lunes, 30 de enero de 2012

capitulo 26


- ¡Tom!- mamá se levantó del sofá, yo le detuve.

- mamá, no lo hagas…yo hablaré con él.

- no, Bill…tu hermano está mal…

- lo sé. Es por eso que seré yo quien hable con el.- sonreí a mamá y salí al jardín. Tom se encontraba de pie recargado en un árbol; miraba el cielo.

- ¡Tom!- corrí hacia él. -¿por qué te has puesto así de pronto?

- no lo preguntes, tú mismo sabes la respuesta.- dijo si mirarme.

- pues no, no la ser y quiero que me lo digas. Estabas feliz hasta que papá se fue.

- ¿Qué no te ha dolido que papá no te dejara realizar tu sueño?

- bueno...si me duele pero, sabía la respuesta de papá…sabía qué diría que no.

- ¿Cómo es que lo sabes?- pregunto incrédulo, sin mirarme aun.

- papa se retiene mucho con esto de la música, la odia.

- ¿y eso qué?, papá no es el que adicionará, ¡eres tú!

- se nota que no vives con papá.- sonreí para mí mismo. –Tom, entremos a casa.- tome su mamo y le jale hacia la puerta, pero él me jalo nuevamente y camino delante de mí. Sonreí.

Entramos en casa; mamá cargaba a Arabelle y Anette estaba a su lado, sonriendo. –Parecía que se llevaban bien-, en cambio, papá tenía una cara larga, las miraba a las dos, serio.
Tom se quedaría a dormir en casa, pues mañana –si tenemos suerte- podremos salir juntos, de alguna manera teníamos que compensar el no haber estado juntos el día de nuestro cumpleaños.

- ¿Cómo dormiremos aquí?- señalo la cama.

- ehh…puedo dormir yo en el suelo.- sonreí. Tom me miro enojado y negó.

- no vas a dormir en el piso, bill ¿estás loco?

- bueno, solo decía ¿entonces como quieres dormir?- miro mi cama y sonrió.

- ¿Por qué no dormimos los dos juntos en la cama?

- ¿los dos juntos?- mordí mis labios. Tom asintió y se sentó en la cama, quitando su tenis y colocándolos delicadamente en el suelo.

- ¿Qué, hay algún problema?- yo negué. Tom sonrió y quito su cachucha de su cabeza.

- Tom, ¿quieres ropa para dormir?

- ¿me has mirado? No me quedaría tu ropa aunque metiera el estomago.

- vamos, Tom estas delgado, seguro te entra algo, ven.- tome su mano y lo guíe a mi pequeño buró.- me acuclille frente a los cajones, Tom hizo lo mismo y me miro.

- ¿esa es toda tu ropa?- apuntó. Baje la mirada y deje de entre buscar algo para Tom. –lo siento, Bill…no quise hacerte sentir mal.- asentí y seguí buscando la ropa. Últimamente mi ropa había sido un poco más grande, pues odiaba como se miraba mi cuerpo con las que usaba antes.

- toma esta, seguro te queda.- se la di con un poco de brusquedad y tome la mía.

- ehh...Gracias…- quito su playera frente a mí y la aventó a la cama.

- ¿no usaras el baño para eso?

- ¿para qué lo usaría? Somos hermanos y no tengo algo que tu no tengas.- sonrió.

- pues…entonces, ahora salgo.- me metí en el baño.

By Tom

Bill se comportaba tan extraño estos últimos minutos, parecía enojado –seguro era por lo que le he dicho-. Tome la ropa y me la coloque, por suerte me había quedado, pues pedirle a Bill que la cambiara, tal vez le molestaría.

- ¡uhm!-  se escuchó un gemido dentro del baño, me confundí un poco. Toqué la puerta del baño.

- Bill, ¿pasa algo?

- no…ahh…ahora salgo…- quise dejarle hacer lo que fuera que estuviera haciendo sin interrumpirle. Me senté sobre la cama y quite la goma de mi cabello, dejando que mis rastas cayeran sobre mis hombros. Se escucho un pequeño grito dentro del baño y después de unos segundos Bill salió, limpiando sus manos –que estaba mojadas- en su ropa.

- ¿Qué hacías ahí dentro, Bill?, ¿por qué gritabas?

- no gritaba y…hacía cosas, déjame en paz…- se sentó sobre la cama, a mi lado.

- ¿Qué te duele?- tome su rodilla y él me miro negando.

- Tom, no me duele nada…solo me ponía medicamento.- lo mire una vez más, confundido, pero parecía que Bill aun no se sanaba del dolor de “su medicamento”, entonces no quise darle más vueltas a esto. -¿dormimos ahora? O, ¿Qué quieres hacer?

- no…es mejor dormir.- Bill asintió y deshizo la cama, nos acomodamos los dos en ella y comenzamos a dormir. A punto de quedar totalmente dormido, la luz de la habitación se encendió, cegando mis pupilas aun cubiertas por mis parpados.

