabía, perdóname, no volverá a pasar!

- tienes razón, no volverá a pasarte, porque si pasa otra vez, el que va a pagar con su vida serás tú.

- papá, no me hables así ¡solo fue un error!

- un error que pudo costarle la vida a tu hermana.

- si no te gusta como le cuido, ¡no me pongas a mí a hacerle la vida!- tomo mis muñecas, como siempre lo hacía, y me azoto contra la pared.

- tú no me vas a decir que hacer y que no, ¡lo que te digo lo haces y no hay pero!

- papá, deja de gritarme, tuviste que habérmelo dicho antes.

- ¿Por qué iba a decirte algo tan obvio? ¡Tú la querías matar, solo para llamar la atención!

- ¿Por qué iba a querer matarla? ¡Si aunque lo hiciera no tendría tu atención!

- tienes razón, a nadie le apetece prestarle atención a un marica como tú.

- ¡no soy marica! Déjame de una vez ¡yo no cuidare a tu hija nunca más, ella no es mi hermana y no la quiero!

- debes quererla ¡tiene tu sangre!- apretó más mis muñecas.

- te equivocas, tiene tu sangre, ¡no la mía! Y aun así, tu no me quieres y tengo tu sangre ¿lo recuerdas?

- ¡claro que no te quiero! ¿Por qué en lugar de intentar terminar con la vida de tu hermanita no terminas de una vez con la tuya?

- eso te hace feliz a ti ¡y no voy a darte el gusto!

- ¡pues podría dármelo yo mismo!

- no te atreverías ¡quiero ver que termines con mi vida ahora!

- no me retes, estúpido, ¡que lo hago!- apretó a un mas mis muñecas, podrían romperse en pedazos si seguía.

- ¡quiero verte, quiero ver que termines con el mayor error de tu vida!- me aventó hacia la cama y quito su zapato, con el que comenzó a golpearme fuertemente. -¡deja de pegarme papá!

- ¿no querías que terminara con tu vida?- dio un manotazo en mi cara.

- ¡te odio!- grite, antes de que mis lagrimas comenzaran a caer.

- deja de llorar, marica.- se colocó nuevamente su zapato y salió de mi recamara.

1 /septiembre

Nunca lo esperaba, ya sabía que nunca pasaría, escuchar a papá deseándome un buen día era algo que yo sabía que no iba a pasar, y tampoco me ponía mal por eso, siempre lo hacía, hace dos años ya no me esperanzo creyendo que por fin papá me lo dirá. Lo que si deseaba es que al menos por este día no peleáramos, que me dejara estar en paz.

Baje las escaleras, Anette estaba dando de comer a Arabelle; me miro seria, parecía enojada. La pase por alto y tome el teléfono para llamar a Tom.

- ¿hola?- parecía confundido y su voz se escuchaba un poco ronca.

- ¡hermanito, feliz cumpleaños!- dije casi en un grito. Al otro lado de la línea se escucho una pequeña risa.

- me has leído la mente, justo estaba por llamarte para lo mismo, ¡felicidades, Bill!

- gracias, Tom.- suspire. -¿vendrás?

- emm- se escucho, como si no quisiera decírmelo, pero con eso tuve más que suficiente.

- ¿Por qué?- sentí un nudo en mi garganta. –Tom, siempre nos vemos este día…es de los pocos días que nos vemos ¡dime que vendrás, por favor!

- lo siento, Bill, pero no podremos ir, mamá está mal.- sentí mi respiración entrecortada.

- ¿Qué tiene mamá?- pregunte, preocupado.

- no lo sé, pero se siente enferma y…la otra noche, papá y ella pelearon, mamá está enojada con él.

- ¡siempre tiene que ser culpa de ellos! Tom…por favor…

- perdóname, hermano, pero no puedo ir.- dejo salir un suspiro. –Pero te prometo que intentaré ir lo más pronto posible.- me quede en silencio, una lagrima resbalo por mi mejilla, y puede parecer estúpido llorar por ello, pero Tom era la única persona con la que pasaba este día, y el que no estuviera aquí, me hacía sentir tan solo. -¿Bill? vamos, Bill, no te pongas así, por favor, hermano.- sin decir una sola palabra, apreté el botón y termine la llamada.

Mi puto hermano era lo que me gustaba de este día, estar juntos y…que se yo ¡estar con él! Era por lo único que me gustaba este estúpido día. Quite las lagrimas de mi cara y me dirigí a la puerta para salir.

- ¿A dónde vas, Bill?- me vire, Anette cargaba a Arabelle y me miraba.

