lunes, 2 de enero de 2012

capitulo 14


Las vacaciones se acabaron. Hemos pasado un mes de clases y raramente Bill no se ha presentado a la escuela. Gustav y yo estamos preocupados; no lo he visto desde que fuimos al parque y no me contesta cuando le llamamos.

Me di un baño y me vestí. Iba tarde, así que no desayune, papá me llevo al colegio, me despedí de él y salí del auto, corrí a mi cubículo. Gustav me miro y sonrió; me senté a su lado y susurro:

- ¿crees que hoy haya venido Bill?

- no lo sé, hace un mes que no viene.- Gustav asintió y miro hacia enfrente, comenzamos a escribir, cuando de pronto me miro serio.

- ¿crees que Bill falta al colegio porque Andy se fue? Es decir, tú y yo sabemos que le molestan y sin Andy pudo sentirse, no sé, inseguro.

- puede ser esa la razón pero…sigo pensando que deberíamos ir a su casa saliendo.- asintió.

- está bien.- sonrió.

Terminamos las clases, cada quien llamo a sus padres para decir que iríamos a casa de Bill. Caminamos en dirección a su casa.

- ¿crees que Bill esté bien?- pregunte, preocupada.

- claro que va a estar bien, tal vez está enfermo.

- Gustav, no ha ido al colegio por un mes ¿Qué enfermedad no grave puede causar eso?

- bueno, tienes razón pero…vamos, no hay que pensar mal.- asentí.

Llegamos a su casa, tocamos el timbre, Scotty no corrió a ladrar, tampoco apareció a olernos. Gustav y yo nos miramos un poco extrañados.  Su papá salió, no tenía esa cara tan sería que siempre ponía, ahora era diferente, como si estuviera feliz. Tal vez Bill ya estaba mucho mejor.

- hola, señor... ¿Bill esta?- pregunto Gustav. Y como si fuera magia, su cara se puso tan solo un poco sería, pero pronto la reemplazó de nuevo por felicidad.

- sí, está en su cuarto.- rodeó los ojos y retrocedió unos pasos para dejarnos pasar.

- gracias.- sonreí, el cerró la puerta y Gustav y yo entramos a la casa. Subimos a la segunda planta y tocamos la puerta de la habitación de Bill. No abrió o grito que pasáramos,  parecía que la habitación estaba vacía. Probamos abriendo la puerta, y funciono.

- hola… ¿Bill?- dije impresionada.

Su cama estaba totalmente deshecha, había ropa tirada por todo el cuarto. Bill estaba sobre su cama, usaba una playera blanca, parecía tres tallas más grandes que la de él, usaba unos pantalones de mezclilla grandes y también unas calcetas impares. En sus brazos llevaba muñequeras gruesas, una roja y una gris. Su cabello estaba alborotado, despeinado y caía por frente de sus hombros, miraba al suelo, como si no nos prestara atención, su maquillaje estaba por desvanecerse de sus parpados, en cambio sobre sus pómulos el maquillaje se conservaba, en su cara tenia algunos rasguños y moretones, sus labios estaban resecos.

Gustav me miro preocupado, yo lo mire también con la misma preocupación. Nos acercamos a él, nos miro y al tiro bajo la mirada. Nos sentamos a su lado, cada uno a un costado de Bill.

- ¿estás enfermo, Bill?- preguntó Gustav, Bill no se hizo amago de contestar.

- ¿Por qué no has ido a la escuela, Bill? vas a perder los apuntes.- dije yo. Bill parpadeó lentamente.

- no te ves bien, Bill ¿Qué te paso en la cara?

Bill no contestaba, tampoco nos miraba, era como si para el no estuviéramos ahí. Tome su rodilla, Bill dio un salto al toque, como si temiera que fuera a hacerle algo.

- tranquilo, Bill ¿Qué tienes? Estamos aquí para ayudarte.