- Bill, ven acá.- sentí la cama temblar levemente. Un poco espantado me di la vuelta para mirar a Bill: sus ojos estaban cerrados y abrazaba su cuerpo. Levanto la mirada hacia mí y negó.

- papá, esta dormido.- me senté en la cama, mirándole feliz. El se encogió de brazos y negó.

- despiértale.

- ¿estás seguro que no puedes decírselo mañana?, se siente enfermo y estaba cansado.

- por favor, Tom.

- pero…- di un salto al sentir la mano de Bill rodear mi muñeca; le mire y el sonrió, sentándose en la cama.

- ya voy.- saco las cobijas de su cuerpo y camino lentamente hacia papá, que le tomo del brazo haciendo que caminara más rápido y le saco de la habitación.

Bill y papá se tardaban mucho en llegar y mis ojos se cerraban sin mi permiso, tenía mucho sueño y seguro no aguantaría otro minuto más esperando a mi hermano. Talle mis ojos y me recosté en la cama, esperándolo por unos segundos más, hasta que el negro inundó mis ojos y quede completamente dormido.

[…]

Los fuertes rayos del sol penetraron por mis ojos, haciéndome despertar. Me di un estirón y saque un gran bostezo, saque las cobijas de mi cuerpo y me percate de algo: Bill no dormía a mi lado. Me di la vuelta, buscándolo por todo el cuarto pero no le encontré –tal vez ya había despertado y salió de la recamara-. Me cambie de ropa y fui al baño.

- pero que mierda…- si eso era sangre, ¡yo mismo me encargaba de matarlo!.. Pero, ¿Qué es lo que se ha creído para pintar con su propia sangre? Baje al primer piso, donde Bill se encontraba dormido con una pequeña manta café sobre el sofá. -¿Bill?- sus ojos se abrieron de golpe y me miro asustado.

- ¿Qué pasa, Tom?

- quiero preguntar algo…- el alzo las cejas para que prosiguiera. – Eso que está en tu baño…no es sangre, ¿verdad?- mordió sus labios y comenzó a jugar con el bordado de la manta.

- Tom…

- ¡¿por qué lo hiciste, Bill?! No eres loco, y tampoco creo que vivas en un infierno para hacerlo.

- ¡déjame solo, Tom! Desde que llegaste me has hecho las horas imposibles, ¿Por qué mejor no te vas? Quiero estar solo…no quiero que me grites.- abrió los ojos sorprendido y negó, tomando mis manos. –yo…perdóname, Tom…no quise decirte eso…perdóname.- tomo su cabello y salió de la casa.

- ¡Bill, espera! ¡BILL!- salí y corrí tras él, pero era muy rápido y le perdí de vista al doblar por una esquina, pues había un maizal en donde seguro se escabullo rápidamente. Corrí a casa, subiendo las escaleras, donde papá estaba arreglándose frente al espejo. -¡papá!- el me miro serio.

- ¿no sabes tocar?

- ¡eso no importa!- me miro sorprendido. -¡Bill se salió de casa, estaba llorando!

- no me importa…

By bill

Camine lejos de casa, era un lugar que realmente no conocía nada bien. El lugar no tenía un olor agradable, las casas eran pequeñas y llenas de grafiti, algunas alcantarillas derrochaban agua que olía horrible, la basura predominaba en toda la calle y muchas personas sin compañía caminaban indiferentes.

Me sentí un poco nervioso, pues si en donde yo vivía las autoridades no hacían nada por ese lugar, seguro aquí menos lo haría, pues las personas rayaban las paredes y tiraban todo en el suelo. Me recargue sobre una casa y permanecí mirando el lugar con miedo.

- ¡AAA!- grite al sentir un vidrio sobre mi cuello.

- ¿Qué pasa niñata?

- déjame, por favor…por favor…- comenzó a reír y quito el vidrio de mi cuello.

- ¿eres nueva aquí, cierto?

- no…solo pasaba por aquí.- el me miro asustado y negó.

- no deberías hacerlo, aquí es peligroso y podrían aprovechase de ti.

- ya veo…

- a las niñas como tu las prostituyen, si yo fuera tu, saldría de este lugar.

- no soy niña…soy hombre.- cubrió sus labios.

- lo siento…bueno, no me has dicho tu nombre.

- soy…Bill, Bill Kaul…- cubrió mis labios, haciéndome callar.

- nunca debes dar tu apellido, te delatas tu solo y podrían llevarte al “parco”.

- ¿el “parco”?... ¿qué es eso?

- huy, no quisieras saberlo.- trague saliva. –cambiando de tema, te diré emm… ¡lo tengo! Serás maki.

- ¿Maki?, ¿por qué?- ladee la cabeza.

- no lo sé, es lo único que me vino a la cabeza, serás Maki hasta que decidas irte de aquí ¿está bien?- asentí. –bien. Ahora me tengo que ir, no hagas nada que pueda dañar tu vida…bueno, si es que no quieres que la dañen.- camino, dejándome de pie en donde estaba.

- ¡espera, por favor!- él se viro y sonriendo se acerco a mí.