- solo saldré al jardín.- dije de golpe y salí sin escucharle más. Me senté en el pasto que ya estaba más seco que antes. Extrañaba a mi perro tanto, es mi único amigo, esperaba que regresara conmigo, esperaba verlo otra vez. Arranque un puño de pasto y le avente lejos de mí.

- ¡Bill!- me vire de golpe a la reja, estaba (Tu nombre), sonriendo como siempre lo hacía.

- (tu nombre) ¿Qué haces aquí?- me levante del pasto y camine a la reja para abrirla.

- ehhh- termine de abrir la reja y le deje pasar. -¡FELIZ CUMPLEAÑOS, BILL!

- ehh…yo…- me envolvió en sus brazos fuertemente, pude oler su cabello, ¡que olía precioso!; nos separamos y le mire a los ojos. –Vaya, (tu nombre), muchas gracias.- sonreí ampliamente.

- ¡mira lo que tengo para ti!- puso una caja negra frente a mis ojos. –Vamos, tómala.- asentí y la puse en mis manos. –Bill, ábrela.- negué.

- no tenías que gastar en mí, no puedo aceptarlo.

- no digas eso, Bill, vamos, por favor ¿sí?- sonrió tiernamente. Asentí y le abrí, dentro de la caja había un collar de cuero con algunas pequeñas cadenas gruesas en el.

- (Tu nombre)…esto debió costarte una fortuna.- dije impresionado. Ella sonrió.

- no deberías preocuparte por eso,  ¡se te vera precioso!- coloqué la caja en el pasto y le mire.

- muchas gracias, (tu nombre), en serio…gracias.- di un abrazo fuerte, ella lo respondió al tiro. –te quiero muchísimo, no sabes lo que significa que vinieras aquí solo para felicitarme.

- como no venir en tu día, espero que lo pases muy bien, Bill.

- después de esto, nada puede arruinarlo.- sonrió.

- te quiero mucho, Bill.

- yo te quiero más, (tu nombre), en serio.- nuestros labios se acercaron y sellaron en un beso. En ese momento todo lo que tenía que ver que no fuera sobre nosotros dos, desapareció, en ese momento no me importaba si todos morían o si papá nos miraba, nunca había sentido esto por una persona como (tu nombre).

- ¡Bill!- nos separamos rápidamente, papá se acerco a nosotros. -¿Quién es ella?

- (tu nombre), es mi amiga.- mordí mis labios.

- ¿tu amiga?- asentí. -¿Qué está haciendo aquí?

- solo vine a felicitarlo, señor.- dijo (tu nombre), sonriendo tiernamente. Papá ladeo la cabeza y mordió sus labios.

- ¿a felicitarlo?, ¿por qué?

- ehh…es su cumpleaños, ¿no lo sabía?

- claro que no iba a saber nada de este marica.- tomo mi brazo. –no quiero volver a verte aquí.

- papá, es solo mi amiga ¿Por qué no puede estar aquí?

- ¡¿es tu amiga?! ¡¿En serio?!- asentí. -¡dime desde cuando dos amigos se comen los labios!

- ¡desde que tú engañas a mamá con la puta de Anette!

- Bill…- susurró (Tu nombre). Papa me tomo de los hombros y me tiro al pasto.

- Anette es ahora tu madre, ¡no voy a permitir que seas tú quien la juzgue! ¿Te has mirado en el espejo?

- déjame ¡no me grites! ¡Y ella no es mi mamá! ¿Te has visto tu en el espejo? ¡NO LO CREO! Eres un…- sentí picor en mis labios y escuche un grito ahogado de (Tu nombre).

- ¡SOY UN QUE! ¡VAMOS, TERMINA! ¡UN QUE!- grito fuertemente, - ¿un estúpido? ¿Un imbécil? Prefiero ser lo que sea a ser un maldito marica como tú.

- ¡yo no soy un marica! Papá, ¡soy tu maldito hijo!

- ¡buena suerte me toco al tenerte, con Tom hubiera sido suficiente! ¿Quién necesita a la copia barata de Tom? ¿Crees que a Tom le enorgullece tener un clon que encima no se sabe si es hombre o mujer?

- ¡no soy la copia de Tom! ¿¡Por qué siempre tienes que compararme con él!?

- ¡porque si Tom hubiera sido nuestro único hijo, tu no hubieras existido, estarías muerto!

- ¡si quieres me mato y así estas feliz!

- ¿Por qué no lo dijiste antes? ¡Así no hubiera estado todos estos años con un marica como tú!