- amigo, estas triste ¿cierto?- Bill seguía sin contestarnos. Tragaba saliva difícilmente y movía sus dedos, ansioso.

La puerta se abrió su papá estaba parado en el marco de la puerta, entro al cuarto, pude sentir a Bill temblar fuertemente, como si su papá fuera algún tipo de asesino o que se yo. Seguido de él papá de Bill, salió su novia, sonriendo. Mi corazón quiso estallar al bajar la mirada y ver ese bulto en su estomago, sentí ganas de llorar, ganas de poder decirle a los dos el daño que seguro le causaron a Bill al hacer eso. Ya decía yo que la felicidad de su papá no era por Bill…sino por su futuro hijo.

- Bill- dijo su papá, Bill salto aun más fuerte que como lo había hecho conmigo. su papá suspiro. –te estoy hablando, bill.

-…m…mande…- su respiración se hizo un poco entrecortada.

- tu mamá y yo vamos a salir, ¿quieres venir?- ¿su mamá? tal vez Bill ya la había aprendido a querer. Bill negó.

- …n…no- el asintió.

- ven aquí.- Bill no lo miro y tampoco se levanto. -¿no me escuchaste? Que vengas.- lo decía todo con tanta calma.

Esta vez, Bill asintió y se movía lentamente; cuando se paro completamente, pude notar que su pantalón era más grande de lo que se miraba, las mangas de su playera llegaban hasta sus codos.

Camino lentamente hacía su  papá, que lo tomo por el cuello y lo saco de la habitación cerrando la puerta.

- ¿Qué le va a hacer?- pregunto Gustav, un poco alterado.

- no lo sé.- confesé, preocupada.

- se ve horrible.

- lo sé, parece un zombi, no es Bill.- Gustav asintió. –debe sentirse pésimo.

Nos quedamos en silenció. La puerta volvió a abrirse, Bill entro y de golpe la cerro, recargando su espalda en ella, cerró los ojos, dejo salir un largo suspiro y resbalando su espalda por la puerta, se sentó en el piso. Abrazo su cuerpo con un brazo, frunciendo el ceño. Gustav y yo nos acercamos a él.

- Bill…- el negó, mirándome a los ojos.

- déjenme solo…- susurró. Se levanto del suelo. –Váyanse.- susurro de nuevo.

Gustav y yo salimos de su habitación. Cada quien se fue a su casa. Estaba demasiado preocupada por él. Se miraba tan mal, como si estuviera enfermo, se miraba tan débil. En la noche decidí hablar con mamá.

Al siguiente día, de nuevo iba tarde a la escuela, salí corriendo con papá al auto. Al llegar me despedí de él y corrí.

A la hora de la salida, Gustav y yo fuimos a con Bill, para ver si había venido hoy. En mi opinión, me agrado tanto ver a Bill sentado en su silla, guardando sus cosas. No usaba uniforme. Al parecer había cambiado su forma de vestir, ahora usaba esas playeras y pantalones grandes, como las que usaba ayer, esta vez era negra la playera. Se levanto de la silla y Adam se le acerco.

- hum, ya te había extrañado, nena. Qué lindo cambio ¿ehh? Ahora te ves más marica.- sonrió y dio la espalda a Bill. Bill solo bajo la mirada. –Ahh- se dio la vuelta de nuevo. -¿y dónde está tu novio Andy? ¿Se habían ido de luna de miel?

Adam se carcajeo y froto la cabeza de Bill con sus nudillos. Nos acercamos a Bill, que nos miro y pasó por alto. Se largo sin nosotros a saber dónde. Lo seguimos por la espalda, Gustav lo alcanzo por la muñeca, yo me quede detrás de ellos.


- ¿Qué te hiciste, bill?- escuche a Gustav. Me acerque a ellos.

Bill escondió sus brazos, abrazando su cintura con los dos brazos; Gustav le tomo una mano y la miro, me espante al ver sus muñecas con cortes que aun no cicatrizaban.