- ¿Qué pasa?

- no se estar aquí solo…

- ya, pero ese no es mi problema, lo siento.

- por favor.

- creo que es mejor que regreses a tu casa.- baje la mirada y asentí; camine un poco pero me vire al escucharle decir mi “apodo”. –No quieres regresar, ¿cierto?- asentí. –está bien, puedo ayudarte en las cosas que debes saber para no cagarla.

- bueno.- sonreí.

- ven.- nos adentramos un poco más a ese pequeño lugar. El olor iba aumentando pero pronto tendría que acostumbrarme a él. A pesar de que el día acababa de empezar, aquí se miraba más oscuro de lo normal. –para empezar, ¿Por qué estas en pijamas?

- ehh…desperté y salí de casa…

- hum, bueno…

- ¡hey, Spike! ¿Quién es tu amiga?- salía una mujer, su cabello estaba enredado y usaba una playera bastante apretada, que definía sus curvas perfectamente, usaba un pantalón holgado y unos tenis rotos. –podría llevarla con nosotras, ya se empiezan a aburrir solo con nosotras. ¿Sabes que eso disminuye nuestra paga?

- sí, lo sé, pero tengo malas noticias: Maki no es una mina. Lo siento, tendrás que robar a una.- ¿robar?, comenzaba a asustarme un poco.

- lo he intentado, pero ninguna se mira lo suficiente atractiva. ¡Podrías regalarme a tu amigo, hay maricas por acá también!

- ¿estás loca? El es mío, consíguete el tuyo propio, bastante me costó comprarle.

- jodete, marica. ¡Me voy! Cuida bien a tu mascota- movió mi brazo. –puedes despertar y mirar que esta de prostituto con nosotras.- levanto su manos y se fue.

- tú no me has comprado y…no soy tu mascota.- me tomo del brazo fuertemente y se acerco a mí.

- ¿quieres prostituirte con hombres?- negué. –entonces no te quejes. Llego un pequeño, parecía de ocho años y pasó dinero a la mano de Spike, seguido de que él le diera una pequeña bolsita.

- ¡hey, que le has pasado droga al niño!- tapo mis labios fuertemente.

- ¡cállate!- asentí.

- ¿Por qué lo hiciste?

- así es como nos ganamos la vida aquí: las mujeres se prostituyen y los hombres traficamos, unos hacen trabajos en los lugares más ricos de Alemania, aun que no les pagan lo debido. – Lo mire asustado.- tranquilo, Maki aquí no todos somos malos, pero te advierto que aquí se hospedan personas a las que no les debes de fiar nada ¡nada!...les das la mano y te toman el tobillo.

- ¿es por eso que todos están sin compañía?

- en parte tienes razón. Es así- me miro a los ojos.-: tu ganancia es tu ganancia, no podrías darle a los demás, a menos que supieras que es de fiar. Pero aquí no hay muchos de esos, así que te sugiero no confiar en los de más.

Caminamos hasta un terreno descuidado, nos sentamos un momento y comenzó a platicarme porque el lugar se había quedado en el olvido: surgió hace ya muchos años, paso algo con las autoridades, todos protestaban pero esta no hizo nada para ayudarlos, así que las autoridades se marcharon sin más, sin ayudar a las madres embarazadas y con hijos o a los jóvenes y hombres sin trabajos.

- ¡qué asco!- sacudí mi brazo fuertemente, haciendo que ese animal cayera de él.

- ¿Qué pasa?

- ¡una cucaracha!- le mire con asco. Y él hizo lo mismo pero dirigido a mí.

- no debes portarte como una nena, aquí encontraras demasiadas y cuando no te va bien en el negocio tendrás que comerlas.- rió fuertemente. Yo lo mire aun mas sorprendido. -¿quieres?- saco algo parecido a unos cigarrillos.

- ¿Qué es?

- son cigarrillos.

- vaya, ¿aquí les hacen diferente?- asintió. –Está bien.- tome uno en mis manos y le mire extrañado. –Gracias.- sonreí. El asintió y le prendió, comencé a fumarle, tenía un sabor extraño, más no desagradable. El comenzó a fumar uno al igual que yo.

- vaya que eres un santito, ehh Maki.- lo mire confundido, sintiendo un poco de dolor en mi cabeza.

- ¿Por qué lo dices?- el negó sonriendo.

- que te he pillado, mi querido Maki.- se carcajeo. –esto no es un cigarrillo, es Crack.

- ¿Crack? ¿Qué es eso?- rodeo los ojos y miro el cigarrillo.

- es droga, pero no te lo fumes completamente ¿está bien?- asentí, succionando más.

- Spike, me siento mal…creo que me acompañas de regreso a casa…

- no, puedes ir tu solo, no eres un bebé.

- ¡acompáñame, por favor!

- no. lo siento, tú me has dejado aquí solo.

- vamos, no…- comencé a reír fuertemente. -¡Déjame en paz, estúpido!

- ¿Qué es lo que te pasa?- succione un poco más del cigarrillo y le empuje.