- ¡porque mejor no te matas tu, a ti nadie te quiere, solo juegas con los sentimientos de los demás! ¿Y te digo algo? Yo no odio a Arabelle ¡ODIO QUE CUANDO CREZCA Y PIENSE DIFERENTE QUE TU VA A ACABAR IGUAL QUE YO! O dime lo contrario ¿la querrás a pesar de que sea lesbiana o vista diferente? ¡No tienes que responder, YA SE LA MALDITA RESPUESTA!

- ¡cállate, perra! ¡A ti no te quise nunca, NUNCA! Desde que naciste empezaron los problemas en casa ¡POR TU CULPA!

- ¡yo no soy una perra! ¡Tú lo eres!- papá comenzó a desabrochar su cinturón de cuero negro. Yo me levante del pasto y trate de correr pero papá me jalo la playera –era lo que odiaba de estas malditas playeras tan grandes- y me acerco a él.

- ¡a dónde vas! ¿Eres tan marica y te arrepientes de lo que me dices?

- ….suéltame…- papá me aventó al pasto.

- ¡cállate!- comenzó a darme con el cinturón fuertemente. Le gritaba que me dejara pero no me escuchaba, seguía gritándome mientras lo hacía.

- ¡DEJALO YA!- grito (tu nombre); le mire a los ojos, lloraba…y no pude sentirme más culpable de verla de esa forma. De pronto papá paro y la miro.

- ¿Qué?- pregunto bruscamente.

- ¡que lo dejes! ¡Déjalo en paz, ya no le pegues!- quito sus lagrimas. Papá se acerco a ella rápidamente y tomo su antebrazo. Me levante lo más rápido que mi cerebro me permitía y le tome la playera a papá.

- ¡DEJALA, A ELLA NO LA VAS A TOCAR! ¡EL PROBLEMA ES CON NOSOTROS, NO CON ELLA!- papá me aparto con un guantazo en la mejilla

- ¡cállate!

- ¡a ella no la vas a tocar!- mire a (Tu nombre), su cara no podía mostrar más miedo. Le indique con la mirada que se marchara pero ella negó.

- no voy a dejarte solo y que te mate.

- por favor, (Tu nombre)…por favor.

By (tu nombre)

Bill sonrió, sabía que lo hacía con intenciones de que pensara que él estaría bien, cuando claramente el jamás iba a estar bien con ese estúpido.

Asentí y me largue de ahí. Jamás había visto tanto dolor en la cara de Bill, y aquí era cuando me daba cuenta que Bill jamás había exagerado lo que le pasaba en casa, jamás exagero sobre la actitud que su papá ponía siempre al estar con él. Me parecía impresionante que él no se acordó del cumpleaños de su hijo, y que encima, cuando lo supo, prefirió alejarlo y golpearle, herirlo con sus palabras y golpes.

Bill siempre ha sido tan tierno, no entiendo como su papá puede odiarlo tanto, como puede pasar por alto sus opiniones. Ahora entiendo porque Bill nunca le platico sobre que abusaron de él, sobre lo que le hacían en la escuela y sobre todo, jamás le platico sobre lo que sentía con claridad, nunca tuvo su apoyo, pero eso iba a cambiar, porque yo y seguro Gustav también le ayudaríamos siempre.

Llegue a mi casa y subí a mi recamara y dormí unas horas.

[…]

Desperté y mire el reloj, ya eran las 6:45, seguro todo se habría calmado en donde Bill, así que decidí ir a su casa nuevamente.

Al llegar a su casa todo parecía vacío, como si nadie estuviera ahí y me sentí feliz porque quizá el se había arrepentido por todo lo que le dijo a Bill y lo llevo a festejar su cumpleaños. La reja estaba abierta, y caían algunas tiras de la pintura que la cubría, me quede un poco extrañada y pensándolo dos veces, me decidí a entrar. Me acerque a la puerta, tome la manija y le di la vuelta, sorprendentemente también estaba abierta, entre, no había ruido, subí a la recamara de Bill que también estaba abierta.

Escuché sollozos –seguro de Bill- en el baño. Me acerque y abrí la puerta.  Mi corazón quiso salir de su ritmo cardiaco, quiso explotar. Las lágrimas me salieron rápidamente, el color rojo predominaba todo en mi vista. Mire a Bill, me sentí muerta, como si hubieran arrancado una parte tan importante de mí. El lloraba, en esas letras podía mirar el odio y la rabia con la que lo había hecho. Me acerque a él rápidamente.