- no te cortes Bill.- le tome su muñeca pero Bill la quito rápidamente.

- déjame…yo no lo hice…- se dio la vuelta y siguió caminando.

By bill

Camine lejos de ellos…no lograban entenderme y seguro jamás lo harían. Yo ya no necesito a nadie de mi lado, se que ya no puedo confiar en nadie, mucho menos en Tom y en mamá.

- ¡hey, mariquita!- seguí caminando, sin hacerle caso a ese idiota. -¿no me escuchas, perra?

No quería pelear  y mucho menos quería que ese estúpido me hablara, así que solo seguí. Escuche sus pasos acercarse a mí, tomándome del brazo, haciéndome girarme hacía ellos. Adam sonreía y Boris le imitaba a su lado.

- ¿Cómo lo pasaste con tu Andy? ¿Te ha dolido tu primera vez? Huy, lo siento, es la segunda.- rió fuertemente. Yo rodee los ojos y me di la vuelta.

- hey, espera, nenaza, todavía no terminamos de platicar.- me di la vuelta hacía ellos otra vez.

- pienso que no usas más tus playeras de puta porque quedaste embarazado, ¿me equivoco? Y por eso usas estas cosas.- dijo tomando con su mano mi playera.

- déjame…- quite sus manos de mi ropa.

- creo que si esta embarazado, Adam, no tendría miedo de enseñarnos su estomago.- los dos guardaron silencio, después se miraron y sonrieron.

- enséñanos tu estomago, billa, no tengas miedo.- se acercaron a mí. Boris me tomo del cuello, sosteniéndome. Mientras Adam tomo el borde de mi playera.

- ya…déjame.- patalee, no con mucha fuerza.

- tranquila, niña, que no mataremos a tu bebe.- reían los dos ante la estúpida broma.

- ¡déjalo, Adam!- llego Gustav que le tomo del cuello, jalándolo lejos de mi.

- ¡tu déjame, imbécil!- Adam dio un codazo a Gustav, haciendo que lo soltara.

Adam volvió a acercarse a mí, tomando de nuevo mi playera y sacándomela bruscamente. Su cara de los cuatro se puso pálida, (tu nombre) cubrió sus labios. Boris me soltó.

- ¿Qué te paso, Billa? ¿Lo haces salvaje con Andy, verdad?- rió.

- estas horrible, marica, y encima de tantas heridas, estas tan flaco.- dijo Boris, mirándome con asco.

- ¿eres anoréxica? ¿Qué Andy ya no te quiso por gordo?

- estas en los huesos, Billa, ¿Qué tu papá te odia tanto que no te da de comer?

Rodeo los ojos y se acerco a mí, encajando sus uñas en una de mis heridas en las costillas, abriéndola fuertemente con sus uñas. Después me empujo, haciéndome caer al piso, ellos se fueron, Gustav  también se fue y (tu nombre) se acerco.

- ¿Quién te hizo esto, Bill?- pregunto (tu nombre).

- déjame…- abrazo su cuerpo y tomo su playera, estrechándola en sus manos.

- no.- la mire. –dime quien te hizo esto, Bill.

La ignore, me levante del suelo y  me coloque la playera. (Tu nombre) me tomo del brazo. Nos miramos fijamente, (tu nombre) no dejaba de estrecharme el brazo.


- Bill, queremos ayudarte.

- ¡yo no necesito la ayuda de nadie!- ella trago saliva. Me di la vuelta y camine.

- ¡fue tu papa ¿verdad?!- me paralice, trague saliva pesado y deje de caminar. Sentí un toque en la espalda que me hizo sacar un salto. –fue el, ¿verdad?

-claro que no fue el, papá no se atrevería a tocarme.- dije, “defendiendo” la postura de “mi papá perfecto” cuando realmente papá no era ni buen padre, menos podría ser perfecto.