- ¡que me dejes, he dicho!

- ¿estás loco? Yo no te he hecho nada. –mire mi brazo, un pequeño animalillo pasaba por él.

- ahh… ¿Quién eres, pequeño?- Spike lo espanto y me miro furioso. -¿ya vamos a mi casa? Quiero ir con mi hermanito.

- ¿tienes hermanos?- asentí, fumando un poco más de ese cigarrillo.

- se llama Bob.

- ¿Bob?

- no- reí. -¡BOB!

- te estoy diciendo BOB.- grito.

- pero te digo que no es Bob ¡ES BOB!

- mejor guarda silencio, marica.

- no soy marica…tengo una novia… ¿pero sabes?- fume otra vez.

- ¿Qué?

- no le soy fiel.- reí fuertemente.

- ¿Por qué no? ¿No la quieres?

- no…- fume. –yo le amo…pero…tengo un novio.

- ¿hombre?- asentí, tragando el humo del cigarrillo.

- no me acuerdo.- me carcajee. - ¿pero te digo algo?- asintió. –tuvimos…intimidad... bueno…el me obligo

- ¡ya para! No digas eso, marica. ¿Qué es lo que te paso?

- ¿a mí? No…no me paso nada, Tom…- fume de nuevo, pero era tan pequeño el cigarrillo que casi me lo tragaba. - Tom, ¿puedes darme otro? ¡TOM, NO TE VALLAS, VEN AQUÍ!

- Maki, no soy Tom y no me he movido de mi lugar.

- yo no soy maki… ¿me das otro cigarrillo?- (tu nombre) tomo mi mano fuertemente.

- ¡¿TE LO HAS ACABADO?! Te dije que no lo hicieras, Maki…mierda…tendrás que quedarte esta noche conmigo.

- no, (tu nombre)…tengo que volver a mi audición.

- ¿de qué cojones hablas?

- mi audición…Spike me inscribió… ¡dame un cigarrillo!

- ¡hey deja ahí!, ¡devuélvemelo, Maki!- lo prendí y comencé a fumarlo.

- ¿Por qué en mi casa no me dan de esto?

- ¡porque eres un idiota, no sabes cómo fumarlo! Puedes intoxicarte, ¡dame eso!

- ¡no quiero!....Tom… ¿Por qué te vas? ¡No me dejes!

- ya cállate, niñato ¿quieres que te echen al parco?

- ¡mi audición! ¡MI AUDICION!

- ¡que te calles de una vez!

- ¿Qué es eso, Tom?

- mierda… ¡corre, MAKI!- corrió, dejándome solo.

- ¡NO ME DEJES AQUÍ! ¡VUELVE TOM! ¡POR FAVOR!- las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, fume un poco más.

- ¡ven acá, idiota!- susurro.

- ¡no me dejes!

- con que si, ehh.- me vire y volví a tragarme el humo. un hombre alto y de color me tomaba del hombro.

- ¿Andy? ¡ANDY!- le di un fuerte abrazo.

- encima fumando, vamos, acompáñame.- me jalo del brazo, yo lo seguí.

- ¡hey, es mi colega!- Andy miro a Tom.

- ¿y qué hace en este estado?

- ehh, le enseñaba algunas cosas, déjelo por favor.

- Spike, Spike, Spike, siempre te compras a las niñas más estúpidas.

- si…ya lo sé, pero esta es más estúpida que las otras, es por eso que necesito ayudarle.

- ¿Dónde la compraste?

- ehh…me la encontré fumando y le estaba dando su lección.

- muy bien, principiante ¡aquí la tienes!- Andy se fue caminando. -¡y no le des por culo esta noche!

- ¡entendido!- grito Tom. -¡ya deja de fumar eso, Maki!

- no me lo quites… ¡idiota!

- estas mal, si llegas a tu casa así te ira muy mal.

- mi papá no me quiere…no le importara ¡y a mí tampoco me importa!

- deja de reír, no es gracioso. Vamos a mi casa.- caminamos a saber donde, al parecer Tom conocía muy bien aquí. Entramos a una casa de madera, olía a podrido ahí dentro. Me hizo sentarme en su cama. –ten, tomate esto. Seguro se te baja lo drogado.

- no estoy drogado y no tengo sed…quiero un cigarro.

- ¡ya no vas a fumar cigarros!

- ya, pero no te enojes…entonces quiero fumar plac.

- ¿plac?

- sí, eso que me diste ayer…cuando la rata se me subió.

- es Crack, no plac y eso era una cucaracha, no una rata ¡entiende que estas mal!

- lo que sea…dame plac… ¡eso me dolió! ¡No me golpees!

- ¡entonces cállate!

- bueno…me gusta esto.- sabía un poco a fierro, ¡era delicioso!

- ¿estás idiota? Es tu maldita sangre. Maki, por favor, tomate esto ¿sí?

- no…

- ¡es “plac”!

- ¡¿en serio?!- asintió. -¿Cómo lo fumo?