- ¿estás seguro? Bill, yo se que fue él, dímelo.- volvió a intentar sacarme las palabras. Y no era que no quisiera decírselas, sino que yo estaba tan harto de mi jodida vida, estaba tan harto de tener que vivir siempre igual, que en mi familia nunca fuera nada bien. – vamos, Bill, ya sabemos que lo hizo él.

Usaba el juego “ya lo sabemos, ahora dinos” pero no lo iban a lograr conmigo, era casi obvio que no sabían nada de lo que pasaba conmigo, y no lo sabrían…al menos, no ahora. Estaba cansado, estaba mal, física y mentalmente. No necesitaba las palabras de nadie, solo necesitaba estar bien conmigo, tratar de aparentar que lo que me estaba pasando no era más que un “altibajo”.

- (tu nombre), esto.- levante mi playera, dando a luz a todas esas heridas y esa piel, que en realidad parecía tan solo una pequeña capa que cubría mis huesos.- me lo hice yo solo, nadie me ayudo, nadie lo hizo por mí ¡me lo hice yo mismo!- mentí descaradamente.

-estás loco, eso no te lo pudiste haber hecho tú- parecía conocerme demasiado a pesar de tan poco tiempo que llevamos conociéndonos, pero aun así, yo no iba a dejar caer mi moral tan pronto. Sabía que si lo decía terminaría llorando en mi  habitación, como ya era costumbre.

- me lo hice yo, (tu nombre). No me importa si no me lo crees.

- pues no, no te lo creo. Tú jamás te atreverías a hacerle esto a tu cuerpo.

- ¡pues al parecer no me conoces nada bien!- bufe. Yo mismo me contradecía, no tenía palabras para defenderme a mí y a mi padre. Era tan claro como el agua que lo que me pasaba era que me estaba volviendo un zombi, no de esos que salen en películas sino que en uno de esos zombis estúpidos que siguen a su amo en todo lo que les ordene. Para decirlo mejor, me volvía un perro amaestrado.

- pues quizá no te conozca del todo, pero sé que tu papá te maltrata. No hace falta que tú me lo digas, tu papá no puede siquiera ocultarlo cuando yo estoy en tu casa, he escuchado todo lo que te dice.

Mi corazón no supo donde esconderse, mi vergüenza tampoco y mis sentimientos salieron, gritando por ayuda, suplicando un perdón, llorando por un consuelo y sonriendo….sonriendo porque al final, alguien sabía lo que en verdad me pasaba, porque esa persona a la que mis sentimientos y lo que quedaba de mi se exponía, era un amigo, que si, no llevo conociéndola por mucho tiempo, pero en sus ojos y no solo en sus ojos, en su tono de voz, en su sonrisa y en sus palabras, sabía que era de fiar, era…era igual que Andy.

- ehh…- no sabía cómo quitarme la máscara, como quitarme la vergüenza al hablarle de esto. Pero finalmente tenía que ser fuerte y sacarlo todo. – (tu nombre) yo…está bien…mi papá…- ella se acercó a mí y me envolvió en sus brazos.

- ya esta, tranquilo, Bill. Es que no entiendo porque no se lo dices a nadie, porque escondes todo ese dolor, no lo entiendo.

- tengo que ser fuerte, tengo que…fingir ser alguien que no soy.

- no es verdad, así vas a terminar muy mal, realmente mal, Bill- acaricio mi espalda y después nos separamos, ella sonrió, yo no lo hice.

- ¿sabes? Tengo que irme.- di un beso en su mejilla y me di la vuelta para irme.

- ¡bill!- volví a voltear hacia ella, que corría hasta mi tratando de sacar algo se su mochila, que al parecer era “importante” o que se yo. –Mira…como hace un mes que no venías ni te aparecías por ningún lado.- sonrió. Después se hinco en el pasto y abrió su mochila, saco una carpeta color beige, cerro su mochila y la coloco en su hombro. –no te pude dar esto pero, son los resultados de la revisión de papá. Sé que te los tuve que dar antes pero como ya te dije, no te encontraba por ningún lado.

- ahh- tome la carpeta. –Gracias.- sonreí, de verdad un poco ansioso por saber que decía pero me guarde las ganas y no lo abrí.

- de que- decía mientras acomodaba su cabello. –mi papá me ha dicho que cuándo los leas vallas a casa ¿está bien?

- bueno…espero que papá me deje ir.- sonreímos y después yo me retire sin más. Las calles estaban repletas de autos, tenía que llegar a casa pronto, moría de sed, mi garganta estaba completamente seca.

Al llegar a casa sentí un gran vacío, siempre estaba ahí mi amigo, coleando por y para mí, lamiéndome las manos, dejando salir unos pequeños chillidos de felicidad. Definitivamente, el único que lo hacía por mí. Y ahora que no tenía a mi Scotty, puedo decir que me sentía aun más solo.

Entre a casa, papá estaba sentado en la sala con ella, acariciando su vientre. Debo aceptar que sonreí, imaginando que ese pequeño que venía éramos Tom yo, y que ella era mama. Salí de mis pensamientos gracias a un grito de papá.

- ¡el bebe pataleo! ¡Pataleo!- papá la abrazo y bajo, dándole un beso en el vientre. La abrazo y dio un beso en sus labios, realmente jamás lo había visto tan feliz y…me sentí bien, de verdad me sentí bien. –Somos tan afortunados, es nuestro primer hijito.- y la felicidad que sentí tan solo hace unos segundos se esfumo, no creía como no nos tomaba en cuenta a Tom y a mí.

Subí corriendo a mi recamara, mi corazón quiso explotar de tanto alivio y felicidad al ver a mi hermano en mi cama, con la mirada ida.

- ¡hermanito!- no puedo asegurar si mis lágrimas ya se estaban asomando al verlo sonreír. Le abrace fuertemente, lo más fuerte que habría podido abrazar a una persona en toda mi vida. El contestó mi abrazo, al igual que yo tan fuerte, como si nuestro cuerpo necesitara el calor del otro, como si los dos pidiéramos a gritos el consuelo. Y pronto supe el porqué de su abrazo. -¿ya lo sabes?

- si…- dejo de abrazarme. -¿Cómo pudo hacernos esto?- asentí, sintiendo de alguna extraña manera que nuestros sentimientos se conectaban, como si supiera lo que sentía. Era un poco extraño.

- lo sé, yo no sé cómo no nos toma en cuenta.- asintió. Después de un incomodo momento de silencio, Tom comenzó a examinarme de pies a cabeza, con una mirada extraña.

- ¿Bill?- lo mire y alce la cabeza, para que prosiguiera. Lamió sus labios y dio una última pasada a todo mi cuerpo, como si fuera algún tipo de extraterrestre o que se yo. -¿y ese cambio? Estas lleno de heridas ¿Qué te paso?- suspire y negué, tal vez tom ya sospechaba algo, tal vez mamá también. Pero yo no quería decirlo por mi cuenta y que papá me volviera a pegar.

- pelee.- frunció el ceño, como si preguntara con la mirada “¿por qué lo hiciste?”- ya sabes, volvieron a molestarme.- negó y puso su mano en mi hombro.

- levántate.- lo dijo tan firme, que llegue a  pensar que era una orden, pero empezó a reír y se levanto, esperando que yo lo hiciera. Y lo hice. – hum, nunca creí que tu cambiaras a este estilo.- sonrió.

- bueno…fue necesario hacerlo.- sonreí igual. Tom me paso la mirada otra vez.

- me gusta, excepto por el maquillaje.- sonrió. Sentí un escalofrío rondarme la espalda. Sentí decepción pero, no quise mostrarlo.