- ¡no se fuma es…es líquido!

- ahh… ¡dame eso!- lo tome de un trago y puse el vaso frente a Tom. -¡quiero más!- el sirvió mas en mi vaso y lo volví a tomar. -¡más, más!- volvió a servirme, llenando el vaso. –es delicioso, Tom... ¡quiero más!

- está bien, pero solo esto.

- bien.- tome un trago y puse el vaso sobre mi rodilla.

- ¡estúpido, lo has tirado!

- huy…jiji lo siento…el vaso quiso saltar.

- ya, ya…- lo limpió con un pequeño trapo.

- ¡tengo sueño, Tommy!

- primero iras al baño, ¿sí?

- no.

- ¡MAKI, VE AL BAÑO!

- ¡ya voy!- fui al baño, desabroche mis pantalones. -¡me he mojado, Tom!

- ¡que eres estúpido, tienes que quitar la ropa interior!

- ¡ups!

- hay, Maki ahora dormirás así- lo mire asustado. -¿Por qué no piensas un poquito? ¿Qué no miras tu ropa interior?- negué.- lo siento, no tengo nada que prestarte.

- bueno… ¿vamos a dormir?- asintió.

- pero, puedes quitar tu ropa interior y luego solo… ¡MAKI, FRENTE A MI NO!

- ¿no qué?

- ya es muy tarde…maki, por favor…ponte tu pantalón pronto…no es agradable verte sin nada puesto.

- ya voy…- me coloque el pantalón y camine con Tom.

- ya vamos a dormir.- asentí. Nos recostamos en la cama.

- ¿puedo abrazarte, Tom?

- no soy Tom, soy SPIKE y no…

- tengo miedo Tom…por favor…

- ya esta ¡pero calla!

- gracias…- le abrace por el abdomen y coloque mi cabeza en su espalda. –buenas noches, (tu nombre)…

- buenas noches.



viernes, 27 de enero de 2012

capitulo 25


By (tu nombre)

- ¿Qué está mal? Pero ¿de qué?

- no lo sé…Tom no me lo quiso decir muy bien…solo espero que no sea algo muy grave.- pude ver como sus cejas saltaban y se arrugaban –como si quisiera llorar-, y sus ojos que se llenaban lentamente de lágrimas.

- tranquilo, Bill todo saldrá bien con Scotty.- me miro mordiendo sus labios, después bajo la mirada y asintió. –vamos, Bill no estés triste, te prometo que va a estar bien, no debes dudarlo.

- es que…si papá no estuviera con esa Anette y no hubieran tenido una bebé, ¡mi Scotty estaría bien!... ¡papá no tuvo que correrlo!- con las yemas de sus dedos cubrió sus ojos y pude notar cómo un poco de maquillaje descendía por sus mejillas.

- Bill- me di la vuelta a la mesa y me senté a su lado.-, no llores, todo estará bien con tu amigo, solo no llores.- acaricié su cabello, el dejo salir un suspiro entrecortado y descubrió sus ojos, bajando la mirada al tiro. –No pongas esa carita, ya verás que tan solo se enfermo de algo normal.- limpie las mejillas de Bill con mis pulgares, quitando el maquillaje que había quedado en ellas.

Bill intentó sonreír, era tan tierno que se preocupara tanto por su perro, y no le culpo, si se que Scotty es el único que ha estado realmente a su lado todos estos años. Me parecía que el trabajo de su papá era nada más que hacerle la vida imposible a su hijo. Y con eso solo se estaba ganando el odio y el rencor de su propio hijo.

Después de unos minutos hablando, Bill ya estaba mucho mejor, sonreía y hasta reía un poco fuerte. Decidimos regresar al cuarto, donde papá y mamá nos esperaban de pie frente a la puerta.

- ¿Qué pasa?- dije sonriendo.

- ¿A dónde fueron?- pregunto papá, serió.

- solo bajamos a desayunar…es que ustedes despertaron muy tarde.- reí.

- bueno, nosotros hemos bajado también y no los vimos.- dijo mamá, mientras acomodaba una sortija en sus manos.

- es que aquí no solo hay un restaurante. Pero eso no importa ya ¿no es así?

- bueno, tienes razón. En unos minutos iremos a…

- ¡no!- interrumpí, mamá me miro confundida. – ¿Por qué no entran? Seguro no es divertido estar ahí fuera.- papá  y mamá se miraron realmente confundidos y asintieron para después entrar. Bill entro al baño y mamá aprovecho para interrogarme.

- ¿Qué es lo que te pasa (tu nombre)?

- ¿sobre qué?

- hace un momento te comportabas extraña.- sonrió.

- mamá, es una sorpresa para Bill.

- ¿el qué?

- bueno, el nunca ha ido a dónde iremos, y estoy segura que le encantara, es por eso que no quiero decírselo.- mamá sonrió mientras negaba.

- está bien.

- ¡gracias!, entonces…solo no le digas a dónde iremos.- mamá asintió.