- ahh... ¿en serio no te gusta?- baje la mirada y comencé a sentir un poco de vergüenza. – a ti te gusta como visto ahora, solo porque me visto igual que tu ¿cierto?

- pues si.- soltó. –pero no quiero decir que no me gusta cómo te ves TU con el maquillaje. –me miro, con esa mirada tan cálida que en todo lo que llevo conociendo a Tom, jamás había mostrado ante mí. - ¿pero sabes con que te quedaría mejor?

- ¿con que?- pregunte, un poco ansioso. Tom callo. -¡dime! ¡¿Con que, Tom?!

- emm…- tomo sus largas rastas y tomo mi cabello, alborotándolo un poco, después de eso me miro. –Con esto.- iba a abrir la boca para negarlo pero el quito su cachucha de su cabeza y la puso sobre la mía. Rodee los ojos.

- vamos, Tom, yo no uso eso.- reí, llevando mis manos a mi cabeza para quitarla.

- no, no.- quito mis manos. –déjatela, te queda bien.

- bueno pero, no me gusta usar esta ropa.- me miro indiferente.

- no lo dices enserio, ¿verdad? Es la mejor.

- vamos, acepta que mi ropa quedaba mejor.- negó.

- claro que no ¡estás enfermo!- lo empuje hacia la cama, comenzamos a darnos pequeños golpes, claro, no eran nada dolorosos.

- ¡ya para, Tom! Que en serio odio esta ropa.- acomodó sus rastas y se sentó.

- ¿entonces porque usas esa ropa ahora?- mordí mis labios, pero era mi hermano y quería confesarle todo, saltándome la parte de papá y sus golpes. Quería contarle todo, quería que la relación que teníamos cuando éramos pequeños volviera a ser la misma, aun que sabía que años tendrían que pasar.

- pues…mira…- levante mi playera, dejando que Tom mirara el saco de huesos que usaba como cuerpo. Abrió los ojos sorprendidos, tan grandes que casi se salían de orbita. Se acerco a mí y toco mis costillas con ansia, bajo hasta mi estomago y mi vientre bajo, tocando cada centímetro de piel, hasta mi espalda.

- ¿Qué te paso, Bill?- quito sus manos de mi cuerpo y yo baje mi playera.

- no se…pero, eso no es lo importante.- suspiro y sonrió, haciendo una seña para que me sentara a un lado suyo.

- no me digas que te avergüenzas de tu cuerpo.- baje la mirada, nuestra conexión al parecer estaba empezando a fastidiarme. –Bill, Bill, Bill. No tienes que ponerte así, es tu cuerpo, no deberías odiarlo.

- ¿tú no te avergüenzas del tuyo?- pregunte, un poco tímido. El golpeo sus muslos y rió.

- no, yo realmente no lo estoy, en serio estoy satisfecho con él, y tu deberías estarlo igual del tuyo.

- pues no, no lo estoy y sinceramente creo que jamás lo estaré.- baje la mirada.- pero eso ya no importa. Tom retrocedió hasta chocar su espalda con la pared. Hizo algún ruido con sus labios. Le mire, que tomaba el sobre qu eme dio (tu nombre). Ladeo la cabeza y me miro.

- ¿Qué es esto, Bill?- lo quite de sus manos.

- es…son los resultados del doctor.

- ¿Cuál doctor?

- es que, fui a checarme y me los dio (tu nombre).- sonrió.

- al parecer te gusta (tu nombre) ¿verdad?- fruncí el ceño.

- no, es mi mejor amiga.- sonreí. Ella tiene novio, se llama Frank y se ven lindos juntos.

- ¿no te dan celos?- negué.

- claro que no, es mi mejor amiga, me gusta mirarle feliz.- Tom sonrió. De verdad no estaba celoso, incluso me gustaba que ella me platicara de él.

- ¿y porque no lo has abierto?- se refirió al sobre. Lo tome y sonreí.

- está bien, ¿quieres mirar?

- claro.- sonrió. Tome la esquina del sobre y lo abrí lentamente, saque un conjunto de papeles engrapados, que decían todo sobre lo que me hizo su papá, venían las enfermedades que descartaron que tenía. En otro pequeño sobre venían los resultados. El sobre era azul y era muy pequeño. Lo rompí  y antes de verlo, mire a Tom, nervioso.

- ¿Qué esperas?- miro el sobre, al parecer también ansioso.

- ehh… ¿crees que este bien?- rodeo los ojos.

- claro que estas bien, hermano, no tienes nada que temer.- sonreí ante su apoyo. Saque la hoja y comenzamos a leer. Decía que tenía un pequeño trastorno en la sangre y una infección en el esfínter. Decía que temían que fuera algo parecido al VIH y que necesitaban hacerme una revisión urgente.

- ehh…- trague saliva fuertemente, un poco apenado por lo último.

- ¿Sida? No, Bill claro que tú no tienes sida.

- no, ya lo sé.- dije, un poco nervioso.

- porque, el sida es…Bill ¿has tenido relaciones con hombres?

- ¡claro que no, Tom! ¿Qué piensas de mí? ¿Qué soy un marica?- me altere, porque en la mayoría de los casos pasa eso, los hombres tienen más tendencia a contraer esa enfermedad y…y me sentía tan estúpido, deseaba que ese imbécil muriera, que sufriera lo que yo sufrí. De ser por mí, ese imbécil ya estaría castrado.

- tranquilo, Bill. ¿Por qué no vamos con el doctor?- asentí.

Salimos, sin decirle a papa y caminamos a la casa de (tu nombre).

- y dime ¿Cómo esta mi Scotty?- pregunte, ansioso por ya saber de él.

- está muy triste, ni siquiera Bruno logra que este feliz, casi no come, creo que te extraña.

- pero esa estúpida no lo quiere en casa. Tendré que ir a visitarlo y hablar con el.- tom sonrió y dio un pequeño golpe en mi hombro.

- es un perro, ¿crees que te escuche?

- sé que me escucha y aun que no lo hiciera, yo hablaría con él.- Tom negó. Tocamos el timbre de su casa y (tu nombre) abrió al tiro.

- hola.- sonrió.

- (tu nombre), venimos a hablar con tu papá…ya sabes…por los resultados.

- ahh, claro. Dime ¿estás sano?- Tom bajo la mirada y yo me sentí nervioso.

- estoy bien.- ella suspiro aliviado.

- al menos ese imbécil no te hizo enfermar grave.- Tom levanto la mirada rápidamente y me miro.

- ¿Cuál imbécil, Bill?- mis huesos comenzaron a temblar.

- ehh…

- vamos, Adam, el que te golpe ¿no es así Bill?- dijo tratando de ayudar, pero al parecer su ayuda no frunció no mucho.

- ¿te violo ese imbécil? ¡Que lo mato! ¡Yo si lo mato!- se dio la vuelta para salir de su casa, yo le tome el brazo y lo mire sonriendo.

- Tom, tranquilo, nadie me hizo nada, nadie me ha violado, yo estoy bien.

- ¿Qué hay del sida?- (tu nombre me miro), al parecer no terminarían de ventanearme.

- ¿tienes sida, Bill?- los colores se me subieron al rostro.

- ¡no tengo nada, yo estoy bien! Por favor, déjanos ver a tu papá ¿sí?

- está bien…

Entramos al consultorio de su papá. El ahí estaba, al parecer esperando a alguien. Se levanto al mirarnos y sonrió. Hizo una seña de que tomáramos asiento y eso hicimos.

- ¿Cómo están?- sonrió.

- bien…- dije. Tom no hablo.

- bueno, al parecer ya leíste los resultados ¿no?- asentí.

- ¿mi hermano tiene sida?- pregunto Tom, casi gritando. El sonrió.