Bill salió del baño y nos miro sin alguna expresión en su cara. Mamá se levanto y le tomo por las manos.

- ¿te pasa algo, Bill?- negó sin mirarla. -¿te sientes mal?- volvió a negar.

- no me pasa nada…en serio.- sonrió.

- entonces, ¿Qué te parece si vamos ahora?

- está bien.- Bill sonrió, dejándole ver sus dientes.

Salimos de la habitación y nuevamente, en el vestíbulo llamamos a un taxi que pudiera  recogernos. Cuando lo hizo, subimos a este y nos dirigimos a aquel lugar. Bill miraba la ventana y sonreía. Yo también lo hacía, simplemente amaba este lugar y el que pudiera venir nuevamente y con Bill, era tan lindo.

El camino fue un poco largo, ya que ir a california desde donde estábamos no era muy cerca. Estaba ansiosa por ir, hacia tanto que no venía y me ponían los pelos de punta el volver a recordar ese lugar. El camino ya me era conocido, faltaban menos de 10 minutos para llegar, mire a Bill, que aun miraba la ventana sin prestar atención a algo más, solo miraba el exterior como si quisiera estar de pie en el.

Al fin pude ver las puertas de ese enorme lugar. Mire a Bill, esta vez miraba el lugar con una sonrisa de duda; el auto se detuvo, me acerqué a él y tome su muslo.

- ¿te gusta?- me miro, abriendo los ojos de par en par.

- ¿segura que no sabes la respuesta de tu pregunta?- sonreí.

- pues, ¿Qué esperas? Bajemos.- entreabrió sus labios sin dejar de mirarme.

- ¿Qué bajemos? ¡¿Te refieres a que…venimos aquí?!- asentí.

- pues sí, ¿no querías?

- pe…Pero... ¡¿AQUÍ?!- su sonrisa no dejaba de agrandarse cada vez más.

- Bill, ¿Qué es lo que te pasa?- reí.

- (Tu nombre), no me jodas…dime la verdad ¿venimos aquí?- miro la ventana.

- sí, Bill venimos aquí ¿hay algún problema?

- ¡sí que lo hay!- lo mire confundida.

- ¿en serio?- el asintió sin dejar de sonreír.

- que si me meto ahí dentro, nunca nadie podrá sacarme de ahí.- mordió sus labios, ansioso. Comencé a reír.

- pues más nos vale entrar ahora.- asintió repetidas veces.

Los cuatro bajamos, papá  pago el taxi y también los boletos para poder entrar. Bill se miraba tan feliz, parecía un crio de cinco años. Nunca había venido a Disneyland. Papá se acercó a nosotros y tomo nuestros hombros.

- pueden ir a donde quieran, pero en tres horas nos vemos en el comedor para comer ¿está bien?

- está bien, adiós.- tome a Bill de la mano y corrimos.

- ¡Dios mío!- mire a Bill, que tenía la mirada clavada en una montaña rusa.

- ¿Qué pasa, Bill?- apunto hacia el gran juego.

- ¡tenemos que subir a eso!

- pero…nunca he subido a una.- realmente le tenía un poco de miedo a las alturas.

- yo tampoco, ¡será nuestra primera vez!- hizo un movimiento extraño con sus dedos.

- bueno…está bien.- sonreí. Y esas fueron las últimas palabras después de subirnos a ese aterrador juego.

Subimos a muchos juegos –Bill parecía no aburrirse.-, fuimos a comer con mamá y papá. Después de un rato, volvimos a los juegos, realmente parecía que a Bill le fascinaba este lugar, era tan lindo verlo sonreír y que no quitara esa sonrisa ni siquiera cuando fuimos a comer, de hecho lo comió todo completamente.

Finalmente tuvimos que irnos de regreso al hotel, pues se nos haría tarde para llegar a dormir. Al llegar al cuarto, Bill se echo a la cama sonriendo.

- ¿Cómo puedo agradecerles este día?- preguntó, cerrando los ojos y dejando que un largo suspiro saliera de sus labios.

- no es necesario, Bill a papá lo que le importa es que lo hayas disfrutado.- se sentó en la cama y me miró serio.

- ¿Qué yo lo haya disfrutado?- asentí. –Vaya…tu papá sí que tiene un buen corazón…- bajo la mirada y rasco su sien. Me senté a su lado.

- vamos, Bill que tu papá también lo tiene. Tarde o temprano se dará cuenta de todo el daño que te hace.

- ¿tú crees que él no es consciente de lo que hace?- me encogí de hombros. -¿sabes? Creo que quiero dormir…- sin cambiarse por un pijama, Bill quitó sus zapatos y los aventó lejos, deshizo la cama y cubrió su cabeza con las cobijas.