- miren, no es sida, pero tampoco es algo que tengamos que dejar pasar.

- ¿es mortal?- volvió a preguntar Tom.

- no, no es mortal. Mira, Bill, la enfermedad que tienes en el esfínter es un poco dolorosa, tienes que tomar medicamentos, ahora te daré el nombre. Y bueno…

- ¿y el trastorno en la sangre?- pregunte.

- es eso, veamos. Tienes el 54% de posibilidades de contraer una enfermedad. No es sida y mucho menos es mortal, pero si un poco dolorosa, así que necesito tomarte algunas radiografías para mirarte ¿sí?- yo asentí.-mira pasa por aquí.

Entre a un pequeño cuartito, el me paso una bata y se fue. Saque mi ropa y me coloque la bata. Después salí con él, que me llevo tras de unos aparatos tan extraños. Después de unos minutos salieron las radiografías y me las mostro.

- mira- apunto.- tienes un pequeño desgarre en la próstata.

- ¿eso es malo?- pregunto Tom. El, volvió a sonreír.

- si es muy profundo el desgarre, puedes quedar estéril.- suspire. -¿Qué fue lo que te hiciste, Bill? tu entrepierna estaba muy mal y tus testículos también. Ahora tu próstata está mal ¿seguro no recuerdas nada?

- no…no sé porque me paso esto…no recuerdo nada.- el suspiro y camino hasta su mesa.

- mira, aquí está el nombre de la pomada. Tienes que untártela en el esfínter con delicadeza. Mira- me mostro su dedo índice.- tienes que meter este dedo por tu esfínter, no muy profundo, solo unos cuantos centímetros, hasta tu primera articulación del dedo.

- no…meterme dedos ya no…- dije con miedo.

- vamos, si no se puede hacer peligrosa tu infección. Si quieres puedes pedirle a tu hermano que te ayude.- rió.

- claro que no…- dije apenado. –Lo haré yo solo.- el sonrió.

- está bien, Bill, prometo mantenerte al tanto de todo esto.

- gracias…- me cambie por mi ropa de nuevo y salimos de ahí.


7 comentarios:

  1. omg pobre billy!!! q cap mas triste!!!! por fis siguela pero no me hagas sufrir tanto a mi bill lo amoooooooo

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  2. Ohhh !! Sube porfas
    pero que hay acerca de Bill y (nombre)
    ya quiiero romance porfaaa!
    Me encantas como escribes jzjzjzj
    nos vemos sube temprano.

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  3. oooooooooooo pobre de mi bill ya no lo hagas sufrir tantoo u_u!!!!!
    lo bueno es k tom ya esta con el =)
    y k esos 2 ya se enamoren!!!!
    me enkanta sube capitulo pronto!!!!!
    =D o o o y un muy buen año nuevo :) mas vale tarde k nunca noo?? =p

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  4. :O que? se me hace imposible imaginarme que bill este peor! :(
    que bueno q no tiene vih...
    :) me gusto la relacion q sostuvieron tom y bill en este capitulo :) ahora si parecian hermanos unidos... aunq.. queria q tom supiera la verdad :( lastima q bill no se la dijo :( espero y tom la descubra pronto y lo ayude.. :)
    sube pronto porfa! XD

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  5. o.o TT-TT pobresito de mi Bill!!!!!! no no quiero que mi Bill este enfermito!!!!! :'( peor lo bueno esque ya dio un paso al ir al medico y que paso con Scotty TT-TT tu fic me a echo llorar mucho sigela muy pronto porfavor si?

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  6. sube pronto un capi porfaa!!!
    pobre bilito lo que tiene que sufrir!!!
    ojala y tom descubra y ayude a bilitoo :(
    tu fic es muy buenaa siguelaaa!!!

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  7. waaaaaaaaaaaaaaaa llore siempre lloro .. bill pobre waaa.. mori ... billy .. :(

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