[…]

3er día: fuimos  CHINATOWN, no puedo olvidar la sonrisa de Bill. Me ha confesado que es amante de China y Japón.
4º día: no salimos a ningún lado, ya que papá se sentía muy enfermo. Bill y yo fuimos al mar, en donde pudimos demostrar nuestro amor abiertamente, seguro uno de los mejores días de estas vacaciones.
5º día: Fuimos a Santa Mónica. Tuvimos un poco de problema con Bill, que no quería meterse al mar si no era con alguna playera sobre su cuerpo, pero finalmente lo hizo y pasamos un muy lindo día.
6º día: Fuimos a Universal studios. No fue un muy bonito día, pues el lugar estaba repleto de personas y tuvimos que salirnos sin terminar de verlo todo, pero sin duda fue también un día lindo. Después de salir de ahí caminamos por las calles y visitamos un  mal.
7º día: por la madrugada regresamos a Alemania. Bill parece tener los vellos de punta, pues verá a su papá de nuevo, al parecer no quiere hacerlo, me ha dicho que prefiere que le dejemos aquí en la calle que regresar con él.

[…]

Después de un camino un poco largo en avión, por fin estamos parados frente a la casa de Bill. Lo miro, está dormido, algunos cabellos caen por frente de su cara, sus labios están cerrados y su cabeza recargada en la ventana. Hace algunos pequeños movimientos con sus dedos.

- ¿Bill?, despierta, hemos llegado.- tome su pequeño hombro descubierto y le moví lentamente.

- humm…- apretó los ojos y abrió sus labios.

- vamos, Bill despierta.- sus ojos se abrieron lentamente. Parpadeaba varias veces para acoplarse con la luz que salía del auto.

- … ¿Qué pasa?...
- hemos llegado.- miro la ventana tras mi espalda e hizo una mueca de desagrado.

- …ya voy…- se acomodo y salió del auto, al igual que yo lo hice. Papá tomo las maletas de Bill y las coloco frente a la puerta.

- aquí están tus cosas, Bill.- sonrió, al igual que Bill lo hizo.

- gracias…de verdad muchas gracias por esto…nunca encontrare algo con que agradecerles, en serio.

- no es necesario, Bill gracias a ti por querer venir con nosotros.

- ¿es broma? Nunca dejaría pasar una oportunidad así con ustedes…- papá sonrió.

- muchas gracias, Bill.- papa despeino el cabello de Bill con los nudillos. –tengo algo para ti. Acompáñame.

By Bill

Su papá me llevo del otro lado del auto de (tu nombre) y entre buscó en su bolsillo, hasta que saco un pequeño botecito.

- Bill, quiero darte esto.- lo tendió hacía mi. Yo lo mire confundido sin tomarlo.

- ¿Qué es?

- la pomada.- pude sentir como los colores se subían a mi cara, por suerte estaba oscuro.

- no…no…yo puedo decirle a papá…que me la compre…- el negó mientras sonreía.

- claro que no, yo quiero dártela, y ten por seguro que voy a ayudarte en todo esto de tu salud, no necesitas comprar nada, yo voy a dártelo.

- vaya…no debe, en serio…papá puede comprarlas…

- Bill, no voy a prestar atención a tus excusas, lo haré porque formas parte de nuestra  familia y te queremos.- mis ojos comenzaron a brillar, baje la mirada y sonreí ampliamente. Le mire a los ojos y le di un fuerte abrazo, un abrazo que ni siquiera papá pudo presenciar algún día, de verdad estaba tan agradecido.

- muchas gracias, señor…de verdad yo…no sé qué decir…

- no tienes que decir nada. Ahora es mejor que entres a casa, que puedes enfermar.

- gracias y…adiós… ¡muchas gracias!- me despedí de sus papás. (Tu nombre) estaba dormido y no quería despertarle. Me adentre a casa y espere a que el auto se fuera, cuando lo hizo, abrí la puerta de casa y entré, volviendo a sentir ese horrible presentimiento. Subí a mi recamara y me recosté en mi cama.

[…]

Desperté gracias a Arabelle –de nuevo-. Camine a la recamara con ellos, Anette me miro sonriendo.

- Bill, ¿Cuándo fue que volviste?- sonreí.

- hoy en la madrugada he vuelto.

- ¿y cómo te…

- ¡¿Por qué no avisaste que vendrías?!- interrumpió papá.

- el papá de (Tu nombre) te llamo varias veces, tu no contestaste.

- ¡no mientas, niño!

- no lo hago…

- cuando llegaste a casa pudiste despertarme.

- ¿para qué? ¿Para qué me gritaras por hacerlo?- papá rodeo los ojos y del buró tomo una cajetilla de cigarrillos, sacó uno y le prendió con un encendedor, parecía calmarse tanto al succionar con sus labios el humo de ese cigarrillo.

- Bill, ¿Por qué no vas a tu recamara?, tu hermanita quiere dormir.

- qué carajo…- me di la vuelta y corrí a mi recamara. Me senté el suelo y saque de mi bolsillo la pomada que el papá de (tu nombre) me dio. Sentí un poco de miedo y la coloque sobre el buró.

- Bill- apareció papá y su familia en el marco de la puerta. –tu mamá y yo iremos a desayunar fuera, ¿vas a venir?

- no…gracias.- papá asintió y sin más salió de mi recamara. Al escuchar el auto irse, mi cuerpo desprendió rabia. ¿Es que a papá no le importa ni un jodido arroz que este devuelta en casa?

Me sentía tan decepcionado y con la rabia hasta la quijada. Tome mis cosas y las arroje por todo el cuarto; camine al cuarto de papá, que se encontraba tan limpio, golpee la cama y pronto me vire hacia el buró. Las lágrimas se comenzaron a salir de mis ojos al mirar en aquel retrato de madera una foto de mi hermano y yo con papá. 

- ¡te odio tanto!- patee el buro, haciendo que el cenicero de papá callera al piso, por suerte no se hizo añicos, que si no me mata. Lo recogí todo y me vi en el lugar de papá hace unos minutos. Lo pensé por unos minutos enteros, y finalmente me atreví a abrir la cajetilla, el olor se impregno en mis fosas nasales; limpie mis lágrimas y saque un cigarrillo, mirándolo detenidamente. Lo puse en mis labios y con el encendedor le prendí, mirando el pequeño y casi invisible humo que salía de él. Succione un poco -¡puaagg!- el humo recorrió mi garganta, haciéndome toser desesperadamente.

Cuando al fin me calme, volví a intentarlo. Succione y mantuve el humo sin que se pasara a mi garganta, lo solté lentamente, cerré mis ojos…de verdad esta cosa me calmaba. Cuando pude dejarlo tan pequeño que ya no podría succionar más, le romí y lo escondí en el bolsillo de mi pantalón.

Mi celular sonó, era Tom que decía que vendrían hoy a casa. Me puse feliz de verlo después de esta semana. Deje el celular en el buró y tome la pomada, la abrí ¡que se miraba horrible!, por suerte no tendría que comerla. Me metí en el baño, echando el pestillo. Lave mis manos y baje la braga de mis pantalones, sentí miedo, pues sabía que me dolería tanto meterme los dedos por el orto, volví a subirla y tape la pomada nuevamente ¡no lo haría!

[…]

- ¡después de esperar tanto tiempo, es hora de que les diga la sorpresa!- papá, mamá y yo, nos sentamos en la sala, esperando que Tom dijera su “buena noticia”.

- vamos, Tom ¿Qué esperas?- dijo mamá.

- bueno…más que nada…es la sorpresa para mi hermano…- sonrió.

- ¿entonces porque has dicho que nosotros también nos interesaba?- dijo papá, mamá lo miro enojada. Yo baje la mirada.

- ¡veraz que te encanta!- rodeo lo ojos. –bueno, hace una semana, con Georg estuvimos buscando a personas que pudieran ayudarte, Bill.

- ¿ayudarme…con qué?

- Bill, ¡tienes una cita en dos días!

- Tom ¿una cita de qué?- me asuste un poco.

- ¡HARAS UN CASTING PARA UN SHOW DE TALENTOS! Y cuando te acepten, ¡podrás cantar frente a tantas personas, como tú querías!- mordí mis nudillos, mi corazón saltaba por todas partes, haciendo que mis sentimientos se mezclaran.

- Tom... ¡NO ME JODAS! ¡¿LO DICES ENSERIO!?- el asintió, sonriendo ampliamente.  Corrí hacia él, abrazándolo fuertemente. -¡no tuviste que hacer esto por mí, Tom!

- sabes que te quiero, y quiero lo mejor para ti.- decía, abrazándome fuerte al igual que yo lo hacía.

- ¿cantas, Bill?- deje de abrazar a Tom y mire a mamá.

- ¿¡no lo sabías!? Mamá, canta preciosa. ¡Vamos, Bill canta!- sonreí nervioso, pues sabía que papá lo odiaba y jamás dejaría de hacerlo.

- no…Tom…

- no te apenes, Bill ¡seguro les encantara!

- no…

- ¿Quién te ha dado el permiso de ir a cantar?- escuche la grave voz de papá.

- papá ¡dime que no lo dejaras!- grito Tom.

- ¡no lo dejare, Tom! ¿Están locos?

- ¿Por qué lo estaríamos? Bill está haciendo lo que ama.

- Bill sabe cosas que tu no, así que no irá ¡y punto!

- ¡por favor, déjale ir!

- ¡no, Tom!- se largo de ahí. Tom se viro con mamá.

- me dijiste que lo harías.

- Tom, sabías que era lo más posible…

- ¡No mamá, ni siquiera te pusiste feliz!

- claro que lo hice, Tom por favor…

- odio a esta estúpida familia ¡nunca están felices por nosotros!

- ¡no digas eso, Tom!

- ¡es verdad, parece que papá y tu se separaron solo por nosotros!

- ¡esta familia no se ha roto por ustedes, es por su papá!

- no le culpes cuando tu también tienes la culpa.

- ¡yo jamás golpee a tu padre!

- pero nunca hiciste nada para que lo dejara de hacer…- la quijada de Tom comenzó a 
temblar y algunas lagrimas cayeron por sus ojos, salió corriendo al jardín.